Cultura
Templo Mayor, una ventana al pasado de México
México.— El descubrimiento de una escultura de la diosa lunar mexica Coyolxauhqui, hace 40 años, fue la clave para que arqueólogos mexicanos abrieran una ventana al pasado, a través de la cual continúan revelando una historia que permaneció en el subsuelo por más de 500 años.
“Estamos muy contentos porque se cumplen cuatro décadas de trabajos ininterrumpidos en el corazón de la Ciudad de México, donde habitan 20 millones de personas”, dijo Leonardo López Luján, director del proyecto Templo Mayor, donde “los hallazgos se dan realmente cada día”.
El monolito de andesita rosada en forma discal, con un diámetro de poco más de tres metros, 30 centímetros de espesor y casi ocho toneladas de peso, fue encontrado de manera fortuita cuando una cuadrilla de la hoy extinta compañía estatal Luz y Fuerza del Centro trabajaba a más de dos metros de profundidad el 21 de febrero de 1978 en el Centro Histórico de la capital mexicana.
“Un mes después se organiza el proyecto, que tiene como misión exhumar las ruinas del Templo Mayor, la pirámide más grande del imperio (azteca), de 45 metros de altura”, señaló el arqueólogo.
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Recordó que “la moderna metrópoli (Ciudad de México) cubre bajo toneladas de asfalto y de concreto las ruinas de la antigua Tenochtitlan, capital del imperio mexica o azteca, que era una isla que a la llegada de los españoles tenía 200 mil habitantes”.
Desde el descubrimiento de Coyolxauhqui, los arqueólogos y el equipo científico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han recuperado en el sitio más de 100 mil objetos que se encuentran exhibidos y en las bodegas del Museo del Templo Mayor.
“En particular yo recuerdo la presencia de Jacques Cousteau (1910-1997), el oceanógrafo francés, quien quedó maravillado porque a 2 mil metros de altitud a los que se encuentra la Ciudad de México estábamos descubriendo cantidades enormes de corales, conchas y estrellas marinas, que los mexicas traían desde el Atlántico y el Pacífico”, refirió López Luján.
Actualmente los arqueólogos del INAH trabajan al pie de la pirámide del Templo Mayor, donde se encontraban los altares dedicados a Huitzilopochtli, dios del Sol y de la guerra, y Tláloc, dios de la lluvia.
El más reciente hallazgo, hace un par de meses, fue el esqueleto de un infante de alrededor de nueve años de edad; asimismo, en abril del año pasado fue recuperada una ofrenda con 15 mil diferentes objetos que cubrían el esqueleto de un lobo ataviado como guerrero, con insignias de oro.
“En este caso no hemos hecho el ADN, de tal manera que no sabemos el sexo. Tenía un pectoral de madera en forma de anillo sobre el pecho y un collar de piedras verdes”, señaló López Luján respecto a la más reciente osamenta humana encontrada.
“Anteriormente hemos encontrado esqueletos de niños sacrificados, la gran mayoría en honor al dios Tláloc, ya que cuando un niño lloraba era un buen augurio de lluvias abundantes. Generalmente eran niños enfermos seleccionados por la presencia de dos remolinos en su cabello”, refirió el especialista.
En 2006 los científicos descubrieron también un monolito dedicado a Tlaltecuhtli, el “señor de la tierra”, una colosal escultura de 4.17 por 3.62 metros y unos 40 centímetros de espesor y casi 12 toneladas.
Hasta la fecha en México existe un archivo de más de mil 200 publicaciones científicas sobre los hallazgos del Templo Mayor, sitio en que se presenta una exposición temporal con los principales descubrimiento de estos 40 años de trabajo.
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“Documentamos la posición de todos y cada uno de los objetos. Lo que nos interesa saber es cómo están colocados y cómo el sacerdote los distribuyó ordenadamente”, señaló el investigador.
Respecto al esqueleto de lobo, López Luján señaló que lo “impresionante” fue que la caja de ofrenda donde se encontró fue perforada accidentalmente en el año 1900 durante la construcción de un drenaje; sin embargo, los trabajadores “nunca se dieron cuenta” de la presencia de los objetos de oro.
“En muchos casos encontramos las ofrendas ya saqueadas porque estamos en una área urbana, y aquí (en el caso del lobo) tuvimos mucha suerte de encontrar el interior” añadió.
