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Miroslava escribió sobre el narco en Chihuahua
México.— Uno de los últimos reportajes de la periodista mexicana Miroslava Breach asesinada la mañana del jueves a las afueras de su casa cuando pretendía llevar a su pequeño hijo a la escuela, hablaba de cientos de familias desplazadas por criminales en la Sierra de Chihuahua.
El texto publicado por el diario La Jornada en agosto de 2016 revelaba la crisis que vive la Sierra de Chihuahua donde cientos de familias han sido desplazadas de comunidades perdiendo sus casas, ganado y tierras grupos del narcotráfico que bajo amenazas de muerte les impiden regresar.
“La historia es la misma en las comunidades de La Lobera, Milpillas, El Huicochi, Las Chinacas, en el municipio de Chínipas; El Manzano, en Urique; Ocoyachi y Jicamorachi, en Uruachi; Bocoyvo, en Batopilas; El Durazno, en Guadalupe y Calvo: grupos de sicarios irrumpen, ordenan a los pobladores dejar sus viviendas y propiedades; luego se asientan en la zona para sembrar amapola, de la que obtienen goma de opio, base de la heroína, cuya demanda desplazó el cultivo de mariguana en la región”, escribió Miroslava.
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La nota detalló que en los últimos tres años se incrementó la violencia en la zona serrana. “Los cabecillas de grupos criminales en la región han aniquilado familias completas en su ambición por el control de la producción y compraventa del enervante”.
Documentó como legisladores buscaron un punto de acuerdo para exhortar a Peña Nieto que pusiera antención en la sierra Tarahumara donde la violencia crecía exponencialmente.
Uno de los últimos reportajes de #MiroslavaBreach que generó furia de los barones de la droga. En agosto 2016 en @lajornadaonline pic.twitter.com/bdmYXFEWEn
— Jenaro Villamil (@jenarovillamil) 24 de marzo de 2017
Miroslava denunció a Los Salazares
“El asesinato de familias completas y el desplazamiento forzado que ocurre en Chínipas, ubicado en la parte baja de la sierra Tarahumara –en los límites con Sonora y Sinaloa–, es un botón de muestra de la situación general que priva en la sierra. Desde finales de 2012, la banda delictiva Los Salazares, comandanda actualmente por Crispín Salazar Zamorano, empredió una limpia de presuntos enemigos en la región que tiene bajo su control, desde los pueblos de San Rafael, Bachichivo, Guazaparez, Temoris, la cabecera municipal de Chínipas y los poblados de Milpillas, La Lobera, Las Chinacas y El Huicochi, en la zona límitrofe con Álamos, Sonora”.
El reportaje también denunció: “en La Lobera, de donde fueron expulsados unos cien habitantes, los hombres de Crispín Salazar saquearon y destruyeron la mayoría de las casas; uno de los sobrinos del narco se instaló en la única casa que dejaron en pie. Las tierras, las huertas de manzana y el ganado de la gente, cambiaron de propietario”.
Esperan un milagro divino de la Guadalupana, dicen, porque hasta ahora las autoridades gubernamentales los tienen olvidados, mientras los cabecillas del narcotráfico permanecen intocados e impunes.
Trabajo publicado por Miroslava Breach el sábado 6 de agosto de 2016 en La Jornada.
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emc