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Análisis y Opinión

¿Quién frena las pérdidas en Pemex?

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El sexenio de Andrés Manuel López Obrador ha sido complicado en muchos temas, pero hay uno al que hay que poner especial atención: el energético.

Y es que para nadie son una sorpresa las pérdidas que registra Petróleos Mexicanos (Pemex), sólo por poner algunos datos sobre la mesa, la paraestatal reportó pérdidas de 224 mil 363 millones de pesos (mdp) durante 2021, pero estas fueron 56 por ciento menores a las que presentó en 2020, cuando alcanzaron los 509 mil 052 mdp.

Durante todo este sexenio desde Palacio Nacional se ha hecho eco una y otra vez de la austeridad que ha implementado este gobierno que significa ahorros para la administración pública, pero con esas pérdidas que maneja la petrolera mexicana, no se entiende para qué se quien los ahorros.

Es menester decir que otras empresas estatales, como CFE, también registran pérdidas año con año, pero por ahora podemos (y tenemos suficiente) con el dinero que entra en saco roto a través de Pemex.

Y es que esas pérdidas tienen diferentes explicaciones, pero una de ellas es que el dinero que se pierde y el daño que se hace al erario público, viene a través de un delito que el Gobierno de López Obrador ha tratado de erradicar, pero que a cuatro años de distancia simplemente no ha podido: el huachicoleo.

Poco después de que López Obrador entró al poder en 2018, emprendió una campaña de combate al robo de huachicol en enero de 2019, de la que muchos mexicanos seguimos teniendo memoria, pues conforme pasaron los primeros días del año fueron comunes las largas filas de vehículos en estaciones de servicio, en espera de que sus dueños pudieran abastecer sus autos de gasolina, pues el Gobierno federal decidió dejar de utilizar ductos que estaban ordeñados, para dar paso al transporte del energético en pipas.

Con el paso del tiempo, y como suele suceder en muchos otros temas que implican decisiones del Gobierno federal de este sexenio, expertos concluyeron que la 4T no previó el desabasto que habría en el país con el cierre de los ductos y mucho menos el daño económico y social que se tuvo con tal decisión.

Pese a que la medida impactó a la mayoría de los mexicanos, el gobierno logró reducir el número de barriles robados de huachicol pues en noviembre del 2019 se hurtaban 81 mil litros de combustible, mientras que para enero del 2022 bajó hasta 18 mil.

Ello supondría una buena noticia para la sociedad, de no ser porque el huachicoleo sólo se frenó unos meses y nuevamente va en aumento, cosa de ver que según datos de Pemex en 2019 y 2020, Pemex perdió 4.6 mil millones y 4.2 mil millones de pesos, respectivamente, mientras que en 2021 la merma se disparó a 7.3 mil millones de pesos.

Hasta el segundo trimestre del 2022, las pérdidas por huachicoleo para Pemex alcanzaban ya 8 mil 633 millones de pesos y aún faltan por cuantificar los últimos 6 meses del año.

Todo mundo sabe que uno de los principales beneficiados con el robo de huachicol, es el crimen organizado, pues ese negocio ilegal deja ganancias millonarias a través del mercado negro -en complicidad con autoridades y empresas- por lo que combatir el robo de huachicol implica directamente combatir a los delincuentes organizados, pero si el delito va en aumento, es claro que esta batalla dejó de ser prioridad para la 4T, aún y con lo costosa que fue le decisión de cerrar los ductos en 2019.

Y no sobra decir que la proliferación de un delito como el huachicoleo, es el caldo de cultivo para la delincuencia organizada en el que criminales terminan por apropiarse de áreas completas entre los Estados, doblegan a autoridades y someten a la población.

Dicho lo anterior, ¿quién frena las pérdidas en Pemex?

Twitter: @campudia

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx



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Análisis y Opinión

Sobrerregulaciones frenan a la industria minera

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La industria minera ha sido un pilar de la economía mexicana.

Según estimaciones del INEGI realizadas en 2021 el sector metalúrgico representó el 8.6 % del PIB Industrial, (Producto Interno Bruto) y el 2.5% del PIB nacional.

Desde hace mucho tiempo México es reconocido como el primer productor de plata en el mundo, el quinto en bismuto, también el quinto en plomo , el octavo en oro, noveno en cobre, por citar algunos logros de nuestro país.

Esta industria genera más de 367 mil empleos y en 2020 representó una inversión de más de 3,500 millones de dólares.

Sin embargo, esta importante fuente de empleos hoy resiente graves riesgos, que limitan su futuro. En algunas zonas la intervención de la delincuencia organizada, que empezó cobrando derecho de piso y extorsionando a las empresas y hoy asume mayor control.

Otro grave freno al desarrollo de esta industria es la sobrerregulación, que permite a funcionarios públicos tomar decisiones que restringen el desarrollo de esta actividad industrial, como está sucediendo con el Proyecto Ixtaca, en la Sierra Norte de Puebla, donde la Secretaría de Economía se ha negado a otorgar concesiones, como ha sucedido a Minera Gorrión, empresa que lleva más de 20 años en el municipio de Ixtacamaxtitlán, Puebla, habiendo generado una derrama económica regional de más de 60 millones de dólares, y teniendo un proyecto con el que pretende invertir casi 170 millones más, tan sólo en construcción, y más de mil millones de dólares en la operación, durante los próximos 15 años.

Esta actitud de la Secretaría de Economía, -encabezada por Raquel Buenrostro-, manda a toda la industria minera un mensaje de incertidumbre jurídica, lo cual seguramente desestimulará la inversión y con ello la generación de empleos.

Almaden Minerals y Minera Gorrión fueron notificadas de la decisión de no considerarlas viables como candidatas a recibir concesiones y para evadir mayor compromiso, solicitó al Juzgado Dos de Distrito de Puebla que negara las concesiones, argumentando deficiencias técnicas de los proyectos.

