Debate presidencial modificará tendencias

El primer debate entre los cinco candidatos a la Presidencia de la República, encierra un componente; que desde Andrés Manuel López Obrador, de la coalición Juntos Haremos Historia; Ricardo Anaya, de México al Frente; José Antonio Mead, de Todos por México y los independientes Margarita Zabala y Jaime Rodríguez “El Bronco”, todos, corren el mismo riesgo afectar sus preferencias que los colocan entre el primero y quinto lugar.

No hay que perder de vista que la mayoría de las encuestas dan a “Ya saben quién” como el preferido de la contienda porque “Ya saben quién”, abandera a esta sociedad que desde hace más de tres sexenio –dos del PAN y el actual del PRI- muestra enojo, molestia e inconformidad simplemente porque México no avanza; considera que está peor en todo el quehacer nacional y porque hoy le están apostando a quien intentará por tercera ocasión llegar a Los Pinos.

El consentido en las encuestas, ha anticipado que de ganar en las elecciones del uno de julio, la casa presidencial la convertirá en una especie de Museo; que el avión Presidencial será vendido, que no habrá nuevo Aeropuerto y que cancelará parte de las 13 reformas estructurales del actual gobierno, argumentos que lo colocan como la mejor opción.

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Ricardo Anaya, quien viene con el respaldo de la población joven y que abandera un nuevo gobierno basado en la tecnología como parte de la era digital, con toda seguridad hará gala de su inteligencia, de su habilidad, de su pericia para exponer sus argumento, pero no debe caer en el ataque, porque de lo contrario, será el protagonista de una lucha sin cuartel en la que “ya saben quién” lo puede vencer y pierda la segunda posición.

José Antonio Mead, quien denota que sus estrategas le siguen preparando  un estilo verbal con mayor firmeza y seguridad, desafortunadamente trae sobre la espalda la pesada cruz y la etiqueta de su partido que pareciera que cada día provoca mayor rechazo  porque las mayorías mantienen la idea de que la administración de ese sexenio es muy cuestionada por su estancamiento en la economía, seguridad, corrupción, impunidad, desigualdad y crecimiento de la pobreza. Más le vale posicionar su iniciativa de retirar el fuero a todos los servidores público, temas que ya está por concretarse.

Por ello los cinco aspirantes a la silla presidencial deberán llevar al primer debate de este domingo, en el Palacio de Minería un discurso renovado, mensajes con objetivos claros y una estrategia que evite la confrontación, descalificación y enfrentamiento verbal, porque en eso, todos sabemos que Andrés Manuel López Obrador, de Juntos Haremos Historia,  es  quien mejor domina esa narrativa que lo mantiene como  puntero en las encuestas nacionales e internacionales.

Todos los candidatos en contienda bucarán a toda costa convencer a la mayoría de los 88.2 millones de potenciales electores que acudirán el domingo uno de julio a depositar su voto en 155 mil 500 casillas que se instalarán a lo largo y ancho de la República Mexicana, para elegir  18 mil 311 cargos de elección, entre los que destaca el Presidente de la República,  8 gobernadores, el jefe del gobierno de la Ciudad de México y 16  alcaldes.

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Aunque no variará sustancialmente el mensaje de cada contendiente, la sociedad electoral sí espera que en este primer encuentro surja una idea más clara de lo que cada candidato planteará sobre un nuevo gobierno, menos corrupto, más igualitario, más seguro, menos violento y sobre todo con tres órdenes de un nuevo gobierno políticamente más democrático

Los cinco personajes políticos deberán convencer a quienes seguirán el encuentro este domingo desde el Palacio de Minería de la UNAM, en tres temas autorizados por el Instituto Nacional Electoral (INE) sobre Seguridad Pública, Combate a la Corrupción y Democracia, que son  los tres temas autorizado.

Evento por demás espectacular el de este fin de semana, ya que desde este viernes, autoridades  de seguridad pública mantienen acordonado el recinto.

El desfile de vehículos último modelo, blindados y acompañados de una discreta guardia de seguridad para custodiar tanto a candidatos como a sus equipo de campaña, asesores, líderes partidistas y más de un centenar de periodistas nacionales y extranjeros será una de las escenografías que vestirán el evento antes, durante y después del debate.