Análisis y Opinión

Lo que aprendí mientras viajaba durante COVID19

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No soy ninguna experta en salud, Covid-19 ni temas relacionados pero después de haber pasado desde que permitieron viajes, es decir, de Agosto de 2020 a Abril de 2021, por 20 vuelos, más de 12 mil kilómetros por carreteras, 9 países, 21 alojamientos diferentes, 17 PCR´s y 2 dosis de vacuna, creo que algo he aprendido.

Por lo mismo quiero compartirles algunas de las series de eventos afortunados que hicieron posible un año de viajes cuando en general el mundo estaba encerrados en sus casas y para que podamos prever, que en cualquier otra situación similar que puede ir desde otra pandemia hasta una guerra, todos estemos preparados porque el mundo, se volvió impredecible.

Lo primero, tener los papeles al día. Por precaución, suerte o una combinación de todas, pasaportes, visas, actas de nacimiento y demás papeles requeridos para viajar los teníamos vigentes. Para eso tenemos un calendario familiar que nos alerta con 6 meses de anticipación el vencimiento de alguno de los documentos requeridos. Esto no solo nos ha salvado de tenerlos al día sino también para poder sacar fechas para renovaciones a tiempo. Sino habría que preguntarles a los que están buscando renovaciones de Visas para Estados Unidos, las están otorgando para Julio de 2022.

Tener registrados y sacar documentos de menores lo antes posible. Esto va desde pasaporte hasta visas, así se tengan que renovar de manera anual por cuestiones de edad. Esto va muy de la mano con el mensaje anterior. Cuando el susto del H1N1 que nos encerraron en México, mis hijas eran muy pequeñas pero siempre tuvieron pasaporte al día, lo que nos permitió el mismo día del anuncio del confinamiento salir del país y regresar justo cuando volvieron a abrir sin ningún problema.

Nacionalidades. Por azares del destino somos una familia multicultural, lo que hace que podamos tener varias nacionalidades. Esto en épocas normales no representa ninguna diferencia, pero en las actuales marca una verdadera ventaja. Nos dio la posibilidad de viajar a países en los que solo admiten nacionales. Imagínense en una guerra, problemas de estado de derecho, otra pandemia o decidir vivir en algún otro país, es mucho más fácil si se cuenta con al menos una posibilidad adicional. Mi recomendación ahí es desempolvar el árbol genealógico, en una de esas se encuentran con un antepasado extranjero que puede ayudarles a obtener otra nacionalidad.

En viajes, en cualquier transporte público, así como en espacios cerrados, siempre usar cubrebocas KN95 o similares. Así mismo, cargar toneladas de gel y toallitas desinfectantes para limpiar los espacios. Tengo una anécdota en uno de los aviones en el que viajé cuando recién abrieron los aeropuertos. Yo siempre me subo, saco una toallita desinfectante y limpio desde la silla, la mesa, los descansabrazos, la pantalla y hasta el cinturón de seguridad. Y ese día, venía poca gente en el avión y la auxiliar de vuelo nos dice a la persona que estaba sentada al lado mío y a mi, que estaba disponible la fila de atrás, que porqué no, una de nosotras, se movía. La señora preguntó si me movía yo, porque estaba sentada en la silla del pasillo y la auxiliar le contestó: ella ya limpió su lugar, mejor muévase usted. Y así sucedió.

Comer en espacios cerrados. En todos los casos hemos tratado de comer en espacios abiertos. Esto ha implicado, desde tener que comer frío con una temperatura de 10 grados bajo cero, hasta hacerlo al rayo del sol, con la salsa de la hamburguesa derritiéndose por los dedos, pero creemos que ha valido la pena la precaución. Pero en todo caso, cuando ha sido en espacios cerrados, como en aviones, aeropuertos o estaciones, lo que siempre hacemos es primero limpiar muy bien los recipientes y empaques, así como nuestras manos y luego solo quitarnos el cubrebocas para comer un bocado. Es bastante incómodo, hasta dejé de comer chicle porque es casi imposible hacerlo con un cubrebocas puesto, pero ha sido una buena práctica. Es decir, nos quitamos el cubrebocas, damos un mordisco, nos lo volvemos a poner mientras masticamos y repetimos el procedimiento. Solo traten de no ensuciar el cubrebocas, sobre todo si es blanco, se los digo por experiencia.

Tratar de viajar solo con el núcleo familiar. En todo este tiempo, salvo muy contadas personas, a las que hemos visto sólo tras un test negativo o una cuarentena estricta, solo nos hemos reunido con familiares directos. Creo que eso es parte fundamental del secreto del éxito. Por un lado nos ha permitido concentrar el riesgo y por el otro, controlar el miedo de contagiar a alguien más.

Evitar zonas concurridas y de alto riesgo. Seguimos muy de cerca todos y cada uno de los mensajes por países sobre las indicaciones de cierres y aperturas por COVID19. Cuando hemos ido a lugares, lo hacemos a horas no pico, en espacios amplios y sabiendo que hay control del número de visitantes. Así mismo, apenas vemos conglomeraciones, filas o cualquier otro evento que ponga en riesgo la sana distancia, hemos salido, literalmente, huyendo de ahí.

El transporte y hospedaje. Hemos tratado en todos los lugares de contar con un vehículo sólo para nosotros. Y en todo momento, cuando no ha sido posible, vamos con KN95 y con las ventanas abiertas, a pesar del clima. Esto también, y aunque suene a publicidad, preferimos rentar casas o departamentos solos a través de Airbnb que hospedarnos en hoteles. Esto permite compartir con menos gente el espacio y adicionalmente poder comer en paz, sin cubrebocas y lo que preparamos nosotros mismos.

Finalmente, hablo por mi y por muchos a mi alrededor que han estado en la misma situación. Hemos conocido personas que han muerto por el virus o a consecuencia de él, otros que han quedado con lesiones más o menos graves por haberlo contraído, y eso sin contar con las secuelas que aún no conocemos. Movidos por esos casos, una de las decisiones que tomamos fue la de vacunarnos, sin importar el país del mundo al que tuviéramos que viajar. El viaje se paga a meses sin intereses, la salud, no se paga con nada. Mi recomendación es que hagan lo mismo, sin importar qué vacuna es, la mejor es la que nos podemos poner. Cualquiera previene de ir al hospital, y estoy segura que eso ya es un buen motivo para vacunarse.

El miedo ha sido uno de enemigos que paraliza pero también un aliado al momento de tomar decisiones. Nos ha mantenido sanos y salvos. Por lo pronto, entre que son peras o son manzanas, y agradeciendo no estar en India en estos momentos, la mejor solución sigue siendo prevenir, y esa, nos corresponde a cada uno de nosotros.

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