Sin embargo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ordenó expedir nuevos permisos, poniendo como condicionante para su otorgamiento la realización de una consulta previa en la comunidad nahua de Tecoltemi, -vecina del municipio de Ixtacamaxtitlán-, donde están las minas.

Daniel Santamaría, Vicepresidente de Minera Gorrión y responsable del proyecto Ixtaca, destacó que este proyecto generaría empleos y derrama económica por más de mil 170 millones de dólares, invertidos en la mina Ixtaca, ubicada en el municipio de Ixtacamaxtitlán, Puebla.

Es importante recordar que las instituciones gubernamentales tienen como principal encomienda ser facilitadores de proyectos y promotores de inversiones, que hoy necesita México para generar empleos que ayuden a mejorar la calidad de vida de las comunidades y no el obstáculo que impida el desarrollo y crecimiento regional.

¿A usted qué le parece?

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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Análisis y Opinión

Un asunto de dignidad

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En estos días se discutirá y sancionará un diferendo apreciativo sobre los márgenes de la acción sanitaria y humanitaria en El Salvador que quizá pueda tener efectos en otras latitudes, incluido México. El tema es complejo pero en el fondo, hay un diferendo ante la permanente atención, vigilancia y decisión médica pertinente que buscó salvaguardar la vida de una mujer embarazada y la del ser en su vientre.

Se juzga al sistema local de proveer asistencia médica profesional durante varios meses para procurar el bienestar integral a las dos personas. Los quejosos plantean que hubiera sido mejor invisibilizar la existencia de una bebé discapacitada desde el inicio (aunque nació y murió después, no sin antes recibir nombre e identidad) y permitir que, desde la opinión –personalísima pero ciertamente inexperta y alienada por abogados– de la paciente, se impidiera al personal médico a pensar, ofrecer opciones u obrar conforme a su conocimiento, su profesión y su conciencia. La mujer murió años más tarde y su historia hoy es utilizada como una estrategia, como un relato de intereses contrapuestos.

Estos asuntos son, por desgracia, sumamente comunes en nuestra vida contemporánea. En el estilo de vida, poder y privilegio que hoy campea en el mundo, las personas están más cerca de ser mercancías (adquiribles, consumibles y descartables) que de ser comprendidas en su complejidad irrepetible y en su absoluta dignidad sin importar sus particulares orígenes, sus condiciones, su hado o ventura.

Existe una antigua fábula china sobre un supuesto ‘hombre compasivo’ de quien se dice pescó una tortuga para hacer sopa con ella: “como no quería que alguien llegara a decir que él había dado muerte a un ser viviente, encendió fuego, hizo hervir agua en una olla, colocó una pértiga de bambú encima de la olla a manera de puente y le hizo a la tortuga una promesa: ‘Si consigues atravesar el puente, te dejaré en libertad’”. La fábula relata que la tortuga puso toda su voluntad e hizo lo imposible al atravesar el puente sobre el agua hirviendo… pero el hombre, aplaudiendo su hazaña, le pidió a la tortuga que regresara “para ver mejor cómo había logrado la proeza”.

La fábula enseña que, los discursos disfrazados de compasión son aún más pérfidos. Esto nos lleva a pensar que, aunque los discursos actuales aboguen por las libertades, los derechos o el reconocimiento de las diversidades de la humanidad contemporánea –incluso son socialmente aceptadas las ideas de trascendencia y armonización plural social mediante gestos de solidaridad, responsabilidad y amor– siguen existiendo narraciones que sólo defienden el propio privilegio, el egoísmo, el utilitarismo o el pragmatismo económico, la comodidad del fuerte frente a la anulación del débil o la indolencia ante los fácilmente descartables, los que nadie extrañará en “este mundo atestado de humanidad, agresivo, competitivo y eficientista”.

Hoy, mientras algunos se distraen con luces en el cielo, por fortuna hay gremios enteros defendiendo a trabajadores sexagenarios, a minorías arrinconadas, a mujeres violentadas, a personas e historias desaparecidas, a niños agredidos o utilizados, a jóvenes sometidos o corrompidos, a localidades envenenadas y a usuarios engañados. La única razón que alimenta el espíritu de esas luchas sociales es ese asunto de dignidad que perfora las conciencias, conmueve corazones y motiva a la acción en esa larga marcha hacia el bien común.

Pero ¿qué sucede cuando la dignidad humana es relativizada? ¿Qué sucede cuando se anteponen supuestos políticos, económicos o ideológicos que condicionan este principio humano? Hay quienes insisten que la lucha obrera, ecológica, comunitaria o social debe estar sujeta a las condiciones políticas; otros que la dignidad de la vida humana debe estar limitada por las condicionantes de la economía y el mercado; otros más llegan a afirmar que la indignación social sólo es válida desde una sola orientación ideológica. Y aún así se llaman compasivos.

Lo que atestiguamos en estos días –desde el utilitarismo bélico internacional o las agendas de interés económico supranacionales– es la evidencia que descarta aquella fantasía laicista de los Estados neutrales. Las opciones formales políticas o económicas tanto de las tiranías como las democracias son decisiones éticas y hasta morales, pero jamás neutrales: ¿Cuáles son las fronteras de la sanidad pública? ¿Cuáles son los límites de la acción contra el negocio de la droga? ¿Dónde se separa el bien común del privilegio? ¿Qué o quién define el grado de dignidad de una persona humana? Porque si quienes deciden se parecen al hombre de la fábula, se llamarán compasivos mientras contemplan a los miserables luchar por su vida bajo las reglas injustas y las condiciones imposibles que ellos mismos han definido.

Director VCNoticias.com @monroyfelipe

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