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¡Qué nivel, el de estos tres funcionarios de Hacienda!  

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Desde hace años, tanto por razones profesionales como por el interés que tengo en el desempeño de la economía mexicana, sigo las conferencias trimestrales que, con motivo de la presentación del Informe Trimestral, ofrecen funcionarios de la Secretaría de Hacienda.

Asimismo, sigo sistemáticamente el documento mismo, y otro cuya periodicidad es mensual: Información de Finanzas Públicas y Deuda Pública.

Como complemento de ambos, reviso también, sistemática y oportunamente, otros documentos que dicha Secretaría hace públicos a lo largo del año.

Las conferencias de prensa que acompañan al documento trimestral y al Paquete Económico de cada año el 8 de septiembre, hay que decirlo, de un tiempo a la fecha, han venido de más a menos.

Esta tendencia cobro forma este sexenio con la llegada del anterior Secretario, Dr. Luis Videgaray a la Secretaría de Hacienda.

Al principio, él las presidía; ¿la razón?, simplemente que todo era buenas noticias y proyecciones optimistas las cuales, como se vio poco después, carecían de todo sustento. Mientras esa euforia e ilusión duró -incluso la de su candidatura presidencial-, él o dos de sus subsecretarios, el hoy esfumado Aportela y el todavía presente Mesmacher, salían a defender lo que ya era, a todas luces, indefendible.

En la medida que la realidad empezó a desenmascarar sus ilusiones y errores garrafales en materia de finanzas públicas -Deuda del Sector Público desbocada y Gasto sin control alguno-, el nivel de los funcionarios fue descendiendo de manera inversa al crecimiento de la deuda y del gasto: A mayor deuda y gasto, menor el nivel de los funcionarios que presidían als conferencias acostumbradas.

De los dos subsecretarios, sin decir agua va, sólo asistió uno y después, funcionarios del siguiente nivel hacia abajo. Evidentemente, su capacidad para capotear el vendaval era nula o casi nula pero, por razones que desconozco, los asistentes los dejaban ir vivos, como se dice en la jerga reporteril.

Las conferencias de prensa pues, en vez de dar información acerca del documento entregado, casi siempre el trimestral, dejaron de tener interés alguno.

En ésas estábamos, cuando el anterior debió salir por lo que desde hacía meses y años, no pocos señalábamos el error y peligro, de querer hacer crecer una economía casi moribunda, a golpe de billetazos de los cuales, buena parte era deuda.

Llega el reemplazo hace unos cuantos meses y, en vez de elevar el nivel de las conferencias de prensa, las degradó aún más. Ni la nueva estrella del firmamento hacendario, la subsecretaria Rubio y el que aún está ahí, el inefable Mesmacher, aparecen.

Son tres funcionarios menores los que llevan ahora, todo el peso de defender lo indefendible.

Y debe decirse: Son, no malos, sino pésimos para desempeñar la tarea encomendada.

¡Cuán incapaces son, y se ven! Lenguaje corporal casi de funeraria, prosa rebuscada pretendidamente técnica y lo de siempre: Considerar a los reporteros y a todos los interesados en el tema, idiotas funcionales e ignorantes en la materia.

Sin embargo, esta vez las cosas cambiaron; de la benevolencia y comprensión de los reporteros hacia los tres funcionarios, pasamos ayer a la casi beligerancia.

Las réplicas a respuestas algunas veces sin sentido, o el responder lo que no se les preguntaba y dejar sin respuesta lo preguntado, dieron paso a los reclamos. Las cosas llegaron al punto de levantarse los tres funcionarios que al final, ya habían perdido el poco empaque de funcionarios para exhibirse como lo que realmente son: Émulos de Los Tres Chiflados.

Uno, con cara de cadáver insepulto; el otro, con una cara que lo único que dejaba ver, era su pánico que casi contagiaba, al tener que soportar la andanada de cuestionamientos para los cuales, ni él ni sus colegas de encomienda trágica, estaba preparado.

El espectáculo brindado por estos tres funcionarios, lo que en verdad dejó ver, es la gravedad de las finanzas públicas la cual, ya es imposible de ocultar.

Y a todo esto, ¿quiénes son estos tres sedicentes funcionarios? Es tan lamentable su desempeño, que ni sus nombres recuerdo. Le ofrezco una disculpa por ese olvido.

Darle especificidades de lo dizque respondido por el trío de sedicentes funcionarios, sólo contribuiría a elevar el nivel de desconfianza en los funcionarios de Hacienda. Mejor dejemos que las cosas caigan por su propio peso.

Fue a tal grado el ridículo de los tres, que ni siquiera han enviado -como en las ocasiones anteriores-, la versión estenográfica de la conferencia de prensa.

Esta última decisión, refleja lo que le dije arriba: el ridículo que hicieron los tres funcionarios, con las supuestas respuestas que ofrecieron.

Al ver a estos funcionarios tratar de salvar la cara y defender lo indefendible, sólo nos queda exclamar: ¡Pobre país!

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