Opinión
El testimonio católico en política y el mainstream media
Chesterton, el reconocido escritor inglés converso católico, decía que cuando entraba a una iglesia se quitaba el sombrero, no la cabeza. El hombre de fe también es un hombre de razón. La encíclica Fides et Ratio afirma que las dos alas que elevan al ser humano son la fe y la razón, lo cual nos recuerda el adagio agustiniano, creer para entender, entender para creer.
La encíclica Veritatis Splendor advierte de “el riesgo de la alianza entre democracia y relativismo ético, que quita a la convivencia política cualquier punto seguro de referencia moral, despojándola más radicalmente del reconocimiento de la verdad” (n. 101), lo cual nos lleva a lo dicho en la Centesimus Annus cuando se afirma que “si no existe una verdad última la cual guía y orienta la acción política, entonces las ideas y las convicciones humanas pueden ser instrumentalizadas fácilmente para fines de poder.
Una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia” (n. 46). Por tanto, un católico congruente, que busca vivir la libertad y la caridad en la verdad y que busca cuidar que una democracia no se instrumentalice al servicio del totalitarismo, debería ser apreciado en su contribución al bien común, no debería haber elementos valederos para descalificar o excluir a un católico en la esfera pública, y sin embargo…
En estos tiempos donde la intensidad de la competencia política de la democracia más importante de Occidente se vive por primera vez en medio de una pandemia se da un suceso que me llega al corazón.
Un católico al cual conozco desde hace varios años y del cual he recibido un gran testimonio de lo que es ser un católico congruente, que da su testimonio desde la política, ha venido siendo atacado por el hecho de ser católico y lo que esto conlleva en la esfera pública. Hombre de razón y de fe, Dan Lipinski es un político demócrata, miembro de la House of Representatives (1) desde el 2005.
Con sólida formación académica, es ingeniero mecánico con maestrías en Ingeniería y Economía así como doctor en Ciencia Política, ha servido desde los Comités de Ciencia, Espacio y Tecnología, así como en el Comité de Transporte e Infraestructura.
Haciendo uso de razón y dando un gran testimonio de su fe, Dan ha defendido y promovido la vida, la familia y las libertades fundamentales, con tal congruencia que en ocasiones ha sido prácticamente el único demócrata en hacerlo.
Un católico congruente, que busca vivir la libertad y la caridad en la verdad, y que busca cuidar que una democracia no se instrumentalice al servicio del totalitarismo, debería ser apreciado, y sin embargo…
Como ejemplos de su solidez en estos importantes temas, Dan tiene un impresionante record de iniciativas y votos en estas materias, como la iniciativa presentada junto con otro estimado legislador católico, Chris Smith, la iniciativa No Taxpayer Funding for Abortion Act.
Votó por la prohibición del aborto a la semana 20, votó en contra del incremento del financiamiento de la embryonic stem cell research, votó en contra del reconocimiento del llamado matrimonio del mismo sexo así como del Obamacare y a favor de la Defense of Marriage Act (DOMA).
Obama aprovechó su presidencia, teniendo a Biden de vicepresidente, para ir sacando de las filas de su partido a los legisladores demócratas que defendían vida, familia y libertades. Este activismo arreció con la presión adicional de liderazgos demócratas como la del Senador Bernie Sanders –dos veces aspirante a la candidatura presidencial demócrata, quien considera que es admirable el gobierno comunista de los Castro en Cuba–, que en la cima de su poder declaró publicamente que en el partido demócrata no debe haber espacio para los pro vida y que ser demócrata implicaba ser pro choice (2).
Se sumó la legisladora Alexandria Ocasio-Cortez y los Justice Democrats (3) . Pero la fuerza más importante para impedir que siguiera siendo legislador Dan Lipinsky fue el de potentes maquinarias del aborto, “una coalición de grupos a favor del derecho al aborto, entre los que se encuentran EMILY’s List, NARAL, Pro-Choice America y Planned Parenthood, que aportaron cerca de $1 millón de dólares en spots de TV atacando a Lipinski”, y con lo cual terminaron imponiendo a Marie Newman – exactamente contraria a los valores de Lipinski– para ocupar su puesto en la candidatura al cargo de elección que le correspondía.
Dan ejerció su vocación política en oración y trabajo. Su divisa como legislador fue “been Catholic first” (4) , poner siempre primero lo primero. Eso me recuerda tanto a otro político católico, Tomás Moro, que siempre dijo que era un buen servidor del rey, pero Dios va primero, y que siguió su conciencia bien formada hasta el martirio, dando al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios. Le dijo a su esposa, que le pedía firmar lo que el Rey quería para recuperar su estatus y propiedades, “no serías buena negociadora, ya que no se da lo más por lo menos”, refiriendose a que no se da su conciencia y la vida eterna por un estatus y unas propiedades que son pasajeras.
