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Médicos Sin Fronteras promueven parto humanizado para bien de la madre e hijo
Me sentí escuchada y respetada, dijo Roxana sobre el proceso. “Fue un momento muy especial, sentí que estaba en buenas manos”, agregó.
Venezuela.- La organización Médicos Sin Fronteras (MSF) trabaja con el Ministerio de Salud venezolano, para promover el parto humanizado, para garantizar que tengan un alumbramiento seguro, respetuoso y empoderador.
De acuerdo con una nota de prensa, este trabajo se realiza en centros de salud como la Clínica Popular Jesús de Nazareth, ubicada en el Municipio Sotillo del estado Anzoátegui.
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“Procuramos que todo nuestro equipo promueva las normas y las prácticas de parto humanizado, para mejorar la calidad de la atención de las pacientes que recibimos cada día”, explica Yirlendy Salazar, coordinadora del departamento materno de este centro de salud.
El parto humanizado es la práctica que permite a mujeres tener información precisa sobre el proceso, a decidir cómo quieren que se desarrolle y recibir la atención médica de calidad con la que puedan dar a luz de forma segura y con dignidad.
Sin embargo, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), todos los días 830 mujeres mueren debido a complicaciones prevenibles relacionadas con el embarazo o el parto.
En el caso de Venezuela, el país enfrenta graves desafíos económicos y sociales que afectan el acceso a servicios de salud. En Anzoátegui el sistema de salud ha sido impactado por esa realidad.
“Me sentí escuchada y respetada”.
Roxana, de 24 años, llegó al área de servicios maternos del hospital a las 9:00 de la mañana. Ya tenía 40 semanas de embarazo, contracciones y expectativas sobre dónde y en qué condiciones daría a luz,
El médico de guardia examinó a la joven y le confirmó que tenía cuatro centímetros de dilatación, ya estaba en trabajo de parto.
En ese momento, el galeno calmó los nervios de Roxana, le dio la bienvenida al hospital y le explicó que su parto sería tratado de manera respetuosa en todo momento. Eso incluía estar informada sobre el proceso y poder tener la compañía de alguien cercano.
Roxana pidió que entrara su madre, Rosa Angélica, quien no comprendía muy bien lo que ocurría. Era su primer nieto, además que estaba nerviosa.
Tampoco había escuchado que las madres pudieran acompañar a sus hijas al momento de dar a luz.
La señora Rosa Angélica estuvo en todo momento. Acarició las manos de la joven, besó su frente y respiró con ella en cada una de las contracciones. De esto se trata el parto respetuoso.
Cuando Roxana escucha por primera vez el llanto de su pequeño, se desbordó en lágrimas. Su madre también. El recién nacido, Natanael, fue llevado al pecho de su madre para garantizar un apego precoz.
“Me sentí escuchada y respetada”, dijo Roxana sobre el proceso. “Fue un momento muy especial para mí, sentí que estaba en buenas manos”, agregó.
ARH