En sus viajes a otros países o ciudades, ¿se siente ajeno a lo que ve?

¿Es usted de los que por razones de trabajo o placer, viaja a otros países o a otras ciudades de México?

Si así fuere, ¿qué es lo que en esos países o en esas ciudades encuentra? A veces, casi sin sentirlo, al pasear por alguna plaza o entrar a algún café o en un restaurante, ¿se siente como si estuviere en casa?

Al ver a los jóvenes vestidos como si fuere ya un uniforme: jeans, tennis, playera y mochila al hombro, ¿no piensa que el paisaje que ellos forman, es el mismo que ve en su ciudad y en su país?

¿Le sorprende que los jóvenes que observa detenidamente, escuchan la misma música que sus hijos o nietos de edad semejante? ¿Los ve ensimismados en sus teléfonos, tal y como sucede en su lugar de origen?

Al llegar a su cuarto de hotel después de un día de trabajo, ¿no se pone a pensar en la convergencia de los jóvenes locales con los de su país o de su ciudad? ¿No le llama la atención que, por encima de la historia tan diferente que poseen y une a los locales, a la de los que dejó en su país o en su ciudad, parecen estar hermanados en hábitos y bienes culturales que consumen?

Si a la fecha, nada de eso le hubiese llamado la atención en sus viajes por el mundo o por el país, le pido que, por favor, en el siguiente analice esas similitudes o diferencias que muy posiblemente encontrará y, de darse más de las primeras que de las segundas, por favor, repito, trate de determinar el porqué de ellas.

Si lo hiciere, es muy posible que concluiría que lo visto se debe, esencialmente, a lo que podríamos llamar convergencia cultural la cual, es estimulada por la globalidad.

Vaya usted a Pekín, o Paris; a Moscú o Tokio; a Santiago o Montreal o a la CDMX o Chicago, encontrará esa convergencia entre las nuevas generaciones, prácticamente en todos los aspectos.

¿Malo o bueno? Pienso que no debemos plantear las cosas con esa pregunta; más bien diría que es algo inevitable. Si bien los mayores de 50 o 60 años podamos extrañar hoy en día algunas costumbres o normas de conducta frente a este o aquel tema, los jóvenes de hoy y sin duda los de mañana, vivirán en un mundo donde todo es afuera o todo es local, como usted guste.

Véalos ya, y estará de acuerdo conmigo. La gran convergencia cultural parece ser ya, un proceso de cambio cultural, profundo e imparable.

Lo curioso frente a este proceso, es que quienes han salido a conocer el mundo y han visto y estudiado este cambio cultural, salgan ahora que hay que promover el mercado interno.

La verdad, quien así se expresa frente a esa convergencia que antes de cultural, fue meramente económica, sabe que miente y aun así, insiste en su despropósito. ¿Por qué lo hace? Por su falta casi total de honradez intelectual lo cual, hay que decirlo, no lo resuelve esa convergencia de la cual hablo arriba.

Su hipocresía y afán de quedar bien con el poderoso, que de globalidad e interdependencia económica poco nada sabe, lo aíslan frente a las nuevas generaciones. Éstas, frente a la exhibición de falta de honradez intelectual de quien se sabe que es una persona culta y viajada, descreen de ellos y de las instituciones que representan.

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ebv