
Columna Invitada
Cuando el Búho canta, la huelga muere
Por Guillermo Moreno Ríos
Veo con tristeza, como ciudadano, como egresado y como maestro de horas sueltas que soy de la Universidad de Sonora, de la carrera de ingeniería civil, como se desmorona la esperanza de los estudiantes con el temor ante la afirmación insensible de quienes promueven la huelga de que se perderá el semestre.
Creo como hombre de bien y respetuoso del derecho, que es legal la huelga a la que acuden los sindicatos universitarios, apelando por sus derechos, los cuales considero deben de ser escuchados y tomados en cuenta; pero, ¿quién ve por los derechos de los estudiantes para tener una educación de calidad? a la altura de las mejores universidades del país; ¿quién ve por el derecho que tienen los padres de familia? sobre todo foráneos que con mucho esfuerzo y la buena de Dios, mandan a sus hijos a prepararse académicamente y fincar sus esperanzas en los futuros profesionistas.
Veo con tristeza, que las autoridades estatales, encabezadas por el gobernador del estado y aún con un secretario de educación que fue un rector de la Universidad y que contó con muchísimo apoyo del gobierno estatal de entonces; sea tan pasivos e indolentes.
Veo con tristeza, a un rector que no da la cara, que se esconde ante una realidad de conflictos no resueltos, que cada día que pasa cuesta y con tranquilidad afirma, al menos en medios de comunicación, pues que el semestre se alargue el semestre hasta junio o julio.
Es probable que reciba respuestas misivas con bastantes argumentos legales sobre los derechos de huelga, incluso tachándome de ignorante o de falto de sensibilidad política, pero no puedo quedarme callado, no puedo quedarme inerte ante esta injusticia respaldada en una legalidad que confunde un bien público, un futuro prometedor, con una empresa.
Sé que de ambas partes, existen argumentos válidos, que han hecho que sus posturas sean rígidas y no dudo, que con un dejo de razón; pero los invito a que recapaciten; que se busque otro tipo de presión, su derecho se pierde cuando pisoteas el derecho de otros, como en este caso sucede con el derecho a la educación de nuestros jóvenes.
No he dejado de dar clases, veo con firmeza el carácter de mis alumnos, recios y constantes, sacrificando el trasladarse a otra sede para poder tomar su clase. Agradezco a quienes me han permitido desde ahí trasladar esta protesta silenciosa y pacífica ante la injusticia que vivimos la mayoría de la comunidad universitaria y la comunidad en general.
Soy maestro, soy exalumno y me duele ver que como sociedad seguimos pasivos, me pregunto cuántos de los que me leen en este momento, no fueron víctimas de alguna huelga o perdieron un semestre.
Hago un llamado a todos quienes quieran y puedan hacer posible que ante la intolerancia y falta de diálogo, nuestros estudiantes no pierdan el semestre, a ti maestro; a ti que puedes prestar tus instalaciones, a ti medio de comunicación que puedes con tu influencia social lograr establecer un ambiente armónico y a las autoridades, tanto sindicales, universitarias y de gobierno, hacer un alto en el camino y recapacitar; por el bien de Sonora y de su gente.
Hago un llamado a los estudiantes, máxima libertad dentro de un máximo de orden; manifestarse y exigir de manera pacífica la apertura de la universidad, también es un derecho al que no se ha acudido; el orden social debe de prevalecer, manifestémonos tomando clases extramuros, demostremos que nuestro corazón de búho no se opaca ante el nido tomado, aprovechemos y extendamos las alas y cantemos, porque cuando el búho canta, la huelga muere.
Escrito originalmente el 2 de abril de 2014
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Columna Invitada
“Somos semilla”: Maloro Acosta en Juventud INCIDE
Hace unos días a iniciativa de los Jóvenes de INCIDE, que encabeza el ingeniero civil Ángel Manríquez y del estudiante Oscar Aganza, que coordina un esfuerzo juvenil que venimos trabajando desde hace 4 años con la Red Profesional por los Derechos Humanos, invitaron a Manuel Ignacio Acosta a una de las charlas quincenales que han estado realizado de manera virtual y que les ha dado un posicionamiento que las nuevas tecnologías les permiten aprovechar.
