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Análisis y Opinión

La cultura empresarial en tiempos difíciles

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“Cuando las personas no sintonizan con la cultura empresarial sólo es posible estar en medio del pelotón” Philip Kotler

El mundo cambió podríamos decir para siempre nos enfrentamos cada día a titulares que nos muestran una nueva realidad, un mundo post covid que intentaba recuperarse y cuando sentimos que estábamos al otro lado aparece una variante que se transmitía de manera muy rápida y de nuevo debimos poner freno de mano, y cuando por fin sentíamos acomodarnos nuevamente recuperando fuerzas y viendo un 2022 con entusiasmo, empezamos a escuchar de conflictos geopolíticos, una guerra para muchos sin sentido en países, que a pesar de estar a miles de km pero que al final nos muestra la realidad que en un mundo globalizado así sea a larga distancia las repercusiones se empiezan a sentir en varios frentes de la economía.

No se puede negar que la pandemia trajo consigo una enorme revolución digital, se pudo demostrar una capacidad enorme de adaptación para muchos nunca antes vista. Rápidamente se implementaron tecnologías como el comercio electrónico, lo que muchos empresarios antes nunca habían percibido y era que podría sonar la caja registradora mientras duermen entre otros beneficios de esta transformación digital, lo que los llevó a incorporar de manera rápida el comercio electrónico, esto lo demuestra el aumento en México donde dos de cada diez empresas ecommerce tuvieron una expansión de más del 300% en 2020, marcando así una diferencia extraordinaria respecto al 2019, así lo indica el estudio Impacto COVID-19 en Venta Online México, en cuanto al 2021, se proyecta que para el 19% de las empresas de comercio electrónico en México la venta online llegue a representar más del 30% de sus ventas totales, sin embargo la Pyme como generadora del 81% del empleo del país apenas subsistía.

Se puede decir que hubo importantes avances y se resolvió de primera mano parte importante del negocio y sus ventas, pero los desafíos continuaban y con mayor preocupación, empezamos a ver que el futuro del trabajo había llegado y con fuerza, y entonces se habló con fuerza del informe del Foro Económico mundial que en donde indicaba que los robots serían para el 2025 el 45% del empleo, se remplazarían 85 millones de puestos que serían automatizados lo que al final crearía 97 millones nuevos con nuevas profesiones y es cuando entonces las empresas se vuelven protagonistas ya que deben trabajar en construir las bases necesarias que les permitan no solo sobrevivir sino crecer a pesar de unas circunstancias que si bien no podemos cambiar si podemos decidir cómo reaccionar. Por esto decimos que trasciende la idea de adaptación a transformación y que quién no se transforme está condenado a desaparecer.

Al futuro del trabajo definitivamente se anticipó, las encuestas recientes muestran personas buscando entornos que les ofrezca bienestar emocional, platean dejar su empleo desde todas las generaciones, cobra interés las interacciones acerca de la cultura empresarial en plataformas de empleo, y hasta la palabra flexibilidad incrementó hasta 343% según encuesta de LinkedIn y análisis de su bigdata.

Por su parte las empresas se quejan de los tiempos que tardan en conseguir talento, dicen no encontrarlo o si lo encuentran no logran retenerlo.

El camino de la transformación de las compañías es inminente. Construir esos pilares que pueden llevar muy lejos a la compañía y con ello las personas a pesar de las circunstancias es más que un beneficio una necesidad.

Para ello, proponemos 3 pilares que se convierten claves para toda organización sin importar si es micro, pequeña, mediana o grande y que se enmarcan en lo que se denomina cultura empresarial que no es otra cosa de la forma vivir e interactuar en la organización, y lo que hace que las personas trabajen en conjunto acciones para conseguir unos resultados.

El Propósito: El propósito es lo que hace grande a una compañía por pequeña que sea y le crea un sentido de dirección con inspiración, misma inspiración que atrae a otros porque comprenden a que compañía que hace de este mundo un lugar mejor se están adhiriendo.

Esta es la diferencia de simplemente llegar a un lugar a llegar a un lugar en el que aporto a este mundo.

Modelo People Centric: Es un modelo orientado a las personas o con las personas en el centro de la estrategia. Tan importante se convirtió una promesa de valor a las personas, lo que hasta hace unos años era exclusivo del cliente. Tener al colaborador en el centro se volvió una necesidad, a las empresas les está doliendo sostener y crecer, la gente se frustra y se va, las personas esperan más de su organización, y escogen con quién quiere trabajar.

