Columna Invitada

Los promotores del aborto

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Por Pablo Mier y Terán

El aborto en el mundo no es una práctica nueva, desde el antiguo Egipto, varios siglos antes de Cristo, se hablaba del tema, al igual que lo hicieron los griegos en los primeros siglos de nuestra era, sin embargo, asistimos, en los últimos 70 años, a una un momento histórico que se ha caracterizado, entre otras cosas, por una promoción intensa y orquestada de esta práctica a nivel global.

El incremento de la práctica del aborto en el mundo ha sido orgánico, no se debe a una libre y auténtica demanda de los seres humanos; detrás de las marchas feministas, de los pañuelos y las manifestaciones, la punta del iceberg existe una red unida, poderosa y bien articulada, que impulsa su promoción en todo el mundo.

Las mentiras en el lobby del aborto.

Christopher Henry Smith que cumple su vigésimo primer mandato como representante de los Estados Unidos para el cuarto distrito del Congreso de Nueva Jersey, siempre interesado en la promoción y defensa de los derechos humanos, ha sacado a la luz el esfuerzo, poco transparente y en ocasiones claramente obscuro, sobre cómo se ha promovido, desde USA, el aborto en el mundo.

Smith es el decano de la delegación del Congreso de Nueva Jersey y el miembro del Congreso con más años de servicio en la historia de Nueva Jersey. Ha centrado su carrera en la promoción de los derechos humanos en el extranjero, incluida la redacción de la Ley de protección de las víctimas de la trata y la violencia de 2000 y varias leyes posteriores.

En repetidas ocasiones Smith ha pedido que tanto los estadounidenses como el público extranjero tomen conciencia sobre los trabajos y actividades de los que promueven el aborto en el mundo. “Es especialmente importante, afirma Smith, que los políticos conozcan y comprendan mejor las prácticas engañosas empleadas por el lobby del aborto. (Congressional Records, Extensions and Remarks E2534-E2547)

En los mismos documentos el congresista americano denuncia que en sesiones de estrategia del Centro de Derechos Reproductivos (CRR – Center for Reproductive Rights), cuya misión siempre ha sido la promoción del aborto en el mundo, uno de los directivos del CRR afirmó: “Tenemos que luchar más duro, jugar un poco más sucio”.

El diputado Smith ha puesto a la luz lo que para casi todos es desconocido, afirmando que existe un programa jurídico internacional de planeación estratégico del aborto, que en sus documentos expresan con claridad “nuestro objetivo es ver los gobiernos de todo el mundo garantizando los derechos reproductivos de las mujeres (léase aborto) a partir de darse cuenta de que están obligados a hacerlo. Una condición previa esencial es la existencia de normas jurídicas internacionales, que abarquen los derechos reproductivos y les garanticen la más amplia protección posible”.

Por todo ello desde su tribuna en el congreso Smith no se ha cansado de pedir transparencia y exponer al lobo vestido con piel de oveja revelando un Caballo de Troya y un plan para “jugar un poco más sucio” en las propias palabras de ellos; el congresista Smith afirma con las pruebas en la mano cómo los grupos que promueven el aborto no usan argumentos directos, sino palabras y definiciones distorsionadas. Discutiendo estrategias legales para legalizar el aborto internacionalmente.

El proyecto LAICIA, primer experimento latinoamericano.

El proyecto LAICIA (Litigio de alto impacto en Colombia: la inconstitucionalidad del aborto) Vale mucho la pena conocer el texto que pretende validar las acciones públicas de inconstitucionalidad como una herramienta de cambio social y convocar a la sincronización de agendas para adelantar campañas que promuevan los derechos de las mujeres.

El 14 de abril del 2005 fue interpuesta una demanda frente a la Corte Constitucional colombiana que pedía la declaración de inconstitucionalidad del artículo 122 del Código Penal que penalizaba el aborto sin excepción.

El proyecto, como han afirmado los expertos, es una acción propositiva, intencional y planificada, no simplemente reactiva o casual. Se puso en movimiento con el fin de alcanzar un objetivo específico: despenalizar el aborto y en esa medida promover los derechos sexuales y reproductivos.

Dicho objetivo se desarrolló a través de ciertos medios o estrategias en los que se involucraron grupos de personas u organizaciones en la toma de decisiones y otros que hicieron las veces de operadores. La participación de éstos no ha sido espontánea, se debe a la socialización de un esquema argumentativo que ha procurado no sólo transmitir palabras, sino sobre todo persuadir y modificar el lenguaje y los esquemas de pensamiento que han acompañado durante años el debate sobre el aborto.

