Análisis y Opinión
Una transformación sin proyectos
El Mundo Interno de las Organizaciones
Desde el inicio de mi carrera profesional he vivido la transformación de empresas a través de proyectos y sin duda es difícil entender la manera en que una compañía pueda decidir la implementación de cambios internos sin dedicar a un equipo de personas y determinados recursos para ello. Nombrar un líder o responsable de coordinar los trabajos, comenzando por elaborar un plan con fechas claras de inicio y término para lograr determinados objetivos, es la única manera que conocía para llevar a cabo los esfuerzos de transformación de una empresa.
La palabra proyecto proviene del latín proiectus, que a su vez deriva de proiicere, que significa dirigir algo o alguna cosa hacia adelante. De aquí que entre sus aceptaciones encontremos que proyecto se refiere a un esquema, programa o plan que se hace antes de dar forma definitiva a algo.
En la industria de la construcción, antes de construir se hace el proyecto. Es ahí donde se comenzó a utilizar la palabra proyecto para nombrar los trabajos que se hacían previos a la construcción. Con el tiempo se incluyeron a la etapa de proyecto, los trabajos para gestionar la construcción también. El concepto pasó de la industria de la construcción al resto de las industrias y hoy en día, los proyectos son conocidos como los esfuerzos en los que una organización destina un equipo de personas y determinados recursos para que trabajan en pro de lograr un resultado específico.
El problema es que hoy en día existe una saturación de proyectos en todas las organizaciones y las personas están rebasadas por ellos, haciendo ineficiente su desempeño. Todo se quiere resolver a través de desarrollar un proyecto en lugar de que se asuma como parte de las responsabilidades propias de cada ejecutivo. Los ejecutivos que alcanzan un nivel de gerente deberían ser capaces, como parte de sus funciones, de identificar e implementar los cambios y mejoras que requieren.
Además, tendrían que reconocer la necesidad de ampliar su visión de la situación y reunirse con sus colegas para analizar la organización de manera integral y no solo desde su visión parcial y acordar acciones para mantener a la organización en una evolución permanente. Pero no: le hemos quitado a los ejecutivos esa responsabilidad y todo lo complicamos queriendo hacer proyectos y más proyectos. Incluso algunas organizaciones han creado sus propias áreas para gestionar y ejecutar proyectos: las áreas de tecnología se han convertido en áreas de proyectos de transformación e incluso algunas empresas han creado sus propias áreas de transformación con equipos de consultores internos para ejecutarlos.
¿Y si regresamos a lo básico?, ¿si aprendemos de la pandemia y de cómo las organizaciones fueron capaces de transformar sus modelos de operación y aprender a trabajar a distancia sin necesidad de crear un proyecto para ello y gastar infinidad de recursos, contratar consultores y tardar meses para implementarlo?
Cada ejecutivo, cada gerente, cada coordinador supo lo que tenía que hacer y en conjunto con su equipo en menos de una semana, implementaron un nuevo modelo de trabajo que fue efectivo. A algunos les costó más o menos trabajo, pero al final se demostró que si cada ejecutivo hace su trabajo y adopta su responsabilidad, la organización puede adaptarse a cualquier situación sin la necesidad de definir un proyecto para ello o de contratar asesores o consultores externos.
Las necesidades de cambio son cada vez mayores y los recursos para proyectos son cada vez más escasos. ¿No será que debemos romper nuestros paradigmas y buscar nuevas formas de mantener la evolución de las organizaciones donde no existan ya los proyectos?
Piensa en una organización donde la transformación no dependa de un área de sistemas, de planeación o de transformación sino que dependa de cada directivo, de cada gerente y de cada empleado. Que en lugar de generar proyectos, la adopción de nuevas tecnologías, los cambios en procesos, los ajustes a las estructuras organizacionales formen parte de las funciones del día con día en donde cada gerente defina lo que tiene que hacer para mantener a la organización en evolución y que además tenga las competencias para hacerlo en conjunto con su equipo de trabajo.
Hoy la pandemia nos demostró que no solo es viable, sino necesario. El mundo organizacional debe romper su principal paradigma y simplificar la manera de evolucionar, sin tanto rollo “consultoril” de transformación y más ejecución en el día con día en cada función organizacional. Imagina una organización evolucionando todos los días, pero sin proyectos internos. Tan solo imagina.