Una propuesta de valor para el colaborador se construye con la gente con una escucha activa, de cada una de las interacciones adicional a que esperan además de entornos de bienestar emocional, oportunidades de desarrollo y crecimiento.

El modelo people centric busca comprender de forma y de fondo al colaborador desde sus miedos, sueños y desafíos hasta las brechas y fortalezas en su transitar por la compañía, de manera que tenga oportunidad de estar en el lugar correcto, donde puede aportar y le genera retos con oportunidades de crecer. Acompañar a las personas que muestran especial lealtad e iniciativa por ser cada vez mejores a ir de un lugar A a un lugar B es cumplir una promesa de valor mutua.

La inteligencia emocional: Si bien hay muchas fortalezas humanas claves en estos tiempos la inteligencia emocional se convierte en la maestría, nada es posible si no tenemos la capacidad de reconocer las emociones, para controlarlas y direccionarlas de la manera correcta. Y siento que hay una enorme necesidad de elevar los niveles de conciencia en el liderazgo para que este a su vez lo permee a su equipo y se pueda construir en conjunto ese bienestar emocional.

Fundadora y CEO de Grupo Soluciones Horizonte (GSH)
www.gsh.mx
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www.linkedin.com/in/andrea-villamizar-giraldo/

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx



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Análisis y Opinión

Un asunto de dignidad

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En estos días se discutirá y sancionará un diferendo apreciativo sobre los márgenes de la acción sanitaria y humanitaria en El Salvador que quizá pueda tener efectos en otras latitudes, incluido México. El tema es complejo pero en el fondo, hay un diferendo ante la permanente atención, vigilancia y decisión médica pertinente que buscó salvaguardar la vida de una mujer embarazada y la del ser en su vientre.

Se juzga al sistema local de proveer asistencia médica profesional durante varios meses para procurar el bienestar integral a las dos personas. Los quejosos plantean que hubiera sido mejor invisibilizar la existencia de una bebé discapacitada desde el inicio (aunque nació y murió después, no sin antes recibir nombre e identidad) y permitir que, desde la opinión –personalísima pero ciertamente inexperta y alienada por abogados– de la paciente, se impidiera al personal médico a pensar, ofrecer opciones u obrar conforme a su conocimiento, su profesión y su conciencia. La mujer murió años más tarde y su historia hoy es utilizada como una estrategia, como un relato de intereses contrapuestos.

Estos asuntos son, por desgracia, sumamente comunes en nuestra vida contemporánea. En el estilo de vida, poder y privilegio que hoy campea en el mundo, las personas están más cerca de ser mercancías (adquiribles, consumibles y descartables) que de ser comprendidas en su complejidad irrepetible y en su absoluta dignidad sin importar sus particulares orígenes, sus condiciones, su hado o ventura.

Existe una antigua fábula china sobre un supuesto ‘hombre compasivo’ de quien se dice pescó una tortuga para hacer sopa con ella: “como no quería que alguien llegara a decir que él había dado muerte a un ser viviente, encendió fuego, hizo hervir agua en una olla, colocó una pértiga de bambú encima de la olla a manera de puente y le hizo a la tortuga una promesa: ‘Si consigues atravesar el puente, te dejaré en libertad’”. La fábula relata que la tortuga puso toda su voluntad e hizo lo imposible al atravesar el puente sobre el agua hirviendo… pero el hombre, aplaudiendo su hazaña, le pidió a la tortuga que regresara “para ver mejor cómo había logrado la proeza”.

La fábula enseña que, los discursos disfrazados de compasión son aún más pérfidos. Esto nos lleva a pensar que, aunque los discursos actuales aboguen por las libertades, los derechos o el reconocimiento de las diversidades de la humanidad contemporánea –incluso son socialmente aceptadas las ideas de trascendencia y armonización plural social mediante gestos de solidaridad, responsabilidad y amor– siguen existiendo narraciones que sólo defienden el propio privilegio, el egoísmo, el utilitarismo o el pragmatismo económico, la comodidad del fuerte frente a la anulación del débil o la indolencia ante los fácilmente descartables, los que nadie extrañará en “este mundo atestado de humanidad, agresivo, competitivo y eficientista”.

