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Grano a grano, el café aporta energía a una industria que mueve el mundo

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El negocio del café es la base de la economía de varios países, gracias a la necesidad que millones de personas tienen de tomar una taza de aromático café por la mañana para iniciar el día lleno de energía, además de ser una bebida para compartir entre amigos y compañeros de trabajo.

El café es la segunda bebida más consumida del planeta, superada solo por el agua. Para muchas personas, la jornada no empieza hasta que no se disfruta del café matutino. Al tratarse de uno de los productos más vendidos, es natural que impacte en sectores como la economía, el turismo y el ocio. 

Se estima que cerca del 30% de los habitantes de todo el mundo toma al menos una taza de café al día, según señala la página especializada Cafealpaladar. En suma, se sirven a diario entre 1.600 millones a 2.000 millones de tazas cada día, lo que muestra la razón por la cual el negocio del café mueve la economía de varios países.

Aproximadamente el 65% del café se consume en las primeras horas del día, lo que demuestra que es una de las sustancias vitales para despertar el mundo occidental. 

Algunos eligen el café para tomar por su país de origen, si es normal o gourmet, soluble o descafeinado. También lo combinan con otros ingredientes, como leche, cacao, canela, vainilla o sencillamente solo. Es una industria que inunda supermercados, calles y centros comerciales. 

En cafealpaladar.com se pueden encontrar guías para preparar las combinaciones más conocidas de esta bebida, como el café cortado, el capuchino, espresso, americano, vienés, latte, moka, entre otros.

Atractivo para el turismo 

En algunos países la industria cafetera ofrece aportes adicionales a los ingresos por la venta del grano o el producto terminado. En el caso de la producción de café en México, por ejemplo, esta comenzó en el siglo XVIII y moldeó muchas de las zonas productivas del país azteca, con impresionantes fincas y zonas históricas para visitar. 

Existen 15 entidades productoras de café en México, encabezadas por Chiapas, Veracruz y Puebla, sitios que además de ser referentes en la producción de grano de la más alta calidad, ofrecen hermosos paisajes, aventura, tesoros arquitectónicos  y muestras culturales dignos de conocer, lo cual atrae a visitantes de todo el mundo.

Las vistas de las fincas turísticas como La Chiripa, Argovia, Hamburgo e Irlanda, en Chiapas; fincas como Margarita, Las Nieves y Montecarlo, en Oaxaca y las comunidades de Xalapa, Xico y Coatepec, en Veracruz, ofrecen experiencias inolvidables, incluyendo el memorable museo y la feria del café.

Más que granos

Según se conoce, el café fue descubierto hace unos 300 años en Etiopía. En un principio las hojas del cafeto se masticaban o se hervían.

No fue hasta después de 1.700 cuando se conoció el potencial de tostar los granos o las semillas que se sacan del arbusto para preparar la gloriosa bebida que hoy conocemos como café.

Su nombre proviene del árabe “qahhwat al-bun” o “vino del grano”; en sus orígenes, los europeos lo llamaban vino árabe. El cafeto se cultiva en zonas tropicales y subtropicales, preferiblemente en grandes alturas y un elevado grado de humedad. 

Al igual que la producción del vino, en el café los factores como clima, humedad, suelo y temperatura, afectan al producto final; de ahí que el sabor del café puede variar de acuerdo al país en el cual se produce.   

Brasil, Vietnam, Colombia, Indonesia, Honduras, Etiopía, India, Uganda, México y Perú son los principales productores de grano. Existen otros países que lo adquieren para procesarlo y comerciar con el mismo.

Básicamente hay dos variedades de grano, la selección arábica (más aromática) y la selección robusta (con más cafeína); que generalmente se pueden combinar en diferentes proporciones. En el mercado se puede conseguir de muchas formas, desde soluble, al grano tostado, para moler en casa o en cápsulas. 

 Algunas personas señalan que el principal atractivo del café es su aroma tan característico que atrapa a los consumidores.

Otros indican que es su sabor, mientras que otros se decantan por el efecto estimulante de la bebida, que ayuda a mantener alerta los sentidos, aportando energía, ayudando a mejorar el ánimo, la memoria y la capacidad de reaccionar.

Compartir una taza de café es siempre una buena excusa para socializar. Lo demuestra la gran cantidad de cafeterías y cadenas especializadas en este sector. Es el estimulante por excelencia de la comunicación, el mejor amigo de quienes deben pasar en vela estudiando o trabajando, pues mantiene alerta los sentidos. 

Su sabor es amargo para algunos paladares, pero la combinación con azúcar, leche, crema, cacao o licor, crea mezclas apetecibles para infinidad de personas. Las grandes cadenas han creado un mercado con gran cantidad de variaciones, desde el tradicional espresso al café helado. Tampoco se puede olvidar el estelar papel del café en la coctelería, como el café irlandés, el ‘moonshine’, el café de Marsella, entre muchos otros.  

También ofrece mucho a la gastronomía, al aportar fibra y aroma a innumerables postres, como el tiramisú en Italia, la tortilla azteca en México; además de pudines, pasteles y dulces.

Además, es la base de creativos platos, como macarrones al corsario negro o pasta asciuta al café, rissotto a la carioca, el arroz al café de la India o el roastbeef inglés en salsa marrón.

Beneficios para el cuerpo

El café es rico en vitaminas B2 y B5, magnesio, manganeso, potasio, y niacina. Cada taza está cargada de más antioxidantes que la mayoría de las frutas y verduras.

La revista The American Journal of Clinical Nutrition coloca al café en el puesto N.º 6 de los alimentos con más alto contenido de antioxidantes, ya que son bioactivos y ayudan a prevenir las alteraciones funcionales del organismo

Determinados estudios han demostrado que su ingesta moderada protege contra la diabetes del tipo 2, reduce el riesgo de sufrir patologías del hígado; enfermedad de Párkinson, insuficiencia cardíaca, accidentes cerebrovasculares, cáncer de próstata, así como también minimiza el riesgo de obstrucción de las arterias y ataques cardíacos.

La cafeína presente en el grano se convierte, al ingerir cada taza, en un bloqueador de la adenosina; lo que hace aumentar la presencia de la dopamina o la norepinefrina, lo que de inmediato acelera la actividad cerebral. Este es el motivo por el cual la energía aumenta al tomar café.

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