¿Todavía le sorprende a usted la violencia?

De no ser así, ¿cuándo empezó a acostumbrarse a ella? 

No pocos mexicanos, como si hubiese caído del cielo, se declaran sorprendidos por la violencia que campea incontrolable en no pocas regiones del país.

Si bien este fenómeno, el de la violencia impune y la inacción -cuando no complicidad abierta- de las autoridades, no es algo nuevo, ¿por qué apenas muchos mexicanos se muestran sorprendidos? ¿A qué se debe esta sorpresa, si desde hace no pocos años, una buena parte de ese ejército numeroso de los políticamente correctos ha denunciado, lo que en el colmo de la corrección política han calificado como la Guerra de Calderón?

¿Dónde estaban esos mexicanos, hoy sorprendidos? ¿Acaso su sorpresa se explica porque, no les había tocado de manera directa? ¿Acaso el que a otros afectara, nada significaba para ellos?

¿Y a usted, de no sorprenderle ya los niveles de violencia desbocada que reinan en buena parte del país, ¿cuándo dejó de sorprenderse? ¿Desde cuándo ajusto su vida cotidiana a la nueva realidad? ¿Cuándo se dijo, y dijo a los suyos, a partir de hoy, tomaremos estas precauciones?

¿Y por qué lo hizo? ¿Qué lo orilló a tomar esa decisión y recomendar a los suyos un conjunto de medidas las cuales, millones de mexicanos consideramos como el único recurso que tenemos para sobrellevar la situación?

Le pregunto ahora: ¿Está consciente del peligro que se gestaría, si nos acostumbráremos a ver la violencia como algo natural, consustancial a la vida moderna? ¿Imagina usted, la visión y conducta que regiría el desempeño de la autoridad encargada de combatir el delito y a los delincuentes, si nos conformáremos?

¿Imagina usted las consecuencias del conformismo de la autoridad? ¿Para qué investigamos? Si ya se acostumbraron a las balaceras, a los descabezados y descuartizados; y también a los secuestros, al derecho de piso y al narcotráfico.

Si usted es de los que por ningún motivo está dispuesto a conformarse con la complicidad de la autoridad con los delincuentes, con la nula eficacia en algunas zonas del país en lo que se refiere al combate a los delincuentes, ¿piensa que el problema tiene solución?

De tenerla, ¿quién piensa usted sería, o debería ser el actor principal en esa solución? ¿Y lo apoyaría usted, y lo defendería de los políticamente correctos?

¿A quién vería usted como actor central y fundamental en ese combate y la obligada victoria de la ley? ¿A las policías actuales, las cuales pululan con su cinismo y corrupción ofensiva en los tres órdenes de gobierno? ¿Y de no verlas, a quién ubica como el actor, si no el único, sí el principal y fundamental? ¿A las Fuerzas Armadas?

¿Qué les diría a los que hoy nos pretenden asustar, con una militarización del país? ¿Qué les diría?

En aras de contemporizar con los políticamente correctos, ¿aceptaría usted que las Fuerzas Armadas regresaren a sus cuarteles de inmediato, y nos quedáremos únicamente con las policías para protegernos de la delincuencia?

Por último, ¿le teme usted a la labor que llevan a cabo las Fuerzas Armadas, en contra de las bandas de delincuentes que se han apoderado de vastas regiones del territorio nacional?

De no temerles, por el contrario, y ver con buenos ojos su labor, ¿se deja asustar por los que hoy enarbolan la bandera del golpe militar? ¿Qué les diría usted a los que hoy, como loquitos, andan con esa bandera sin saber cuál es la realidad que enfrentan decenas de millones de mexicanos, inermes ante los delincuentes y sus cómplices, las policías?

¿Por qué no le piensa un poco a este tema, el papel de las Fuerzas Armadas en el combate a la delincuencia?

Es más, ¿por qué no lo platica con los suyos y sus amigos y colegas? Ya entrados en gastos, ¿por qué no exigirles a nuestros diputados, una posición clara al respecto?

¿Muchas preguntas? No olvidemos que la mejor de las respuestas, comenzó con una buena y oportuna pregunta.

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