Opinión
Osorio no engañó a nadie
Las críticas se han acentuado en contra de Juan Carlos Osorio en los últimos días. La irregularidad mostrada por el Tri en la pasada Copa Confederaciones desató juicios sobre el colombiano, quien optó por ‘defenderse’ no dando declaraciones a la prensa, de hecho, pidió al personal encargado de comunicación del Tri que hicieran hasta lo posible para ‘alejarlo’ de los medios de comunicación.
Un grave error del estratega, quien debería de ‘dar la cara’ porque no engañó a nadie, desde que lo contrataron Decio de María, presidente de la Federación Mexicana de Futbol (FMF) ya sabía todo sobre la metodología de Osorio, cuya principal característica son las famosas ‘rotaciones’.
Y eso no es una invención de un servidor. En entrevista para el Programa ‘TR3S60’ de Televisa Deportes Network (TDN), el propietario de Santos, Alejandro Irarragorri, reveló que llegó a pensar en Osorio para asumir el timón del club lagunero, antes de que negociara para dirigir a la selección mexicana.
Cuando se sentó para platicar con el colombiano, hubo algo que no le agradó del todo: que rotaba a los planteles, argumentando que confiaba plenamente en cada uno de los jugadores. La idea no agradó a Irarragorri, quien prefirió buscar otras opciones.
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Dicha situación explica el por qué De María defiende a ‘capa y espada’ la gestión de Osorio.
Hasta el momento, la FMF no tiene previsto rescindir el contrato del técnico, pero sí tendrá un jefe directo en cuestiones deportivas, no sólo para reducir las rotaciones, también para evitar que pierda la cabeza como sucedió en el partido entre México y Portugal. Su nuevo ‘jefe’ será designado en las próximas semanas.
El refrán que reza ‘al perro más flaco se le cargan las pulgas’ le viene como anillo al dedo a Juan Carlos Osorio, quien hoy lucha para mantener su filosofía y también por evitar críticas tras la suspensión de seis partidos que le impusieron, pero queda claro que Osorio no engañó a nadie.
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Juan Dávalos
Periodista
Twitter: @j_davalos
Felipe Monroy
Semana Santa: Reparar, restaurar, restituir

Es claro que para el mundo occidental, la Semana Santa es una pausa, un respiro de la cotidianeidad y literalmente, para muchos países –incluso en las repúblicas laicas– es una vacación obligatoria. Sin embargo, para los creyentes cristianos esta pausa guarda además un sentido muy profundo. Es, por decirlo de alguna manera, “la pausa máxima”, la que simboliza la existencia entre dos abismos: la muerte y la resurrección.
Pero, en este Año Jubilar, la Iglesia católica parece proponer otros verbos que igualmente profundizan la dimensión de la acción y obra humana entre aquellos mundos insondables: la restitución, la restauración y la reparación. Actos que no son sinónimos pero que aluden a una conciencia objetiva con el pasado y una expectativa de participación directa en la conformación de un futuro mejor.
Por ejemplo, para este 2025, la participación de la Santa Sede en la Bienal de Arquitectura de Venecia consiste en un proyecto de restauración de un viejo ex convento dedicado a Santa María Auxiliadora en la histórica ciudad de los canales. En la presentación del proyecto, un par de ideas relevantes fueron compartidas tanto por el cardenal José Tolentino de Mendonça, prefecto del dicasterio pontificio de Educación y Cultura, como por la arquitecta mexicana, Tatiana Bilbao, quien participa en el pabellón del Vaticano: la reparación del inmueble debe ser una restauración social; y que la inteligencia colectiva es tan valiosa como la inteligencia personal y la artificial, o quizá más.
El proyecto pontificio se llama “Obra abierta” y en palabras del cardenal busca reparar las heridas de los muros del edificio al mismo tiempo que “curar el vecindario”; pues para reparar el edificio público, se necesita restaurar el aporte social; pero también en su dimensión alterna: toda restauración de un espacio social de convivencia (el edificio de ‘piedras vivas’) exige un proceso de reparación comunitaria (es decir, de las heridas objetivas de la colectividad).
Según lo planteado, hay una sutil pero trascendente distinción entre reparar y restaurar. La idea de reparar tiene una connotación de que algo ya fue demasiado tarde; es decir, ya hubo un daño o un descuido que ha estropeado una condición ‘funcional’ precedente. Lejos de poder prevenir el acto nocivo o el error; el mal ya ha sido causado y es visible, ostensiblemente interpelante. La reparación busca volver a equipar bajo ciertas condiciones nuevas, la imagen de sí que el objeto o el sujeto tenía en el pasado.