Dan suele fundamentar con ciencia y buena argumentación el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural, la institución matrimonial conformada por hombre y mujer y la libertad religiosa.
“Nuestra prioridad debe ser proteger la vida desde su inicio, nadie es desechable, cada uno es único desde el día uno; hay que proteger a la mujer y su bebé como actos de amor, porque eso es de lo que se trata el movimiento pro vida”, dijo Dan Lipinski, con lo cual provocaba la ira de los líderes “progresistas” así como la industria y el lobby más poderoso que definitivamente no permitirían que siguiera en la House of Representatives.
De la misma manera, la jueza Amy Coney Barett, nominada por Trump para ser la nueva carta para integrar la Suprema Corte de Justicia, desata la ira anti cristiana, anti vida, logrando que en el mainstream, junto con los senadores demócratas, descalifiquen a Amy por ser “muy” católica, es decir, que realmente quiere ser congruente con su fe a la par de ejercer a cabalidad su razón.
Amy cuenta con una sólida trayectoria académica, licenciada en literatura inglesa y en derecho, graduada con los más altos reconocimientos, magna cum laude y Juris Doctor Summa cum laude, profesora universitaria en Notre Dame, con carrera judicial y actualmente jueza de la Corte de Apelaciones en el Séptimo Circuito.
Es de destacar los cuestionamientos de la Senadora demócrata Dianne Feinstein que considera que Amy, por ser tan católica, no debe ser ni jueza ni llegar a la Suprema Corte.
Tomás Moro siempre dijo que era un buen servidor del rey, pero puso a Dios primero, y siguió su conciencia bien formada hasta el martirio.
En el Magisterio de la Iglesia Católica destacan algunos documentos como guías que pueden iluminar el camino de un católico en la política.
En primer lugar la Evangelium Vitae de Juan Pablo II, que en su número 19 sostiene que “Hay un aspecto aún más profundo que acentuar: la libertad reniega de sí misma, se autodestruye y se dispone a la eliminación del otro cuando no reconoce ni respeta su vínculo constitutivo con la verdad. Cada vez que la libertad, queriendo emanciparse de cualquier tradición y autoridad, se cierra a las evidencias primarias de una verdad objetiva y común, fundamento de la vida personal y social, la persona acaba por asumir como única e indiscutible referencia para sus propias decisiones no ya la verdad sobre el bien o el mal, sino sólo su opinión subjetiva y mudable o, incluso, su interés egoísta y su capricho”.
Lo cual nos lleva a ubicar en el punto 20 lo siguiente “Así, desaparece toda referencia a valores comunes y a una verdad absoluta para todos; la vida social se adentra en las arenas movedizas de un relativismo absoluto. Entonces todo es pactable, todo es negociable: incluso el primero de los derechos fundamentales, el de la vida.”
Con esto la conclusión que en el mismo punto 20 se expresa así: “Reivindicar el derecho al aborto, al infanticidio, a la eutanasia, y reconocerlo legalmente, significa atribuir a la libertad humana un significado perverso e inicuo: el de un poder absoluto sobre los demás y contra los demás. Pero ésta es la muerte de la verdadera libertad: «En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo» (Jn 8, 34)”.
La libertad enloquecida lleva a la esclavitud, de ahí la imporancia de ubicar bien la libertad y lo que puede significar la liberación.
El documento que me parece más iluminador, inspirador y que nos da a entender de una manera profunda lo que resulta ser lo más clave en lo que es el ser católico en la política es Sacramentum Caritatis de Benedicto XVI, en el cual aborda, en su numero 83, el concepto de “Coherencia eucarística… a la cual está llamada objetivamente nuestra vida”. El Papa nos dice: “el culto agradable a Dios nunca es un acto meramente privado, sin consecuencias en nuestras relaciones sociales: al contrario, exige el testimonio público de la propia fe” (n. 83).
Y nos enfatiza la importancia que esta coherencia eucarística tiene en quienes participan de manera más protagónica en la esfera pública: “Obviamente, esto vale para todos los bautizados, pero tiene una imporancia particular para quienes, por la posición social o política que ocupan, han de tomar decisiones sobre valores fundamentales”.
Entonces, ¿cuáles son esos valores? Pues son “el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. Estos valores no son negociables. Así pues, los políticos y los legisladores católicos, conscientes de su grave responsabilidad social, deben sentirse particularmente interpelados por su conciencia, rectamente formada, para presentar y apoyar leyes inspiradas en los valores fundados en la naturaleza humana.”
Y nos recuerda que “esto tiene además una relación objetiva con la Eucaristía (cf. 1Co 11, 27-29)”, y hace un llamado a la máxima autoridad en cada diócesis: “Los Obispos han de llamar constantemente la atención sobre estos valores. Ello es parte de su responsabilidad para con la grey que se les ha confiado”.
