Laboratorio de Ideas
¿Se mide el compromiso correctamente?
Hace algunos años, cuando definíamos los valores de nuestra empresa tuvimos una discusión mi socio y yo con relación a la palabra “compromiso”. Para él, la gente era comprometida si le contestaba su teléfono en la noche y los fines de semana, o si se quedaba hasta altas horas de la noche todos los días trabajando. Yo por mi parte, argumentaba que para mí, alguien comprometido es quién cumple sus promesas, como por ejemplo ser puntual.
Haciendo referencia a mi columna anterior, la connotación que le damos a la palabra “compromiso”, es muy distinto, pero el problema no para ahí, sino que además muchos líderes quieren comprobar todos los días que su equipo está comprometido, y para ello les piden cosas, no porque sean importantes para el negocio, sino solo para comprobar que están comprometidos, con base en lo que para ellos, eso signifique.
Me he encontrado clientes que me dicen que le piden cosas a su equipo para trabajar el fin de semana por ejemplo o quedarse un día hasta altas horas de la noche, y con eso miden si están comprometidos. El problema es que aún y cuando lo hayan comprobado muchas veces, no paran de mantener a su equipo en esa dinámica y claro, el día que una persona decide ya no coludirse en esa situación y renunciar, termina por ser tachado como una persona con falta de compromiso.
Ahora con esta situación de trabajo a distancia en muchas empresas, y con el miedo de muchas personas de perder su empleo por la crisis económica resultado de la pandemia, esta situación parece haberse acrecentado. El otro día en una reunión virtual con grandes amigos, me comentaban que han tenido juntas de trabajo en sábado y en domingo sin contar las que se organizan entre semana después de las 8 de la noche y su respuesta con resignación era, “nosotros que somos Godínez, no tenemos otra opción”. De verdad, ¿eso es compromiso?
Para usar correctamente las palabras, “compromiso” significa obligación contraída, por lo tanto una persona comprometida es una persona que cumple con sus obligaciones. Cuando una persona se contrata en una empresa, le indican las obligaciones que debe cumplir como parte de su trabajo, así mismo, cada vez que hable con su superior y exista un acuerdo sobre lo que debe hacer, debe procurar entender bien para cumplir con las obligaciones contraídas.
Luego entonces, una persona comprometida será aquella que cumple con sus obligaciones que fueron contraídas y acordadas previamente. Si de pronto, tu jefe o la organización te pide cambiar esas obligaciones y tú aceptas, entonces te estás “comprometiendo” a cumplirlas y si no lo haces, serás una persona no comprometida.
Ya comenté en mi columna anterior que en ocasiones la definición del diccionario no es suficiente para establecer la connotación de una palabra en el mundo de las organizaciones. En este sentido, alguna vez escuché una definición para la palabra “compromiso”, que me encanta y que trato de aplicar siempre. Compromiso significa “con promesa”, es decir, que existe una promesa hecha, ¿qué promesa?, la de cumplir con mis obligaciones.
No significa perder la privacidad y esclavizarse a atender al jefe o a una reunión en cualquier día a cualquier hora a menos que así se haya acordado previamente y se haya aceptado como parte de las obligaciones. Tampoco significa quedarme a trabajar todos los días tarde o complacer a mi jefe en todo lo que se le ocurra.
Por su parte, los líderes tienen que entender, que no es necesario estar probando todo el tiempo el compromiso de las personas ya que eso será evidente cuando cumplan sus obligaciones y logren resultados, ahí se darán cuenta si la persona está comprometida o no. Dejemos de cultivar a esa clase de ejecutivos que se dedican todo el tiempo a quedar bien con su jefe, a responder sus llamadas a la hora y el día que sea y a trabajar los fines de semana con tal de ser catalogados como “personas altamente comprometidas”.
Por otro lado, el compromiso debe ser en dos direcciones. Si la empresa nos exige cumplir con nuestras obligaciones, debemos exigir que la empresa cumpla con las suyas como respetar el pago, las cargas de trabajo, los horarios y los días de descanso. Dejar de decir, “ahora que la gente no tiene nada que hacer”, porque deben saber que descansar también es algo que hacer.