Ciudad de México.- Silvia Pinal, ícono del cine y la cultura mexicana, dejó un legado artístico que trasciende más allá de sus memorables películas. Un componente importante de este legado es el famoso retrato que le pintó Diego Rivera en 1957. La obra es un símbolo de su carrera y una pieza valiosa de la historia del arte mexicano. Ahora, con su partida, surge la pregunta: ¿quién heredará este cuadro de Rivera?

El retrato fue pintado por Rivera en su estudio en San Ángel, en 1957, por iniciativa de Pinal. Al principio, el artista sugirió que la actriz posara desnuda, pero ella optó por una postura de pie, aunque luego confesó que fue una elección cansada. El retrato muestra a Silvia Pinal con un elegante vestido negro, y la técnica vibrante y detallada de Rivera captura no solo la esencia de la diva, sino también su personalidad.

Esta pintura tiene un valor estimado de 3 millones de dólares en la actualidad, unos 60 millones de pesos y se ha mantenido como una de las piezas más destacadas del legado de Silvia Pinal. El cuadro, fechado el 3 de noviembre, ha sido testigo de la evolución de la carrera de la actriz y su relación con el mundo del arte, e incluso fue parte del set del programa Mujer: Casos de la vida real.

En cuanto a la herencia de la obra, el destino del cuadro aún se mantiene en un estado incierto. A pesar de los rumores sobre disputas familiares, Sylvia Pasquel, hija de Silvia Pinal, ha aclarado que no existe un conflicto por la herencia, incluyendo el famoso retrato de Rivera. Según Pasquel, el cuadro se encuentra en un fideicomiso, lo que significa que no es propiedad de ninguno de los tres hijos de Silvia Pinal. Además, la obra se considera patrimonio de la nación, lo que dificulta su venta o traslado a una colección privada sin pasar por una serie de trámites burocráticos, dada su importancia histórica.

LO QUE DIJERON SUS HIJOS: Dios llegó y se la llevó, en paz

¿Quién heredará la pintura?

Aunque Silvia Pasquel ha manifestado que la familia está unida en la cuestión de la herencia, la pintura podría terminar en custodia de las instituciones públicas o ser parte de un legado cultural mayor a nivel nacional. Versiones indican que la actriz la entregó en comodato al Museo Dolores Olmedo para el disfrute del pueblo mexicano.

Sea cual sea el destino final, este cuadro es una de las piezas más emblemáticas del arte mexicano, un testimonio de la conexión entre Silvia Pinal y Diego Rivera.

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Ciudad de México.- Silvia Pinal, la última diva del cine mexicano, murió en paz, acompañada por sus hijos y seres queridos. Durante una conferencia de prensa realizada este viernes en la agencia funeraria donde es velada, Sylvia Pasquel, Alejandra Guzmán y Luis Enrique Guzmán, los tres hijos de la actriz, expresaron su amor y admiración hacia su madre.

Alejandra Guzmán describió los últimos momentos de Silvia Pinal como emotivos y tranquilos. “Fue un honor estar con ella hasta el final. Mi madre fue un ejemplo de fuerza, amor y pasión por la vida”, afirmó.

“Para nosotros fue un regalo de Dios haber podido estar con ella hasta el último aliento, poder verla trascender de una manera en paz, tranquila y bella como siempre fue su vida y como fue ella, fue muy digno y fue un honor estar ahí hablar con ella y sentir que dios llegó y se la llevó. Quiero compartir con ustedes que nos quedamos con esa paz, con ese regalo tan inmenso de poder estar ahí en ese momento es una energía hermosa, ella se fue en paz como una diva”.

alejandra guzmán

Sylvia Pasquel agradeció las muestras de cariño del público y pidió respeto durante este momento tan doloroso.

“Una mujer que no nada más era carismática, chistosa, graciosa, bailaba, cantaba, hacía drama y comedia. Dio mucho trabajo a mucha gente, pionera de la televisión, del teatro, del cine, fue una de las grandes estrellas de la Época de Oro del Cine Nacional. Estamos muy agradecidos con la vida por haber podido estar con ella y la despedimos con todo el amor”.

sylvia pasquel

Luis Enrique Guzmán, por su parte, destacó el legado que deja su madre en la industria del entretenimiento y en sus vidas personales.

“Me siento muy orgulloso, ustedes conocen a la diva, pero nosotros vivimos a una madre muy linda, muy cariñosa, tan cálida, tan inteligente, tan capaz, y aparte ser una persona amorosa con sus hijos y con su familia”.

luis enrique guzmán

La dinastía Pinal presente en la despedida

El funeral reunió a los seres más cercanos de Silvia Pinal. Sus nietas, entre ellos Frida Sofía y Stephanie Salas, estuvieron presentes para despedirla. También asistieron sus bisnietas, Michelle Salas y Camila Valero, quienes siempre expresaron gran admiración por su abuela. La familia coincidió en que la presencia de todos fue un homenaje digno para la actriz.

La despedida de Silvia Pinal no solo fue un acto íntimo; fue también un reflejo del amor que inspiró en el público. Los fans se congregaron a las afueras para rendir tributo a la matriarca del clan Pinal.

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Así se fue Silvia Pinal

Silvia Pinal falleció el 28 de noviembre de 2024, a los 93 años. La actriz fue  internada al hospital días antes debido a una infección en las vías urinarias. Aunque inicialmente mostró mejoría, su salud se complicó en las últimas horas.

La productora estaba internada desde el 25 de noviembre. Su fallecimiento marcó el fin de una era en el cine y la televisión de México. Pinal, reconocida por su participación en cintas como Viridiana y programas como Mujer, casos de la vida real, fue una figura emblemática de la cultura mexicana.