Por su parte, la idea de ‘restaurar’ aunque suene semejante, tiene un simbolismo distinto. Mientras la reparación puede limitarse a corregir una avería, pulir una herida para que no sea visible o incluso “dar algo tardíamente a cambio de un daño ya causado”. La restauración parece mirar al todo integral para que vuelva a ponerse de pie, a rearticular todas las funcionalidades perdidas del sujeto o del objeto en cuestión. Por tanto, si la reparación es el remedio para corregir la agresión y el daño; la restauración parece responder a los males del olvido y el desdén. La restauración, podríamos decir, está constituida de incontables actos de reparación hasta que, finalmente, se yergue y establece por sí misma.
Finalmente, la palabra restitución es inherente a la experiencia del Año Jubilar. Como se sabe, cada cuarto de siglo, la Iglesia católica ofrece a sus creyentes un tiempo de gracia y misericordia. Es, sobre todo, un tiempo de reconciliación y renovación espiritual, pero que acerca a los fieles la oportunidad de obtener la Indulgencia Plenaria (alcanzar la remisión total del castigo temporal por los pecados cometidos) bajo ciertas condiciones.
Sin embargo, el proceso para alcanzar esta gracia pasa por el sentido de restitución de lo que creemos propio de vuelta a las manos de Dios. La restitución significa literalmente “devolver algo a quien lo tenía antes”; y la enseñanza cristiana reconoce que todo le pertenece al Creador. Así, todo lo que creemos propio: las posesiones, las deudas de terceros, el éxito y los logros personales, nuestras cualidades y dones; deben ser puestos nuevamente en manos de Dios.
En el pasado, el año jubilar servía para restituir tierras invadidas, devolver la libertad a los esclavos y darle descanso a la Creación de nuestra explotación; pero también para reconocer que nuestra propia inteligencia, los dones de nuestras habilidades y capacidades debían ser devueltas a un proyecto más amplio que el que nuestro egoísmo individual o de grupo aglutinado alcanza a mirar: al proyecto universal de Dios. Un proyecto de salvación que sólo se entiende en clave de pueblo, humanidad y comunidad; esto es, en la colectividad.
Por ello, en esta ‘pausa máxima’ que sirve a los creyentes para experimentar y reflexionar los insondables mundos de la existencia y la trascendencia; también es una oportunidad para mirar nuestro tiempo y contexto. Y advertir los daños que requieren ser reparados, visualizar la patria que anhela ser restaurada, reconocer los bienes que exigen ser restituidos; y reparar, restaurar y restituir siempre el clave de comunidad, en esa inteligencia colectiva tan ardua de integrar en nuestra conciencia.
*Director VCNoticias.com @monroyfelipe
Columna Invitada
Plan México: Programas y Acciones

Ante el anuncio del señor Trump sobre los aranceles con los que amenaza a la humanidad entera, la doctora Sheinbaum ofreció la presentación de su respuesta para el caso de que esos aranceles se pongan en vigor en su máxima expresión contra nosotros.
Afortunadamente, en sus presentaciones, el Señor Trump no nos mencionó, sino que se dio por hecho que lo que ya se había anunciado es que los aranceles no aumentarían, sino que se respetarían en general la mayoría de los que están previstos en el tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá.
Es interesante el plan que presentó la señora presidenta. Se agradece, por supuesto, el hecho de que se tenga transparencia y nos diga por anticipado qué quiere lograr y de qué manera se piensa lograr. Es importante que se haya hecho algo así. Hay la intención general de fortalecer a la economía mexicana y también el bienestar, de manera que uno no sea en decremento del otro. Un buen concepto.
Se trata de un buen plan: contiene objetivos, es verdaderamente sencillo ubicar a través de esos que se establecen ahí, cómo se pueden medir los resultados y eso es algo que siempre es importante en cualquier plan. Desgraciadamente, cuando los planes se quedan en buenas intenciones es precisamente porque no hay una manera fácil de medir los resultados y, en una inmensa mayoría de estos planes, sí podemos decir que tienen objetivos de resultados, no objetivos de actividad, que es lo que con cierta frecuencia ocurre.
Falta, por supuesto, más detalle y es de esperarse: en una presentación pública, donde no se podía durar demasiado tiempo, no se podía tener un gran desarrollo. Sí, vale la pena poder tener claridad sobre dónde se va a encontrar el detalle de esos objetivos. Es un asunto demasiado amplio como para tratar de analizarlo por completo en un solo artículo, pero sí se pueden hacer algunas observaciones.
