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¿Cuándo dejaremos de utilizar a Trump, como tapadera de nuestra irresponsabilidad en la gobernación?

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Ciudad de México.— Los días pasan, y en vez de dedicarnos -ante la situación generada por la llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos-, a revisar a profundidad nuestra relación económica, política y de seguridad con ese país para tratar de diseñar lo que mejor responda a la nueva etapa, seguimos girando alrededor de lo que dijo Trump y casi casi, de lo que pensamos pensó aquél.

En pocas palabras, nos hemos desentendido del país, para concentrar todo nuestro interés en lo que pasa en Estados Unidos.

¿A qué podría conducirnos una conducta así? ¿Qué consecuencias acarrearía para el país y su economía, seguir como a la fecha, desde el este 20 de enero?

¿No lo ve? ¿En verdad no se ha dado cuenta que, de seguir así por tiempo indefinido, vamos al desastre? ¿Cómo es posible que no exijamos al Presidente de la República y a los funcionarios que hoy viven, piensan y sueñan en Trump y sus decisiones, que su responsabilidad es con México y sus problemas?

¿Acaso en más glamoroso dedicarse a seguir a Trump, que a enfrentar los viejos y nuevos problemas de México y su economía? ¿Habrán desaparecido -como por arte magia-, todos nuestros problemas, para ser sustituidos por uno solo, la llegada de Trump a la Presidencia de Estados Unidos?

Si bien entiendo que no son tan ingenuos para pensar así, seguramente de manera involuntaria, esa es la imagen que transmiten.

Hoy, en lenguaje coloquial, podemos afirmar que tenemos a Trump hasta en la sopa. ¿Y cuándo tendremos a México y sus problemas, con sus respectivas soluciones?

Por lo que les vemos a nuestro gobernante y a sus funcionarios, jamás veremos eso en los poco menos de 22 meses que les quedan de gobierno.

¿Podemos y debemos hacer algo ante esta muestra de renuencia a poner por delante la responsabilidad que adquirieron todos ellos con el país y los mexicanos?

Sí, debemos hacer algo; sin embargo, como me dijo alguien, ¿qué sentido tendría, si nada harían? La verdad, no supe qué contestar.

Como solemos decir, me mató el gallo en la mano. ¡Pobre país!

ebv

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