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“La Iglesia necesita escuchar a las familias”: Sínodo da a conocer Carta al Pueblo de Dios

El Santo Padre Francisco ha dado “nuevos e importantes impulsos a la perspectiva de la sinodalidad en la Iglesia.

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El Vaticano.— En el marco de los trabajos de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que inició el pasado 4 de octubre y concluye el 29 del mismo mes, fue publicada la Carta de los Obispos al Pueblo de Dios.

El Sínodo de Obispos tiene como objetivo que la Iglesia pueda aprender a partir de este camino y el proceso le ayude a vivir la comunión, realizar la participación y abrirse a la misión.

En ese sentido, este 25 de octubre se publicó la anunciada carta que los participantes en la XVI Asamblea General del Sínodo de los Obispos enviaron a los católicos del todo el mundo en vísperas de la culminación de esa Asamblea.

Queridas hermanas, queridos hermanos:

Cuando se acerca la conclusión de los trabajos de la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, queremos, con todos vosotros, dar gracias a Dios por la hermosa y rica experiencia que acabamos de vivir. Este tiempo bendecido lo hemos vivido en profunda comunión con todos vosotros. Hemos sido sostenidos por vuestras oraciones, llevando con nosotros vuestras expectativas, vuestras preguntas y también vuestros miedos.

Han pasado ya dos años desde que, a petición del Papa Francisco, se inició un largo proceso de escucha y discernimiento, abierto a todo el pueblo de Dios, sin excluir a nadie para “caminar juntos”, bajo la guía del Espíritu Santo, discípulos misioneros siguiendo a Jesucristo.

La sesión que nos ha reunido en Roma desde el 30 de septiembre constituye una etapa importante en este proceso. Por muchos motivos, ha sido una experiencia sin precedentes. Por primera vez, por invitación del Papa Francisco, hombres y mujeres han sido invitados, en virtud de su bautismo, a sentarse en la misma mesa para formar parte no solo de las discusiones, sino también de las votaciones de esta Asamblea del Sínodo de los Obispos. Juntos, en la complementariedad de nuestras vocaciones, de nuestros carismas y de nuestros ministerios, hemos escuchado intensamente la Palabra de Dios y la experiencia de los demás. Utilizando el método de la conversación en el Espíritu, hemos compartido con humildad las riquezas y las pobrezas de nuestras comunidades en todos los continentes, tratando de discernir lo que el Espíritu Santo quiere decir a la Iglesia hoy.

Así hemos experimentado también la importancia de favorecer intercambios recíprocos entre la tradición latina y las tradiciones del Oriente cristiano. la participación de delegados fraternos de otras Iglesias y Comunidades eclesiales ha enriquecido profundamente nuestros debates. Nuestra asamblea se ha llevado a cabo en el contexto de un mundo en crisis, cuyas heridas y escandalosas desigualdades han resonado dolorosamente en nuestros corazones y han dado a nuestros trabajos una gravedad peculiar, más aún cuando algunos de nosotros venimos de países en los que la guerra se intensifica.

Hemos rezado por las víctimas de la violencia homicida, sin olvidar a todos a los que la miseria y la corrupción les han arrojado a los peligrosos caminos de la emigración. Hemos garantizado nuestra solidaridad y nuestro compromiso al lado de las mujeres y de los hombres que en cualquier lugar del mundo actúan como artesanos de justicia y de paz.

Por invitación del Santo Padre, hemos dado un espacio importante al silencio, para favorecer entre nosotros la escucha respetuosa y el deseo de comunión en el Espíritu. Durante la vigilia ecuménica de apertura, experimentamos cómo la sed de unidad crece en la contemplación silenciosa de Cristo crucificado. “La cruz es, de hecho, la única cátedra de Aquel que, dando su vida por la salvación del mundo, encomendó sus discípulos al Padre, para que ‘todos sean uno’ (Jn 17,21). Firmemente unidos en la esperanza que nos da Su Resurrección, Le hemos encomendado nuestra Casa común, donde resuenan, cada vez con mayor urgencia, el clamor de la tierra y el clamor de los pobres: ‘¡Laudate Deum!’”, recordó el Papa Francisco precisamente al inicio de nuestros trabajos. Día tras día, hemos sentido el apremiante llamamiento a la conversión pastoral y misionera. Porque la vocación de la Iglesia es anunciar el Evangelio no concentrándose en sí misma, sino poniéndose al servicio del amor infinito con el que Dios ama el mundo (cf. Jn 3,16).