Hay que pensar que es un plan de tinte socialista y, por lo tanto, eso es lo que se debe de esperar de él. No se puede esperar que tenga otro tipo de soluciones porque, básicamente, es el resultado de ese tipo de pensamiento. Es bastante mejor que otros planes que hemos tenido en diferentes gobiernos. Surge una duda: el programa que se está presentando en este momento, ¿anula o desaparece el Plan Nacional de Desarrollo que establece la Constitución? No queda claro.
Pero, independientemente de eso, podemos ir revisando algunos de sus conceptos. Curiosamente, una parte sustancial de los programas son similares a los que ha presentado el señor Trump en un aspecto: buscar una mayor autosuficiencia de la economía nacional. Así como el señor Trump quiere tener lo máximo posible de producción en los propios Estados Unidos, buscando que no se les esté comprando a los extranjeros, nosotros tenemos de los 18 programas, 6 dedicados a la sustitución de importaciones. Es el mismo concepto de Trump con otro nombre.
Es interesante que es un tipo de idea que ya se había aplicado en México, de hecho, por bastantes décadas, y que finalmente trajo inconvenientes y no tuvo los resultados que se podían esperar. Crearon ciertos rubros de la industria de tamaño muy pequeño, de manera que no podían tener capacidad de ser competitivos internacionalmente. Habría que cuidar esto. Hay un refuerzo a los programas sociales y se le pone bastante importancia en dos de los 18 programas que tienen que ver con este tema.
Se le da mucha importancia al poder de compra del gobierno. En distintos campos: en la obra pública, en la construcción de vivienda, el esfuerzo para que las adquisiciones del gobierno se hagan sobre todo a la industria nacional, a los productores locales, y también los así llamados polos de bienestar que se van a establecer en diferentes partes del país.
Un punto importante: ciertamente el gobierno es el mayor comprador en este país, no necesariamente el mejor pagador, como apuntan algunos. Y eso requiere de los proveedores al gobierno un amplio financiamiento. Pero, finalmente, es un gran poder de compra y puede ayudar a orientar la economía, al menos en alguna parte. Por otro lado, también se habla de negociaciones con empresas y con tiendas, para también lograr una proveeduría orientada a la industria local.
Ciertamente, esto podría llevarnos a que no siempre todo lo que compremos localmente, tenga la calidad y la competitividad que se requiere para el comercio internacional. Ese es el problema más importante del esquema de sustitución de importaciones. En buena medida, produjo el atraso tecnológico de una buena parte de la industria del país. Se habla también, y esto es muy relevante, de la simplificación administrativa, sobre todo en el tema de licitaciones. Un asunto viejo, uno del que se ha hablado muchísimo. Difícilmente se puede recordar algún presidente que no haya hablado de la necesidad de la simplificación administrativa. Los resultados, tristemente, han sido bastante escasos, lo cual no quiere decir que no pueda lograrse en esta ocasión.
Muy interesante: un programa de apoyo a la industria micro y pequeña. Y esto es algo muy importante, aunque parecería que no tiene nada de diferente. Por desgracia, se habló en México del tema de las PYMES, pequeñas y medianas empresas. Pero claramente, las micro y pequeñas empresas tienen necesidades y dificultades muy diferentes de las que tienen las empresas medianas. Y en general, lo que ha ocurrido cuando se crearon cajones de crédito en la banca de desarrollo y en la banca comercial dedicados a las PYMES, fue que las empresas medianas eran las que podían reunir la información y presentarla de manera que sus préstamos fueran autorizados con facilidad.
Con lo cual, el resultado fue que esos apoyos fueron acaparados por las empresas medianas y no llegaron en cantidad suficiente a las micro y pequeñas empresas. Entre ambas, según algunos de los últimos censos, son los mayores empleadores del país. Las empresas micro y pequeñas, aunque son casi 4.6 millones de empresas en el país, pocas recibían estos apoyos, mientras que las medianas, que son unas 28,000, recibían muchos más fondos. Es importante que se haya hecho este cambio.
Se habla también de ciencia y tecnología, lo cual era de esperarse viniendo de una presidenta que ha desarrollado su vida profesional mayormente en el campo de la investigación. También sumamente relevante, y no se han logrado resultados suficientemente buenos. Se habla también de reglamentación y negociarla, en algunos casos. Por ejemplo, para lograr precios controlados sin decirlo de esa manera.