Ellos como yo, hemos observado de cerca el trabajo incansable que Maloro realiza desde otras latitudes y una trinchera jurídicamente humana, en donde las experiencias adquiridas dan pie a aportar un grano más grande de arena, pero ahora con madurez, sencillez y mucho más conocimiento, con una visión más amplia y emprendedora de liderazgo, que pone de manifiesto a todo lo que te vas a enfrentar cuando eres un líder o se pretende trabajar para serlo. Son otros tiempos, son otros momentos, son otras circunstancias, pero la visión no cambia.
Leo el boletín elaborado por Nirvana Moreno, estudiante de Negocios y Comercio Internacional de la Universidad de Sonora, que sin planearlo empezó a tomar amor a las letras en INCIDE, su capacidad de análisis, síntesis y redacción, me invitan a cederle el espacio para que narre, desde su óptica lo acontecido:
“Con una visión formativa y humanista, Juventud INCIDE celebró el webinar “Liderar con Propósito”, un espacio de encuentro y reflexión para jóvenes de todo el país, que tuvo como invitado principal al Lic. Manuel Ignacio “Maloro” Acosta Gutiérrez, actual Vicepresidente de Política Pública del Global Center for Human Rights en Washington D.C., quien compartió su experiencia internacional y su firme apuesta por un liderazgo juvenil ético, resiliente y transformador.
El evento fue moderado por el Ing. Ángel Benjamín Manríquez Terán, presidente de Juventud INCIDE, quien presentó la labor de esta plataforma enfocada en la transformación social con perspectiva de política pública.
Durante la jornada, el estudiante de ingeniería civil y Coordinador Juvenil de la Red Profesional por los Derechos Humanos, Óscar Alejandro Aganza Gómez, presentó el Diplomado en Liderazgo Juvenil, una iniciativa de profesionalización con duración de tres meses que becará a 30 jóvenes y cuya clausura se realizará en la Ciudad de México.
Aganza también destacó que este programa es impulsado directamente por el propio Acosta, a quien reconoció como mentor y figura clave de la cooperación internacional en materia de derechos humanos.
Una trayectoria que inspira
En tres bloques temáticos, Manuel Acosta compartió su visión del liderazgo desde la experiencia, abordando:
- Su historia personal, desde sus raíces en Hermosillo y su gestión como alcalde, hasta su actual rol en Washington D.C.
- Su trabajo internacional, vinculado a la OEA, la Corte y la Comisión Interamericanas de Derechos Humanos, así como la fundación de la Red Profesional de Derechos Humanos.
- Un mensaje de esperanza y propósito para las juventudes, en el que ante pregunta expresa sobre su futuro político afirmó:
- “En política hay quienes quisieron enterrarnos, pero no sabían que éramos semilla y nosotros estamos para dar frutos en cualquier lugar y en cualquier momento sin importar el status quo”
Un referente regional con impacto global
Durante los últimos cinco años, el liderazgo de Acosta ha dejado huella en cuatro ejes clave:
• Incidencia internacional en Washington, participando en audiencias sobre migración, desapariciones y libertades fundamentales.
• Cooperación regional mediante formación en derechos humanos en países como México, Guatemala, Argentina, Honduras, Ecuador y El Salvador.
• Producción de conocimiento y presencia mediática, alzando la voz frente a crisis de dignidad humanitaria y regresiones democráticas.
• Enfoque interseccional e integral, articulando a sociedad civil, academia y organismos multilaterales.
Cierre con propósito
El Mtro. Jesús Guillermo Moreno Ríos, presidente nacional del Consejo INCIDE, agradeció la participación de las juventudes y reafirmó el compromiso institucional con la formación de líderes con visión crítica, ética y transformadora. Finalmente, el Ing. Roberto Olivares, presidente de la Red Latinoamericana de Consejos de Cuenca, entregó un reconocimiento virtual a Acosta Gutiérrez por su contribución generosa e inspiradora.
