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Canadá posible para los mexicanos
¿Qué tan fácil es lograr la residencia canadiense?
Ciudad de México.- Desde que el pasado 16 de junio el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, dijo que el país está abierto a aceptar trabajadores mexicanos como ciudadanos, muchas han sido las expectativas que se han despertado al respecto, mitos y realidades han circulado por las redes sociales e incluso por los noticieros en México.
Y es que literalmente Trudeau dijo que estaría dispuesto a conceder la nacionalidad a “miles de trabajadores”, en su mayoría latinoamericanos, pero, qué tan fácil o difícil es lograr esta nacionalidad, ¿cómo se hace posible este nuevo sueño norteamericano? Para decirnos su experiencia y orientarnos en la realidad tenemos la historia de un mexicano que lo logró y ahora es uno de los representantes académicos de mayor prestigio de la escuela de idiomas más importante de Vancouver VGC, Pablo Contreras, quien nos narró su historia y compartió los tipsque lo llevaron a obtener la nacionalidad en un complejo sistema de puntos.
Originario de Guadalajara, Pablo en su adolescencia se rehusaba a ir a estudiar un semestre de idiomas a Canadá, ya lo habían hecho sus hermanos menores pero entre los amigos y algo de rebeldía no había consumado ese viaje que sus padres estaban dispuestos a pagarle para que perfeccionara su nivel de inglés, hasta que un día, a la edad de 19 años, Vancouver fue el destino de este viajero personaje, y le cambió la vida.
“Desde ese verano en Vancouver yo sabía que tenía que vivir ahí, no en otro país, no en cualquier lugar de Canadá, sino en la Ciudad de Vancouver que fue la que me enamoró” nos dijo Pablo Contreras, actual director de marketing y reclutamiento de VGC International College, la escuela más importante de dicha ciudad. Sin embargo, el recorrido para lograr su objetivo no fue sencillo, entre otras vicisitudes tuvo que dejar un excelente trabajo en México. Pero dejemos que sea el mismo Pablo quien nos narre su historia.
Primer paso: Desearlo
Cuando regresé de Vancouver, en mi interior había despertado esa necesidad de volver, narra Pablo Contreras, “tengo muy presente que me sentía triste, incluso mi madre me decía: ¿porqué estás así, si ya regresaste? A lo que respondí, precisamente por eso, no tenía las palabras para expresar mi sentimiento, pero me entristecía no estar allá”.
Pasaron los años, cursé la licenciatura en mercadotecnia en Guadalajara, me gradué y conseguí un buen trabajo, más porque sabía hablar muy bien inglés que por mi carrera. Como era de esperarse no le satisfacía desempeñarse en un área diferente a la de sus estudios. “Ahorré un poquito y me fui a estudiar a Barcelona, pero la misma experiencia nunca igualó a lo vivido en Vancouver”.
Yo tenía la idea fija de vivir en Vancouver. No sabía cómo, pero en mi mente estaban aquellos días de adolescencia en los que quedé impactado por la belleza de la ciudad y por el estilo de vida de la gente. Fue en ese momento, a mis 26, cuando decidí irme de vacaciones a Vancouver para recopilar información de universidades, y los requisitos para entrar. En aquel tiempo era casi imposible recaudar información de otra forma.
Segundo paso: Tener un plan
En ese tiempo no había demasiada difusión, yo lo logré a gracias a una Expo Educativa que hubo en Guadalajara, donde conocí a un canadiense que se dedicaba a asesorar personas para estudiar en Canadá; y aunque él me recomendaba otras ciudades insistentemente, yo persistí en Vancouver.
No obstante gracias a esa persona y a mi difícil investigación, algo necia para ser franco, logré enterarme que al estudiar educación superior en Canadá cuando te gradúas puedes obtener un permiso de trabajo legal.
Ahora es mucho más fácil gracias a plataformas como Ágora International Learning, encabezado por Rosy Ceceña, con años de experiencia en el ramo de educación internacional y quien junto a su equipo, literalmente te resuelven la vida en este aspecto.
Así que mientras, permanecía en México pero sentía que no estaba cumpliendo mi objetivo -continúa Pablo-, pero me estaba acercando; fue entonces que decidí juntar un pequeño capital y dejar mi trabajo en México para irme a Canadá, sí, a Vancouver; a estudiar mercadotecnia turística a una universidad pública. Mi plan fue: a través de la educación lograr mi sueño de vivir en Vancouver donde tenía mis mejore recuerdos, a pesar de que no conocía a nadie ahí.
Tercer paso: Disciplina
Cuando yo llegué a Vancouver no podía por ley trabajar los primeros seis meses, en ese momento debía tener los ahorros suficientes para pagar un curso de seis meses y además vivir, lo cual ahora ha cambiado pues puedes comenzar a trabajar desde el principio.
