Cultura
Emocionada Silvia Pinal pidió una porra en su homenaje
Merecido homenaje en el Palacio de Bellas Artes
Ciudad de México.- Anoche, durante el merecido homenaje a la actriz Silvia Pinal, en el Palacio de Bellas Artes, en varias ocasiones se mencionaron las palabras empatía y carisma como algunos de los atributos que la llevaron al éxito, y las circunstancias se encargaron de probarlo de inmediato. La diva más simpática subió al escenario para agradecer el tributo, no le prestaban el micrófono, así que con señas le pidió a su público una porra y este se convirtió en el mejor momento de la noche, su noche, la noche de Silvia Pinal.
A sus 90 años, a punto de cumplir 91 el próximo 12 de septiembre, la última diva de la Época de oro del Cine Mexicano recibió un Homenaje de las autoridades culturales que la reconocieron como “Egresada distinguida”, pues estudió arte dramático en Bellas Artes.
Pero sobre todo el cariño de su público, que aunque poco, ya que no hubo la asistencia esperada, se dejó sentir; también de su familia, sus amigos, colegas y la prensa.
En uno de los palcos laterales Doña Silvia disfrutaba de su noche, acompañada de sus hijos Sylvia Pasquel, Alejandra y Luis Enrique Guzmán y sus nietos Michelle Salas y Apolo Guzmán. Otra de sus nietas, Stephanie Salas, estuvo tras bambalinas, pues participó en la parte artística.
Una artista completa
Silvia Pinal, la actriz, pero también la cantante, bailarina, la artista que pudo interpretar bien todos los géneros: drama, comedia, musical, en todos los formatos: cine, teatro, radio, televisión. En suma es una artista completa.
Su hija mayor Sylvia Pasquel, una de las organizadoras del homenaje, se empeñó en detallar la enorme semblanza de su madre para que a todos nos quedara claro la calidad de la artista que estábamos homenajeando.
Pero también se habló de la mujer, la mujer mexicana, la actriz que triunfó en un contexto hostil para las mujeres, inicios y mediados del siglo XX. Se habló también de la madre de familia, la matriarca de una dinastía artística, que construyó una historia de éxito.
Con la agradable conducción de Diana Bracho, en un escenario austero y oscuro, con muy poca producción, pero mucho talento que iluminó el teatro de Bellas Artes, se realizó la ceremonia dividida en dos partes: testimonial y artística.
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Y se iluminó el escenario
La parte artística, dirigida por Diego del Río con Óscar Carapia, convocó a los mejores artistas del momento del teatro musical, Bianca Marroquín, Alan Estrada y Fela Domínguez, que cobijados por la Orquesta Sinfónica Nacional, el Coro de Bellas Artes, y la Compañía Nacional de Danza, hicieron de la gala una delicia, con fragmentos de los musicales Hello Dolly!, Mame, Annie y Gypsy.
En su palco Doña Silvia Pinal disfrutaba, se emocionaba, tarareaba, movía los brazos, sonreía.
El momento culminante fue cuando la artista subió al escenario en su silla de ruedas y recibió una ovación de pie, que fue tan conmovedora por ver cómo ella lo gozaba.
La empatía y carisma que emana Silvia Pinal hizo que todos, todos, tuvieran una gran disposición para que fuera una gran noche, desde su público, los trabajadores de Bellas Artes, autoridades, funcionarios, medios, familia y sus amigos y colegas Ignacio López Tarso, Norma Lazareno, Sergio Corona, Erick del Castillo, Luz María Aguilar, Lucía Méndez, Francisco Franco, Azela Robinson, entre otros.
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