Análisis y Opinión
Una reforma energética sin luz
Conversando
Si Andrés Manuel López Obrador cree que será sencillo que vea la luz su reforma energética, tendrá que esperar sentado.
Y es que pese a que en dos semanas las cámaras de diputados y senadores aprobaron en “fast track” la iniciativa preferente que mandó el titular del Ejecutivo para reformar la Ley de la Industria Eléctrica, la realidad es que falta un largo camino en tribunales nacionales e internacionales que podrían descarrilar los planes del Presidente.
¡Y cómo no!, si el espíritu de la reforma es aniquilar cualquier tipo de competencia en favor del Estado y engrosar el monopolio de la generación de energía a partir de combustibles fósiles, y por tanto contaminantes. Ya de energías limpias, ni hablamos.
Sin embargo, pese a que la iniciativa fue aprobada en el Congreso sin cambios, ahora podría pasar hasta un año mientras comienzan a desahogarse en tribunales nacionales e internacionales las inconformidades interpuestas por los diversos actores que se estiman afectados con las modificaciones.
Y aún falta ver cómo va a terminar el asunto en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), pues la segunda sala declaró a principios del mes pasado que la política energética de la actual administración obstaculiza la competencia económica y beneficia indebidamente a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
La resolución fue resultado de la controversia constitucional presentada por la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) contra dicha política, publicada por la titular de la Secretaría de Energía, Rocío Nahle, en mayo de 2020.
¿Qué es lo que tendrá que enfrentar la reforma energética de López Obrador? Probablemente que su reforma no sea aplicada, aunque esté aprobada, pues es previsible que los amparos de empresas llegarán por casadas, el ordenamiento sea objeto de controversias constitucionales y no podemos dejar de lado los arbitrajes internacionales (principalmente en Estados Unidos y Canadá) que llegarán por eventuales demandas al Estado mexicano por incumplimientos de tratados de comercio y hasta ambientales.
Y en todo esto, no deja de haber una paradoja: que López Obrador continúa con el discurso de que quienes se oponen a los cambios en materia energética en el país, son los conservadores, quienes no quieren perder sus privilegios. Pero yo me pregunto, ¿qué puede ser más conservador que eliminar a la competencia y pretender mantener un monopolio de Estado, además de impedir la producción de energías a partir de tecnologías limpias que coadyuven a evitar los apagones como los que ya ha padecido México? Valientes “progresistas”, ¿no?
LEE “Ya chole” con los otros datos…
@campudia