Gerardo Medina Romero
El sentido del trabajo sin logros
Recientemente conversaba con una colega y amiga sobre la frustración que puede sentir un equipo que lleva trabajando mucho tiempo en un proyecto y que no puede avanzar por distintas situaciones ajenas a ellos.
Proyectos que llevan meses e incluso años, donde la carga de trabajo nunca baja sino al contrario, donde pareciera que nada avanza y que el final se aleja cada vez más. Equipos que no ven el fruto de su trabajo ni el apoyo de sus compañeros, a veces incluso en condiciones poco favorables.
En mi experiencia, esta situación no es algo que se presente de manera excepcional. Lamentablemente, es común ver que en las organizaciones existen proyectos o esfuerzos que pareciera que nunca logran obtener el resultado prometido y hacen que la gente que participa en ellos pierda el sentido de su trabajo.
Por otro lado, aquellos que esperan ese resultado pierden la esperanza de obtenerlo. Incluso he visto cómo algunos proyectos se llegan a convertir en mitos o leyendas dentro de las organizaciones o, peor aún, en burlas que subvaloran a los que trabajan en ellos.
El ser humano tiene una fuerte necesidad de logro. En los últimos años las metodologías denominadas Agile (ágiles) se han enfocado justamente en obtener logros rápidos que mantengan a la organización en movimiento.
Los proyectos internos deben obtener éxitos continuamente para mantener la credibilidad de su valor, o corren el riesgo de ser cancelados y el personal que participa en ellos de ser despedido.
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Paradójicamente, las personas que participan en esos proyectos fueron generalmente escogidas por ser las mejores en su función y lamentablemente las organizaciones, después de utilizarlos, terminan por no saber qué hacer con ellos una vez que terminaron su asignación. En muchas ocasiones terminan fuera de las empresas.
Sin duda hay muchos factores externos a esos equipos o proyectos que pueden influir en que los resultados no se logren. La pregunta es: ¿cómo mantener la energía suficiente para seguir adelante? En mi opinión, es un tema de perspectiva y de resiliencia.
En primer lugar, los directivos de la empresa tienen que comprometerse al mismo nivel que su personal y estar trabajando hombro con hombro, además de reforzar las acciones de reconocimiento y agradecimiento hacia el personal que participa en esos esfuerzos para hacerles saber que se valora su trabajo y que la organización está agradecida con lo que están haciendo.
Adicionalmente, deben promover en el resto del personal que no está participando en el esfuerzo, acciones que hagan sentirle a sus compañeros el respaldo y agradecimiento también.
Estas acciones ayudarán al equipo a saber que jefes y compañeros valoran su esfuerzo y esto facilitará que cambien su perspectiva sobre el trabajo. Enfocarse no en lo que falta, sino en lo que ya se caminó, valorar lo que se ha obtenido y no lo que sigue sin lograrse.
Thomas Alva Edison, inventor norteamericano, comentó alguna vez: “No he fracasado, he descubierto 10,000 maneras de cómo no se debe hacer”, y esto refleja la perspectiva que cambia el sentido de frustración por el sentido de logro, aun y cuando aparentemente no se haya logrado nada.
He descubierto que no podemos depender de nadie para sentirnos motivados a seguir trabajando. Creo que si la organización o los ejecutivos de la misma no son suficientemente efectivos para entender que deben valorar y reconocer el esfuerzo o demostrar reconocimiento a los equipos que durante mucho tiempo han estado trabajando en proyectos aparentemente sin logros, la motivación la debe encontrar cada persona a nivel individual, no por lo que ha logrado necesariamente para la organización, sino por lo que ha aprendido a lo largo de la experiencia y del esfuerzo, lo que ha podido crecer como profesional y como persona, los nuevos conocimientos que tiene, las nuevas habilidades que ha desarrollado.
Incluso, las nuevas relaciones que ha podido fortalecer con sus compañeros de trabajo. Sin duda nos sorprenderemos de todo lo que hemos logrado como individuos y como profesionales.
Ahí justamente están los logros que realmente valen en la vida, los que se quedan con nosotros y que nos acompañarán en el resto del camino sin importar la empresa para la que trabajemos.
Estos logros nos permitirán tomar mejores decisiones y cumplir nuestras metas a nivel individual. Los nuevos productos, la nueva oferta, los sistemas, los modelos de trabajo o cualquiera que sea el resultado del proyecto en el que estamos se quedarán en la empresa, pero incluso sin lograrlo por completo, ya hemos logrado crecer como individuo y eso lo debemos celebrar.