Hoy, mientras algunos se distraen con luces en el cielo, por fortuna hay gremios enteros defendiendo a trabajadores sexagenarios, a minorías arrinconadas, a mujeres violentadas, a personas e historias desaparecidas, a niños agredidos o utilizados, a jóvenes sometidos o corrompidos, a localidades envenenadas y a usuarios engañados. La única razón que alimenta el espíritu de esas luchas sociales es ese asunto de dignidad que perfora las conciencias, conmueve corazones y motiva a la acción en esa larga marcha hacia el bien común.

Pero ¿qué sucede cuando la dignidad humana es relativizada? ¿Qué sucede cuando se anteponen supuestos políticos, económicos o ideológicos que condicionan este principio humano? Hay quienes insisten que la lucha obrera, ecológica, comunitaria o social debe estar sujeta a las condiciones políticas; otros que la dignidad de la vida humana debe estar limitada por las condicionantes de la economía y el mercado; otros más llegan a afirmar que la indignación social sólo es válida desde una sola orientación ideológica. Y aún así se llaman compasivos.

Lo que atestiguamos en estos días –desde el utilitarismo bélico internacional o las agendas de interés económico supranacionales– es la evidencia que descarta aquella fantasía laicista de los Estados neutrales. Las opciones formales políticas o económicas tanto de las tiranías como las democracias son decisiones éticas y hasta morales, pero jamás neutrales: ¿Cuáles son las fronteras de la sanidad pública? ¿Cuáles son los límites de la acción contra el negocio de la droga? ¿Dónde se separa el bien común del privilegio? ¿Qué o quién define el grado de dignidad de una persona humana? Porque si quienes deciden se parecen al hombre de la fábula, se llamarán compasivos mientras contemplan a los miserables luchar por su vida bajo las reglas injustas y las condiciones imposibles que ellos mismos han definido.

Director VCNoticias.com @monroyfelipe

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Análisis y Opinión

La riqueza de las empresas familiares

Según cifras del INEGI, el 97% del número total de empresas de México son microempresas

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En un mundo tan inestable como el de hoy, -donde las empresas públicas nacen y desaparecen o se funden con otros corporativos-, las empresas familiares representan estabilidad, pues son el patrimonio de una familia.

Muchas de las grandes marcas icónicas europeas y norteamericanas, -que están rodeadas de glamour-, como las bebidas espirituosas finas, ropa de larga tradición, productos de piel, relojes y otro tipo de bienes, son familiares y tienen raíces que pueden llegar a dos o tres siglos de vida.

Por lo que toca a las microempresas en México, estas son totalmente familiares.

Según cifras del INEGI, el 97% del número total de empresas de México son microempresas y por ello tienen tanto peso social y representatividad y generan el 70% de las oportunidades laborales.

Sin embargo, la estructura organizacional de las empresas familiares constituyen una importante debilidad, puesto que se mezclan consideraciones subjetivas de tipo familiar, que luego impactan negativamente en la operación del negocio.

La empresa consultora Advanced Management Consulting Group, también conocida como AMCG, ha identificado esta grave problemática, pues mencionan que el 70% de las empresas familiares desaparecen con la muerte de su fundador y dicen que del 30% de las empresas restantes, que son las que sobreviven, solo el 13% sobreviven a la tercera generación. Y de ese número, apenas tres o cuatro por ciento llegan a la cuarta generación.

El problema parece ser la tendencia a contaminar la operación de la empresa con condicionantes de la relación familiar e incluso, con los conflictos.

Además, el modelo familiar, que generalmente tiene que ver con estructuras de liderazgo paternalista, termina transfiriéndose al negocio y cuando existe un liderazgo muy fuerte del fundador, al pasar la autoridad a un sucesor, que es un miembro de la familia que incluso puede ser de otra generación, podría ser que se propicie una lucha por el control y los beneficios que se derivan del liderazgo.

Tal y como lo manifiestan los directivos de la empresa Advanced Management Consulting Group a sus clientes, la solución está en la institucionalización de la operación, totalmente alejada de las condicionantes familiares, donde el objetivo fundamental sea la eficiencia y la eficacia y detrás de ésto, la rentabilidad.

El modelo que da forma y eficiencia a la operación de una empresa familiar es precisamente el “modelo de gobierno corporativo”, que es el que garantiza decisiones objetivas orientadas a la competitividad y la rentabilidad.

El gobierno corporativo blinda la sucesión, para que se dé de forma madura entre un fundador con poder y control incuestionable y la organización institucional que llevará la operación de la empresa, lo cual garantiza larga vida y sucesiones generacionales sólidas e institucionales.

¿A usted qué le parece?

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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