Connect with us

Opinión

Chedraoui, la finalidad de un icono jerárquico

Publicada

on

México.— Conocí al arzobispo Antonio Chedraoui Tannous gracias al fotógrafo David Ross; para él, uno de los mejores retratos que había realizado con su famosa técnica de “fundido al negro” había sido al titular de la iglesia ortodoxa de Antioquía en México, Venezuela, Centroamérica y el Caribe. Más que una fotografía parecía un icono lleno de símbolos de poder: el arzobispo en rason y epanókamelaukion negros (sobretodo y tocado) luciendo el stauros pectoral y la panaguia bajo sendas cadenas de oro y remates de rubí, empuñando con severidad un tremendo kazranion (báculo) mientras sonríe con gentileza, casi condescendiente.

El arzobispo metropolita Antonio Chedraoui destilaba jerarquía por los cuatro costados; su servicio a la iglesia antioqueña lo resume claramente la nota de su fallecimiento divulgada este 14 de junio: “Ha tenido relaciones con la mayoría de los Presidentes de la República del Líbano desde 1950 hasta la fecha. Y se ha entrevistado con diversos Jefes de Estado, como los Reyes de Grecia, Pablo y Federica, y los Presidentes de Venezuela, Argentina, Brasil y Chile. Se le ha considerado como uno de los líderes más destacados de la Colonia Libanesa en México y de las demás Colonias Árabes. Ha tenido el privilegio de contar con la amistad de varios Presidentes de la República Mexicana, desde el Lic. Gustavo Díaz Ordaz hasta el actual Presidente, Lic. Vicente Fox Quesada (sic); además de contar con el aprecio y la amistad de diversos Secretarios de Estado, de líderes religiosos de diversas Iglesias, así como también de los líderes políticos mexicanos y de la iniciativa privada”.

Para los medios de comunicación y la clase política, el arzobispo Chedraoui se reducía al día de san Antonio Abad, su cumpleaños y onomástico; a una solemne ceremonia de tremenda pompa bizantina y una frugal recepción donde convergían los políticos de moda y los poderosos líderes transexenales. Hay que mencionar que desde 1966, Chedraoui fue obispo vicario patriarcal para todas las comunidades católicas ortodoxas antioquenas de México, Venezuela, Centroamérica y el Caribe (la región fue elevada a dignidad archiepiscopal y, por tanto, desde 1996, Chedraoui fue el primer arzobispo metropolitano).

Pero el trabajo del arzobispo tenía efecto en cada comunidad que presidía, fuera en México, Martinica, Guatemala, Honduras o Venezuela. Tan solo en Guatemala, la única institución privada que continúa proveyendo hogar, educación y capacitación laboral a niños huérfanos (hijos y nietos del conflicto armado) es el albergue Rafael Ayub, de las monjas católicas ortodoxas antioqueñas quienes, bajo el amparo de la enorme figura de Antonio Chedraoui, han resistido el embate de los gobiernos que han centralizado los orfanatos con el riesgo de que terminen administrados por la desquiciada corrupción que reina en aquel país.

El legado de Chedraoui, la finalidad de ese estilo de gobierno soportado en esa retórica de poder, ha sido la visibilización de una iglesia ortodoxa con presencia muy limitada en comunidades pequeñas y dispersas en el continente pero cuya cooperación económica y subsidiaria es muy generosa y que hace que sus servicios de asistencia humanitaria sean altamente reconocidos por la sociedad y los gobiernos latinoamericanos.

Aunque pequeña, la iglesia ortodoxa antioqueña –una breve porción de la pujante comunidad libanesa en México- se ha abierto paso en la conversación política, económica y social en el país. Hoy, la comunidad Ortodoxa se concentra en la catedral de San Jorge ubicada en la ciudad de México; y en su área metropolitana, la magnífica y esplendorosa catedral de San Pedro y San Pablo ubicada en Huixquilucan, Estado de México. Además, los monjes presbíteros, diáconos y archimandritas se congregan en el Monasterio de San Antonio el Grande, Jilotepec; en Yucatán llevan la parroquia de la Dormición de la Virgen y en Tijuana, la misión ortodoxa se denomina Proyecto México.

