Análisis y Opinión

Más compasión, menos política

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A la vuelta de su viaje por Hungría y Eslovaquia, los periodistas preguntaron al papa Francisco sobre las tensiones convergentes en la Iglesia derivadas de las decisiones políticas de católicos que aprueban medidas, leyes o políticas a favor del aborto.

En particular, el periodista norteamericano Gerard O’Connell pidió a Bergoglio su opinión sobre la discusión que contrapuntea actualmente a los obispos norteamericanos sobre si es dable o no la comunión eucarística a los políticos que apoyan leyes de aborto.

El Papa fue duro respecto a esto último: ‘Es un homicidio’, dijo sobre el aborto; pero también fue categórico en tres puntos: Que personalmente él no ha negado la Eucaristía a nadie; que la Sagrada Comunión no es un premio para los perfectos; y que la Comunión une a la comunidad, no a aquellos que ‘no están en la comunidad’ y afirmó que ésto último ‘no es una pena’.

Sin embargo, además de lo evidente, el Papa ofreció una nueva perspectiva a este asunto que inquieta con especial preocupación a los pastores católicos: ¿Qué actitud se debe tomar ante este conflicto? ¿Ser inflexibles frente al principio que defiende la vida implica ser intransigentes con las personas que, confundidas o convencidas, apelan al aborto?

El Papa aclaró que el aborto no es solución y que el conflicto no es teológico ; insistió en que el problema al que se enfrentan los obispos y ministros en el mundo es pastoral. Y advirtió que, cuando no se trabaja lo pastoral, las necesidades se enredan en las dinámicas políticas:
“Cuando la Iglesia, para defender un principio no lo hace pastoralmente se mete en el plano político… como pastor, si se sale de esta pastoralidad de la Iglesia, inmediatamente se mete a político”, dijo.

Francisco está consciente de que lo pastoral y lo político no son excluyentes porque aplaude que la Iglesia haga condenas o pronunciamientos ‘no pastorales’ pero alerta de la tentación de confundir lo pastoral con ‘actos políticos’.

El trato y el trabajo pastoral -dice el Concilio Vaticano II- expone el rostro de la Iglesia en el mundo y sirve para que la gente juzgue la verdadera eficacia del mensaje cristiano. Y la pastoral, como también sugiere el concilio, debe incorporar no sólo los principios teológicos sino también “los descubrimientos de las ciencias profanas” y, aún más diría Francisco: debe conducirse desde la ternura y la misericordia.

Fue muy significativo que el Papa abordara esta tentación política de la Iglesia tras su viaje a Eslovaquia cuya historia cuenta con algunos pastores católicos (como el tristemente célebre sacerdote Joszef Tiso, antisemita colaborador nazi) que perdieron el sentido de la pastoral y lo sustituyeron por la política: “La Iglesia no es una fortaleza -dijo Francisco-, no es una potencia, ni un castillo situado en lo alto que mira el mundo con distancia y suficiencia… la Iglesia deber ser humilde… es hermosa una Iglesia humilde que no se separa del mundo y no mira la vida con desapego, sino que la habita desde dentro… [para] compartir, caminar juntos, acoger las preguntas y las expectativas de la gente”.

*Director VCNoticias.com
@monroyfelipe

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