Opinión

La Reforma que viene. El Poder Judicial. 

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“Que todo el que se queje con justicia tenga un tribunal que lo escuche, lo ampare y lo defienda contra el fuerte y el arbitrario 

Generalísimo José María Morelos y Pavón 

En México, hace mucho que la justicia se escribe con minúscula. Los ministros y los jueces, ni son autónomos, ni son independientes, con sus honrosas excepciones. 

Es práctica común que la justicia se vende, que está al mejor postor. Que los jueces se doblan ante los grandes intereses. La SCJN al legalizar el anatocismo, el cobro de intereses sobre intereses, se puso del lado de los bancos y en contra de los deudores.  

La SCJN al negar el amparo en contra de los gasolinazos, dejó a los ciudadanos indefensos ante un reclamo justo. 

El poder judicial al ponerse al servicio de los poderosos, se fue quedando solo, perdió credibilidad y respeto. Al encerrarse en su mundo, los ministros, magistrados y jueces, cometieron excesos que los han llevado a usar el poder judicial para enriquecerse. Juraron respetar y hacer respetar la ley, y han hecho  todo lo contrario. Han usado sus cargos para acomodar a sus familias, parientes, amigos. La ley les prohíbe el nepotismo, y lo practican con soberana alegría. 

Desde su publicación, el 24 de agosto de 2009, la reforma al artículo 127 constitucional establece que ningún servidor público podrá percibir remuneración mayor a la que recibe el Presidente de la República. Desde entonces ha sido letra muerta. La SCJN no hizo nada para que se cumpliera, por el contrario, gozan de sueldos y privilegios que resultan ser un agravio y una burla en un país donde el salario mínimo es de 88 pesos diarios. 

Al resistirse a perder sus privilegios, la Corte no entiende que las cosas ya cambiaron. Que el voto popular del primero de julio, es una decisión del soberano contra el derroche, la corrupción, la impunidad y los privilegios. Es un voto por la Justicia con mayúscula.  

Fue patética y reveladora la manifestación de los jueces contra la disminución de sus salarios. Nunca protestaron por nada de lo que la ha dolido al país. Nunca los hemos visto marchar al lado de las madres de los desaparecidos, de los jóvenes o maestros defendiendo la educación pública, nunca al lado de las causas de la gente. Por eso se quedaron solos.  

Nadie defiende al poder judicial, porque hace mucho tiempo que el poder judicial le dio la espalda al pueblo. 

Llegó la hora de la Cuarta Transformación. No solo es una cuestión de reducir los salarios gigantescos. Cosa que se hará y que incluye a todos los servidores públicos. De organismos paraestatales, descentralizados, empresas productivas del estado, fideicomisos, gobernadores, presidentes municipales, síndicos, regidores, alcaldes, concejales, órganos autónomos, diputados, senadores, congresos estatales, suprema corte de justicia de la nación, consejo de la judicatura, tribunales electorales. 

Cuando una institución ya no cumple con la finalidad social que le dio origen y sentido, razón de ser. Tiene que irse.   

El país reclama JUSTICIA, quienes hoy la imparten no cuentan con la calidad moral, ni la confianza de la gente. La SCJN como la conocemos hasta hoy, está tocada de muerte. 

Se necesita un nuevo diseño del Poder Judicial, con mujeres y hombres, libres y verdaderamente autónomos, que hagan de la máxima del Generalísimo Morelos, la razón de su existencia.  

Se necesitan jueces, magistrados y ministros que entiendan, que la Justicia y la Patria, son, más grandes y más importantes que sus bolsillos.  

 

Agustín Guerrero Castillo
@agustingc2012 

 

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