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Vaticano pide a la ONU proteger el derecho a la vida y la libertad de religión

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El Vaticano.— El Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, Monseñor Gabriele Caccia, aseguró que los derechos humanos no son concesiones de los Estados ni de los gobiernos, si acaso es su deber promoverlos y protegerlos.

Durante la Tercera Comisión para la protección de los derechos humanos de la Asamblea General de la ONU, Monseñor Caccia advirtió que la dignidad es inherente a la vida de todo ser humanoy viene dada por Dios.

Asimismo, consideró que en países con formas de gobierno democráticas los derechos humanos no siempre se respetan plenamente; porque no se puede hablar de derechos humanos donde hay genocidios, deportaciones masivas; así como trata de seres humanos, niños soldados, explotación de los trabajadores, tráfico ilícito de drogas o prostitución.

GARANTIZAR DERECHOS

“La solemne proclamación de los derechos humanos, hace 75 años, lamentablemente sigue siendo contradicha por una dolorosa realidad de violaciones, falta de libertad religiosa, guerras y violencias de todo tipo”, indicó.

Ante ello, el delegado del Vaticano explicó que la misión común es garantizar que los derechos humanos universales sean disfrutados por todos, en todas partes, en cada etapa de sus vidas.

“Los derechos humanos tienen su raíz en la dignidad que pertenece a todo ser humano. Esta dignidad es inherente a la vida humana, que es igual en todas las personas y es dada por Dios, y que por esta razón la fuente última de los derechos humanos no se encuentra en la mera voluntad del hombre, en la realidad del Estado, en los poderes públicos, sino en el hombre mismo y en Dios, su Creador”, explicó.

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DIGNIDAD HUMANA

La Declaración universal de los derechos humanos reconoce que la dignidad humana es el fundamento de la igualdad, recordó el Observador Permanente, por ello, dijo, cada miembro de la familia tiene un valor inestimable y no respetarla ni protegerla socava los cimientos mismos de la sociedad humana.

Monseñor Gabriele Caccia recordó el llamado del Papa Francisco al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, “a las conciencias de los hombres y mujeres de buena voluntad para que se comprometan a salvaguardar los derechos de los más débiles y a combatir la cultura del descarte que afecta a los no nacidos, a los enfermos, a los discapacitados y a los ancianos”.

En ese sentido, ante la ONU, monseñor puntualizó que el derecho a la vida está en el corazón del respeto al igual valor de toda persona, sin el cual ningún otro derecho puede ser ejercido o disfrutado.

LIBERTAD DE RELIGIÓN

También subrayó que la verdadera prueba de fuego para la protección de los derechos humanos es el grado en que las personas de un país disfrutan de la libertad de religión o de creencias ya que no hay protección de la dignidad humana sin garantía de las libertades fundamentales.

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ebv

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