Juventud INCIDE continúa sembrando semillas de liderazgo con propósito, apostando por una generación que se forma para servir, construir y transformar desde la raíz”.
Presentación completa: MIRA
Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en Gestión Integral de Riesgos y Seguros. Creador de Memovember, Cubo de la Resiliencia y Promotor del Bambú.
incide.guillermo@gmail.com
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Columna Invitada
Corazón de oro

Tú decides
Por Pablo Mier y Terán @pablomieryteran
En el emblemático museo Soumaya, un espacio de encuentro para todos que motiva a la reflexión y al encuentro, con más de 250 testigos de todas las edades y condiciones, se llevó a cabo la primera entrega del premio nacional Corazón de oro.
Si el corazón de la persona, como decía Francisco, es el centro del querer, el lugar donde se fraguan las decisiones importantes de las personas, el lugar de la sinceridad total, cuando es de oro hablamos entonces de personas de inmenso valor.
En esta ocasión, la primera, el reconocimiento fue para un mexicano, muy mexicano, fuerte, enamorado, inquebrantable y tenaz, tozudo o terco que nació en la ciudad de México hace 72 años e inició sus estudios en la escuela primaria Benito Juárez y los terminó cursando la carrera de Administración en la Universidad Latino. Hijo de Gustavo Serrano Mass, abogado Penalista de la Libre de Derecho y sobrino nieto de Ana Maass de Serrano, conocida profesora de filosofía de la UNAM, cercana al Maestro Vasconcelos.
Casado con 7 hijos. Desde 1978 Jorge trabajó en la promoción y defensa de la vida, tema en el que vio siempre más allá con claridad meridiana, como más allá vieron los que se opusieron a la venta o uso de los hombres de color en siglos pasados o los que reclamaban el derecho al voto de la mujer cuando tenía prohibido acercarse a las urnas.
Lo conocí bien y lo llegue a estimar, valorar y hasta querer. Con el era imposible estar en paz; inquieto, bromista, risueño, humano, aficionado a la lucha libre, a los juegos de mesa y al maratón, amigo de la broma y el relajo.
La ceremonia fue organizada por tres instituciones que representan a millones de mexicanos que orgullosamente impulsan la vida, la familia y las libertades del ser humano: Conparticipación, Red Familia y Unión de Voluntades.
El premio lo entregó el empresario Patrick Slim quien agradeció a Jorge su trabajo a favor del primer derecho humano, el derecho a la vida, asegurando también que por sus convicciones y su lucha salvó del atroz genocidio del aborto a más de 300 mil niñas y niños mexicanos.
“Uno de los más grandes ejemplos de caridad y santidad, la Madre Teresa de Calcuta, dijo al recibir el premio nobel de la paz: el mayor destructor de la paz es el aborto, porque si una madre es capaz de matar a su hijo, que nos queda a ti y a mi para no matarnos”, afirmó Patrick durante el evento y concluyó diciendo: “en nuestro país hoy ansiamos la paz, pero esta no vendrá hasta que haya paz en el vientre materno”
Durante la ceremonia hubo de todo: canciones, aplausos, lágrimas, gritos, música y emociones, todo lo que deja un corazón de oro que se ha marchado y que ser de oro pertenece a la historia, a la humanidad entera.
Los corazones de oro por definición son universales, me quedó claro cuando miré como todos los presentes aplaudían a rabiar: niños, jóvenes y adultos, políticos y académicos, mexicanos y extranjeros, intelectuales, obreros, sanos y enfermos y todos los que ahí estaban.
Ese Serrano Limón, al que era común verlo correr por los viveros de Coyoacán a las 5 de la mañana, que participó en más de 90 maratones y presumía de haber dado 4 veces la vuelta al mundo se nos ha ido, pero nos ha dejado su corazón, que, por cierto, es de oro.