Chedraoui será recordado como el icono jerárquico de la iglesia antioqueña lationoamericana por antonomasia. Un hombre que provino de una familia humilde avecindada en Trípoli, Líbano, como confesó al periodista Mario Alberto Mejía: “Yo lo digo con orgullo, nací en una familia pobre. Estudié en escuelas de gobierno, que hoy muchos creen que es algo malo. Después, cambié al seminario; a los 13 años me fui al seminario y ahí me incliné hacia la vida sacerdotal. Padecer carencias fue algo muy importante en mi vida y muchos hermanos que estuvimos juntos en el sacerdocio también recuerdan esos días, no recuerdan los días de hoy, donde tenemos más lujos. Aquellos días nos hicieron hombres para poder manejar una sociedad”.

@monroyfelipe

refm

Dejanos un comentario:

Felipe Monroy

Familia: ‘arquitecta de resiliencia’ en tiempos de incertidumbre

¿Cómo debe ser el rol de la familia para enfrentar la incertidumbre contemporánea?

Publicada

on

El signo más relevante del siglo XXI es, sin duda alguna, la incertidumbre. Esta época está marcada por migraciones, crisis globales, conflictos geopolíticos y transformaciones culturales realmente aceleradas, las familias enfrentan desafíos sin precedentes. Una de las principales inquietudes de los padres de familia es saber a qué adaptarse y cómo hacerlo para, con sus hijos, navegar en una sociedad cada vez más compleja. Al respecto, un estudio reciente de la Universidad Católica Portuguesa, liderado por el psicólogo Carlos Barros, revela que la respuesta está en la resiliencia intergeneracional y la empatía cultivada desde el hogar.

Incertidumbre: ¿Amenaza u oportunidad?

El psicólogo Barros retoma el concepto de “evitación de la incertidumbre” que fue popularizado por el antropólogo Geert Hofstede; el cual explica por qué algunas sociedades se paralizan ante lo desconocido, mientras otras lo abrazan.

Según el estudio, las familias en culturas con baja ‘evitación de la incertidumbre’ crían hijos más curiosos, con roles de identidad y participación más flexibles y una menor tolerancia a las reglas rígidas. En cambio, en sociedades con alta ‘evitación’, prevalece el miedo a lo diferente y la necesidad de mayor control.

En el primer tipo familiar, claramente hay mayor adaptabilidad a los cambios y búsqueda de soluciones creativas y cooperativas frente a nuevos desafíos; sin embargo, también se diluyen cualidades importantes para el núcleo familiar como el compromiso, el sacrificio, la presencia y la identidad complementaria para sostener un refugio que resiste ante las crisis.

En el segundo tipo familiar, por el contrario, muchos desafíos no experimentados en el pasado quedan sin atención, ocultos o invisibilizados; sin bien, la solidez de las convicciones, los roles y los compromisos de la familia son un auténtico refugio y certeza para los individuos que luchan contra un mundo cambiante, la poca adaptabilidad (evitar la incertidumbre) incrementa las condiciones y cualidades del miedo que termina alejándose de la realidad externa.

Resiliencia como proceso dinámico

Entonces, ¿Cómo debe ser el rol de la familia para enfrentar la incertidumbre contemporánea? Para el autor del estudio, las familias que interiorizan una dinámica de resiliencia tanto en la seguridad como en la esperanza saldrán adelante con mejores herramientas, capacidades y, sobre todo, con la valoración positiva tanto de sus raíces como de la prospectiva de su identidad.

La resiliencia no es solo “aguantar” las crisis, los desastres o las recurrentes adversidades como un muro sólido pero erosionado por la falta de vitalidad renovada; y tampoco significa solo “fluir” en los vaivenes del tiempo, sin cimientos y sin sentido de corresponsabilidad, con identidades volátiles y confusas. La resiliencia es un proceso dinámico que en la familia está nutrido tanto de sus más profundas tradiciones culturales como de las más creativas herramientas de adaptabilidad.

Barros pone el ejemplo con las experiencias de las familias migrantes y concluye que estas, al vivir en condiciones extremas de adversidad, transmiten estrategias de adaptación a sus hijos que involucran desde conservar las tradiciones de su identidad (lengua, costumbres, valores, hábitos, religión) hasta promover nuevas habilidades necesarias (aprender nuevos idiomas, reconocer valores culturales distintos e interactuar con libertad reconociendo la identidad propia y la dignidad de los demás)”. Esta respuesta de la familia a la resiliencia “crea un colchón emocional frente al estrés” que viven tanto los individuos como el colectivo familiar en un contexto de incertidumbre.