Ante la pregunta de qué esperan de la Iglesia con ocasión de este sínodo, algunas personas sin hogar que viven en los alrededores de la Plaza de San Pedro respondieron: “¡Amor!” Este amor debe seguir siendo siempre el corazón ardiente de la Iglesia, amor trinitario y eucarístico, como recordó el Papa, evocando el 15 de octubre, en la mitad del camino de nuestra asamblea, el mensaje de Santa Teresa del Niño Jesús. “Es la confianza” lo que nos da la audacia y la libertad interior que hemos experimentado, sin dudar en expresar nuestras convergencias y nuestras diferencias, nuestros deseos y nuestras preguntas, libremente y humildemente.

¿Y ahora? Esperamos que los meses que nos separan de la segunda sesión, en octubre de 2024, permitan a cada uno participar concretamente en el dinamismo de la comunión misionera indicada en la palabra “sínodo”.  No se trata de una ideología, sino de una experiencia arraigada en la Tradición Apostólica. Como nos recordó el Papa al inicio de este proceso: “Si no se cultiva una praxis eclesial que exprese la sinodalidad […] promoviendo la implicación real de todos y cada uno, la comunión y la misión corren el peligro de quedarse como términos un poco abstractos” (9 de octubre de 2021). Los desafíos son múltiples y las preguntas numerosas: la relación de síntesis de la primera sesión aclarará los puntos de acuerdo alcanzados, evidenciará las cuestiones abiertas e indicará cómo continuar el trabajo”.

Para progresar en su discernimiento, la Iglesia necesita absolutamente escuchar a todos, comenzando por los más pobres. Eso requiere, por su parte, un camino de conversión, que es también un camino de alabanza: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños” ( Lc 10,21). Se trata de escuchar a aquellos que no tienen derecho a la palabra en la sociedad o que se sienten excluidos, también de la Iglesia. Escuchar a las personas víctimas del racismo en todas sus formas, en particular en algunas regiones de los pueblos indígenas cuyas culturas han sido humilladas. Sobre todo, la Iglesia de nuestro tiempo tiene el deber de escuchar, con espíritu de conversión, a aquellos que han sido víctimas de abusos cometidos por miembros del cuerpo eclesial, y de comprometerse concretamente y estructuralmente para que eso no vuelva a suceder.

La Iglesia necesita también escuchar a los laicos, a las mujeres y a los hombres, todos llamados a la santidad en virtud de su vocación bautismal: el testimonio de los catequistas, que en muchas situaciones son los primeros en anunciar el Evangelio; la sencillez y la vivacidad de los niños, el entusiasmo de los jóvenes, sus preguntas y sus peticiones; los sueños de los ancianos, su sabiduría y su memoria. La Iglesia necesita escuchar a las familias, sus preocupaciones educativas, el testimonio cristiano que ofrecen en el mundo de hoy. Necesita acoger las voces de aquellos que desean ser involucrados en ministerios laicales o en organismos participativos de discernimiento y de decisión.  La Iglesia necesita particularmente, para progresar en el discernimiento sinodal, recoger todavía más las palabras y la experiencia de los ministros ordenados: los sacerdotes, primeros colaboradores de los obispos, cuyo ministerio sacramental es indispensable en la vida de todo el cuerpo; los diáconos, que a través de su ministerio representan la preocupación de toda la Iglesia por el servicio a los más vulnerables. Debe también dejarse interpelar por la voz profética de la vida consagrada, centinela vigilante de las llamadas del Espíritu. Y debe también estar atenta a aquellos que no comparten su fe, pero que buscan la verdad, y en los que está presente y activo el Espíritu, Él que ofrece “a todos la posibilidad de que, en la forma de sólo Dios conocida, se asocien a este misterio pascual” (Gaudium et spes 22).