Ahora, respecto a la participación general de las mujeres colombianas en el proceso, se puede decir que fue poco. A pesar de que los grupos de mujeres han convocado en reiteradas ocasiones a movilizaciones, plantones y marchas en pro de la despenalización del aborto, la asistencia nunca fue la esperada. Al parecer, hay no sólo un desconocimiento del discurso de los derechos sexuales y reproductivos, sino también un miedo a apropiarse del mismo. A lo largo del desarrollo del proyecto LAICIA fue recurrente oír voces femeninas (madres comunitarias, senadoras, amas de casa, ejecutivas, académicas, etc.) y en contadas ocasiones masculinas, es decir que para los hombres aceptar públicamente que estaban de acuerdo con la campaña por la libre opción a la maternidad, acarreaba costos sociales y políticos muy altos.

En todo caso aseguramos que LAICIA fue un programa piloto para América latina, impulsado y financiado desde el extranjero. Monica Roa, una de sus principales promotoras, fue siempre orientada y financiada a través de www.womenslinkworldwide.org

Glen Cove, un secreto revelado

Una conferencia, que inicialmente debió haber sido mantenida en secreto, realizada por cierto en Glen Cove en 1996, coordinada por el Center for Repreductive Rights de New York en 1992, acordó, en lo “obscurito” con Fundaciones, ONGs, Comités de Derechos Humanos, imponer a los países latinoamericanos el aborto como un derecho humano falsamente pactado a nivel internacional.

Los representantes de las organizaciones [a favor del aborto] dentro de la ONU sabían que era necesario iniciar un proceso para derrumbar el muro de resistencias a sus políticas. Por este motivo, fue organizado un encuentro cerrado y secreto en Glen Cove, Nueva York, en diciembre de 1996, entre oficiales de la ONU y estrategas de los movimientos feministas.

Estuvieron presentes, en este encuentro, miembros de las seis agencias de la ONU, relacionados con la supervisión de los tratados de derechos humanos, representantes de otras organizaciones y agencias de la ONU, algunos activistas [a favor del aborto] cuidadosamente seleccionados.

En la conferencia fue establecido un esquema que incluiría una reinterpretación de los derechos humanos fundamentales, con la intención de incluir el aborto entre ellos. Estos últimos derechos, nunca fueron escritos, ni ideados por los estados que firmaron los documentos de la ONU, cuando éstos fueron ratificados.

Es importante subrayar que la intención de estos estrategas y oficiales de la ONU se manifiesta en el sentido de que estos nuevos derechos implícitos del aborto y de los derechos homosexuales deberán sustituir a los derechos fundamentales, universalmente aceptados, tales como los derechos religiosos.

De esta forma, aunque la religión de un país, musulmán o católico prohíba el aborto o los derechos homosexuales, estos países deberán ser obligados, en función de haber firmado los tratados de la ONU, a implementar y acatar las nuevas directrices políticas. En caso de que sucedan divergencias deberán ser denunciados como estados que violan los derechos humanos de sus propios ciudadanos.

Las piezas del rompecabezas.

Con el paso del tiempo se ha construido lo que podríamos llamar la maquinaria de la promoción del aborto que basada más en principios ideológicos que jurídicos, plagada de sofismas, se ha encargado de que los abortos en el mundo se multipliquen.

Todo inició en 1952 cuando John Rockefeller funda el Populación Council y establece las bases para la promoción del aborto en el mundo (Donald T. Critchlow: Intended Consequences – Birth Control, Abortion and the Federal Government in Modern America, Oxford University Press, New York, 1999). El autor ha consultado por mucho tiempo todos los archivos pesonales de John Rockefeller III que no habían sido vistos antes por nadie, y ha podido reconstituir en las páginas 19-29 la fundacion del Population Council com base en las propias actas del evento, igualmente el libro habla de las actividades de John Rockefeller III en conjunto con los miembros del Population Council para establecer en aborto en el mundo através del gobierno federal de Estados Unidos.

Quince años después, en 1967, sociólogos asociados a Rockefeller hacen una primera propuesta de radicalización a favor del aborto (Kingsley Davis: Population Policy: ¿Will Current Programs Succeed?, Science, Vol. 158, No. 3802, Nov. 10, 1967, pp. 730- 739).

