Opinión

Muchos hablan de las pensiones, pero muy pocos hacen algo  

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El jueves de la semana próxima pasada y ayer lunes, una vez más comenté el tema del envejecimiento demográfico y algunos de sus efectos. Si bien esta vez me centré en la parte que prácticamente nadie toca (La caída brutal de la fecundidad), hoy le hablaré a usted del mismo tema, pero desde una perspectiva general, macro dirían algunos.

Desde hace unos tres años quizás, no más, empezaron algunos a hablar del problema de las pensiones y de la falta de sustentabilidad financiera de los sistemas públicos y de otros problemas relacionados.

A medida que los meses pasaron, unos pocos revisaron los excelentes materiales que elabora el área de investigación y divulgación de la CONSAR, y la seriedad con la que ese tema debe ser tratado, aumentó; no mucho, pero aumentó.

Hoy, podemos decir que, al hablar de las pensiones y sus efectos negativos, los que lo hacen se concentran en eso: Únicamente hablar. Para tragedia nuestra, esos hablantines son, en la mayoría de los casos, funcionarios de las áreas del Ejecutivo que deberían, desde hace años, haber tomado cartas en el asunto. Junto con ellos aparece, de manera destacada, otro grupo que hace gala de una irresponsabilidad que asusta: los legisladores.

Entre estos y el Secretario de Hacienda y la Subsecretaria Rubio, no se hace uno en lo que se refiere a las pensiones, y la urgente necesidad de empezar a enfrentar el problema. Es más, no pido mucho, sólo que empecemos a discutirlo con seriedad, y un alto sentido de responsabilidad.

Sin embargo, sabe usted por qué nadie se atreve a hacer algo, así fuere mínimo, por las consecuencias políticas que el tema tiene. Al adoptar una actitud así, conocida y muy popular entre los integrantes de la clase política: Hablar y hablar, y nada hacer, el problema de los sistemas públicos de pensiones y sus efectos negativos continúa agravándose, ahora sí de manera acelerada.

¿Cuándo entenderemos que, problema cuyo análisis y definiciones en materia de su solución se pospone, problema que se agrava? ¿Jamás? Yo también pienso eso.

Cuando el agravamiento sea de tal magnitud que tengamos que entrarle al problema, el costo a pagar será varias veces mayor que si hubiésemos hecho algo ayer, o anteayer. Así somos.

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