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Iglesia antepone apoyo a personas; reconstrucción de templos, después

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Ciudad de México.— Los sismos del 7 y 19 de septiembre pasado dejaron una gran estela de destrucción de recintos religiosos históricos en varios estados del país, se habla de casi 1,000 templos dañados en diez estados de la República; sin embargo, los 17 millones 300 mil pesos que, hasta el momento, los fieles católicos han donado en las colectas nacionales se utilizarán primordialmente para dar asistencia directa a las personas y a las comunidades afectadas: “El templo no es más importante que nuestros fieles cristianos”, afirman las autoridades de la Conferencia del Episcopado Mexicano.

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Las pérdidas de acervo artístico, arquitectónico y cultural no son tan apremiantes como las necesidades de cientos de miles de habitantes que aún padecen los estragos de los fenómenos naturales; por ello, el sacerdote Rogelio Narváez, director de Cáritas Mexicana, informó que las labores centrales que realizan las diferentes instancias de la Iglesia católica están enfocadas a atender la rehabilitación de las comunidades: “Nos hemos hecho ya presentes con estrategias de apoyo psico-emocional para atender el estrés post-traumático; hemos iniciado con equipos de capacitación para la atención a víctimas, y centros de escucha que ofrecerán herramientas permanentes a aquellos que desde su propio dolor deben atender a sus hermanos en las diferentes expresiones de duelo”. Al momento, funcionan 40 sitios de ayuda en los lugares más dañados por los sismos.

Cáritas Mexicana afirma que continúa ofreciendo apoyo para proporcionar el resguardo elemental, el alimento, el medicamento, el agua y el vestido de los damnificados; así como su supervivencia a través de elementos de higiene y contención de posibles brotes de enfermedades. Narváez afirma que tanto la etapa de rehabilitación como la reconstrucción comunitaria se realizarán privilegiando aquellas zonas con más personas en situación de vulnerabilidad.

“La rehabilitación ha iniciado con las primeras participaciones económicas de nuestra Iglesia en México a favor de nuestros hermanos en Oaxaca, de forma especial en las diócesis de Tehuantepec y Mixes; así como en la diócesis de Tapachula, Chiapas, y a los hermanos de la diócesis de Cuernavaca. Se trata de apoyos económicos para la operación de sus comunidades a través de sus sacerdotes y de apoyo directo a los pueblos más necesitados”, reveló Narváez.

En las localidades que ya comienzan a recibir los apoyos económicos se busca recuperar lugares que funcionen primero como centros de asistencia comunitaria (alimentación, profilaxis, apoyo médico, psicológico, espiritual) pero se pretende apoyar proyectos de recuperación de medios de vida para el apoyo de las fuentes de ingreso en la producción de alimentos, de pesca, agricultura y ganadería; proyectos de recuperación de espacios educativos y culturales, así como espacios recreativos y deportivos.

También se da asistencia a los sacerdotes que también quedaron damnificados o desplazados. Según reveló Narváez, “el administrador apostólico en Tehuantepec debe dormir bajo un toldo durante su apoyo en la diócesis pues todos los ministros de Juchitán, Ixhuatán y Matías Romero están damnificados; y en el caso de Morelos, al haber afectación en 30 de 33 municipios del estado, un 60 % de los sacerdotes está durmiendo en casas prestadas o algunos a la intemperie, como sucede en Jojutla”.

Por ello, el sacerdote titular de este organismo que articula la acción social y solidaria de la Iglesia en México agradeció la generosidad de los fieles católicos del país que han donado en las colectas parroquiales y los animó a no dejar de apoyar ese esfuerzo: “Un elemento sagrado es la intención del donante. Cada peso es sagrado en aquel que lo dio y la intención de él o ella tenemos que cumplirla; para nosotros tiene un carácter de algo sagrado y no podemos perder la confianza de quien confió”.

Transparencia, ante todo

Tanto el secretario general del Episcopado Mexicano, el obispo Alfonso Miranda Guardiola, como el secretario ejecutivo de la Pastoral Social y titular de Cáritas Mexicana, Rogelio Narváez, insisten en que la transparencia en la recepción, manejo y destino de los recursos puestos en las manos de las instituciones eclesiales es fundamental para poder ayudar a la mayor cantidad de gente afectada.

Hasta el momento, los 20 mil euros (casi medio millón de pesos) que la acción episcopal alemana Adveniat destinó a los damnificados de México han sido distribuidos directamente a la Prelatura de Mixes (8 mil euros) y a Diócesis de Tapachula (12 mil euros).

Los 25 mil dólares (también casi medio millón de pesos) que donó la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada fueron destinados a la Diócesis Tehuantepec, la cual, a través de su administrador apostólico, el obispo Oscar Campos Contreras, ha utilizado en localidades y pueblos de difícil acceso y poco visibilizados. Además, en esa zona que fue de las más devastadas por el sismo del 7 de septiembre, la organización Catholic Relief Services de la Iglesia católica norteamericana estudia la aplicación de un proyecto de reactivación comercial y económica en la población a través de monederos electrónicos, modelo de desarrollo comunitario que ha tenido éxito en otras latitudes.

Respeto a los 150 mil dólares que el papa Francisco donó personalmente al pueblo mexicano, el secretario general de la CEM afirmó que aún están en poder de la Nunciatura apostólica en México y se espera que, una vez enviado a la conferencia del episcopado, los obispos que participan en los Consejos de Presidencia, el Consejo Permanente, así como los pastores de las localidades más dañadas decidirán los mejores destinos del donativo del Santo Padre.

Años, para recuperar templos

El obispo Miranda Guardiola confirmó que el Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano ha recopilado hasta el momento información de los templos dañados por los sismos del 7 y 19 de septiembre; en total suman 996 templos de 19 diócesis del país: “Sin embargo, continuamos recolectando toda la información, los datos, para que en su momento las instancias federales intervengan y para que los recursos que la Iglesia católica internacional envía para la recuperación de ese patrimonio histórico, religioso y cultural del país puedan utilizarse”.

Para el secretario general del Episcopado Mexicano, en la labor de restauración y reconstrucción de los espacios religiosos litúrgicos y celebrativos, tanto la Iglesia como las autoridades de todos los órdenes de gobierno, deben coadyuvar en recuperar esos espacios tanto artísticos como simbólicos de la profunda cultura cristiana de México.

Según se adelantó en este corte de información a un mes y medio de los siniestros, tanto el Instituto Nacional de Antropología e Historia como la UNESCO ya trabajan en la recopilación información de los templos dañados y realizan algunas intervenciones para evitar mayores deterioros. Se estima que, si las instancias federales y las empresas apoyan en la intervención de estos sitios dañados, su recuperación podría lograrse en algo más de tres años.

ebv

 

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