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La familia en el Proyecto Global de Pastoral

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Ciudad de México.— Monseñor Alfonso Miranda Guardiola, responsable de la Dimensión Familia de la Conferencia del Episcopado Mexicano, compartió en la página diadelafamilia.mx elementos del Proyecto Global de Pastoral que hablan sobre la familia.

NUEVAS IDEOLOGÍAS QUE AFECTAN A LA FAMILIA

En medio de los actuales cambios globales existen grandes sectores que siguen reconociendo el valor de la familia en el mundo como un elemento fundamental para una sociedad más sana y vigorosa, formadora ineludible de valores en la educación de los hijos. Sin embargo, tenemos que reconocer la grave crisis por la que atraviesa la familia. Fenómenos como la pobreza, el individualismo, el ritmo de la vida actual, el estrés, la organización laboral y social; una ambigua concepción de la libertad (cfr. AL 33- 34) y la dificultad para adquirir compromisos sólidos; además de una implacable lucha jurídica y social por implantar la ideología de género, han hecho que la familia se encuentre gravemente dañada.

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SEXUALIDAD

La sexualidad es una gran bendición de Dios para sus hijos y abarca la totalidad de la persona. Es fuente de vida, alegría y desarrollo humano, y está íntimamente ligada al amor entre el hombre y la mujer. También, apreciamos en este contexto general, que existe una honda preocupación por la ideologización de la sexualidad, desligándola del sentido natural que ella tiene en el ser humano. Esta orientación trae consecuencias profundamente lamentables, con una visión antropológica vacía, con implicaciones en otros campos como la educación, la familia, las leyes y la identidad de las personas, dada por la misma naturaleza. Nos preocupa que este tipo de ideologización trate de imponerse como pensamiento único, impulsando una agenda según sus intereses entre distintos países e instancias internacionales y presionando de distintas maneras para que sean reconocidas.

EL ROL Y LA SITUACIÓN DE LA MUJER

Es necesario valorar el rol tan importante que la mujer está desempeñando. Hoy es más evidente, y nos alegra constatar, el arribo de muchas mujeres a los puestos de grandes responsabilidades en sus países, el acceso a la educación de una manera más amplia, la lucha por consolidar cada vez más sus derechos en todos los campos de la vida social, política y económica, así como su presencia valiosa e imprescindible dentro de la Iglesia. Con todo, vemos con tristeza que aún los rasgos más dolorosos de la pobreza, la desigualdad y la violencia, tienen rostro de mujer, y existe todavía un largo camino con esfuerzos que tendrán que redoblarse para darle el lugar que le corresponde.

Habiendo señalado los avances que se han tenido en el reconocimiento y el valor de la mujer en la sociedad, no podemos dejar de mencionar, la situación injusta y precaria a la que han sido sometidas muchas de ellas durante siglos en nuestro país, incluso en el seno de la familia y aún en la Iglesia. Es necesario resaltar y denunciar los atropellos constantes contra su dignidad, reflejada en miles de muertes; la situación de tantas madres solteras que luchan por sacar adelante a su familia; la explotación, la trata de menores y desaparición de un importante número de mujeres. Reconocemos el largo camino que nos falta por andar en materia de valoración plena del “genio femenino”, es decir, de la vocación y de la misión de las mujeres en la sociedad y en la Iglesia. No podemos posponer una vez más su plena incorporación social, la vigencia de sus derechos y la acogida de su aporte propio y específico para la construcción de una sociedad más humana y una Iglesia más fiel a la novedad del anuncio cristiano.

EL DON DE LA FAMILIA EN NUESTRO PUEBLO MEXICANO

Nos alegra y damos gracias a Dios por el don de la familia en nuestro pueblo mexicano. Nosotros amamos nuestra familia porque ella constituye una de las bases fundamentales de la sociedad y de la Iglesia. Cuánta alegría encontramos en aquellos espacios domésticos que tejen con cariño cada día la vida de los esposos, hijos, nietos, hermanos, y todas aquellas relaciones familiares que fortalecen a la persona experimentando constantemente la solidaridad y el cariño en ella. Esta realidad humana sigue siendo motivo de esperanza porque constituye el lugar fundamental donde se forman los verdaderos ciudadanos y cristianos para nuestra patria. Cuánto bien nos hace ver la fidelidad, la entrega, el trabajo de cada día, el amor de padre y madre, abuelas, tíos y madres solteras criando y educando a sus hijos.