Tomando esto en cuenta, es de llamar la atención que en el mainstream los católicos como Lipinski o Amy sean descalificados, vituperados en la esfera pública, justo por ser congruentes. Y es de llamar también la atención que hay otro tipo de católicos que son admirados, reconocidos y promovidos en la esfera pública justo por lo contrario.
Políticos como Joe Biden, con más de 4 décadas como legislador y 8 años como vicepresidente cuando Barack Obama fue presidente, que tiene una fuerte trayectoria de defensa, promoción y financiación del aborto, del “matrimonio” del mismo sexo, de la ideología de género y de atentar contra la libertad religiosa. “I suport Roe (5), I suport woman right to choose, and quite frankley, I always will” (“Yo apoyo Roe, apoyo el derecho de las mujeres a decidir, y francamente, siempre lo haré”) ha dicho el propio Biden.
Y que además elige como su compañera de fórmula, como candidata a la vice presidencia a la senadora –y antes jueza– Kamala Harris, que coincide con él en los temas en contra de la vida, la familia y la libertad religiosa. Más grave es que ella considera como criterio para excluir a alguien de un cargo público
El hecho de ser católico, pro vida y miembro de un movimiento eclesial como los Caballeros de Colón. Y por si fuera poco Biden también elige para ser su nominado para Attorney General –fiscal general de los EUA–, a su amigo de años y también “católico” Andrew Cuomo, que como gobernador de Nueva York tuvo a bien meter una iniciativa de aborto durante los nueve meses e incluir el partial birth abortion (6).
Tras conseguir que la mayoría demócrata lo apoyase y el congreso del Estado de Nueva York aprobase la infame legislación, Cuomo festejó iluminando de rosa los principales monumentos y edificios de la Gran Manzana y llamó “derecho” al asesinato del más inocente en su etapa más vulnerable.
En esta lista puede haber muchos otros, pero la que tiene una relevancia superior es la legisladora Nancy Pelosi, speaker of the house (7) y la tercera en línea de mandos y algo le pasa al presidente de los EUA, quien también apoya exactamente lo contrario a lo que indica la doctrina social de la Iglesia Católica y va en contra de los no negociables, aunque se ufana de ser católica y hasta usa esto en sus campañas.
Llama la atención que católicos como Lipinski o Amy sean descalificados en la esfera pública por ser congruentes. Y otro tipo de católicos como Biden son admirados, reconocidos y promovidos justo por lo contrario.
En campaña se puede ver cómo se intenta secuestrar el voto católico, instrumentalizándolo para justo la agenda más contraria a las enseñanzas de la Iglesia. Al ver dos anuncios oficiales de la actual campaña de Biden, donde se dice católico y usa la imagen del Papa Francisco, del rosario, de las monjas, y dice que la fe católica “inspira todo su proceder como político” (sic), incurre en la más fuerte incongruencia, eucarística y pública.
No cabe duda que en este rubro, Biden se maneja como muchos políticos que consideran que el fin en –obtener el poder presidencial–, justifica los medios –instrumentalizar lo católico, a pesar de promover constantemente exactamente lo opuesto a lo que la Iglesia enseña y propone a todo católico–.
En fin, Biden, apoyado política y económicamente por la industria del aborto (8), por el lobby de la ideología de género y con un record ominoso de atentar contra la libertad religiosa y de los padres en temas como la educación de sus hijos, propone un gobierno de alianza entre la “democracia” y el relativismo.
Él propugna un gobierno netamente totalitario cuyo poder va más allá de las fronteras de los EEUU y que aspira a fortalecer y promover esta agenda globalmente, en plena consonancia con lo que la principal instancia intergubernamental promueve.
En estos últimos cuatro años el gran dique que impide que la ONU imponga su agenda de aborto e ideología de género – bajo los nombres bien sonantes de “nuevos derechos sexuales y reproductivos”–, es precisamente la actual administración de los EEUU.
Orwell decía que “el lenguaje político está diseñado para hacer que las mentiras suenen verdaderas, el asesinato respetable y dar una apariencia de solidez a lo que es puro viento”. Esto aplica plenamente al lenguaje que utiliza el señor Biden.
El impulso que le daría a los llamados “nuevos derechos sexuales y reproductivos” tendría unos efectos de alcance global en el más puro y duro sentido orwelliano. Lamentablemente esto se haría en nombre de un catolicismo incongruente promovido desde el mainstream media abonando a la más grande masacre infringida a los más inocentes y vulnerables.
Espero en verdad que la gente pueda ver, a tiempo, que el rey está desnudo y actúen en consecuencia.
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Te compartimos el link para que puedas descargar desde la Biblioteca del Frente Nacional por la Familia el libro Pandemonium II – La Cura:
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(1) Equivalente a la Cámara de Diputados de muchos otros países.
