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50 años en adelante: La cruel realidad de la muerte laboral en México 

Para muchos, esto implica aceptar empleos informales o mal remunerados, lo que contribuye a la pobreza en la vejez. 

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CDMX.- En México, cumplir 50 años puede ser más que un hito de madurez y experiencia; para muchos, es una condena laboral. En un mercado que prioriza la juventud sobre la trayectoria, la discriminación por edad se convierte en una barrera que millones de trabajadores enfrentan en silencio, sin oportunidades de empleo digno ni reconocimiento a su valiosa experiencia. 

Un informe de la Fundación ManpowerGroup evidencia la gravedad del problema: ocho de cada diez candidatos mayores de 50 años son rechazados al buscar empleo.  

Para ellos, el tiempo no es un aliado, sino un factor de exclusión que comienza a los 40 y se acentúa en los siguientes años. 

Las empresas suelen justificar el rechazo señalando que los adultos mayores carecen de habilidades tecnológicas, como el manejo de inteligencia artificial, redes sociales o aplicaciones.  

Sin embargo, estas percepciones suelen basarse en mitos más que en realidades.  

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La falta de formación continua y la discriminación estructural agravan el problema, impidiendo que muchos trabajadores mantengan sus competencias actualizadas. 

Por su parte, Héctor Márquez Pitol, director de AMITAI, señala que el 43% de los candidatos mayores asegura haber sido descartado por estar “sobrecalificado”.  

En otros casos, las empresas rechazan sus aplicaciones bajo el argumento de que sus expectativas salariales son excesivas

Esta realidad refleja un problema sistémico: no es la falta de talento, sino la preferencia por la juventud lo que excluye a los mayores.  

En sectores como comercio, manufactura y tecnología, los trabajos suponen que la edad es sinónimo de rigidez, incapacidad de adaptación y menor productividad. 

El costo humano de la exclusión laboral. 

Más allá de las cifras, las consecuencias de la “muerte laboral” son devastadoras. El 73% de los trabajadores mayores reporta haber sido ignorado para ascensos debido a su edad. Para muchos, esto implica aceptar empleos informales o mal remunerados, lo que contribuye a la pobreza en la vejez. 

Además, la exclusión laboral tiene un impacto profundo en la salud mental. Sentimientos de ansiedad, depresión y baja autoestima son comunes entre quienes ven sus años de esfuerzo desvalorizados por prejuicios injustos. 

La discriminación por edad no solo es injusta, también es una pérdida para las empresas y la sociedad. Los trabajadores mayores traen consigo experiencia, compromiso y una perspectiva que puede enriquecer cualquier organización. 

Combatir esta problemática exige un cambio cultural y estructural.  

La capacitación continua, la eliminación de prejuicios en los procesos de reclutamiento y políticas laborales inclusivas son esenciales para garantizar que la edad no sea una sentencia de invisibilidad. 

ARH

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