Por si fuera poco, la resiliencia es una cualidad de identidad y adaptabilidad que se transmite claramente entre generaciones; son los más pequeños quienes recogen de las experiencias de adversidad superadas mejores habilidades para negociar con cautela y esperanza su propio futuro familiar.

Empatía, empatía, empatía

Finalmente, el estudio enfatiza la importancia de educar en la empatía en tiempos de incertidumbre. Barros asegura que la empatía no es innata sino que se desarrolla esencialmente en la familia; y por ello, son pertinentes los espacios que proveen herramientas para su puesta en práctica en el seno familiar a través de talleres, terapias, sesiones, encuentros y demás estrategias solidarias o subsidiarias.

Así, si los padres escuchan activamente a sus hijos y validan sus emociones participan de la formación de una tolerancia social realista; y al mismo tiempo, si se mantienen las certezas profundas de la misión paternal y familiar, se provee confianza y un sitio seguro para que sus miembros se desarrollen en bienestar. La empatía, por tanto, es semilla de una sociedad más justa.

En conclusión, los intensos cambios socioculturales continuarán durante mucho tiempo antes de que una nueva etapa de seguridad vuelva a aparecer en el horizonte civilizatorio, mientras tanto, las familias son las auténticas “arquitectas de resiliencia” que requieren, además de herramientas y habilidades hacia adentro, de políticas públicas en la sociedad compartida para auxiliarse en esta responsabilidad y labor hacia el futuro.

*Director VCNoticias.com @monroyfelipe

Seguir leyendo

Columna Invitada

¿Podemos confiar en los medios?

Si no logramos tener en la comunicación tan fundamental, en la vida diaria, de esa vivencia de la esperanza, nuestro futuro será bastante dudoso

Publicada

on

En este momento, la gran escasez, es de esperanza. Y no necesariamente porque nosotros, en lo personal, estemos desesperanzados. Básicamente, pensemos en los medios, tanto los profesionales, los oficiales, como los privados, los de las redes sociales, que nos tienen constantemente en un estado de duda, de agobio y desesperanza. Y esto es algo que nos mantiene inquietos.

 Pensemos en dos noticias importantes de los últimos días. Uno es el caso de las guerras tradicionales.  El otro, el de las guerras comerciales. Ambos, entre naciones. Ambos, con el potencial de dañar a agresores y agredidos. Porque, en una guerra, todos los bandos pierden.

 El enfrentamiento entre Trump y su vicepresidente Vance con el señor Zelensky, presidente de Ucrania, quienes nos dieron un verdadero show que deja a la humanidad en la desesperanza. Poco importa saber quién ganó, quién perdió, quién tenía la razón, si alguien fue grosero o si ambos lo fueron, si ambos deberían de pedir disculpas o no. Simplemente, el resultado, después de haber visto un enfrentamiento de este estilo, no nos deja nada. No nos deja una posibilidad clara de que esta guerra, tan compleja, se vaya a resolver pronto.

 Y por el estilo: en estos mismos días, se hace realidad la ya tan anunciada amenaza de poner aranceles a distintos países, entre otros México. Tras de un tiempo de espera, el señor Trump cumplió con sus amenazas y de poco sirvieron reuniones, ofrecimientos de acciones por Canadá y México para cumplir las peticiones del presidente de los EE. UU.

Hay varios asuntos alrededor. Por un lado, los temas mismos. Situaciones complejas, difíciles, que no se pueden manejar con simplicidad. Pero, más importante, hay una deformación constante, buscada y desarrollada de la opinión pública. Donde se escuchan informaciones, se presentan datos y se tuercen, se muestran parcialmente, solamente para darle peso a sus ideas.

El resultado de esta comunicación, es desesperanza, miedo, rencores, fanatismo, odio. Tenemos no solamente ese tipo de resultados sino, algo tal vez más importante: nos estamos acostumbrando a tener una apariencia de razonamiento. Se ha hablado mucho de la posverdad, un tema tal vez más para filósofos y especialistas en el lenguaje. Vivimos las llamadas fake news; se nos está diciendo que ya la realidad no es lo que importa, que la razón no cuenta. Es una transformación, una deformación de la percepción de la realidad. A esas visiones deformadas se les hace pasar por razones. Y lo peor, es que lo estamos creyendo. Ante esta situación, ¿podemos confiar en los medios?