(2) Es la forma de decir “pro aborto” en los Estados Unidos. Choice es elección en inglés: eufemísticamente estos partidarios del aborto disfrazan su postura con una supuesta libertad que estarían promocionando para las personas.
(3) Grupo radical de izquierda en el seno del partido demócrata creado luego de la derrota del Partido en 2016. Entre otras cuestiones, abogan por aumentar el dinero a Planned Parenthood y a los derechos reproductivos.
(4) Ser católico primero.
(5) Se refiere al famoso caso Roe vs. Wade, que despenalizó el aborto en los EEUU en 1973. Es una alusión inequívoca del apoyo al aborto legal.
(6) Aborto por nacimiento parcial, una técnica que se aplica a niños y niñas a los 9 meses de gestados, a punto de nacer.
(7) Equivalente a Presidente de la Cámara de Diputados en otros países.
(8) “Abortion is the esential health care service” (“El aborto es un servicio de salud esencial).”Abortion is an procedure that can not be delate”, (“El aborto es un procedimiento que no puede ser demorado”). Dos frases textuales de Joe Biden que claramente comparte la prisa por matar bebes con muchos funcionarios de la ONU.
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Columna Invitada
Compromisos por la paz
El evento “Compromiso por la Paz” fue un evento fuera de serie
Por Antonio Maza Pereda
El pasado 11 de marzo tuvimos un evento fuera de serie. La Conferencia Episcopal Mexicana (CEM), que agrupa a los obispos católicos del país, junto con cincuenta asociaciones de la sociedad civil, se reunió por separado con cada uno de los candidatos presidenciales. El evento titulado Compromiso por la Paz, incluye un diagnóstico llevado a cabo por aproximadamente veinte mil personas y la presentación de propuestas sobre este asunto, elaboradas por cincuenta expertos en diferentes temas.
Es muy claro que el punto es la preocupación que la mayor parte de la población tiene, en este momento. De las propuestas de la 4T, probablemente es la que se percibe como una promesa incumplida. A no ser que se quiera medir la paz exclusivamente por la reducción de los homicidios dolosos en unas cuantas entidades federativas. El lema probablemente mejor recordado en este aspecto, el de “abrazos y no balazos”, claramente no ha dado como resultado una reducción de la criminalidad en general ni de los delitos de alto impacto.
Los obispos católicos, que no han dejado de señalar estos problemas y de actuar de diferentes maneras, incluyendo impulsar negociaciones entre los diferentes grupos de la delincuencia organizada, mencionan como un punto de partida el asesinato de dos sacerdotes jesuitas en Chihuahua, hace más de un año. Evento muy mediático, pero que claramente no ha sido el único caso de asesinatos, extorsiones y otros tipos de violencia hacia el clero.
El evento tiene otro aspecto novedoso. En ocasiones anteriores, la CEM tenía reuniones a puerta cerrada con los candidatos presidenciales, de las cuales salía un boletín de prensa en un tono sumamente diplomático, hablando de la franqueza del intercambio y la buena voluntad para trabajar por el bien del país. En esta ocasión ha ocurrido algo muy diferente. Hubo más de un año de reuniones en diferentes ciudades del país, mayormente con asociaciones de víctimas, empresarios y algunos otros tipos de agrupaciones. Los resultados de esas reuniones se consolidan en un evento en Puebla y se genera un documento con propuestas para mejorar la situación del país en este aspecto. El documento se revisa y produce 117 propuestas, que se ponen a consideración de la ciudadanía y de los candidatos a la presidencia.
Seguramente en ocasiones anteriores se han hecho esfuerzos parecidos, pero el modo como se llevaba la interacción entre los obispos y los candidatos conducía a que había poca difusión pública de estos asuntos. Claramente, es una mejora importante, en el aspecto de hacer públicos los planteamientos del episcopado y trabajar conjuntamente con una parte de la sociedad para redactar propuestas.
Al evento se citó a la prensa, los candidatos con sus equipos de campaña, así como una cantidad de invitados, representando a otras religiones, etnias y diferentes asociaciones de la sociedad civil. A los candidatos se les entregó previamente el diagnóstico y las propuestas, así como el formato de compromiso, que se les solicitó que firmaran, documento que establecía la intención de que, de ser elegidos a la presidencia, harían todo lo posible para llevar a cabo esas propuestas.
El primer candidato, el maestro Jorge Álvarez Máynez, del Movimiento Ciudadano, recordó sus relaciones con los jesuitas y firmó el documento después de un discurso de 15 minutos, donde en principio se mostró de acuerdo con el diagnóstico y el compromiso. Siguió la Ingeniera Xóchitl Gálvez Ruiz, que se mostró muy entusiasta en cuanto al contenido del diagnóstico y las propuestas, ofreciendo que su primer acto de gobierno, en caso de ser elegida, sería tener una reunión con los obispos y los grupos que generaron este documento, para definir la manera de implementar esas propuestas. La doctora Claudia Sheinbaum Pardo, quien fue recibida con mucha cordialidad por los organizadores, dijo que no estaba de acuerdo con una parte del diagnóstico, que llamó pesimista y, en particular, se inconformó con la aseveración sobre la militarización de la seguridad en el país. Dijo que firmaría el acuerdo, agregándole un documento de varias páginas donde establece las partes del diagnóstico con las que no está de acuerdo.
