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No hay fecha que no se cumpla, plazo que no se venza, ni deuda que no se pague

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Pues ya estamos aquí; llegamos vivos a la toma de posesión del que nos lo han pintado como El Quinto Jinete del Apocalipsis: Donald Trump.

La fecha se cumplió y el plazo venció, ¿y la deuda, se pagó? ¿La de quién?

A partir de hoy, dicen muchos, una nueva era da comienzo, el mundo modificará el arreglo geopolítico de decenios. ¿Sí? ¿Todo eso como respuesta a la llegada de Trump a la Presidencia de Estados Unidos?

Lo que parecen olvidar los que aseguran que habrá, a partir de hoy viernes 20 de enero del año 2017, un cambio Nescafé -es decir, instantáneo-, es que todo proceso de cambio -político, económico o cultural- en cualquier sociedad, es un proceso largo el cual, además de ser doloroso por los ajustes obligados en la vida de prácticamente toda la población del país donde ese cambio se da, exige un elevado el precio a pagar, que la deuda contraída permanece sin saldar durante generaciones.

Es evidente que los cambios se dan, por encima de las consideraciones del precio a pagar y del dolor que al concretarse causaría a decenas o centenas de millones de personas, porque los beneficios superan, con creces, los costos de toda índole que el cambio genera.

El otro aspecto del cambio que nos anuncian no pocos, con una autoridad digna -únicamente-, de esos grandes escrutadores de lo ignoto (No conocido, no descubierto) que son, Walter Mercado, el Profesor Zegrayo y su tirada vikinga, y las infaltables en esto de ver el futuro, de hurgar en lo desconocido, que son Madame Sazú y Samira, es que para hablar de un cambio que parece concretarse en un instante, habría que decir también -para no caer en la charlatanería-, que lo que hoy vemos comenzó hace años y sus causas, son múltiples y variadas.

¿Cuándo pues, comenzó este cambio que hoy dan por consumado? ¿Con La Caída del muro de Berlín, la desintegración de la hoy extinta Unión Soviética y los atentados en el World Trade Center en el año 2011? ¿O sus orígenes hay que buscarlos en la derrota de Estados Unidos en Vietnam allá por el año 1975?

Al margen del punto en el tiempo donde usted decida ubicar el principio del proceso que hoy parece concretarse, es claro para quien tenga al menos dos dedos de frente, que lo que hoy vemos hace una buena cantidad de años que dio principio.

Donald Trump y lo que representa hoy para la sociedad estadunidense, no es algo que haya surgido de la nada hace dos años, o hace cuatro. Su aparición en la escena política de su país y del mundo, es la expresión de un problema más profundo en una sociedad que, por decir lo menos, ha resultado casi siempre, al menos para nosotros los mexicanos, cuando menos compleja por no decir incomprensible.

Hoy nos declaramos sorprendidos por el Fenómeno Trump pero, nada decimos o al menos en modo alguno nos declaramos sorprendidos por el apoyo que ha concitado el que con una visión todavía más aldeana y aislacionista que Trump, que es el reverenciado y adorado ciegamente, López.

Por eso deberíamos exigir, a los que hoy se dicen sorprendidos por la fuerza que ha mostrado haber logrado López frente a la próxima elección presidencial, que dejen de sorprenderse y empiecen a revisar el quehacer político mexicano de los últimos 20 o 25 años.

De hacerlo, su sorpresa desaparecería porque, en el comportamiento de la casi totalidad de nuestra clase política durante decenios, se encuentra la clara explicación del porqué la popularidad de López que hoy vemos.

Así como en el Reino Unido y Estados Unidos -con el triunfo del BREXIT y de Trump-, los especialistas buscan desentrañar el misterio del porqué ambas causas triunfaron por encima de toda racionalidad. Además, no les extrañe que, en Francia, la señora Le Pen, muestre una fuerza no vista en elecciones anteriores.

Hoy pues, lo que vemos es un eslabón de una larga cadena la cual empezó a armarse, quizás hace 20 o 30 años.

Si la llegada de Trump a la Presidencia de Estados Unidos y el triunfo del BREWXIT, fueren lo peor que pudo pasarles al Reino Unido y a Estados Unidos, sus habitantes -en cada caso- pagarían las consecuencias y, de ser lo mejor, ellos también serían los beneficiarios primeros y principales.

¿Enseñanza alguna para México? Por supuesto que hay, y de una magnitud que no debemos ignorar. ¿Nos gustaría estar el día después de la elección presidencial del año 2018, como estaban los electores de Estados Unidos el 8 de noviembre del año 2016?

Si nos interesare el mejor futuro de México, y el de nuestros hijos y nietos, empecemos desde ahora a trabajar para que un político con niveles casi cavernarios de la política, como Farage y Johnson del Reino Unido, Le Pen de Francia y Trump de Estados Unidos, no vaya a ser nuestro próximo Presidente.

Veámonos en esos espejos, el inglés, el estadunidense y el francés, y evitemos por las vías legales y pacíficas, es decir, democráticas, que un Trump versión CONASUPO, sea el próximo Presidente de México.

¿Necesita en verdad conocer el nombre, de quien podría ser el similar (Lo mismo, pero más dañino)? Aquí tiene, por lo pronto, su apellido: López.

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