¿La paz en Colombia, con quién se firmó?

¿Con guerrilleros, o con una banda de narcotraficantes y secuestradores?

Si bien es una verdad axiomática la que dijo en su momento Isaac Rabín (La paz sólo se firma con los enemigos), habría que decir también, que hay de enemigos a enemigos. Esto viene a cuento, por los resultados del  domingo en Colombia.

Como seguramente usted ya sabe, la diferencia entre el SÍ y el NO fue sólo del 0.4% de los votos emitidos válidos. Es decir, prácticamente nada.

Los porcentajes alcanzados por cada una de las dos opciones que tenía en la boleta el ciudadano, podrían efectivamente reflejar una partición de Colombia, casi en partes iguales sí, esto es importante tomarlo en cuenta por lo que seguramente seguirá a la decisión del domingo, el porcentaje de participación hubiera sido del orden del 75 u 80% pero, al haber alcanzado solamente el 40%, habría que ser cuidadoso con una afirmación como ésa.

Lo primero que habría que decir, por aquello de la frase de Rabín, es que, efectivamente, hay de enemigos a enemigos. Hoy, merced al Acuerdo de Paz negociado por el gobierno colombiano, encabezado por el Presidente Santos, con los dirigentes de esa banda de secuestradores y extorsionadores además de narcotraficantes en la que se convirtieron los integrantes de las FARC desde hace muchos años, la población no aceptó el SÍ.

Ante este resultado, particularmente en México y quizás en algunos países latinoamericanos y en España, se han vertido juicios que lastiman a la sociedad colombiana por parte de los que se ven a sí mismos como los poseedores únicos, casi monopólicos, de la verdad y la sabiduría.

El que menos ha dicho, que fue una tragedia del voto de ayer domingo; otro por ahí, casi acusó de idiotas a los votantes porque, según su punto de vista, no fueron capaces de entender las bondades que recibirían los colombianos y el país entero, como consecuencia del SÍ.

Como diría el clásico, ahora resulta que estos especialistas de fuera de Colombia, quieren saber más que el jefe que es, en esta decisión, los electores colombianos.

La verdad, pienso que es muy otra; ni es una tragedia ni tampoco los que votaron por el NO son unos retrasados mentales o idiotas funcionales. Pienso, por el contrario, que lo que hicieron los triunfadores fue, ni más ni menos, su visión de un Acuerdo negociado a sus espaldas, víctimas la mayoría de ellos, de aquellos delincuentes integrados en las FARC.

Sin embargo, concedamos que no evaluaron bien los beneficios del acuerdo; en consecuencia, al igual que con el BREXIT en el Reino Unido de hace unas cuantas semanas, será Colombia, su gobierno y su población los que pagaran las consecuencias.

¿Quiénes son pues, esos sedicentes expertos que, en el colmo de la soberbia, se arrogan facultades que hasta donde sé, los ciudadanos colombianos jamás les han otorgado?

Dejemos que las cosas se calmen, que el polvo se asiente para que los liderazgos colombianos hagan un análisis serenos y objetivo de lo que pasó pero, sobre todo, por qué pasó.

Ellos, y solo ellos, deberán hacer dicha tarea.

Por eso afirmo, esos sedicentes expertos deberían mejor tratar de entender los problemas del país donde viven y, con su sapiencia y profundos conocimientos y experiencia, contribuir a su solución.

Por lo que respecta a Colombia y su Acuerdo con los delincuentes de las FARC, hasta donde sé, no han requerido a tanto glúteo veloz.

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