Durante el evento, el secretario de la CEM dijo, en tono diplomático, que agradecía la franqueza de la candidata Sheinbaum, al dejar muy claro en qué aspectos del diagnóstico no estaba de acuerdo. Al día siguiente, el vocero del episcopado, padre Miguel Ángel Flores, quien fue rector de la Universidad Pontificia de México y es miembro de la Comisión Teológica Internacional, hizo declaraciones a la prensa comentando su reacción a las declaraciones de la doctora Sheinbaum. De lo cual destacó, entre otros temas, que “si no se reconoce una realidad, no podemos cambiar esa realidad”.
Quedan varios puntos por analizar, que son demasiado extensos para este artículo. Por un lado, la representatividad del documento qué se les presentó a los candidatos y, al menos de manera general, el análisis de las propuestas, en cuanto a la factibilidad de que tengan consecuencias a corto plazo o cuáles, como parece ser el caso, son propuestas que requerirán varios sexenios para tener resultados. Como han sido algunas de las medidas que ha tomado la 4T en este aspecto.
El punto más importante es que uno de los organismos que forman una parte considerable de la población, como es la Iglesia Católica, que abarca poco menos del 80 % de los ciudadanos que se declaran religiosos en los censos, está incorporando en su actuación a grupos de seglares, no únicamente católicos, pero a quienes los une una problemática común, que urge ser atendida.
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Columna Invitada
Para que no se olvide: M8
Por Antonio Maza Pereda
No celebramos. No felicitamos. No es un día de alegría. El Día Internacional de la Mujer, M8 como se le dice de manera sintética, es una conmemoración fúnebre. Esa fecha recuerda el fallecimiento de 129 mujeres trabajadoras que perdieron la vida en una fábrica de Nueva York en 1911. Las trabajadoras se habían puesto en huelga pidiendo mejoras salariales, los dueños de la empresa las encerraron con llave para que no pudieran abandonar los talleres; ocurrió un incendio, y las trabajadoras no pudieron huir, con el resultado que se comenta. Posteriormente, se definió esta fecha para recordar ese trágico hecho. No, no es una fecha para felicitar a las mujeres. Es una conmemoración. Es un hecho trágico y doloroso. Una fecha que hay que destacar, para que no se olvide. Para que recordemos que la situación de la mujer ha sido terrible por milenios. Y que falta mucho por lograr para que su situación sea, por lo menos, justa.
Después de un largo tiempo de conmemoraciones, claramente hay cambios. Y también es cierto que no todos ellos han sido para bien. Se han logrado avances en leyes y reglamentos, pero también es cierto que la violencia contra la mujer no se ha reducido. Incluso se puede decir que la pandemia trajo un incremento en el registro de reportes de violencia contra las mujeres. Es difícil decir con precisión cuál es la situación real. Una posibilidad es que ahora las mujeres se sienten más facultadas para denunciar los actos de violencia, mientras que todavía hace poco muchas lo veían como algo totalmente inútil e incluso una oportunidad para que las autoridades menores las revictimizaran. Todavía se dice, probablemente sin muchas bases, que solo se denuncia el 10 % de los delitos y de esa proporción denunciada, únicamente el 10 % termina en un dictamen judicial. Los números son demasiado redondos para ser creíbles, pero deben ser una proporción similar a esa. O sea, que el gran problema es la impunidad.
Un cambio importante en nuestra situación es que en las próximas elecciones federales, dos mujeres son las más probables triunfadoras para ser presidentas de la república y una cantidad significativa de mujeres triunfarán en los próximos comicios de nivel estatal y municipal. Y, lo más interesante, el hecho de tener una mujer en la Presidencia ha sido aceptado sin discusión. En los congresos federales y locales muchos puestos serán ocupados por mujeres. Lo cual claramente es un avance considerable. Es de esperarse que haya cada vez mayor proporción de mujeres en puestos de gobierno, y que también haya mayores probabilidades de que exista igualdad de derechos, en la práctica, para las mujeres.
Pero, claramente, eso no es suficiente. Desde hace ya algunas décadas ha aumentado el número de mujeres en puestos de autoridad y no hay una correlación con la disminución de la violencia contra la mujer. Es decir, aunque hay mayor proporción de mujeres en puestos de mando, el aumento de la violencia a las mujeres continua. Y esto es porque el gobierno solo puede actuar de algunos modos muy limitados. Puede establecer cuotas de género en algunas ocupaciones que domina, puede crear nuevas figuras de delito y aumentar sustancialmente las penalidades. Como se ha estado haciendo. Pero ninguna de esas acciones ha permitido reducir sustancialmente la violencia contra las mujeres.