Las piezas de oro halladas en el Templo Mayor están siendo exhibidas en el Museo Getty de Los Ángeles (Estados Unidos), donde se realiza la exposición temporal “Los reinos de oro, lujo y legado de la antigua América”, que pronto se presentará en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. (EFE)
emc
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Cultura
¿Quién es Han Kang, ganadora del Nobel de Literatura? Sus libros están en México
“La Vegetariana” se puede conseguir en español
Ciudad de México.- La escritora surcoreana Han Kang ganó el Premio Nobel de Literatura 2024 esta mañana. La Academia Sueca destacó su “prosa poética intensa” y su capacidad para confrontar traumas históricos mientras explora la fragilidad de la vida humana.
Este reconocimiento también resalta cómo su obra trata de la conexión entre el cuerpo y el alma, abarcando tanto el dolor físico como mental. Con esta distinción, Han Kang se une al selecto grupo de autores que han recibido el máximo galardón literario del mundo.
La autora es reconocida por abordar temas profundos en sus obras, como la violencia, el sufrimiento y las normas sociales. Nacida en Gwangju, Corea del Sur, en 1970, creció en una familia literaria, ya que su padre también es escritor. Su carrera comenzó en 1993 con la publicación de varios poemas, pero su debut como narradora ocurrió en 1995 con la colección de cuentos El amor de Yoesu. Desde entonces, se ha consolidado como una de las voces más importantes de la literatura surcoreana.
Entre sus obras más importantes destacan La Vegetariana (2007), que la proyectó internacionalmente. Esta novela, ganadora del Premio Man Booker International en 2016, narra la historia de una mujer que decide dejar de comer carne, un acto que desencadena una serie de conflictos familiares y personales. A través de esta decisión, la protagonista se enfrenta a una realidad asfixiante que la lleva hacia la alienación y la psicosis. Otra de sus novelas más conocidas es Actos humanos (2014), que relata la represión violenta de las protestas en la ciudad surcoreana de Gwangju en 1980, un hecho que impactó a Han Kang durante su infancia.
¿Podemos leer la obra de Han Kang en español?
En México, los lectores podemos acceder a sus obras traducidas al español. Editoriales como Anagrama y Penguin han publicado títulos de la autora, entre ellos La Vegetariana, La clase de Griego, y Actos humanos. Estos libros se encuentran disponibles en librerías como Gandhi y El Sótano, además de plataformas en línea como Amazon.
La Vegetariana narra la historia de Yeong-hye, una mujer surcoreana que decide dejar de comer carne de manera repentina. Esta decisión, aparentemente simple, desencadena un conflicto profundo con su familia y la sociedad que la rodea. La novela está dividida en tres partes, cada una narrada desde la perspectiva de un personaje diferente, lo que permite explorar el impacto de la decisión de Yeong-hye desde múltiples ángulos.
Por otro lado, Actos humanos es una novela que aborda la masacre de Gwangju, un episodio violento en la historia de Corea del Sur. La obra sigue a un grupo de personajes que viven las consecuencias de esta represión brutal, mostrando cómo la violencia deja huellas permanentes en la vida de las personas. La novela no solo retrata el horror de los hechos, sino también cómo los sobrevivientes intentan reconstruir sus vidas después de la tragedia.
Con estos libros disponibles en español, los lectores en México pueden acercarse al universo literario de Han Kang, que destaca por su capacidad para explorar el dolor humano de una manera cruda y poética.
npq
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Cultura
Montaje de “El lago de los cisnes” rescata la humanidad de los personajes: coreógrafo
Versión más humana
Ciudad de México.– “El Lago de los cisnes“, que se presentará en función única en el Auditorio Nacional, el próximo 12 de octubre, es un trabajo siempre complejo para las bailarinas y los bailarines que se han sumado con entusiasmo, señaló el director artístico de la CND y coreógrafo, Cuauhtémoc Nájera.
“Creo que lo más importante y el reto que tiene este ballet es que el mismo artista es el protagónico y antagónico. Lo que quise rescatar en mi montaje son las personas que hay detrás de cada personaje; escribí y trabajé la coreografía a partir de la parte humana que hay detrás de cada uno de ellos”.
Al detallar los pormenores de este ballet, a cargo de la Compañía Nacional de Danza (CND) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), Nájera explicó que, en el argumento de esta pieza, Odette es una mujer que enfrenta la vida y es castigada convirtiéndose en cisne, por querer ser autónoma e independiente.
Durante el ensayo y conferencia de prensa el director artístico señaló:
“Hay partes en la coreografía que no toqué porque son impecables y bellísimas, como el Adagio del cisne blanco y el Adagio del cisne negro, pero todo lo que está alrededor lo quise hacer más humano, aunque no quito la magia que hay en cada uno de los personajes”.