¿Cuál es el objeto de esta transformación, de esta deformación? ¿Será acaso buscar la paz? ¿O será tal vez el dinero o el prestigio? Parece que una parte del objetivo es crear y obtener ventajas de tipo económico. Pero también una parte importante es que tal vez, de ambos lados, hay una búsqueda de ganar a costa de la derrota del otro. No hay en esta discusión una búsqueda del concepto de ganar-ganar. Parecen decir: “Te aplico mi poder y no puedes hacer más que aceptar mi voluntad”.  Y lo hacemos frente a la prensa o en la plaza pública, donde no voy a aceptar que el otro pudiera tener, ni siquiera, un poquito de razón. Donde quiero quedar bien, porque estoy frente a quienes van a decir: ¿Quién ganó?

En ambos eventos nos encontramos con supuestos argumentos, con frases como: “no nos agradecen, no duran ustedes ni dos días sin nuestro apoyo, nos están faltando al respeto” o en el otro caso, como: “tomaron decisiones unilateralmente, no nos han tomado en cuenta, nosotros somos un pueblo soberano y ustedes no lo están considerando”. Finalmente, argumentos que son más de emotividad y no necesariamente de razón. Y que después de haberlos dicho, es muy difícil echarse atrás.

 El punto es cómo avasallar al enemigo, cómo poner fin a sus anhelos. Están poniendo sus ilusiones en mentiras. Y no debemos ser así. Necesitamos poder arriesgarnos a tener esperanza y tenemos que defender nuestra esperanza con respeto, con delicadeza; sostener nuestros puntos de vista, y vivir de acuerdo con esa esperanza. Y esto es verdaderamente importante.

Si no logramos tener en la comunicación tan fundamental, en la vida diaria, de esa vivencia de la esperanza, nuestro futuro será bastante dudoso. Tenemos que acostumbrarnos a tratar de convencer porque lo vivimos, ya que nosotros lo estamos demostrando con nuestro modo de ser, que creemos en aquello que estamos tratando de usar como argumento.

Tenemos problemas, casi siempre, por convertir el análisis en un asunto de política. La comunicación tiene un fondo político por el mero hecho de que trata de lo público, y también al revés: todas las cosas públicas terminan teniendo una faceta de comunicación. El propósito de una buena comunicación es poder construir una comunidad. Pero una comunidad no se construye de la manera como lo estamos presenciando. No se construye sin armonía, no se construye venciendo y derrotando a los demás.

Se trata de aceptar que puede haber diferentes puntos de vista y que, muchas veces, esos aspectos son valiosos. No se trata solamente de tener un buen método para vencer, que es lo que estamos manejando en este momento: hay que tratar de construir la paz tanto en los extremos tan dolorosos como puedan ser la situación en el Medio Oriente o en Ucrania, como la paz en nuestros hogares, en nuestras familias, en el trabajo diario, en la Sociedad.  Y, por difícil que parezca, también en la política.

 Es importante construir garantías, de manera que pueda haber confianza.  Mientras no tengamos confianza los unos en los otros, la paz es imposible. No se trata de lograr la paz para el vencedor y, desgraciadamente, lo que estamos viviendo en este momento es que algunos quieren tener paz, a costa de que otros pierdan.

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

Seguir leyendo

Columna Invitada

Sonora frente a los aranceles: ¿riesgo de crisis u oportunidad para ser resilientes?

Publicada

on

La gestión del riesgo, desde un enfoque de resiliencia, implica atender las señales, conocer nuestra situación, evaluar nuestras capacidades y desarrollar un plan de contingencia. Esto debe complementarse con estrategias de atención a emergencias y preparación para la continuidad de operaciones. Pero este principio no solo aplica a los fenómenos naturales, sino a cualquier ámbito, incluida la economía global. No podemos evitar la lluvia, pero sí decidir cómo protegernos, y siempre hay opciones para hacerlo.

El anuncio de aranceles del 25% por parte de Estados Unidos a productos mexicanos ha generado incertidumbre en Sonora, un estado que exportó poco más de $25 mil millones de dólares en 2024, principalmente en manufactura, agroindustria y minería, pero que sólo representa el 5 % de las exportaciones nacionales en comparación, el más bajo de los estados fronterizos, Chihuahua (13.2%), Coahuila (12.3%), Nuevo León (10.5%), Baja California (10.2 %) y Tamaulipas (6.4%)

Pero ¿y si esta presión comercial, en lugar de paralizarnos, se convierte en el catalizador para modernizar nuestra economía? La respuesta no está en el lamento, sino en identificar dónde están las brechas que debemos cerrar y las ventajas que aún no explotamos.