Requirió de un enfoque total de mi parte, pero me apegué a mi plan, por lo que tuve una serie de empleos, digamos empleos menores para ser exactos, siempre con una filosofía que se apegaba a mi proyecto de forma disciplinada: tenía muchos trabajos y pensaba, “son trabajos que me harán tener conexiones que me servirán a largo plazo, y me van a permitir tener dinero mientras sigo estudiando”.
Cuarto paso: concretar
Finalmente Pablo se graduó de un programa de estudios de dos años, y aplicó al permiso de pos graduado que te permite quedarte en Canadá trabajando hasta por tres años, tiempo para demostrar que una empresa canadiense te quiere como parte de su planta de trabajo, para que le demuestres a Canadá que eres una persona valiosa para pertenecer a su sociedad, y lo logré, obtuve dos trabajos y acepté los dos, uno entre semana en el sector en el que sigo trabajando, y el segundo en un hotel los fines de semana. Duré un año y medio y dije, voy a aplicar para la residencia, porque ya tengo los requisitos que son: estudios en una institución canadiense pública, inglés y experiencia laboral, y lo hice. En un lapso de ocho meses, en el 2013 me la concedieron.
Sistema de puntos
Canadá tiene un sistema de puntos, las personas que tienen más puntos son las que son elegibles para obtener la residencia, los factores son: el primero, la edad, es muy importante que no seas tan grande de edad, ni tan joven; el segundo, los estudios, es de suma importancia que realices estudios en Canadá, aunque tengas muchos estudios en tu país de origen; el tercero es tener dominio del inglés o francés, y por último, la experiencia de trabajo, es indispensable tener un empleo y carta de un empleador.
No es necesario romperse la cabeza con esto, es mejor consultar con Ágora International Learningque te acercarán a los expertos.
Continúa Pablo: la ventaja que tengo al trabajar en de VGC es que yo pasé por ese proceso, primero ser estudiante, luego trabajador y residente, he vivido el camino y el sistema de puntos y todo el trayecto para llegar a ser ciudadano de Canadá; este proceso para aplicar a la ciudadanía en mi caso duró cinco años, posteriores a ser residente, los pasos fueron: tener tres años dentro de Canadá con trabajo, hacer nuevamente un examen de inglés y hacer un examen de la historia de Canadá, eso a grandes rasgos.
Últimos consejos
Yo les digo siempre que sean muy honestos, muy realistas, hay gente que quiere hacer una maestría, pero tiene nivel de inglés intermedio, y pienso que son personas que no han investigado. Por ejemplo, hay programas de VGC que te preparan para entrar a universidades y no es necesario tener un nivel muy alto de inglés, para eso están hechos.
Hace poco que daba una conferencia en una universidad de México, conocí a una chica que me decía que llevaba un año mandando currículums a empresas canadienses y nadie le había hablado, yo le respondí: ni te van a hablar. No tienes permiso de trabajo y no te conocen. Si esa es la idea, es mejor optar por programas de un año que te dan una probadita de Canadá, a la vez que subes tu inglés y trabajas legalmente.
Luego viene este proceso en una ceremonia en la que el nuevo ciudadano jura lealtad a la Reina y jura ser un ciudadano ejemplar para Canadá; Pablo lo logró el día de su cumpleaños, sin perder la nacionalidad mexicana.
Lo que nadie te dice
Pablo dejó en México un futuro prometedor en una trasnacional muy grande, contra un futuro que parecía brillante en Canadá, en busca de una experiencia que él consideraba aún más prometedora… También dejó a sus amigos, a su familia, a su novia, y tuvo que lidiar con toda clase de comentarios que juzgaban su determinación. Muchos fueron los que le decían que no merecía la pena dejar atrás su país y su vida laboral.
Cuando Pablo trabajaba vendiendo teléfonos o siendo mesero en Vancouver, a él llegaban las voces de sus amigos diciéndole que estaba loco, que en lugar de estar avanzando estaba dando tres pasos hacia atrás, pero no desistió, para él era estrategia, un paso que merecía mucho respeto pues se trataba de prepararse para el futuro y ser competitivo en cualquier parte del mundo, en evolucionar por medio de la educación.
Hoy por hoy Pablo tiene un empleo a nivel dirección en Canadá, vive en una de las ciudades con mayor calidad de vida en el mundo, Vancouver, compró su propio departamento en una zona muy bonita de la Ciudad y cuando está en expos o promoviendo Canadá en México, sus amigos, los que antes decían “estás loco”, hoy le preguntan y le confiesan que ahora ellos son los que están interesados en migrar a Canadá.