Opinión

Participación política y moral de los católicos mexicanos

Publicada

on

Mientras las fuerzas y partidos políticos en México ya ponen en práctica sus mejores estrategias para competir en las próximas elecciones federales del 2018, la ciudadanía católica sigue preguntándose cuál es su peso específico -si lo hubiera- frente a la decisión que se toma a favor de un partido, candidato o plataforma política; y aún más: qué valores y principios pueden (o quieren) transmitir en la responsabilidad política nacional.

En los últimos años, la práctica política y electoral de los católicos es un tema que ha llamado la atención a diferentes casas de análisis estadístico en el mundo. En Estados Unidos (quizá el país más avanzado en cuanto al análisis de datos) los estudios de las preferencias electorales de los católicos no se limitan a generalizar las tendencias del voto como un bloque uniforme. El estudio del votante católico incluye un análisis diferenciado desde su edad, nivel educativo y actividad económica; además, las encuestas cruzan datos de las preferencias electorales de los católicos según la frecuencia con la que practican la lectura de la Biblia, participan en Misa o hacen un voluntariado en su comunidad.

Hay quienes van más allá: el Centro de Investigación Aplicada para el Apostolado (un instituto de investigación enfocado en el catolicismo norteamericano) estudió la preferencia electoral de los católicos según la formación que recibieron en su infancia -en el marco de los Sacramentos de Iniciación Cristiana: Bautismo, Confirmación y Primera Comunión-; y los resultados fueron los siguientes: el 57% de católicos formados previamente al Concilio Vaticano II votaron por Trump; los católicos de la generación del Concilio siguieron prefiriendo a los Republicanos pero sólo en 49%; la generación post-conciliar votó ligeramente demócrata (aunque ya se hace presente casi un 10% de electores que eligió una tercera vía) y finalmente los milennials que se identifican católicos votaron en 59% por Clinton, 28% por Trump y un 13% un camino no bipartidista.

Es claro que, para tener mejores datos sobre cuáles son los factores que influyen en las actitudes y preferencias políticas de ciertos grupos religiosos, es necesario estudiar a profundidad las dinámicas de la propia comunidad religiosa. Uno de los esfuerzos más articulados por comprender los perfiles de creencias, prácticas, actitudes y de participación política de los católicos mexicanos ha sido la encuesta ‘Creer en México’ encomendada por el Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana a Ipsos Public Affaires en 2013.

En dicha encuesta se advierten algunos datos interesantes: para más del 70% de católicos el país se ha estancado o ha empeorado, ese mismo porcentaje prefiere que el gobierno invierta más en educación pública que en seguridad pública; más de la mitad de los católicos no se ubica en las categorías políticas “de izquierda o derecha” ni en las ideológicas “liberal o conservador” y el 75% no simpatiza con agrupación política alguna.

Lo que llama la atención de aquella encuesta fue la actitud de los católicos con su esfera pública: su deseo por que las autoridades respeten los derechos humanos es ligeramente menor a lo que manifestaron los no católicos; al mismo tiempo calificaron con menos severidad la posibilidad de ‘dar mordidas’ a funcionarios públicos o dejar de pagar impuestos. Los católicos también vieron con menor esperanza la posibilidad de que los mexicanos “trabajen juntos” y “confíen entre ellos”. Incluso -con casi un 1% de diferencia con los no católicos-, los católicos aceptaron “hacer cosas que los benefician personalmente” aunque con ello perjudiquen al país.

Si con estos datos hiciéramos un retrato homogéneo del católico mexicano sería, cuando menos, cuestionable. Y ese es el desafío: es necesario estudiar los diferentes perfiles de la catolicidad mexicana que sigue sumando, al menos nominativamente, casi el 80% de los habitantes; y, para la propia Iglesia católica, es indispensable que la formación religiosa que los feligreses adquieren en templos y parroquias se vincule con la responsabilidad social y política que tienen como ciudadanos.

Mucho de esto está en el interés de la asociación Juntos por México Unión Nacional de Movimientos Católicos, que del 6 al 8 de octubre próximos realizarán su Segundo Encuentro Nacional. El encuentro intenta poner un espacio de contacto a los diferentes movimientos y grupos donde los laicos católicos participan con su Iglesia pues, como se advierte por la encuesta ‘Creer en México’, quizá no haya sintonía en criterios ideológicos entre los laicos católicos pero lo que no se puede dejar de buscar es que el laicado cristiano esté dispuesto a contribuir en un auténtico desarrollo humano, en la consolidación de una democracia política y social, en la superación de la pobreza endémica, en la prosperidad de los pueblos y la capacidad de superación de la desigualdad, en la delineación de modelos económicos sostenibles, en el rechazo de la violencia y la defensa de la paz.

Porque ese sí es su verdadero ‘peso específico’ en la construcción política del país y los valores que mejor pueden dotar a los márgenes de la historia nacional.

@monroyfelipe

haga clic para comentar

Te Recomendamos

Salir de la versión móvil