Importante también, habla de crear 100.000 empleos. No se dice en qué tiempo, se dice cuándo se iniciará; pero no queda establecido si ocurrirá en el primer año, o si ocurrirá en varios años. En México necesitamos 1200,000 nuevos empleos cada año, de manera que 100,000, siendo significativo, sigue siendo una pequeña parte de lo que el país necesita; aproximadamente lo requerido cada mes.
En resumen, es difícil criticar este programa. Es cierto que sí deja dudas y tal vez la más importante es: ¿Con qué? ¿Con qué dinero se va a hacer todo esto? No hay una sola palabra en la presentación donde se hable de ello, y tal parece como que se haría con los mismos recursos que ya se tienen. Pero en los escenarios que nos está planteando el señor Trump, tendremos reducción de nuestras exportaciones, al menos en una buena parte de ellas, un crecimiento bajo de la economía precisamente debido al miedo que ha desarrollado este tipo de presentación del señor Trump, que hace difícil pensar que en las condiciones actuales vamos a tener mayor gasto. La pregunta sigue estando ahí.
En resumen, es un plan que puede no gustarles a algunos, pero realmente la mayor parte de las dudas vienen de un concepto ideológico diferente, pero el punto fundamental es correcto, los temas que se están tratando son importantes, y todos ellos hay necesidad de atenderlos.
Habrá que esperar y ver; hay que conocer el detalle de los proyectos que ya se han presentado, para poder opinar y proponer. Que es lo que más se requiere, más que la crítica. Si algo necesitamos en este momento en nuestro país, son personas dispuestas a proponer, que hay muy pocas, y no tener tantas personas muy dispuestas a criticar, pero sin proponer soluciones diferentes.
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Columna Invitada
Música de viento: el sonido de la negligencia”

“Lo que debía ser armonía se convirtió en tragedia”
El 5 de abril de 2025, el Parque Bicentenario se transformó en escenario de tragedia. Una estructura metálica decorativa y que promocionaban en su red social X: “miren a su alrededor hay osos de colores para que ubiquen cada zona del festival y tengan un punto de encuentro con sus amigues”, colapsó en plena celebración del festival AXE Ceremonia, arrebatando la vida a los periodistas Berenice Giles y Miguel Ángel Rojas.

Con este artículo se pretende señalar, con los elementos que están a la vista, que este hecho no fue un accidente sino fue una consecuencia directa de omisiones evitables, de trámites incompletos, de permisos deficientes, y de una cadena de responsabilidades compartidas que hoy intenta diluirse entre declaraciones y evasivas.
Quisieron ocultar la verdad con verdades a medias, anunciando lo sucedido casi al finalizar la última presentación algo que había sucedido pasadas la 5:30 de la tarde. Quizá por evitar un mal mayor al provocar la ira o desconcierto de 60 mil personas eufóricas por el alcohol (en el mejor de los casos), el momentum y la música; tratando yo en lo personal de encontrar algo de coherencia a tan indignante decisión de los organizadores y de las autoridades incompetentes.
El marco normativo que no se respetó
La Ciudad de México cuenta con normativas robustas para autorizar espectáculos públicos, obligatorios para cualquier evento masivo en vía pública o espacios públicos, exige: Dictamen favorable de Protección Civil; Evaluación de riesgos y plan de emergencia; Memoria de cálculo estructural o carta responsiva firmada por un Director Responsable de Obra (DRO); Contratación de un seguro de responsabilidad civil; Permiso de uso del espacio (en este caso, un predio federal en comodato o concesión). Además, el Manual de Organización de la Dirección Ejecutiva de Protección Civil y Resiliencia de la Alcaldía Miguel Hidalgo obliga expresamente a dicha unidad a: Verificar la seguridad de las estructuras temporales; Supervisar montajes y desmontajes; Coordinarse con las áreas de seguridad, movilidad, salud y con los organizadores del evento.
Omisiones administrativas evidentes
Por los reportes periodísticos, declaraciones oficiales y evidencias gráficas se presumen fallas críticas en al menos tres rubros:
Estructura sin registro ni supervisión
La estructura colapsada no fue registrada ante Protección Civil, por lo que no recibió dictamen técnico ni supervisión durante el montaje. Las imágenes muestran una instalación ligera, decorativa, sin anclajes adecuados, expuesta a ráfagas de viento.
Falta de coordinación institucional
La Alcaldía Miguel Hidalgo y el Gobierno de la CDMX se culparon mutuamente. Sin embargo, ambas tienen responsabilidades concurrentes: la Alcaldía debía supervisar y verificar; el Gobierno capitalino debía revisar y aprobar. Nadie actuó con contundencia.
