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Obispo intervino entre seis candidatos y el narco en Guerrero

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@monroyfelipe

México.— En menos de dos meses, el obispo de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, ha recibido seis peticiones concretas por parte de candidatos a puestos de elección popular para lograr una mediación a favor de la paz en el estado de Guerrero y evitar más derramamiento de sangre.

Lo que es una solicitud urgente, pues esa región registra el mayor número de asesinatos de políticos en el actual proceso electoral sumando 21 decesos de candidatos y 190 políticos que renunciaron a la elección por temor a la violencia; un fenómeno que creció 400% desde 2015.

En entrevista con Siete24.mx, el obispo afirmó que su único interés es reducir la violencia y evitar más muertes, por lo que comenzó a entrevistarse con jefes del crimen organizado en la región tras amenazas que recibieron sus sacerdotes en la región, pero pronto recibió peticiones de políticos para que intercediera también por ellos: “la labor que estoy haciendo es pacificar y me aceptan, ahora estamos trabajando principalmente por la pacificación de Chilapa”.

P: ¿Cómo recibió estas solicitudes por parte de los políticos y los candidatos?

R: Esas personas tienen temor de desarrollar sus campañas políticas; en los últimos meses han asesinado también a otros precandidatos y candidatos. Me han pedido simple y llanamente que los narcotraficantes les permitan realizar sus campañas políticas. Ahora, el arma que tengo es la presencia moral en medio de estos territorios. Yo puedo entrar y salir, incluso conozco a estas personas del narcotráfico. En otra ocasión, el Viernes Santo pasado me entrevisté con ellos para pedirles eso. En aquel tiempo eran tres candidatos los que me lo pidieron y actualmente tengo la petición de otros tres. Lo hago desde un punto de vista pastoral, para evitar el asesinato de los candidatos y para evitar la convulsión de estas tierras. Si ahora lo puedo hacer, con gusto lo seguiré haciendo.

P: ¿Cómo toma esto el gobierno del estado de Guerrero?

R: Hace cuatro días (17 de mayo), nos reunimos los obispos de esta provincia de Acapulco con el gobernador. Básicamente para tratar el asunto de los dos sacerdotes que fueron asesinados el 5 de febrero en Taxco y también de los sacerdotes que ultimaron en Ciudad Altamirano; tuvimos una reunión cordial, de acercamiento y de apoyo. Ellos nos explicaron cómo va el proceso de investigación y nos pidieron un voto de confianza para continuar los peritajes, creo que fue un buen acercamiento, pero este tema francamente no lo tocamos. Lo positivo es que, entre todos los sectores sociales, haya cada vez más acercamiento y diálogo.

Aseguró también que por parte de las instituciones “me han insistido en que en estos diálogos se recuerde que la ley debe ser respetada, que no debe transgredirse ni negociarse y sí, estoy de acuerdo, pero les propongo un argumento que decía Jesús: que la ley debe estar al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la ley. Porque tenemos un Evangelio y los cristianos no lo cumplimos, tal como hay una Constitución que ni ciudadanos ni políticos la cumplen, así que creo que debemos suavizar tantito, bajarse desde esa tribuna inquisidora de la ley, bajarse unas gradas y preguntarle al otro porqué está haciendo aquello, el diálogo es muy importante”.

P: Dialogar con jefes del narco no debe ser sencillo, ¿qué encuentra en los corazones y el alma de esta gente que se dedica a estas actividades que lindan con la delincuencia y el crimen?

R: En el pasado me he referido al poema de Rubén Darío “Los motivos del lobo”, en él se explica cómo san Francisco de Asís va a apaciguar al lobo de Gubbio. Yo creo que Guerrero es una cultura muy especial, con cierta cultura arraigada entorno a la amapola y al narcotráfico porque para esas personas es su vida; viven en un cierto aislamiento. Incluso he comprobado que en ciertas comunidades muchos jóvenes nunca han bajado a una ciudad. Es una cosa muy particular. Yo baso mi trabajo pastoral en confiar que la mayoría de ellos siguen siendo cristianos católicos, que siguen siendo creyentes, que también nos piden los sacramentos desde bautismo, matrimonios y funerales… y uno los atiende. Cuando voy con esas personas les digo que llego como amigo, en un clima de confianza. No vengo a juzgarlos. Lo que les puedo ofrecer es la palabra de Dios y los sacramentos. Y creo que eso ha sido, en cierta manera, el éxito de estar con ellos: que no los juzgue, que los acepte, así como son y a lo que se dedican. Así hemos creado este ambiente de confianza que a mí me permiten.

P: ¿Qué herramientas lleva para esos encuentros?

R: Tanto en la Iglesia, como dentro de la humanidad, hay un instrumento de oro para mí que es el diálogo. Primero acerarse a estas personas con mucha naturalidad y como ya decía, no con una vista crítica o actitud de repudio contra ellos. Yo me baso en el Evangelio, Jesús decía: son los enfermos los que necesitan al médico y no los sanos. Yo he venido a buscar a la oveja perdida de la casa de Israel, he venido a buscar a los pecadores. Esa apertura de Jesús hacia estas personas debe ser la actitud de la Iglesia para aceptar a esas personas tal como son. Y así uno va creando ese ambiente de confianza. Para mí, sigue siendo el diálogo un instrumento magnífico.

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ebv

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