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LAS CRISIS EN LOS HOGARES Y LAS FAMILIAS DE MÉXICO

Desde líneas de fuego culturales como el individualismo, el hedonismo, el relativismo, la falta de compromisos por la vida, hasta cuestiones jurídicas e ideológicas, han puesto en grave crisis el estado de la familia. Estos cambios han traído una manera diferente de concebir y vivir el sentido de familia en nuestra cultura mexicana, introduciendo elementos extraños, no sólo a nuestra concepción cristiana, sino inclusive a la concepción natural de ella. A todo esto añadimos, en nuestra patria, verdaderos flagelos para ella como la pobreza, un machismo históricamente arraigado, la desintegración, la violencia intrafamiliar, las migraciones forzadas, la inseguridad y ciertas políticas públicas que atentan contra esta institución tan fundamental para el desarrollo y el bienestar de una sociedad.

Hoy vivimos situaciones que nos han rebasado en mucho y que son un verdadero calvario para personas, familias y comunidades enteras, en una espiral de dolor a la que por el momento no se le ve fin. Muchos pueblos en nuestro país experimentan constantemente la inseguridad, el miedo, el abandono de sus hogares y una completa orfandad por parte de quienes tienen la obligación de proteger sus vidas y cuidar sus bienes. Tal parece que esta situación de violencia ha rebasado a las autoridades en muchas partes del país, los grupos delincuenciales se han establecido como verdaderos dueños y señores de espacios y cotos de poder y, debido a la furia y a la capacidad de terror de muchos de ellos, han puesto a prueba la fuerza de la ley y del orden. Son muchos los sufrimientos que a causa de la violencia a lo largo de estos últimos años se han ido acumulando en las familias del pueblo mexicano.

Son muchas las causas que alimentan esta hoguera y que mantienen encendida esta llama de dolor: la pérdida de valores, la desintegración familiar, la falta de oportunidades, los trabajos mal remunerados, la corrupción galopante en todos los niveles, la ingobernabilidad, la impunidad, etc. Esta sociedad que tendría que ofrecer a todos los ciudadanos las condiciones necesarias para vivir con dignidad, está dañada y es necesario que todos como miembros de ella tomemos conciencia de esta realidad y nos hagamos responsables, para que pueda cumplir como un espacio de vida digna para todos sus miembros.

SIGNOS POSITIVOS EN LAS IGLESIAS DOMÉSTICAS

Reconocemos que la Iglesia en México valora a la familia como un regalo de Dios a la humanidad. En la vida cotidiana, no podemos dejar de valorar los signos positivos que se dan en estas Iglesias domésticas, el esfuerzo de numerosos padres por sacar adelante a sus hijos, así como el trabajo de numerosos grupos y asociaciones que trabajan en la pastoral familiar. Hemos afirmado que en la fuerza de la familia se encuentra el camino más seguro para salir de muchas situaciones que nos angustian, y que es necesario interiorizar toda la enseñanza que el Papa Francisco nos regala en la Exhortación Apostólica “Amoris Laetitia”. Vemos que es preciso manifestar la misericordia de Dios a los matrimonios en crisis o conflicto, atender a tantos seres humanos heridos por la fractura de su matrimonio, especialmente a los hijos; además de otras situaciones familiares complejas que hoy se han suscitado. Es necesario señalar el creciente número de personas mayores, valorar la riqueza de su sabiduría y la importancia que tiene su acompañamiento humano y espiritual. También constatamos que una tarea que permanece, es el desafío pastoral de acompañar a las personas homosexuales con una actitud verdaderamente evangélica, eclesial y en conformidad con las valiosas indicaciones del Magisterio de la Iglesia a este respecto.

Información original aquí

ebv

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