La manufactura: ¿Podemos ser más que “máquila barata”?

Los aranceles golpean fuerte a sectores como el automotriz, que representa el 38% de las exportaciones sonorenses. Empresas como Ford o GM ya evalúan ajustar sus cadenas de suministro. Pero aquí hay una oportunidad:

  • Fabricar componentes de alto valor: En lugar de solo ensamblar, ¿por qué no producir partes críticas para vehículos eléctricos (baterías, motores) o tecnología aeroespacial? Estados Unidos sigue necesitando estos insumos, y Sonora tiene la ventaja geográfica.
  • Invertir en automatización: Reducir costos con robots o IA para competir con Asia. El ITSON y el CIAD podrían ser aliados clave en capacitación.

¿Qué nos falta para dar ese salto tecnológico? ¿Infraestructura, educación o voluntad política?

Agroindustria: De vender materia prima a exportar valor agregado.

Sonora es líder en uvas, espárragos y carne, pero el 70% se exporta sin procesar. Los aranceles encarecen estos productos, pero:

  • ¿Y si vendemos alimentos deshidratados, enlatados o con marcas propias? Un ejemplo: Japón paga hasta 300% más por fruta orgánica empaquetada listo para consumo.
  • Certificaciones internacionales: Solo el 5% de nuestros campos agrícolas tienen sellos como Global G.A.P. o Fair Trade. Estas etiquetas permiten acceder a mercados premium y reducir la dependencia de EUA.

Mientras Sonora y Sinaloa exportan tomate fresco, California vende salsas gourmet hechas con ese mismo tomate a precios 10 veces mayores.

Energía Limpia: El megaproyecto que puede cambiar las reglas.

El Corredor Solar de Sonora, con un potencial para generar 5,000 MW, no es solo un plan ecológico: es una ventaja competitiva. Imagine atraer:

  • Data centers o fábricas intensivas en energía: Empresas como Google o Tesla buscan operar con electricidad 100% renovable. Sonora podría ofrecerla más barata que Texas.
  • Hidrógeno verde: Producirlo aquí y exportarlo a California, que quiere sustituir combustibles fósiles.

Necesitamos conexiones eléctricas modernas y almacenamiento. ¿Prioridad para el próximo gobierno estatal?

Mercados alternativos: ¿Hemos mirado hacia el Pacífico?

México tiene 13 tratados comerciales, pero Sonora sigue enfocada en EUA. Ejemplos de potencial desaprovechado:

  • Asia: Corea del Sur importa el 90% de su carne de res. Nuestros ganaderos podrían cubrir parte de esa demanda si superamos barreras sanitarias.

¿Nuestra mentalidad comercial es demasiado cómoda?

La urgencia de unir fuerzas: Empresas, gobierno y academia.

Ningún sector resolverá esto solo. Casos de éxito parcial:

  • Clúster Automotriz de Sonora: Logró atraer inversiones, pero hoy debe evolucionar hacia la electromovilidad.
  • Iniciativas locales: La vinícola de Caborca exporta a China, pero son excepciones, no la norma.

Es necesario crear un fondo estatal de innovación con aportaciones tripartitas (gobierno, empresas, universidades) para financiar proyectos que reduzcan la dependencia de EUA.

¿Seremos víctimas o protagonistas?

Los aranceles no son el fin, sino un recordatorio de que la economía global exige reinvención constante. Sonora tiene ventajas únicas: recursos naturales, ubicación estratégica y capital humano. Pero falta:

  • Menos discursos, más alianzas.
  • Menos conformismo, más resiliencia audaz.

La pregunta no es si podemos hacerlo, sino ¿cuánto tiempo perderemos antes de actuar? La próxima década definirá si somos un estado que reacciona… o uno que lidera.

¿Invertiremos en modernizar nuestros negocios o seguiremos esperando a que “el gobierno arregle las cosas”?

ARH

Seguir leyendo

Análisis y Opinión

Carta pastoral para un continente con miedo

Publicada

on

Felipe Monroy

Europa se hunde vertiginosamente en el miedo y la incertidumbre; el sistema político que le dio brillo y relevancia global se agota, y la crisis se hace evidente porque los liderazgos ya no hablan con eufemismos. Y todos sabemos que, cuando escasea la creatividad, refulge la fuerza bruta; pero también crece la soberbia, la autorreferencialidad, la agresiva autopreservación y el desprecio por el extraño.