“El mundo en el que vivimos, y que estamos llamados a amar y servir también en sus contradicciones, exige de la Iglesia el fortalecimiento de las sinergias en todos los ámbitos de su misión. Precisamente el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio” (Papa Francisco, 17 de octubre de 2015). No debemos tener miedo de responder a esta llamada. La Virgen María, primera en el camino, nos acompaña en nuestro peregrinaje.  En las alegrías y en los dolores Ella nos muestra a su Hijo y nos invita a la confianza. ¡Es Él, Jesús, nuestra única esperanza!

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Construirán un nuevo hogar para la salud de mujeres y bebés  

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Hospital madres y bebés

Nueva York.- En el corazón del East End del condado de Suffolk, un sueño está por hacerse realidad. Peconic Bay Medical Center (PBMC) avanza con los procesos de aprobación para la construcción del Centro para Mujeres y Bebés Emilie Roy Corey, un hospital de última generación diseñado para brindar atención integral a las mujeres y sus recién nacidos.   

Este espacio, que se convertirá en un refugio de esperanza y cuidado, forma parte de un ambicioso plan de expansión de 92 millones de dólares y estará listo en un plazo de 24 meses.  

Para muchas mujeres, el acceso a atención médica especializada y de calidad puede significar la diferencia entre una experiencia de parto segura y una llena de incertidumbre.   

Amy Loeb, directora ejecutiva de PBMC, reconoce esta necesidad. “Sabemos que en el East End no había una atención médica adecuada para la mujer.   

Desde antes de la pandemia hemos trabajado en construir un equipo excepcional y ahora queremos ofrecer un espacio que refleje ese compromiso”, expresó en una entrevista con Tu Prensa Local.  

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Detrás de este proyecto hay una historia de altruismo. Emilie y Michael Corey, residentes de Riverhead, han donado 10 millones de dólares para hacer realidad este centro, sumando un total de casi 25 millones en aportes al hospital.   

La obra, de 20,000 pies cuadrados y con un costo de 30 millones de dólares, llevará el nombre de Emilie Roy Corey como un testimonio de su compromiso con la salud maternoinfantil.  

“Emilie y Michael Corey han sido socios increíbles para nuestra visión del futuro. Gracias a su generosidad, las mujeres de nuestra comunidad tendrán acceso a una atención de primer nivel sin tener que desplazarse largas distancias”, destacó Loeb.  

Más que un hospital, el nuevo centro será un lugar donde la vida comienza con amor y cuidado. Contará con una Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) de Nivel II, espacios dedicados a la salud mamaria, uroginecología y teleneonatología.   

Además, ofrecerá cirugías ginecológicas y mamarias, asegurando que cada mujer reciba la atención que necesita en cada etapa de su vida.  

La doctora Julie González, jefa de Obstetricia y Ginecología de PBMC, será la encargada de liderar este nuevo pabellón.   

Para ella, este centro representa mucho más que infraestructura médica. “Se trata de cuidar a la mujer en su totalidad.   

Queremos asegurarnos de que las madres y sus bebés permanezcan juntos incluso en momentos críticos, evitando traslados innecesarios que pueden ser angustiosos”, explicó.  

Una de las características más esperadas del nuevo centro es que todas las habitaciones serán privadas, permitiendo a las madres y sus familias vivir el nacimiento de su bebé en un ambiente de intimidad y tranquilidad.   

“Después de dar a luz, cada mujer merece su propio espacio para descansar y estar con su bebé. Este centro garantizará esa privacidad y comodidad”, agregó la doctora González.  

Un futuro brillante para la salud materno-infantil.  

PBMC ha diseñado este centro con un enfoque en la calidez humana y el bienestar de sus pacientes.   

Con una entrada exclusiva, quirófanos de última generación y un equipo médico altamente capacitado, el hospital estará preparado para ofrecer intervenciones de alto nivel a bebés prematuros o con condiciones médicas complejas.  

Este hospital no solo brindará atención médica avanzada, sino que representará un cambio significativo en la vida de muchas familias del East End. Porque cuando una comunidad invierte en la salud de sus mujeres y bebés, está invirtiendo en su propio futuro. 

