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La escuela en casa ¿moda, opción u obligación?

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Ciudad de México.— No son extravagantes, tampoco elitistas ni extremadamente religiosos. Tienen vacaciones como todos, pero cuando las terminen no volverán al aula con el nervio de quien quiere conocer a su nueva maestra o tiene muchas ganas de reencontrarse con sus amigos. Estos niños que antes formaban parte desde los años 80 de un movimiento educativo rara avis, ahora cobra fuerza. Se llama homeschooling. Y hoy ya no es desconocido para nadie.

El Homeschooling es una práctica regularizada en países como: Nueva Zelanda, Irlanda, Reino Unido, Canadá, Chile, Portugal, Francia y Chile. En México, Argentina o España tiene muchos vacíos legales, pero ya marca tendencia. Estados Unidos es un líder indiscutible de este fenómeno. La “educación en el hogar” es legal en los 50 estados y según informes del National Home Education están escolarizados de este modo alrededor del 3% de los alumnos, es decir más de 1.8 millones de niños.

Se trata de una realidad que muchos niños tienen debido a una enfermedad, discapacidad o por continuos viajes. Sin embargo, hay padres que sin ninguno de estos inconvenientes, ya habían decidido ser los profesores de sus hijos. ¿Visionarios?

Un estudio de expertos de la Universidad de Harvard, consideran que los estudiantes que egresan así son más responsables porque cada uno sigue un programa distinto al de sus compañeros (normalmente sus hermanos) y tienen que alcanzar los objetivos de sus tareas de manera independiente. Aprenden a resolver problemas y dudas sin ayuda de alguien y suelen tener mayor capacidad de analizar las circunstancias para la resolución de conflictos.

Anne Boyd por ejemplo, subraya el tiempo que puede pasar con los niños. Ella y su esposo fueron a un colegio convencional cerca de la casa donde vivían con sus padres. Olivia, su hija mayor fue al colegio durante un año, pero eso la dejaba fuera de casa demasiadas horas por día. “Son todos muy seguidos, llevarlos y traerlos a todos lados hacía que nuestra rutina fuera muy engorrosa” dice Anne cuando explica uno de los motivos que los hizo valorar este tipo de educación. Este método les ha permitido estar en su hogar y no irrumpir el día a día de sus hijos más pequeños.

Hoy por hoy ya no son los únicos y cientos de familias se han visto obligadas a acompañar a sus hijos en los estudios. Mañana y tarde. Día tras día.

Implementar este sistema educativo en el hogar implica disciplina. “Es difícil el primer año, pero una vez que ellos tienen su rutina se convierten en autodidactas y solo acuden a mí con preguntas muy específicas” dice Anne. Estudian alrededor de 3 horas por día. Asignaturas como Valores ciudadanos, Historia y Ciencias las tienen a primera hora, cuando están más despejados. Lengua y Matemáticas van después cuando la mamá puede hacerse un espacio para dedicarle un rato a cada uno de los que necesitan más atención.

Bennett, uno de los varones de los Boyd, tiene 5 años y está aprendiendo a leer, su madre aprovecha para enseñarle cuando los más pequeños duermen la siesta…

Los niños en este tipo de escolaridad disponen de más tiempo para hacer otras materias extracurriculares como música, arte y deporte. Con eso tienen “cubierto” el tema de la sociabilización, motivo por el cual gran parte de la comunidad educativa mira con recelo este movimiento.

Tienen una atención personalizada en las casas, pero las familias deben hacer un esfuerzo adicional para que esto no sea un problema y puedan compartir actividades con otros niños.

La experiencia es muy positiva, sin embargo, todos los años se reúnen con sus hijos y les preguntan si quieren seguir con la modalidad o ir al colegio. Ellos no lo dudan, el homeschooling les funciona, al menos, de momento. Para ellos no es una moda, es una verdadera opción.

Por Arantxa Escribano

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ebv

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