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Columna Invitada
Un nuevo Papa
Hemos estado, en estas últimas semanas, en un tiempo de sorpresas. La muerte del querido Papa Francisco, precisamente cuando nos habían anunciado que iba mejor y ya no se esperaba que empeorara su situación. Luego, la elección de su sucesor, que también estuvo sembrada con sorpresas.
No del todo: el nuevo Papa estuvo encargado por un buen tiempo de la Congregación de los Obispos, en la Curia del Vaticano, de manera que tiene una visión bastante profunda de la estructura de la Iglesia, ya que se encargaba de proponer al Papa a los nuevos obispos de distintas diócesis. De manera que no es un recién llegado que desconozca los organismos del Vaticano. Pero, claramente, lo más importante de su trabajo eclesiástico ocurrió como misionero. Siendo un sacerdote de los Estados Unidos, pasó la mayor parte de su vida sacerdotal en América Latina. Además, se nacionalizó como peruano.
Interesantemente, también es miembro de una orden religiosa. Como muchos de ustedes saben, el clero se divide en dos grandes grupos: el llamado clero secular, que son sacerdotes que les reportan a los obispos de cada diócesis y, por otra parte, el llamado clero regular, que están sujetos a una regla y que reportan a una asociación de clérigos que en muchas ocasiones es mundial. Es interesante que, desde el 1769, no había habido ningún Papa que viniera del clero regular. Ahora, en estos últimos tiempos hemos tenido dos Papas que lo son: el Papa Francisco, jesuita, y ahora el Papa León XIV, que procede de la orden de los sacerdotes agustinos.
Ha sido muy interesante el interés que generaron tanto la muerte del Papa Francisco como la elección del Papa León XIV. En el sepelio de Francisco, hubo la presencia de una buena cantidad de jefes de Estado y de Gobierno, y para reportar el conclave, se presentaron alrededor de seis mil comunicadores, procedentes de todo el mundo. Algo verdaderamente fuera de lo común. En nuestro país, por primera vez que yo recuerde, se preguntó al jefe del Ejecutivo si iba a asistir al sepelio del Papa Francisco, o si va a asistir a la toma de posesión formal de León XIV. Algo que nunca se le cuestionaba al presidente, porque no se consideraba que fuera algo de interés. Se hizo el cuestionamiento y la Presidenta designó a quien la va a representar. Además, anunció una invitación formal para que venga el Papa a México, cuando en otras ocasiones la invitación la hacían los obispos mexicanos. Cambios que están ocurriendo y que muestran el interés de los gobiernos por la figura del Papa.
Es interesante el nombre que escogió este Papa. Hay quien dice que en su nombre se está anunciando su programa. El propio Papa dice que lo ha escogido como un homenaje a León XIII, el Papa que estuvo rigiendo la iglesia entre el fin del siglo XIX y el inicio del siglo XX. Quién es conocido mayormente por su aportación a la creación de la Doctrina Social de la Iglesia, que tiene un interés muy particular por la situación del Trabajo. El Papa León XIII rechazó, tanto el extremo del socialismo como el del capitalismo salvaje.
Fue un Papa que estuvo a favor de los proletarios que sufrían en esa época los resultados de la Revolución Industrial, que los habían dejado como la parte más pobre de la Sociedad. Ese Papa estuvo hablando a su favor, pidiendo cosas como un salario digno, que no era un punto que se considerara importante, promoviendo la creación de sindicatos, incluso de sindicatos católicos, propiciando la creación de las cajas de ahorro, para construir ese hábito fundamental y proveer préstamos a intereses justos. Y más.
Cuando el nuevo Papa fue presentado en la plaza de San Pedro, empieza con un mensaje que está cargado de simbolismo: “La paz sea con ustedes, paz para ustedes”. Esta petición repetida en el rezo de la Regina Coeli y de nuevo en la reunión con los comunicadores del siguiente lunes. No cabe duda de que se trata, solamente, de reconocer que hay grandes situaciones peligrosas para la paz, mismas que comenta el Papa. Pero habló también de las naciones donde se ataca y se persigue el periodismo, por el mero hecho de buscar la verdad. Es algo importante, juntar el concepto de la paz en términos geopolíticos, el de la paz entre las naciones, con la paz al interior de las naciones.
