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Centroamericanos en México: migrar al norte en tiempos de Trump

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Ecatepec, Estado de México.—  Silvia tiene en la mente tantas cosas que le dan vueltas: es la comida, el calor, el agua, el tiempo, la forma de cruzar, de avanzar.

Con ella viajan sus dos hijas, Azucena de cinco años y Laura de casi uno. A Laura la mira con especial cuidado y escrutinio; parece inquieta, solloza a ratos, tal vez por el calor que la asuela o el hambre que padece, pues desde hace algunas horas que no come.

Silvia explica que se ha equivocado de tren. Entre filas de automóviles, en el tráfico que circula por la avenida Carlos Hank, en Ecatepec, Estado de México, la mujer de no más de 30 años, de pelo oscuro, a la altura de los hombros y vestimenta invernal, aún con 27 grados centígrados, intenta cambiar quetzales a pesos para comprar algo de comer en el día.

A unos kilómetros de ahí, en la zona conocida como Lechería, también en el Estado de México, cientos de migrantes toman el tren que los llevará hacia norte del país, muchos se equivocan en el camino y terminan varados en Ecatepec, otros tantos deciden sortear a las autoridades migratorias y toman un camino más largo. La mayoría, mujeres y niños, paran su andar casi al llegar de la estación Las Américas, de la línea 1 del Mexibús.

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Con señas, la joven mujer alude el intercambio monetario; con la mano derecha agita el aire con el billete de 50 quetzales, con la izquierda señala la necesidad de algo de comer, en tanto que en su pecho carga a la pequeña Laura.

Del otro lado de la avenida, Azucena junto a otros dos niños, hijos también de migrantes, juegan entre la tierra y algunos reductos de pasto. A ellos aún no les importa lo complicado de la vida, no les interesa el por qué migran o si estudiarán o no, les importa jugar, dar vueltas más rápido, ser el más ágil o el que salta más alto.

A Silvia y sus hijas las acompañan algunos otros compatriotas guatemaltecos, además de algunos hondureños. Todos desean lo mismo: cruzar la frontera norte de México hacia EU, nunca como hoy ha sido tan peligroso, ni tan complicado; nunca antes el vecino del norte había tenido a un Donald Trump.

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A pesar de lo arduo que ha sido el camino y de lo que Silvia sabe sobre las políticas antimigratorias que Trump impulsa ferozmente, la mujer oriunda del departamento de Huehuetenango, cree que es mejor intentarlo que quedarse allá..

Una vez que pueda cruzar la frontera, Silvia precisa que se dirigirá hacia San Diego, en California, para reunirse con su hermana, María, quien lleva más de cinco años en Estados Unidos. La última vez que se comunicó con ella fue hace más de una semana, en Guatemala. Desde allí le advirtió sobre algunos robos en la frontera sur mexicana, además de recomendarle a un “pollero” de toda la confianza.

Sabe que al llegar a la frontera norte mexicana comenzará un nuevo viaje, el más difícil quizá, pero dice, “Dios dirá”.

El director de Oxfam México, Ricardo Fuentes Nieva, sostiene que el anuncio de la construcción del muro fronterizo tendrá costos humanos altos, además de ser una amenaza para la estructura de cooperación internacional, destacó en un reportaje el diario mexicano “El Economista”.

No obstante, indica que así como ahora se hace énfasis en la frontera norte, es un buen momento para voltear aún más al sur, ya que “México ha ignorado los derechos de los migrantes centroamericanos que pasan por el país y el problema de migración se hace cada vez más grande, no en términos de volumen, pero sí en términos de las violaciones de derechos humanos a aquéllos que siguen migrando… sucede en la frontera sur y sucede a través de todo el territorio mexicano”.

De acuerdo con el informe estadístico anual de la Unidad de Política Migratoria, del Instituto Nacional de Migración, en el 2016 se registraron 147,370 eventos de deportación, de ellos, 143,226 fueron deportaciones de centroamericanos; en 59,679 casos fueron guatemaltecos y 50,964, hondureños.

Fuentes Nieva añade que los migrantes centroamericanos se vuelven invisibles, dado que no tienen una fuerte representación que procure sus derechos en México. “Sigue habiendo mucha violencia contra mujeres y contra niños… para que nosotros podamos exigir los derechos de los mexicanos que están tratando de cruzar la frontera y que están ya en EU, pues tenemos que predicar con el ejemplo”.

Expedited removal, a la vista

La abogada de ascendencia mexicana, Karla Navarrete, colaboradora de la organización Ángeles Fronterizos (Border Angels), dice que las órdenes ejecutivas firmadas por Trump han empezado a complicar el panorama para los migrantes, tanto para aquellos que desean ingresar, como para quienes ya se encuentran en EU.

La jurista —cuya oficina se encuentra en San Diego, California—, explica que la orden que tiene que ver con la seguridad interior, trata de extender la colaboración de los gobiernos locales con las autoridades migratorias federales, impulsando las detenciones a través de los perfiles raciales.

“Yo tengo un cliente que a su hijo lo detuvo migración por recoger el correo y no lo estaban buscando a él, tiene 20 años en el país y ahora está en la cárcel, fue a tomar el correo y lo identificaron, le hicieron un perfil racial… es horrible que estén haciendo esto”, expresa.

Navarrete dice que además se está impulsando el uso extensivo de las órdenes de deportación rápidas o mejor conocidas como Expedited Removal. “Básicamente, se podrá forzar la deportación de cualquier persona que esté en el país (ilegalmente) sin el acceso a un juez. Nosotros estamos urgiendo a nuestros clientes de la comunidad a que carguen pruebas de dos años mínimo de evidencias de que están en el país y eso es muy estresante”.

Para que puedas ser deportado, en la realidad, dice la jurista, no importa si tienes alguna propiedad en EU o si has pagado impuestos. “Lo que gana un caso de cancelación de deportación es, por ejemplo, el hecho de que tengas un familiar extremadamente enfermo, donde sea cruel deportarte”.

Navarrete añade que muchas personas tienen expectativas altas también porque sus empleadores les dicen que les ayudarán a quedarse en el país, pero esto no es necesariamente una ventaja, ya que en las leyes de EU, para que te puedas quedar por un trabajo, el empleador debe demostrar que lo que haces no lo puede hacer ningún estadounidense mediante una certificación laboral, además de que esto es casi imposible si has tenido violaciones migratorias.

Sobre las ciudades santuario, que se caracterizan por no cooperar con las leyes de deportación federales, Navarrete dice que el gobierno de EU lo que hará es impulsar medidas para acotar los recursos federales que se le otorgan a dichas ciudades, con la condición de que si cooperan se les volverán a dar, incluso mayores montos de los presupuestados.

agch

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