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Iglesia alerta sobre los riesgos de la IA para la infancia y pide regulaciones urgentes

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El Vaticano.- La Santa Sede ha alzado la voz sobre los peligros que la inteligencia artificial (IA) representa para la infancia, exigiendo regulaciones más estrictas y éticas para garantizar la seguridad, privacidad y dignidad de los niños.

Este llamado se realizó durante la presentación del evento “Riesgos y oportunidades de la IA para los menores: un compromiso común para la protección de los niños”,

Evento organizado por la Pontificia Academia de Ciencias en colaboración con la World Childhood Foundation y el Instituto de Antropología (IADC) de la Pontificia Universidad Gregoriana.

El evento, que se llevará a cabo hasta el 22 de marzo en la Casina Pío IV del Vaticano, contó con la participación de importantes figuras.

Entre las que destacan el cardenal Peter Turkson, el profesor Joachim von Braun y el profesor Hans Zollner.

Durante la conferencia de prensa, se destacó la necesidad de evitar que la IA quede exclusivamente en manos de empresas privadas.

Además, se subrayó la urgencia de modelos regulatorios globales.

El cardenal Turkson insistió en la responsabilidad de los Estados en la regulación de la IA, evitando que su desarrollo dependa únicamente de intereses privados.

Explicó que la Iglesia busca fomentar un debate global que involucre a las conferencias episcopales de todo el mundo.

Además, con esto se asegura que la tecnología sea utilizada para el bien común y no solo para beneficios comerciales.

Por su parte, el profesor Von Braun resaltó que los riesgos de la IA son cada vez más evidentes, desde la adicción infantil a las redes sociales hasta la manipulación de datos personales.

“Las matemáticas han dejado de ser una disciplina neutral; los algoritmos hoy tienen implicaciones éticas”, afirmó.

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Cooperación global para proteger a los niños.

El profesor Hans Zollner enfatizó que la Iglesia ha sido pionera en la discusión sobre la protección infantil frente a las nuevas tecnologías.

Sin embargo, advirtió que la falta de cooperación entre organismos ha frenado avances significativos en este tema.

A su vez, Citó el trabajo del Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados en EE.UU., que recibió más de 29 millones de denuncias de abuso infantil en línea el año pasado.

Demostrando así la magnitud del problema.

El compromiso de la Iglesia y el Papa Francisco.

El Papa Francisco ha reiterado en diversas ocasiones la importancia de una IA que mantenga su “potencial creativo” sin caer en lógicas individualistas o comerciales.

Además, la Iglesia, con su influencia global, busca sentar las bases de una discusión ética que involucre a gobiernos, empresas tecnológicas y sociedad civil.

Mismas que, asegurarían que la protección infantil sea una prioridad en el desarrollo de nuevas tecnologías.

Este evento en el Vaticano refuerza el compromiso de la Iglesia en la defensa de los más vulnerables.

Misma que, promueve un enfoque regulatorio que garantice un uso responsable de la inteligencia artificial en beneficio de la infancia.

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¿Por qué olvidamos nuestra infancia? Nueva investigación de Yale lo explica

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Recuerdos

Estados Unidos.-  Si alguna vez has intentado recordar tu primer cumpleaños o el sonido de la voz de tu madre cuando eras un recién nacido, probablemente te has encontrado con un vacío absoluto. Este fenómeno, conocido como amnesia infantil, ha desconcertado a científicos y psicólogos durante décadas.

Un reciente estudio de la Universidad de Yale, publicado en la revista Science, desafía la idea de que los bebés no pueden formar recuerdos debido a la inmadurez de su cerebro. En cambio, sugiere que estos recuerdos podrían almacenarse, pero volverse inaccesibles con el tiempo.

¿Por qué los recuerdos infantiles desaparecen?

Aunque los bebés pueden crear recuerdos, estos parecen perderse con el tiempo. Existen dos hipótesis principales para explicar este fenómeno.

La primera sugiere que los recuerdos infantiles no se consolidan en la memoria a largo plazo y simplemente se desvanecen. La segunda, más intrigante, plantea que estos recuerdos permanecen en el cerebro, pero resultan inaccesibles en la adultez.