Es muy importante que sigamos pidiendo, tanto hombres como mujeres, más acciones para evitar esta discriminación. Pero también es un hecho que la solución de fondo no viene del gobierno, viene de la Sociedad: de las costumbres, de la cultura, de la educación en la familia y en la escuela. Y es ahí donde se necesita una acción más decidida. Una determinación que debe ser de todos.
Hay muchos pendientes por resolver. La discriminación laboral, expresada en salarios inferiores para las mujeres, cuando tienen trabajos equivalentes a los de los hombres, así como el llamado “techo de cristal”, qué hace que haya una gran desproporción entre los puestos de nivel superior ocupados por hombres comparados con los ocupados por mujeres. Otros aspectos importantes, como pueden ser las guarderías y las escuelas de tiempo completo, que permitan a las mujeres tener trabajos con mejor nivel de remuneración. La conciencia de qué casi un tercio de los hogares son sostenidos por mujeres, lo cual hace insostenible el concepto de qué los hombres tienen que ganar más porque sostienen a los hogares. Hay que considerar los cambios sociales con mayor cantidad de madres solas y solteras, familias abandonadas por el varón y situaciones similares que hacen que las cargas laborales de la mujer sean cada vez mayores.
El tema de fondo, el más difícil: el de la violencia contra la mujer. La situación de 10 muertes por feminicidio al día, y el crecimiento de las violaciones, no se resuelven con cuotas de género y mayor acceso a los altos niveles de gobierno.
El asunto es fundamentalmente uno de convencimiento de la Sociedad, en su conjunto, de que no es posible continuar la situación que denuncian estas mujeres que ya perdieron la paciencia y que se manifiestan el 8 de marzo. Esto debería ser una preocupación fundamental de todos los mexicanos. En buena hora tengamos una mujer presidenta: seguramente ayudará. En buena hora es que haya más mujeres dispuestas a manifestarse públicamente y hacer sentir su disconformidad y su miedo por esta situación que ya ha durado demasiado. Esta tarea es una tarea de todos y los hombres tenemos que tomar conciencia de que no es una necesidad solo para las mujeres, sino para toda la Sociedad.
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Felipe Monroy
Francisco: undécimo año
Este 13 de marzo, el papa Francisco ha cumplido once años al frente de la Iglesia católica y no es poca noticia. Quizá la expresión papal haya perdido algo de sentido en el mundo secular; sin embargo, en su significado formal, la persona en el papado representa el poder máximo y supremo sobre todo el orden eclesiástico en el mundo. Bajo su autoridad ordinaria, plena y universal ejerce potestad como supremo Maestro, supremo Pontífice y supremo Pastor y Jefe de la Iglesia y, por si fuera poco, en su persona se confirma no sólo la unidad y la obediencia de los católicos sino la certeza de que, sobre la piel del tiempo, el error no prevalece, ni la fe desfallece ni nadie está perdido totalmente.
No cabe duda de que el primer pontífice jesuita y latinoamericano de la historia ya ha dejado una singular impronta en el ejercicio del papado: comenzó sorprendiendo con sus gestos sencillos, humildes y populares; con su misa diaria provocó una renovación al estilo de predicación directa y sin ampulosidades; con creatividad –y no pocas resistencias– logró la difícil reforma del aparato de gobierno bajo la Santa Sede para adaptarla al famoso ‘Cambio de Época’; hizo natural el sacar la investidura del palacio apostólico para arriesgarse entre las heridas contemporáneas e interpelar realidades concretísimas; y, sobre todo, ha puesto en segundo lugar las ritualidades políticas (el cálculo, el protocolo, el pacto) para permitirse la radical audacia de ser cristiano en un mundo descristianizado.
Su estilo ha sido inspiración evidentemente para el mundo católico, pero incluso personas no creyentes o seguidores de otras religiones también reconocen en Francisco un liderazgo espiritual ejemplar en el siglo XXI. Sin embargo, hay que mencionar que también estamos frente al momento de mayor inquina contra un pontífice desde hace ya un par de siglos y sorprende además que buena parte de la malquerencia provenga justamente de liderazgos católicos.
