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Yuca-Tech/Oto-Lab, , generar energía, conservar identidad

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Ciudad de México.- El alcance del trabajo de los artistas plásticos es siempre incierto. Pero en el caso de Yuca-Tech/Oto-Lab: Energía hecha a mano, está claro que su autora Amor Muñoz ha logrado superar sus expectativas creativas para impactar de manera positiva a varias comunidades en el país.

Se trata de una forma de generar energía de manera alternativa, económica, limpia, pues se genera con celdas solares cosidas y textiles hechos por indígenas en los estados de Yucatán, Michoacán y la Ciudad de México, donde se ha concentrado en trabajar con una comunidad otomí asentada en la colonia Roma, la cual ocupa un predio con 47 viviendas, una ludoteca y un taller en el que se elaboran las clásicas muñecas indígenas que se venden en el metro y otros espacios públicos.

Amor Muñoz es una artista visual que busca con su trabajo eliminar las fronteras entre las expresiones creativas y otras disciplinas, en el caso de este proyecto, une la tradición de elaborar os textiles con técnicas ancestrales con tecnología contemporánea, en particular las celdas solares, para generar energía y ofrecerla a precios accesibles en las comunidades de origen de los pueblos involucrados en el proyecto.

“YucaTech se desarrollo en la región sur del país, su nombre da una idea clara de lo que se trata, pero en concreto nos dedicados a invitar a artesanos que fabrican morales de henequén y otro tipo de textil de uso diario, para que incorporen la celdas y de esta manera generen la energía que necesitan en sus talleres. Nos encontramos dentro de los criterios que la ley correspondiente a la explotación y generación de energía se refiere, pero aún así, las autoridades han puesto mucha atención en lo que hacemos, mientras que los habitantes están interesados en al menos conocer de qué se trata, pues sabemos que es difícil incorporar un cambio en una tradición ancestral”.

 

Mérida, un nuevo destino para la tecnología

En este caso, el proyecto se desarrolló con mujeres mayas del municipio de Maxcanú, ubicado a 70 kilómetros de Mérida, las cuales fueron capacitadas para elaborar prendas con telar de cintura, a las cuales les incorporaron celdas fotovoltáicas, para de esa manera genera algo que la autora denomina “energía hecha a mano”, en un laboratorio de tecnología comunitaria en que se combinan los textiles y la electrónica.

“Los jóvenes artesanos de la región fueron los más preceptivos a la propuesta, con ellos hemos trabajado para obtener los morales, los cuales hemos usado para generar artículos de que momento se ofrecen al público como piezas artesanales; en Mérida, en la plaza central, invitamos a un señor que vendía helados a que ofreciera a los turistas, al público en general, conectarse al moral con las celdas sola solares para recargar sus celulares, algunas personas lo hicieron, algunas le pagaron algo simbólico, pero para efectos del proyecto lo importante fue la experiencia de llevar a la práctica todo lo que habíamos elaborado, ver que funcionada y que incluso podía generar recursos. Siempre les digo que este es un proyecto artístico, que no soy parte de una ONG, ni que voy a solucionar problemas económicos ni nada por el estilo, sino que se trata de un proyecto artístico que reúne disciplinas y recursos disímbolos”.

Entre los productos que el proyecto contempla generar, se encuentran tapetes tradicionales a los que se agregarían las celdas y el hilo fotovoltáico para generar energía; de esta manera la pieza se convertiría en una forma de cubrir durante el día a una vivienda de los rayos del sol, dejar entrar aire y durante la noche aportar la energía que requiera.

También podría incorporarse a un sombrero, hecho de henequén, con iluminación LED para ir por “los caminos del sur”, o bien poner los focos en unas alpargatas, para poder caminar sin tropezarse.

“Lo mejor de todo –nos dice Amor Muñoz-, es el entusiasmo de las mujeres artesanas, que buscan elaborar otros productos con la fibra de henequén y las celdas solares. Hay un punto de vista que ha cambiado, pues se piensa en el telar de cintura como una técnica de elaboración artesanal y no como un proceso de maquila, que bajo este proyecto, se puede incorporar tecnología, en una combinación de lo viejo con lo nuevo, de la tradición con la innovación. Hablamos de insumos que son propios de Yucatán, como el henequén y las técnicas artesanales. Es como darle identidad a un objeto tecnológico”

de esta manera, las artesanías producidas se convierten en propiedad común de sus creadoras, mientras que el proyecto Yuca-Tech ayuda que se conviertan en piezas de arte únicas, que al venderse, generar beneficios para toda la comunidad. Aunque esta parte del proyecto aún está en ciernes.

 

Identidad contra discriminación

La idea de Amor Muñoz fue presentada hace un par de años a la Buahaus de Alemania, en el rubor de Materia y Memoria, bajo el título de “5 piezas textiles sonoras interactivas, trabajando con el tema de la memoria como un contenedor de data emocional”, la cual fue aprobada para ser beneficiada con una beca, con la cual pudo desarrollar su trabajo en México.

En la capital del país, el Museo Universitario de Artes y Ciencias de la UNAM, la autora presenta la exposición Yuca-Tech/Oto-Lab: Energía hecha a mano, en la que ofrece al público los avances de ambos proyectos.

En el caso de OtoLab, se trata de un trabajo realizado con una comunidad Otomí que vive en la colonia Roma, donde han encontrado un predio con 47 viviendas, la Ludoteca Lucio Cabañas y un taller.

En ellos trabajan en la aplicación de las celdas y el hilo fotovoltáico en la muñecas otomíes que se venden por toda la ciudad. En este caso, un impacto no previsto por la autor es que al impulsar el encuentro con la tecnología y la tradición, descubriría un lado racista de la capital del país.

Ariana Martínez es la coordinadora del espacio, ella es la encargada de presentar las piezas con los aditamentos propuestos por Amor Muñoz, en la versión más pequeña de la muñeca, que probablemente comience a circular este fin de año, propuesta como adorno para el árbol de navidad. Desarrollan otras versiones en piezas de mayor tamaño, que incluso podrían ser usadas como lámparas.

“Este proyecto es muy interesante para nuestra comunidad, quizá ayude a mejorar la idea que la gente tiene de nosotros, porque en principio los vecinos de la colonia Roma no nos quieren, por pertenecer a una comunidad indígena y porque conservamos nuestras tradiciones, pues algunas de las mujeres de nuestro grupo, las de mayor edad, se visten a la antigua usanza, nosotras no tanto, como podrás ver, pero eso no ayuda a cambiar las cosas, los vecinos nos ven y tratan mal.

“Con este trabajo demostraremos que somos capaces de adatarnos, de modernizar lo que somos como otomíes, un pueblo que lleva muchas generaciones viviendo en la ciudad de México, que es conocido por las muñecas, pero que poseemos mas expresiones, como nuestra lengua y esta capacidad para adaptarnos a la modernidad, pues sabemos que podemos hacerlo”.

Como en el caso de YucaTech, para el trabajo con OtoLab, el primer paso fue enseñar a las mujeres de esta comunidad cómo trabajar con celdas solares y la manera de coser el hilo fotovoltáico, todo fabricado también en telar de cintura.

“Es muy interesante para nosotras encontrarnos con este proyecto, pues nos permite incorporar cosas nuevas a nuestras tradiciones, sin interferir en las costumbres que hemos heredado ni en nuestra cosmovisión. Esperemos que pronto el público cambie su opinión sobre nosotros, que si bien no es precisamente mal, si nos afecta por la manera en que nos ignoran, por la forma en que nos rechazan los vecinos de la colonia Roma. Ahora con esta exposición, todo podría empezar a cambiar”.

energía

npq

 

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