Análisis y Opinión

Viejo adversario, nuevo frente

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El dedo de Andrés Manuel López Obrador ahora apunta, nuevamente, a las empresas. Tras el frentazo que se dio su reforma eléctrica contra el Poder Judicial, la Secretaría de Energía (Sener) no tuvo más opción que dar cumplimiento con la suspensión provisional que fue otorgada por el Juez Segundo de Distrito en Materia Administrativa Especializado en Competencia, Juan Pablo Gómez Fierro.

Es así que ahora el Presidente voltea la mirada en el horizonte y, tras intensos días en los que criticó duramente a jueces, los deja de lado un momento y centra sus esfuerzos ahora contra empresas como Oxxo (Femsa), Bimbo y Walmart por no pagar “lo suficiente” por concepto de suministro de energía eléctrica y, según él, beneficiarse de un subsidio gubernamental que les permite terminar pagando menos que cualquier familia mexicana o tienda de abarrotes de la esquina.

Lo que parece pasar de largo para López Obrador, es que cualquier empresa está en su legítimo derecho de buscar bajar sus costos de producción en el marco de la ley, pero lo que no deja de ser sorprendente es que tras un año de pandemia que ha resultado devastador para la economía mexicana, el Presidente decida atacar a las empresas, luego de que durante meses se escucharon las voces de diversos organismos empresariales buscando programas de apoyo para evitar despidos masivos y hasta quiebra de empresas agremiadas.

¿Qué es lo que busca el Presidente? ¿Por qué abrir un nuevo “frente de batalla” contra empresarios luego de que jueces interpretaron que su reforma eléctrica es contraria a los preceptos establecidos en la Constitución? ¿Por qué ahora López Obrador quiere debatir con la CFE sobre el subsidio que reciben las empresas en el pago de luz? Todo apunta a que se trata de un arrebato, un berrinche.

Porque es claro que todas las empresas que se benefician de negocios dentro del territorio nacional deben contribuir con sus respectivos pagos de impuestos y servicios, pero también es claro que el gobierno tiene por obligación impulsar el desarrollo de las empresas y no representar un freno. Mucho menos atacarlas desde la tribuna del Palacio Nacional.

Cosa de ver que según cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI) México es uno de los países que otorgaron el menor estímulo para tratar de limitar el impacto del cierre de actividades económicas por la pandemia en 2020.

Es decir, mientras que el gobierno de López Obrador destinó menos de un punto porcentual del PIB a estrategias de estímulos fiscales, países como Alemania e Italia otorgaron apoyos cercanos a 40%. Y para que no quede sólo en países de primer mundo, el gobierno africano de la República de Mauricio otorgó un 35%.

En el caso de Latinoamérica, Perú y Brasil son los países que dirigieron mayores estímulos en la región, que ascienden al 15% del PIB.

El que en México se limiten los estímulos a las empresas representa claramente mayores problemas para una eventual recuperación económica, de la cual hablaremos en una nueva entrega, pero en Palacio Nacional deben recordar un dato clave: el año pasado se perdieron 647 mil 710 empleos a consecuencia de la pandemia.

Es claro que el gobierno de López Obrador ha dejado en esta crisis de hacer mucho por las empresas (que son uno de los motores de la economía), y ahora apunta a quitarles más.

Vaya que el Presidente hace la aclaración de no querer enemistarse con ninguna de las empresas señaladas, que si no…

LEE Una reforma energética sin luz

Twitter: @campudia

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