Mundo
Valore lo que en verdad tiene, y trate de no perderlo
Para los mexicanos y me atrevería a afirmar, que para los que nacimos y hemos sido educados en los países que conformamos esto que llamamos América Latina, la noche de mañana nos dice y enseña mucho; a veces, más de lo que somos capaces de darnos cuenta y entender a cabalidad.
¿Qué es lo que en verdad tiene usted? ¿Riquezas mil, y bienes materiales que causan la envidia de no pocos? ¿A eso le da un gran valor?
Mañana por la noche, le pido que en algún momento observe lo que le rodea: ¿Quién está ahí, por qué está y qué es lo que en verdad tiene?
Vea con detenimiento, y piense con objetividad: ¿Acaso es lo material que ve ahí, lo que realmente tiene valor?
Esto que le propongo, no es cursilería propia de un setentón; quizás sea más el resumen de experiencias dolorosas las cuales, mediante la tristeza y el dolor, me enseñaron a ver más allá de la superficie.
Si bien el lugar común dice que los viales ilustran lo cual, en modo alguno niego, debo agregar que las experiencias dolorosas y las tristezas que llegan a lo más profundo, enseñan más.
Mañana, al margen de si usted fuere creyente o no, si piensa que hay un ser supremo o no, trate de disfrutar a plenitud esos momentos, entréguese sin reticencia alguna a los que están ahí para demostrarle que usted, para ellos, es alguien con el que vale la pena compartir esos momentos.
Si le parece que lo religioso que rodea a la Noche Buena, bien por usted; y si los que están con usted piensa lo contrario, o simplemente diferente, bien también por ellos.
Al final del día, ¿qué es lo que nos queda para la vida cotidiana? Esos momentos que no se compran por más riquezas que ofrezca a cambio.
El calor humano y las muestras de afecto sincero, desinteresado, tienen más valor que el que aceptamos concederles.
Por eso, no regatee el afecto; corresponda plenamente al que los suyos le ofrecen.
Disfrute pues, con los que lo quieren, mañana por la noche, esos momentos cuyo nombre dice mucho: La Noche Buena.