Sin embargo, un breve pero profético texto católico en castellano y euskera desde el Cantábrico oriental ofrece esperanza para un continente sumido en el miedo.

Hoy los líderes europeos ya no esconden su más claras ambiciones en sus discursos y emiten epítetos contra fuerzas ajenas que categorizan como amenazas: Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, quiere “ReArmar Europa” para reforzar militarmente al continente, invertir en armas y en defensa para “los tiempos peligrosos”; Emmanuel Macron, desembolsó la carta nuclear para ponerla en una aparente mesa de unidad europea; el aún canciller alemán Scholz habla sobre la “disuasión nuclear” pero también respalda lo que el canciller electo, Friedrich Merz, ya prometió: “aumentos masivos en gastos de defensa”.

Esto que declaran los líderes europeos confirma la máxima política: “El poder que se critica es el poder que no se tiene, pero que se desea”. El problema, sin embargo, es que la comunidad europea no sabe qué es lo que desea. El líder de la izquierda francesa, Jean-Luc Mélechon lo sintetiza así: “Europa, como nunca en la historia, está humillada”.

Es en este contexto en el que nace una singular carta pastoral titulada ‘El contraste paciente’ de los obispos del País Vasco y de la Provincia de Navarra en España; el documento parte de una importante autocrítica a las lecturas que desde la modernidad y la razón instrumental se hacen de la crisis antropológica y cultural contemporánea porque, aunque comparten la convicción de que “la herencia cristiana ha perdido capacidad para interpretar el presente y orientar el futuro” y constatan el fin de la alianza “entre el trono y el altar”, también advierten que la visión que reduce la complejidad de la misión cristiana a un mero enfrentamiento contra las fuerzas del mal, alimenta las guerras y la lógica de la confrontación. Recupero un fragmento iluminador:

“La mentalidad del ‘nosotros contra ellos’ se sustenta en una convicción fundamental: nuestro bando posee la razón y cuenta con la bendición divina para justificar el combate. Es una fe que se alimenta de la confrontación y que necesita caricaturizar al adversario y sostenerse en tensiones reales o imaginadas, en enfrentamientos sucesivos, algunos justificados o inevitables. Su núcleo es la certeza de que Dios –o la razón, o la verdad, o todo a la vez– está de nuestra parte y ello justifica combatir al adversario por cualquier medio… En esta perspectiva, pertenecer al bando divino debería garantizar la victoria” (26-29).

Los obispos recuerdan en este texto que la relación entre la comunidad creyente y el mundo, a lo largo de la historia y en diferentes contextos políticos y culturales, ha tenido que oscilar entre la denuncia que confronta y el testimonio que transforma; y, para el momento agudo de conflicto que vive Europa (aunque seguro aplica para otras realidades contemporáneas) es necesario un “testimonio paciente”.

El mensaje es profundamente contraintuitivo a las tensiones epocales que vivimos: es necesario trascender a los bandos, a veces con el silencio elocuente, procurando un testimonio coherente de vida, sin fomentar confrontaciones entre ‘justos’ e ‘injustos’, siempre buscando amar al enemigo y recordando que “en el llamado a la conversión, elverdadero enemigo lleva nuestro nombre”.

Los obispos comprenden que es más fácil simplificar, que no es sencillo cambiar de convicciones ni dejar el bando de quienes alimentan la confrontación; pero exhortan a dar un primer paso: a optar por los márgenes, a construir fraternidad desde la cercanía a los más vulnerables, integrando su voz y necesidades a la sociedad que los olvida, los desprecia y los instrumentaliza en sus narrativas bélicas en pos “del poder que se desea” y que los líderes políticos sienten que se les esfuma entre los dedos.

Como en otras crisis epocales, en el que los poderes buscan el dominio por vía de la guerra o la hegemonía; el testimonio humilde y paciente de los pueblos guarda un poder trascendente, transformador por vía de la paciencia y del habitus (prácticas y costumbres); son esos testimonios los que al final contrastan auténticamente con las sociedades construidas sobre el miedo, el resentimiento y la autopreservación. Ojalá a Europa le quede esa reserva de virtud y paciencia.

*Director VCNoticias.com @monroyfelipe

Seguir leyendo
Dios la ciencia las pruebas en amazon

Te Recomendamos