Política

Después de las elecciones de 2018

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Se ha celebrado una jornada electoral en nuestro país con una transición democrática por vía de las instituciones y tersa, los candidatos perdedores reconocieron su derrota y desearon la mejor de la suerte al candidato ganador, Andrés Manuel López Obrador.

Fue un proceso electoral no exento de muchos sucesos y de violencia, más de 130 candidatos y políticos asesinados y otros más amenazados, más de 500 actos de agresión. 391 en municipios, 119 estatal, 38 federal.

Comunidades de los pueblos originarios que impidieron la instalación de casillas o a cambio de la solución de conflictos de años atrás o el respeto a su forma de nombrar a sus propias autoridades.

La confusión de las alianzas donde la izquierda hace alianza con la derecha conservadora, sin distinción de plataformas de propuestas que identifique a uno de otro partido, además de la cargada para asegurar puesto público de muchos miembros de diversos partidos hacia el que encabezaba en las encuestas mandando señales de falta de congruencia y probidad.

Incluso los candidatos que se pensaba tenían una posición respecto de temas de interés cambiaron su posición hacia otra diferente con tal de conquistar otros sectores de la sociedad en temas como la familia o el aborto por ejemplo.

En esta ocasión los apoyadores del voto en blanco no se escucharon quizás porque encontraron acomodo en alguna de las alianzas. El uso de las redes sociales con aplicaciones diversas de por quién votar, algunas con marcada tendencia hacia un candidato en particular.

El reporte de robo de boletas y su quema en algunos estados.

El clientelismo donde9 millones de personas, siguen vendiendo su voto a cambio de dinero o en especie, que además, sea dicho de paso, no hay sanciones ejemplares para impedir que se repita esta práctica cada vez que hay elecciones.

Los debates que se llevaron a cabo entre los candidatos no fueron suficientes para escuchar propuestas y como llevarlas a cabo por el formato en el que se desarrollaron y de nuevo los señalamientos de corrupción pero sin soluciones de cómo desaparecer este fenómeno tan arraigado en la sociedad mexicana y en la clase política.

Este es a grandes rasgos el escenario en se llevó a cabo la jornada electoral con una participación de más de 60 por ciento del padrón y el candidato ganador obtuvo más del 50 por ciento de los votos para no dejar duda de su triunfo arrollador.

Ahora viene lo que se espera de la coalición ganadora para cumplir sus prioridades y promesas de campaña como la violencia, la impunidad, la corrupción, la mejora de las condiciones de vida de los más pobres, el empleo, los salarios, el medio ambiente, el respeto y defensa de los derechos humanos, el entorno internacional, mejorar la economía que permita un desarrollo estable del país y un largo etcétera.

No todo se podrá cumplir por parte del nuevo gobierno sin la participación de los ciudadanos organizados y no organizados donde la se dé un seguimiento a las acciones y políticas públicas con una inter acción donde los ciudadanos puedan hacer propuestas, actuar de manera comunitaria y pensar en lo colectivo, dejando atrás los individualismos y protagonismos, impulsar los esfuerzos comunitarios por la defensa de los recursos naturales, contar con elementos que permitan cambiar las cosas en beneficio de mayoría de personas; contar con espacios de diálogo de los diferentes puntos de vista y generar puentes de entendimiento y acción, siendo congruentes con nuestro pensar y actuar; fortalecer nuestro mercado interno, dando impulso a las empresas pequeñas dispuestas a satisfacer las necesidades comunitarias y locales, fortaleciendo el consumo de productos mexicanos; una educación que se den las herramientas necesarias para enfrentar los retos en el país y el mundo; revalorar nuestras relaciones para con los demás, recordando que los cambios son personales y con testimonios de vida, siendo solidarios para con los otros; generar confianza entre las personas con las que nos relacionemos y las instituciones, lograr esa reconciliación siempre ante ponemos cuando realizamos un trámite o con los vecinos; exigir que los fueron electos sean verdaderos servidores públicos y como sociedad señalar actos de corrupción; aprender a discernir sobre las propuestas que se nos presentan y distinguir si son viables o sirven para otros propósitos ajenos al bien común del país; recomponer lo que se hizo mal y fortalecer lo que se ha hecho bien, todo esto sólo se puede dar si a partir de ahora la sociedad deja sus intereses personales y se compromete con el bien del país, es por justicia.

justicia.paz@live.com

*José Luis Aguilar Especialista en temas de Derechos Humanos y Construcción de Paz

[La opinión refleja el punto de vista del autor y no necesariamente el de Siete24.mx]

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