México

Padres gastan más del 20% de ingresos en menores con comorbilidades aún vacunados

El virus realmente no ha terminado y para nosotros como padres es importante que los niños no se enfermen por su padecimiento o discapacidad.

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Ciudad de México.- Ver a su hijo Rodolfo de 14 años con obesidad mórbida, cerrando los ojos y quejándose por el dolor de la inyección, su padre taxista de aplicación, también de nombre Rodolfo; aunque le causó alivio, se mostró preocupado porque aseveró que los recursos no alcanzan para devolver la salud de su hijo.

Aunque esta sensación de tranquilidad es momentánea por recibir una de dos dosis de la vacuna contra Covid-19 en la Ciudad de México, insistió que no hay medicamentos en los centros hospitalarios públicos, por lo que tiene que redoblar esfuerzos para poder adquirirlos en el sector privado al costo que sea.

“Sentí bien, un alivio, porque dices: ‘bueno, ya la mayoría de la gente está vacunada ¿y los niños?, ¿qué procede?’ A niños les está dando el virus y es nuestro temor”, asintió.

La verdad estamos muy contentos, es un gran alivio para nosotros como padres”, dijo Mariana Mamá de Rodolfo al salir de la Biblioteca Vasconcelos, una de las dos sedes habilitadas para menores de edad.

La residente de la Colonia Atlampa, en Cuauhtémoc acompañó a su hijo en andadera y aseguró que si para la sociedad en general la pandemia ha sido difícil, ha sido peor para quienes deben cuidar a personas, niñas, niños y adolescentes, con enfermedades que podrían agravar su salud en caso de ser contagiados por el coronavirus.

“El virus realmente no ha terminado y para nosotros como padres es importante que los niños no se enfermen por su padecimiento o discapacidad”, reconoció.

El taxista advirtió que ahora es más complicado porque son más cuidados, “no sale de casa para nada, trata de tener mucha higiene, baño a diario, alimentos porque si sus defensas están bajas puede adquirir el Covid”.

Múltiples retos para los padres de familia entorno a la salud de sus hijos.

Por otra parte y en este mismo marco, Maritza, quien padece una afección cardiaca llegó acompañada de su mamá a la unidad vacunadora, luego de viajar más de una hora y media desde San Bernabé Oyamel.

“En sí no me dan miedo las agujas, así que mi mamá me dijo: ‘ya te van a vacunar’ y yo le dije: ‘ah, está bien’, ahorita me siento bien, nada más siento como el brazo flojo por la vacuna”, contó Maritza.

La menor es consciente de su enfermedad y que requiere protección para no enfermar gravemente. Tras su primera dosis, le explicó el personal, deberá recibir su esquema completo en 21 días y hasta entonces su mamá la volverá a inscribir en la escuela.

“La secundaria sólo iba a contar con clases presenciales y yo no iba a poner en riesgo la salud de mi hija y no la inscribí, ahora esperar a que ya tenga sus vacunas para que puedan andar un poco más tranquila”.

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A ellos se unió Martina, de 13 años y quien padece asma. Pese a su temor a las inyecciones y el dolor que sintió, después sonreía porque dijo, la vacuna es una protección que evita en la medida de lo posible contraer las diferentes cepas de Covid.

“Sí me llega a dar, que no me dé tan fuerte, así como a otras personas que llegan hasta a fallecer”, dijo Martina.

ARH

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