Otro aspecto poco comentado de estos mensajes que está mandando el Papa, tiene que ver con el nombre del primer Papa que se llamó León. Hablamos de San León Magno, un Papa del siglo V, poco conocido, el primer Papa que se le llama Magno. Un Papa sumamente interesante: Doctor de la Iglesia, autor de estudios teológicos muy importantes, dando base a las declaraciones dogmáticas del Concilio de Calcedonia.
Muy significativo, un hecho de cómo intervino ese Papa para lograr la paz. Alrededor del año 452, un guerrero muy poderoso, Atila, el rey de los Hunos, invade gran parte del imperio romano, derrota a varios grupos de su ejército, llega a presentarse ante Roma y está dispuesto a destruirla. Y este Papa sale a convencerlo de que respete la ciudad y que se retire sin hacerle daño. Se habla de que uno de los dichos de Atila era que donde su caballo pisaba ya no volvía a crecer la hierba. Efectivamente, el temor era no solamente el que ganara una batalla o una guerra importante, sino la destrucción que iba a causar en lo que fue el imperio romano. No nos podemos imaginar los efectos que hubiera tenido su victoria. Si este Papa no hubiera logrado que Atila se retirara sin dañar el centro del imperio, hubiera sido un daño muy importante a la cultura y de alguna manera también hacia la propia iglesia católica. Ese es otro aspecto relevante del nombre que ha escogido este Papa. Una visión como un pacificador, como alguien que puede y debe intervenir para evitar los grandes problemas de la humanidad.
Habría que hablar un poco de qué es lo fundamental del papel de un Papa. ¿Cuál es el rol que debe de seguir? Nos encontramos con el encargo que Jesús le da a Pedro: el de confirmar a sus hermanos, a todos nosotros, en la Fe. Ese es uno de los papeles cruciales del Papa. Confirmarnos, para que tengamos un solo corazón y una sola alma. Que podamos entender la Fe de la misma manera. Es un encargo significativo.
Por supuesto, qué bueno que tenga otros roles. Es necesario que una institución, como es la Iglesia, tenga esa capacidad de convocar, de reunir y lograr la pacificación entre naciones, entre países, para que puedan lograr una paz duradera. ¿Qué es lo que este Papa está pidiendo? Fundamentalmente, que cumpla su rol fundamental, el que el mismo Jesús, les encomendó a Pedro y a sus sucesores. Esperemos que logremos ser colaboradores fieles de este Papa, que es una promesa para nuestros tiempos.
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Columna Invitada
Habemus Papam: “Una Mirada Personal a la Historia del Pontificado de Roma”
Nací en 1968, en medio de un mundo convulso. Mi infancia transcurrió en una Iglesia que hablaba de renovación, pero aún era solemne. Con Pablo VI aprendí que el cambio puede hacerse con mesura, que el equilibrio entre lo divino y lo humano no es fácil de sostener, pero vale la pena intentarlo. Fue un papa prudente, diplomático, que no gritaba pero que dejaba sentir su peso. Políticamente, intentó tender puentes durante la Guerra Fría, un precursor de la diplomacia vaticana contemporánea. Su encíclica Populorum Progressio dejó una huella profunda: puso a la Iglesia del lado de los pobres, del desarrollo humano integral, de la justicia social.
Cuando tenía diez años, llegó Juan Pablo I. El papa de la sonrisa. Y en apenas 33 días, se fue. Tan pronto que apenas alcanzamos a conocerlo. Pero su brevedad nos dejó una inquietud: ¿y si la Iglesia también podía tambalearse desde adentro? Su estilo pastoral directo y su humildad representaban una transición importante. En él, muchos vieron una amenaza a los poderes internos del Vaticano. Su repentina muerte aún despierta sospechas y especulaciones, recuerdo aquel libro de promocionaban tanto en la Televisión, “Muerte en el Vaticano” de Maurice Serral y Max Savigny. Pero más allá del misterio, fue símbolo de un cambio que apenas se insinuaba.