“Los estudios en animales indican que la amnesia infantil es un problema de recuperación, no de almacenamiento”, señala el investigador principal, Nick Turk-Browne.

Además agregó que es cierto, los recuerdos de los primeros años de vida podrían estar ocultos en el cerebro, aunque no podamos acceder a ellos concientemente.

El estudio también distingue entre dos tipos de memoria en los bebés:

Memoria episódica: Permite recordar eventos específicos, como un cumpleaños o un paseo.

Memoria de aprendizaje estadístico: Se basa en patrones y reglas generales del entorno, como la estructura del lenguaje o el reconocimiento de rostros familiares.

Según Turk-Browne, la memoria de aprendizaje estadístico se desarrolla primero, ya que es esencial para la evolución del lenguaje y la percepción del mundo.

Una de las preguntas más fascinantes es si los recuerdos perdidos pueden recuperarse. Algunos experimentos sugieren que los niños pequeños pueden recordar eventos tempranos si se les presentan pistas adecuadas, como imágenes o videos de su infancia.

Investigaciones en curso en Yale han encontrado que los niños en edad preescolar pueden reconocer grabaciones tomadas desde su propia perspectiva cuando eran bebés. “Los resultados iniciales indican que estos recuerdos pueden persistir hasta la edad preescolar antes de desvanecerse por completo”, explican los científicos.

Si esta hipótesis es correcta, la memoria infantil no desaparece totalmente, sino que queda bloqueada por mecanismos cerebrales aún desconocidos.

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¿A qué edad deben caminar los bebés? Lo que los padres deben saber  

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Bebés

Estados Unidos.- Uno de los momentos más emocionantes para los padres es ver a su bebé dar sus primeros pasos. Esa imagen del pequeño tambaleándose, con los brazos extendidos y una expresión de asombro y felicidad, marca el inicio de una nueva etapa llena de exploración y autonomía.  

Sin embargo, muchos padres se preguntan si existe una edad exacta en la que todos los bebés deberían empezar a caminar. 

La realidad es que cada niño sigue su propio ritmo de desarrollo.

Algunos bebés sorprenden a sus familias caminando antes de cumplir el año, mientras que otros tardan un poco más.  

Según la pediatra Michele Marshall, de la Cleveland Clinic, la mayoría de los bebés comienzan a caminar entre los 12 y 15 meses, aunque el rango normal varía desde los 9 hasta los 18 meses. 

Si un bebé no se pone de pie con apoyo a los 12 meses o no intenta caminar a los 18 meses, mostrando rigidez, falta de coordinación o poco interés por moverse, los especialistas recomiendan acudir al pediatra para evaluar si es necesaria una intervención temprana. 

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Antes de caminar, los bebés pasan por distintas etapas que les ayudan a fortalecer sus músculos y mejorar su coordinación.

3-4 meses: Levantan la cabeza y el pecho cuando están boca abajo. 

4-6 meses: Comienzan a rodar sobre sí mismos. 

6-7 meses: Logran sentarse sin apoyo. 

6-10 meses: Inician el gateo, clave para la fuerza y el equilibrio. 

¿Es mejor que el bebé camino descalzo? 

Los expertos recomiendan que los bebés caminen descalzos al principio, ya que esto favorece su equilibrio y la fuerza en los músculos de los pies. Usar calzado demasiado pronto puede afectar su capacidad de encontrar sus propios puntos de apoyo. 

Cuando los bebés comienzan a caminar, pueden alcanzar lugares y objetos peligrosos.

Los especialistas recomiendan tomar medidas de seguridad como instalar rejillas en las escaleras, asegurar enchufes, mantener sustancias tóxicas fuera de su alcance y evitar muebles con puntas afiladas. Además, prevenir caídas es crucial, ya que un golpe fuerte podría generar miedo y retrasar su desarrollo motor. 

El crecimiento infantil es una experiencia inolvidable tanto para los bebés como para sus familias.  

Lo más importante es respetar el ritmo de cada niño y brindarle un ambiente seguro y estimulante para su desarrollo. 

ARH

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