Desde un sitio que no puede ser sino la soberbia, estos grupos de católicos regatean a Papa su calidad doctrinal y teológica; su temperamento y sus audacias en la renovación institucional; su lectura geopolítica y hasta su falta de distinción entre los ‘grados’ de pureza entre ‘mejores’ y ‘peores’ católicos. En recientes días, por ejemplo, fue viral el video donde un pequeño grupo de sacerdotes católicos –que inflaman a su grey e incendian las redes digitales con sus obsesiones políticas– expresamente confesaron rezar a Dios para que le dé muerte temprana al papa Francisco. Pero este no es el único ni el peor ejemplo de falta de respeto y obediencia de los ministros católicos al pontífice argentino: varios sacerdotes, obispos y cardenales atizan permanentemente pequeños infiernitos a través de los medios de comunicación para presionar a su Pastor y para generar caos con desconfianza entre los feligreses.
Este golpeteo, este ‘fuego amigo’ contra Francisco comenzó desde el minuto cero del pontificado; en gran medida derivado del prejuicio –en el fondo discriminatorio– de que los pastores latinoamericanos no tienen ni tendrán las capacidades intelectuales o teológicas de los pastores europeos; de que la historia latinoamericana no tiene mayor cosa qué aportar a la historia universal; y que los organismos estructurales creados para servir al papado en las últimas centurias son más relevantes que el propio pontífice. De hecho, con cierta sorna se ha escuchado con mucha más frecuencia aquella máxima de la jactancia del poder que dice: “Los papas vienen y van, pero la Curia permanece”.
Si algo mantuvo al margen durante todo este tiempo esas voces maliciosas fue la intensa actividad de Bergoglio, su prolífica aportación al magisterio cotidiano a través de su homilética y sus discursos; y, sobre todo, sus audaces incursiones en las realidades y temas más acuciantes del orbe y de la actualidad: la ecología integral, la migración, los pobres y descartados, las mujeres, los conflictos políticos e interreligiosos, la crisis antropológica y educativa, la explotación irracional, el consumismo, la perniciosa adoración del mercado y el capital económico, etcétera.
Pero es evidente que las capacidades del pontífice ya no son las mismas que hace una década; además de la vejez y el agravamiento de varias afecciones de salud, hay que recordar que, a diferencia de sus predecesores, Francisco decidió no apartarse al descanso con regularidad ni a tomar vacaciones para reparar fuerzas de su ajetreada agenda. Año tras año se evidencia la creciente vulnerabilidad de un servidor de la Iglesia que se desgasta sobre la áspera lija de la historia.
Y, sin embargo, es justo el tiempo de su propio pontificado el que marca la renovación de su obra y ejemplo: en la inspiración para quienes están convencidos de que la Iglesia debe ser pobre y para los pobres, que debe preferir arriesgarse al accidente por salir de sus fueros antes que enfermarse de sus propias obsesiones y encierros, que debe ‘primerear’ en misericordia y en ternura, que debe atender con urgencia a quienes más lo necesitan y que debe recobrar la confianza de que la realidad no se agota ni en el espacio ni el conflicto. En fin, que más que calcular en algo debe creer.
*Director VCNoticias.com @monroyfelipe
Felipe Monroy
Itinerario 2024: Converger y disentir en el diálogo político
En un hecho inédito, este 11 de marzo, las tres candidaturas a la presidencia de la República aceptaron acudir a la convocatoria realizada por la Iglesia católica mexicana y firmar un Compromiso por la Paz, un documento emanado de un largo proceso en el que, a través de diversas organizaciones, se exploró el panorama de violencia y crimen en México al tiempo de compilar las mejores prácticas ciudadanas en la construcción de paz.
La firma del Compromiso por la Paz se realizó en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, de la Ciudad de México, con la asistencia escalonada de Jorge Álvarez Maynez, Xóchitl Gálvez Ruiz y Claudia Sheinbaum Pardo; presidieron el evento los titulares de la Conferencia del Episcopado Mexicano, de la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosas y Religiosos, la Compañía de Jesús y la Dimensión Episcopal de Laicos.
El cariz del documento es tanto iluminador como programático. Realiza una evaluación de las condiciones de violencia persistentes en México durante los últimos tres sexenios (cada uno bajo signo diferente de partido) y propone áreas de atención urgentes desde la política pública.
Sin ninguna sorpresa, tanto el candidato de Movimiento Ciudadano como la representante de la triada partidista PAN-PRI-PRD, firmaron el documento adhiriéndose por entero tanto al diagnóstico del estado de la violencia y el crimen en México como a las propuestas emanadas de los foros y diálogos por la paz liderados por la Iglesia católica. La única que regateó algunos ejes primarios del documento fue la abanderada de Morena-PT-PVEM y enumeró lo que en congruencia dijo no estar de acuerdo ni compartía.
Cualquier lectura superficial de las comparaciones entre los candidatos en esta inédita propuesta cívico-política de la Iglesia católica será casi propaganda; pero, en el fondo, también sería irrespetuoso para todas las organizaciones eclesiales y eclesiásticas que participaron en el arduo itinerario de consulta y diálogo por la paz en México, simplificar groseramente lo acontecido. Así que esto merece una serie de lecturas amplias y diversas; yo sólo propongo la siguiente:
Maynez y Gálvez acudieron al evento con poco qué perder y mucho por ganar. Evidentemente como las opciones opositoras al gobierno, los planteamientos sobre “lo que está mal” pero “podría ir mejor con ellos” les resultan naturales.
