Estados

Largo proceso de reconciliación en Aguililla de mano del Curato Parroquial

Publicada

on

Foto Cuartoscuro

Aguililla.— A lo largo de una crítica semana de inestabilidad social en Aguililla, Michoacán, la comunidad de fieles y el párroco de Nuestra Señora de Guadalupe, Gilberto Vergara García, han tenido una decisiva participación en la pacificación.

Se ha procurado el diálogo y la conciliación ante el desbordamiento del hartazgo y la indignación social, de la violencia del crimen organizado y la desmedida respuesta del Ejército mexicano contra el pueblo.

La violencia y el control de las mafias del territorio michoacano de Tierra Caliente lleva años en la región; sin embargo, en los meses recientes, los enfrentamientos entre grupos criminales han asfixiado a las comunidades del municipio de Aguililla.

De manera rutinaria, los grupos criminales destruyen parte de la carretera que conecta el municipio con Apatzingán y cortan el suministro eléctrico de los pueblos; además, la intimidación del crimen ha obligado a casi un 30% de los pobladores a abandonar sus hogares.

El 26 de junio pasado, ante un reclamo formal del propio presidente municipal Osvaldo Maldonado a los operadores de la Comisión Federal de Electricidad para que trabajaran para reanudar la electricidad, éstos aseguraron que no podrían reparar la afectación si el ejército no les garantizaba su protección.

LEE “Están al pie de la cruz, pero no están solos”: Nuncio a habitantes de Aguililla

Al día siguiente, tras largas horas sin luz y a merced de los grupos criminales que operan en Aguililla, los pobladores decidieron acudir al Cuartel Militar y exigir a los efectivos protección tanto en las vialidades como a los trabajadores de luz para la reconexión de la electricidad.

La manifestación se tornó violenta rápidamente: Tras el impacto de un camión de basura en el portón del cuartel, soldados y pobladores entraron en un intercambio de agresiones que concluyeron con algunas personas heridas por contusiones y hasta disparos de armas de fuego.

Pobladores mantuvieron sitiados a los soldados del cuartel y cortaron el suministro de agua. Se anunció que el general Inocente Fermín Hernández Montealegre, responsable del 43a Zona Militar, acudiría a dialogar con la gente. No fue sino hasta el lunes 28 de junio, tras varias manifestaciones públicas en plazas y caminos de la localidad, que se restableció momentáneamente la luz eléctrica.

El resto del mes, la luz fue intermitente en los hogares; los pobladores presionaron aún más a los soldados pues, además del corte de agua, se bloqueó el acceso al helipuerto donde la SEDENA reabastece alimentos e higiénicos al cuartel. Entre el miércoles 30 de junio y el primero de julio se concretó un espacio de negociación en medio de varias manifestaciones multitudinarias, varias de ellas violentas. Por la noche, el párroco Gilberto Vergara García comentó:

“Entiendo que debe haber una negociación. Todos acordamos que no podemos echarnos para atrás. Tenemos que hacernos oír. No sé si es la manera correcta y tampoco lo promuevo, pero el pueblo está echado para adelante y hay que seguirle. Son seis meses de bloqueos y aún más tiempo de muchas injusticias. El pueblo está mermado. Mínimo una tercera parte del pueblo ya se fue”.

“El pueblo se ve muy solo. Muchos negocios cerrados. Mucha gente está optando por irse porque no ve futuro; y eso es más triste todavía. Quien se va por violencia, se entiende; pero quien se va por decepción, es terrible. Se trata de un rescate del pueblo, de rescatarnos. Es lo que el gobierno federal no parece haber entendido. Queremos que nos haga caso y que nos trate con dignidad. Del gobierno estatal no esperamos nada”, sentenció entonces el párroco.

Texto completo en VCNoticias

ebv

Te Recomendamos

Salir de la versión móvil