La diva dejó un legado artístico inigualable y una huella imborrable en sus seres queridos. Su familia, junto con sus miles de seguidores, recordará siempre a Silvia Pinal como un símbolo de fortaleza, talento y elegancia.

Con esta pérdida, México despide a una de sus mayores leyendas.

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Ciudad de México.- Silvia Pinal, la última diva del cine mexicano, falleció este jueves 28 de noviembre en un hospital de esta ciudad, a los 93 de edad.

A muy corta edad, siendo su padre director de orquesta, Silvia Pinal sintió atracción por el ambiente artístico e intentó ser cantante de ópera, lo que la condujo a tomar clases y participar en Las hijas de Cádiz y en Madame Butterfly.  

Su incursión en un concurso de belleza, que le otorgó el título de Princesa Estudiantil de México, la llevó a conocer a los actores Rubén Rojo y Manolo Fábregas, quienes la impulsaron a ingresar en la Escuela de Actuación del Inbal.  

Tras debutar en comedias radiofónicas en la XEQ y luego de probar suerte como cantante de ópera, la novel actriz interpretó distintos papeles a principios de los años cincuenta. Trabajó en la película Un extraño en la escalera (1954), del director argentino Tulio Demicheli, con la que logró su internacionalización, debido a que fue enviada al Festival internacional de cine en Cannes.  

Su capacidad polifacética la condujo a ser elegida para participar en comedias cinematográficas, como El rey del barrio y La marca del zorrillo, al lado de Germán Valdés Tin Tan. Un rincón cerca del cielo, en la que compartió crédito con Pedro Infante, y Puerta joven, al lado de Mario Moreno Cantinflas.  

Perpetuada artísticamente por Ricardo Ponzanelli en una de sus obras escultóricas, Silvia Pinal tuvo un lugar preponderante en la vida artística de México, en la que se desarrolló como actriz de diversos géneros, en distintos escenarios y con elencos de actores tanto mexicanos como extranjeros, bajo la conducción de destacados directores, incluido Héctor Mendoza, con quien trabajó en la obra Ana Karenina.  

Escenarios nacionales e internacionales  

Su amplio trabajo le permitió incursionar en diferentes ámbitos, lo que la hizo merecedora de innumerables reconocimientos, entre ellos el premio Ariel por su actuación en las cintas La dulce enemiga y Locura pasional, así como en el rubro de mejor coactuación por la película Un rincón cerca del cielo, hasta recibir en 2008 el Ariel de Oro por su trayectoria.  

Su popularidad se extendió a otros países. En España filmó cuatro cintas, en Italia llegó a producir y protagonizar una película, además de participar en coproducciones en Chile y Brasil.  

Pionera del teatro musical

Apasionada de la comedia musical en México, en 1958 participó en Ring, Ring llama el amor, que se presentó en el Teatro del Bosque, montaje al que le siguieron los papeles protagónicos en Mame, Hello Dolly, y Gipsy, en la cual actuó al lado de su hija Alejandra Guzmán.  

La mancuerna con Buñuel

A principios de la década de los sesenta la actriz alcanzó mayor proyección internacional al protagonizar las películas Viridiana (1961), que ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes a la Mejor película. Y El ángel exterminador (1962), considerada una de las mejores cintas de todos los tiempos por The New York Times, dirigidas ambas por el cineasta español Luis Buñuel y coproducidas por Gustavo Alatriste, su esposo en esa época.  

El gobierno español la condecoró con la Orden Isabel la Católica por su contribución cultural al mundo del cine. La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, con sede en Hollywood, la consideró una de sus integrantes por su amplia y notable trayectoria y sus aportaciones a la industria cinematográfica.  

El trabajo de Silvia Pinal seguirá vigente en el imaginario de las distintas generaciones que disfrutarán de su actuación en más de un centenar de cintas, y de todas sus producciones artísticas, en las que deja muestra de su extraordinaria visión, talento y profesionalismo.  

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Ciudad de México.- Adele anunció su sorpresivo retiro de los escenarios tras finalizar su residencia en Las Vegas el pasado fin de semana. Durante dos años, sus presentaciones en el Caesars Palace marcaron una etapa de estabilidad en su vida, pero ahora quiere enfocarse en su hijo Angelo, de 14 años, y en su vida familiar.

En su último concierto, Adele expresó lo significativo que fue quedarse en un solo lugar. “Elegí Las Vegas para que mi hijo tuviera una vida más normal”, dijo, emocionada frente a su público. Esta etapa le permitió combinar su carrera con el tiempo en familia, algo que considera invaluable.

Adele desea que su familia crezca, quiere tener más hijos junto a su prometido Rich Paul.

Para ella, este es el momento perfecto para priorizar su rol como madre y pareja. Aunque las giras y los escenarios son parte importante de su trayectoria, la artista prefiere ahora disfrutar de la cotidianidad y los momentos con sus seres queridos.

El compromiso con su hijo Angelo es evidente. A pesar de no ser experta en fútbol americano, deporte que él practica, Adele afirmó que nunca se perderá uno de sus partidos. Estos detalles muestran su deseo de estar presente en la vida de su hijo y de fortalecer los lazos familiares.

Adele compartió que este retiro también es una forma de enfocarse en su felicidad y equilibrio personal. Cerró su residencia con un emotivo mensaje a sus fans:

“Este capítulo fue muy especial, pero ahora quiero vivir más allá de los reflectores”.

Aunque no descarta volver algún día, su prioridad ahora es disfrutar plenamente de su rol como mamá.

Con esta decisión, Adele refuerza la importancia de valorar el tiempo en familia, recordando que los momentos más simples pueden ser los más significativos.

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