Maynez hizo –en una soledad dolorosa– una serie de planteamientos convergentes con el documento de la Iglesia y confirmó una verdad imbatible sobre el estado de descomposición social que acusa el texto: si la crisis es manifiesta ha sido por los errores de los últimos tres sexenios, no sólo del último. Dijo además algo que sus contrincantes no alcanzaron a ver: este ejercicio cívico por parte de la Iglesia es apenas el comienzo. Una Iglesia mexicana proscrita del diálogo público-político durante más de un siglo ha dado un salto inmenso hacia la integración de su voz y sus voces en el espacio político; algo a lo que no pocos sectores herederos del constitucionalismo social revolucionario ven con malos ojos.
En contraste, Gálvez se afianzó en lo que mejor sabe hacer que es criticar la actual administración, por ejemplo, hizo un pase de lista de los ocho sacerdotes asesinados en el sexenio de López Obrador; pero evidentemente eludió la cuarentena de sacerdotes ultimados en los sexenios bajo los signos del PAN y el PRI que ahora abandera. Abundó sobre la idea del laicismo positivo en el cual iglesias y gobiernos pueden coparticipar en búsquedas símiles. Dijo, finalmente, lo que la audiencia quería escuchar y por ello logró el único aplauso que recibieron los políticos en sus disertaciones. Pero además, cameló a sus interlocutores asegurando que se comprometía además a privilegiarlos en su primera reunión como mandataria si llega al poder; con no poca demagogia les dijo a los obispos, religiosos y religiosas que su documento sería “el alma y el faro que guíe su toma de decisiones”.
El único contraste lo puso la candidata Sheinbaum y, aunque era evidente que aun antes del evento era el personaje político con más que perder que ganar (además de aventajar en las encuestas, está obligada a mantener una narrativa de éxito en la administración de López Obrador), su presencia fue un cálculo admisible de riesgo. La asistencia al evento de la candidata que buscaría dar continuidad al proyecto de Nación iniciado en 2018 fue un riesgo que aceptó con tiento: acudía a un sitio en donde el diagnóstico del país incluso bajo la administración lopezobradorista es dramático (la violencia y el crimen han alcanzado una cúspide de impunidad intolerable) y que exige un viraje radical al proyecto de nación que propone el movimiento autodenominado Cuarta Transformación de la vida política de México.
Sin duda, la lectura obvia y simplista es que si la candidata Sheinbaum iba a manifestar desacuerdos con las líneas del Compromiso, ¿por qué firmarlo? Sin embargo, quizá haya que ponerle una mirada distinta: La propuesta de paz liderada por la Iglesia puede ser (como lo es) sumamente importante porque abreva de esos foros realizados en todo el país junto a parroquias, congregaciones y misiones religiosas que invitaron a algunos sectores de la sociedad civil; pero no es, ni puede ser, la voz absoluta de la pluralidad mexicana. Es representativa, sí; pero no absoluta. Acercarse al diálogo y comprometerse a mantenerlo abierto es apenas justo para no cerrar caminos y acuerdos con otros sectores; sectores que no estuvieron involucrados en el gran ejercicio realizado por la Iglesia.
Y algo más, por supuesto Sheinbaum pudo haber acudido a ese escenario con algún discurso demagógico (halagos a los sentimientos de la audiencia) pero prefirió disentir como lo haría cualquier representante del Estado: se agradece toda adhesión y solidaridad al esfuerzo constructor de paz, pero el gobierno es el único instrumento legal y legítimo para poner orden y administrar la violencia del Estado. Es evidente bajo esta perspectiva que una autoridad no puede (o al menos no debe declararlo públicamente) someter todo el poder a un sólo sector que no ha sido electo, no al menos en una democracia.
Se puede o no estar de acuerdo en lo planteado por Sheinbaum; de hecho, personalmente considero evidente la militarización del país cuando sus cuadros ejercen funciones cuya naturaleza no pone en riesgo la estabilidad del Estado (construcción, administración) y, a pesar de los datos ofrecidos por la candidata, hay una percepción debatible sobre las cualidades de la violencia y sus fueros desatados desde el gobierno de Calderón y perpetuados en el sexenio de Obrador. Sin embargo, quizá su discurso fue el único que respetó la inteligencia de su audiencia: no se puede estar al cien por cien de acuerdo en asuntos que competen al Estado y que, evidentemente son impopulares y odiosas, como es el ejercicio del monopolio de la violencia legítima en favor de la seguridad y el orden en un país.
*Director VCNoticias.com @monroyfelipe
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