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Lo que dijeron los bailarines
Por su parte, Valeria Mariaud, primera bailarina de la CND y quien da vida a Odette y Odile, afirmó que en su trabajo se identifica más con Odette.
“Tengo muchas cosas de ella y soy una persona más amable, y pensé que Odile me costaría un poco más, aunque al final tengo de las dos. Muchas bailarinas han interpretado estos dos roles y siempre se aprende de ellas, pero hay que buscar personalmente qué te puede ayudar a desarrollar de la mejor manera esos roles”.
Alejandro Hidalgo, primer bailarín e intérprete del príncipe Sigfrido, afirmó que el ballet es difícil y complejo, y hay que ir poco a poco encontrándose con el personaje, además de buscar, experimentar, ver y escuchar.
“De esto se trata, de disfrutarlo mucho, y trabajar con la orquesta permite sentirte vivo, ellos expresan su sentir a través de la música y tenemos que estar muy compenetrados”.
Mientras que Roberto Rodríguez, primer bailarín, quien está a cargo del personaje de Von Rothbart, consideró que Lago de los cisnes es un gran ballet que forma parte del repertorio de muchas compañías y conlleva un gran compromiso como bailarín.
Por su parte, Luis Manuel Sánchez, director de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, dijo que:
“Ha sido un proceso y un viaje muy intenso para la orquesta descubrir números musicales y coreográficos que no se habían presentado antes y ha sido un gran reto abordar esta partitura con todo el amor y la pasión que implica”.
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Ciudad de México.- El 29 de septiembre de 2024, el Palacio de Bellas Artes celebró los 90 años de su inauguración, con una gala que integró un programa de música mexicana a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) y las espectaculares coreografías del Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández.
El recinto de mármol abrió sus puertas por primera vez en 1934. La construcción, iniciada treinta años antes, en 1904, durante el Porfiriato, fue interrumpida por la Revolución.
Así, el Palacio de Bellas Artes nació bajo ese nombre en 1934. Su historia inició casi un siglo antes, el 18 de febrero de 1842, cuando se colocó la primera piedra del Teatro de Santa Anna, posteriormente conocido como Teatro Nacional.
Un poco de historia
En 1900, la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas del gobierno porfirista compró el Teatro Nacional con la intención de remodelarlo. En mayo del siguiente año, se publicó en “Obras de Embellecimiento y Utilidad para la capital” que las reparaciones del inmueble eran muy costosas. Se consideró más conveniente edificar un nuevo recinto.
Ese mismo año, comenzaron los trabajos de demolición del teatro, lo que permitió prolongar la calle de 5 de Mayo para que desembocara en los terrenos del antiguo convento de Santa Isabel. En esos terrenos se construiría la Plaza del nuevo Teatro Nacional, como parte del proyecto arquitectónico de embellecimiento de la capital de la República, con motivo de las celebraciones del Centenario de la Independencia Nacional de 1810.
En 1904, el arquitecto Adamo Boari firmó el contrato para construir el nuevo Teatro Nacional de México e iniciaron las excavaciones de las cepas para la cimentación del edificio. En 1907, la construcción sufrió un primer hundimiento; al año siguiente, el edificio había descendido un metro y 84 centímetros. Además, como consecuencia de la Revolución Mexicana, los recursos económicos de los diferentes gobiernos que accedieron al poder fueron cada vez menores, lo que provocó que, paulatinamente, la obra se interrumpiera. En 1916, Boari dejó el proyecto.
De 1917 a 1929, solo se realizaron trabajos de mantenimiento, con poco avance en la edificación. En 1930, el arquitecto Federico Mariscal fue contratado para continuar la construcción; sin embargo, las obras iniciaron dos años después, cuando Alberto J. Pani, secretario de Hacienda del gobierno del presidente Abelardo L. Rodríguez, tomó en sus manos el proyecto. Finalmente, el 29 de septiembre de 1934, se concretó el sueño de varias generaciones.
Hallazgos arqueológicos
La muestra expuesta en esta ocasión en El Rincón del Tiempo dio cuenta de algunos de los hallazgos realizados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, que permitieron conocer más sobre el espacio que hoy ocupa el Palacio de Bellas Artes. Entre las piezas exhibidas se encontraron platos, ollas, jarras, cajetes, malacates, molcajetes, copas, fragmentos de braceros, sellos, figurillas zoomorfas y antropomorfas, así como la escultura del hombre viejo y la vasija de piedra, Cuauhxicalli de Quetzalcóatl.