Y entonces, como un torbellino, llegó Juan Pablo II. A mis diez años y su llegada a México, ese hombre se convirtió en una figura titánica que marcaría mi adolescencia, mi juventud, y buena parte de mi vida adulta. No solo lo vi, recibimos la bendición directa y en persona, en nuestra luna de miel en Roma, en 1999. Fue uno de esos momentos que se quedan grabados en nuestra alma. Por él, nuestra tercer hija se llama Paula.
Con él vi caer el muro de Berlín, resistir atentados, hablarle al mundo sin miedo. Me enseñó que la fe no debe ser sumisa, sino valiente. Que el Papa no es solo un pastor, es también un actor geopolítico. Fue un gigante espiritual y político. Su papel en la caída del bloque soviético es incuestionable. Desde Polonia, con su fortaleza inquebrantable, apoyó movimientos como Solidaridad. En lo social, viajó incansablemente, acercando la Iglesia a millones. Sus posiciones conservadoras contrastaban con su cercanía a los jóvenes. Lo sentí firme cuando el mundo se desmoronaba, y humano cuando el cuerpo ya no le respondía.
Cuando Juan Pablo II murió, me costó imaginar el mundo sin él. Y sin embargo, llegó Benedicto XVI. No tenía su carisma, pero su inteligencia era profunda. Fue un papa de la razón. Tal vez demasiado racional para los tiempos que corrían. Recibí su elección con esperanza intelectual. Joseph Ratzinger era un teólogo brillante. Pero su pontificado no fue fácil. La crisis de los abusos sexuales lo golpeó con fuerza. Me pareció admirable, sin embargo, que supiera renunciar. Fue la primera vez que vi a un Papa dejar el poder no por enfermedad o muerte, sino por claridad. Al principio, no estuve de acuerdo: ¿cómo renunciar al trono de Pedro? Pero entendí que había actuado con humildad y lucidez. Ese gesto me pareció más revolucionario que muchos discursos. Supo reconocer sus límites, y eso también es liderazgo.
Y entonces llegó Francisco. Por fin, un papa que hablaba como nosotros. Cercano, latinoamericano, sencillo. Me sorprendió cómo, en un mundo que se polariza cada vez más, él optaba por abrazar, por mirar a las periferias, por hablar de ecología, de migrantes, de dolor humano. Ya en mi etapa de adultez, comprendí su mensaje con más madurez. Su encíclica Laudato Si’ es un manifiesto político contra un sistema que excluye y depreda. En lo diplomático, ha sido mediador en conflictos como el restablecimiento de relaciones entre Cuba y EE.UU. Algunos lo acusaron de ser “demasiado político”; yo creo que es profundamente evangélico. Se bajó del trono y caminó entre la gente. Nos recordó que la Iglesia no es un palacio, sino un hospital de campaña.
Ahora, a mis años, no espero milagros. Espero lucidez. Espero coherencia. Espero un hombre que sepa leer el mundo sin miedo, alguien que sepa que la fe no basta si no va acompañada de justicia, de compasión y de responsabilidad.
Observo el Colegio Cardenalicio y veo tensiones entre sectores conservadores y reformistas. Tal vez sea alguien como Zuppi, que entiende de paz y de diálogo. O Tagle, que puede ser voz de Asia y puente entre culturas. O incluso Turkson, con su mirada desde el sur global. O Parolin, hábil diplomático y figura de equilibrio en la Curia. No lo sé. Pero lo que sí sé es que el próximo papa deberá ser un hombre resiliente, con la fuerza de enfrentar no solo los desafíos de la Iglesia, sino los dolores del mundo y esperaremos pacientes, desde hoy 7 de mayo que escribo esto, cuando sea revelado desde el balcón de San Pedro con el famoso “Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus Papam!”.
Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en Gestión Integral de Riesgos y Seguros. Creador de Memovember, Cubo de la Resiliencia y Promotor del Bambú.
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La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
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