Posteriormente, pero en el mismo sentido, como piezas de ensambladas de una maquinaria que funciona, en 1990 nace el programa de Derechos Sexuales y Reproductivos de la Fundación Ford (Ford Foundation: Reproductive Health – A Strategy for the 1990s – A Program Paper of the Ford Foundation)

Paralelamente ya desde los años cincuenta la Fundación Ford empieza un programa de transformación de la actividad y la enseñanza jurídica buscando que los juristas pasen de la defensa de los clientes para la defensa de las causas. El objetivo de la causa ya no es defender ciudadanos según las leyes, sino modificar las leyes, creando nuevos derechos. (Walter Olson: The Ford Foundation – Shaping America ́s Law by re-making her law schools. Foundation Watch, July 2013.

En 1980 la Fundación Ford, Soros y MacArthur habiendo entendido que para avanzar habría que modificar el derecho internacional, pasar a litigar en las Cortes con base en el derecho internacional y crean oficinas de juristas mediante las cuales los abogados litigantes pudieron instrumentalizar los medios de comunicación para presionar a las Cortes. Los litigios no se ganarían por el valor jurídico de los argumentos, pero a través del activismo mediático y político. (Walter Olson: The Ford Foundation – Shaping America ́s Law by re-making her law schools. Foundation Watch, July 2013)

La maquinaria de la promoción del aborto en el mundo se siguió fortaleciendo y diez años después, en 1990, la Fundación Ford crea el concepto de derechos sexuales y reproductivos y decide que las estrategias relativas al aborto deberían pasar de programas de control demográfico a programas de derechos reproductivos y que los promotores deberían dejar de ser los médicos y políticos y pasar a ser los colectivos feministas orientados por sociólogos. (Ford Foundation: Reproductive Health – A Strategy for the 1990s – A Program Paper of the Ford Foundation).

De este modo en 1992, con ayuda de la Fundación MacArthur, la Fundación Ford crea el Centro de Derechos Reproductivos de Nueva York. Su finalidad seria modificar en la ONU y otros organismos internacionales la legislación vinculante y también su jurisprudencia e interpretación y presionar a las Cortes nacionales para crear derechos al aborto. (Harrison Smith: Janet Benshoof, lawyer who pursued abortion rights for women, dies at 70. Washington Post, December 19, 2017. in 1977).

Finalmente durante la primera década de este siglo el Centro de Derechos Reproductivos crea el concepto de Litigio de Alto Impacto que, consiste en estudiar el escenario político de los países y, habiendo condiciones favorables, entrar con una causa en las Cortes con base en el derecho internacional ya reinterpretado, al mismo tiempo que se movilizan organizaciones y actores nacionales e internacionales para presionar al pueblo, al legislativo y principalmente a las Cortes a legalizar el aborto.

La pelota está en juego.

Por un lado, la maquinaria internacional que inició su construcción hace 70 años, donde unos cuantos mueven hilos desde arriba manejando mayorías verdes para impulsar el aborto y por otro lado un sector que quiere abrir los ojos a la verdad y al escrutinio, al juicio crítico y a la libertad, para promover la vida.

Por un lado, un Centro de derechos Reproductivos que cuenta con el apoyo de todas las principales fundaciones filantrópicas del mundo y de más de 200 de las principales oficinas de abogados en más de 80 países, con la ONU como su principal aliado y por otro, hombres libres en países libres, que se resisten a la imposición de agendas extranjeras.

Por un lado, el Centro de Derechos Reproductivos promoviendo por el mundo litigios de alto impacto con la mira en Brasil donde el Poder Ejecutivo gubernado por el PT de Lula, se prepara para promoverlo, pero por otro lado juristas, políticos, gobernantes y millones de brasileños listos para denunciar intervencionismo, privilegiar el derecho sobre la ideología y la vida sobre la muerte.

Finalmente, compartir que existe un derecho humano fundamental que es el derecho a la información, mismo que, como decía Carlos Soria, reside en la persona, en todos y cada uno de los seres humanos que no queremos más noticias falsas y verdades a medias.

Todas las verdades que hemos compartido, sobre las mentiras del aborto, sofismas y cuentos que lo rodean, deben ser desveladas y conocidas, porque no tienen vida propia, no se sostienen en pie, como no lo hace una marioneta cuando es desconectada de los hilos que la mueven.

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