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Xoco, pueblo urbano que mantiene su patrimonio arquitectónico y cultural
Ciudad de México.— El pueblo de San Sebastián Xoco es uno de los denominados por el Gobierno de la Ciudad de México como “pueblos originarios”, pues ha logrado prevalecer en un entorno completamente urbano al mantener su estructura social y política desde hace siglos.
Con más de 1,700 años de historia, hoy la zona donde se ubica Xoco -en la alcaldía Benito Juárez- vive una transformación con importantes macroproyectos que responden al crecimiento urbano; sin embargo, su legado y fisionomía se preservará gracias al trabajo en conjunto que realizan la Iniciativa Privada, las autoridades capitalinas y los habitantes del lugar.
En esta comunidad se han encontrado restos arquitectónicos, cerámicos y líticos, así como fosas y tumbas que comprueban la existencia de asentamientos en la zona durante las etapas Tlamimilolpa y Xolalpan de la cultura teotihuacana, una de las muchas civilizaciones precolombinas mesoamericanas que existió aproximadamente entre los siglos III y VI d.C. en el territorio actual de México.
Además de tradiciones y costumbres, entre sus calles destacan construcciones con legado histórico (como el Panteón de Xoco y la capilla de San Sebastián Mártir, construida en el siglo XVII durante el periodo colonial), y representativas de la evolución inmobiliaria del lugar (por ejemplo, la sede la Sociedad de Autores y Compositores de México, la Cineteca Nacional, el Instituto Mexicano de la Radio y el Hospital General de Xoco, entre otros).
Xoco es uno de los pueblos que se ha distinguido como uno de los pequeños barrios originarios (tlaxicallis), que tenían como eje principal un templo dedicado a un santo patrono -San Sebastián Mártir- para constituir su propia organización religiosa, social, económica y política; en él, según algunos testimonios de pobladores originarios, predominaron casas de adobe, huertas frutales y modestos locales, que cedieron su lugar a modernos edificios y vialidades para satisfacer la demanda de la población.
Hoy en día, las mejoras urbanas y la transformación del paisaje también pueden representar un crecimiento económico, desarrollo y modernización, además de fomentar la movilidad, algo necesario para urbes importantes, como puede ser la CDMX, considera Jorge Gamboa de Buen, director de Desarrollo de Negocios de Fibra Danhos.
“La industria inmobiliaria se convirtió en una de las ramas económicas más dinámicas de los últimos treinta años. Ello como consecuencia del bono demográfico y las demandas de vivienda, empleo, abasto, educación y entretenimiento, aunadas a políticas públicas de fomento a la inversión; la existencia de una generación muy competitiva de desarrolladores inmobiliarios y la aparición de mecanismos financieros institucionales”, señaló.