A lo largo del tiempo, el centro histórico de la Ciudad de México tuvo que asimilar una transformación continua en su arquitectura y urbanismo, en las dimensiones de sus predios, en los nombres de sus calles y en las costumbres de sus habitantes. Sin embargo, pese a los cambios sufridos, aún hoy guarda en sus entrañas los antecedentes históricos que nos hablan de la grandeza de su origen: México-Tenochtitlan.
Un espacio que resguardó bajo sus cimientos una historia de siglos es el que hoy ocupa el Palacio de Bellas Artes. De acuerdo con los cronistas de la Ciudad de México, se localiza en lo que fue una zona de actividad comercial en la época prehispánica, en Moyotlán, una de las cuatro parcialidades del México-Tenochtitlan. A partir de la conquista, quedó bajo la “traza española”, donde se localizaba el tianguis de Juan Velázquez Tlacotzin, el primero que aparece en las actas del Cabildo, desde 1524 hasta 1542. Se llamó así porque allí se hallaba la casa de un tenochca principal de ese nombre y apellido, quien fue el Cihuacóatl de Moctezuma.
En enero de 1905, a escasos dos meses de haberse iniciado las excavaciones para la cimentación del nuevo Teatro Nacional, hoy Palacio de Bellas Artes, se encontró el recipiente del águila, cuauhxicalli, vasija de piedra en la que se depositaban ofrendas a los dioses. Este objeto fue remitido al Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología para su exhibición.
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Remodelaciones
De 2008 a 2010, se llevó a cabo la mayor intervención en su teatro y sala de espectáculos. Se renovaron plataformas, tramoya, escenario, foso, iluminación, acústica, cabinas y butaquería. Se realizaron otras rehabilitaciones en el recinto, entre las que destacan la remodelación de las salas de exhibición del Museo del Palacio de Bellas Artes en 1994 y, de 2000 a 2004, la restauración de sus cúpulas.
En 1993, se decidió construir un estacionamiento subterráneo frente al Palacio, lo que dio la oportunidad de un nuevo rescate de elementos prehispánicos por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia, que permitió conocer más sobre la época mexica.
Algunas de las piezas rescatadas, que en otro momento constituyeron parte de la vida cotidiana de los mexicas, forman parte de esta exposición. Esto da testimonio de que en lo que fuera el antiguo barrio mexica de Moyotlán, hoy se encuentra el Palacio de Bellas Artes, el recinto cultural de mayor jerarquía de nuestro país.
(Con información del INBAL)
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Cultura
90 años del Palacio de Bellas Artes, lo celebran con programa muy mexicano
Con la OSN y el Ballet Folklórico
Ciudad de México.-La Gala conmemorativa 90 años del Palacio de Bellas Artes, fue una celebración llena de emotividad, ritmo y color, a través de la participación de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) y el Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández.
Bajo la dirección de su titular, Ludwig Carrasco, la OSN inició la celebración con la Obertura festiva de Carlos Vidaurri, compositor mexicano que dedicó la obra al Palacio de Bellas Artes.
En el recinto más importante de las artes y la cultura en México, el público se unió a la fiesta que incluyó por un programa con dos obras mexicanas, entre ellas México (galopa), de Ángela Peralta (orquestación de Arturo Márquez) y Sinfonía india, de Carlos Chávez.
El Ballet Folklórico de México levantó el aplauso de los asistentes al escuchar Sensemayá, de Silvestre Revueltas, con la cual la OSN y la agrupación creada por Amalia Hernández se hermanaron con ritmo y colores.
La alegría continuó con el sabor de la música mexicana al escuchar Sones de mariachi, de Blas Galindo, en la cual la agrupación se lució con el despliegue de vestimenta tradicional de las distintas regiones de México.
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La fiesta bajó del escenario
La fiesta musical siguió con la soprano María Katzarava al interpretar Si nos dejan, del guanajuatense José Alfredo Jiménez, y el Ballet Folklórico reapareció con Nereidas, tomando como escenario los pasillos de la Sala Principal, en donde el público respondió con alegría y múltiples aplausos.
Uno de los momentos más emotivos de los asistentes fue con cuando la Orquesta Sinfónica Nacional celebró los 90 años del Palacio de Bellas Artes con las tradicionales Mañanitas, de Alfonso Esparza Oteo, y con Viva México, de Pedro Galindo, coreadas por los asistentes a esta celebración conmemorativa.
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