Desconocimiento o inacción ante condiciones meteorológicas
Existían reportes de viento. No hubo alertas a los asistentes, ni suspensión temporal del evento, ni protocolo de evacuación activado. Las condiciones climáticas eran previsibles y manejables, pero se ignoraron.

¿Quién responde?
Este caso no es solo moral, económico o político. Tiene implicaciones claras en tres esferas del derecho:
Responsabilidad penal
Podría configurarse el homicidio doloso eventual, si se acredita negligencia grave por parte de los organizadores y/o autoridades. También podría abrirse una carpeta por ejercicio indebido del servicio público o coalición de servidores públicos, en caso de simulación o encubrimiento.
Responsabilidad administrativa
Los funcionarios que omitieron sus atribuciones pueden ser sancionados por la Contraloría General o el Órgano Interno de Control, según los principios de legalidad y eficiencia del servicio público.
Responsabilidad civil
Los organizadores enfrentarán —casi con certeza— demandas por daño moral y económico. El seguro, de existir, podría cubrir parcialmente, pero no elimina la obligación de reparación integral.
El colapso de la confianza
Cuando una estructura colapsa, no solo caen osos de colores y acero. Colapsa también la confianza en las autoridades, en los sistemas de prevención y en los mecanismos de justicia. Porque si un evento autorizado, con miles de asistentes, puede operar sin supervisión, ¿quién garantiza que no volverá a suceder?
El mensaje que se manda es preocupante: las reglas están para simularse, no para cumplirse. Las vidas humanas son daños colaterales que se minimizan con comunicados de prensa. Pero las familias que hoy lloran no pueden cerrar el caso con un tuit de condolencia.
De analizar también cuando la atención de una empresa u organización está más enfocada en cuidar factores de incompleta percepción inclusiva y no de verdadera seguridad a los asistentes.
No fue el viento, fue la omisión, la indolencia y la negligencia, en resumen, la cultura del “no pasa nada”.
Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en Gestión Integral de Riesgos y Seguros. Creador de Memovember, Cubo de la Resiliencia y Promotor del Bambú.
incide.guillermo@gmail.com

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Opinión
¿Un atisbo al futuro de la Iglesia?

Ciudad de México.- A mediados de marzo pasado fue publicado un extenso documento eclesiástico denominado “Organización Pastoral de la Arquidiócesis de México”. Una especie de directorio estructural y proyectivo de una de las circunscripciones eclesiásticas más importantes del continente americano.
El documento parece querer mirar al futuro de la Iglesia en México y dice que tiene “la finalidad de consolidar un camino hacia una iglesia sinodal, misionera y en permanente conversión”.
El decreto del cardenal arzobispo, Carlos Aguiar Retes, explica cómo está (o desea que esté) constituida a detalle la estructura eclesiástica que vive en las alcaldías de la Ciudad de México donde se concentran los poderes políticos, económicos y religiosos de la capital; y al mismo tiempo, expone un camino de observancia obligatoria para que todas las parroquias, capillas, ministros y demás instancias compartan lenguajes pastorales comunes y articulados.
El documento es relevante porque, aunque simplifica los retos de la Iglesia en este ‘cambio de época’; nace de una honesta inquietud de la feligresía y no tanto de las certezas de los ministros de culto. Es decir, proviene de una reflexión laical sobre la finalidad de las estructuras eclesiásticas en este tiempo y las preocupaciones de la grey más cercana a la Iglesia (tradicionalmente denominados laicos-comprometidos) ante las muchas y muy evidentes crisis que las instituciones religiosas contemporáneas enfrentan: la falta de recursos económicos, el notorio envejecimiento de la feligresía y de los ministros de culto, una profunda crisis de vocaciones religiosas para el recambio generacional, la decreciente credibilidad de pastores y líderes religiosos en el espacio social, etcétera.
El texto plantea tres orientaciones para impulsar el tipo de servicio religioso que requiere la sociedad mexicana moderna: Una espiritualidad de comunión, un método pastoral sinodal y la conversión personal.
La selección de estos criterios no es menor porque, frente a redivivas voces conservadoras que hablan de ‘reconquista espiritual’ y ‘re cristianización de la sociedad’ mientras plantean el retorno de sistemas teocráticos donde la ‘Patria’ y ‘Dios’ son indivisibles; una de las más masivas arquidiócesis primadas del planeta, epicentro del ‘Continente de la Esperanza’ para la Iglesia y casa de la transcontinental Virgen de Guadalupe, pone a la persona en el centro en lugar que a la institución; y más que ‘convertir’ su cultura, la Iglesia plantea ‘tocar’ las culturas vivas; no sólo para ‘dispensar sacramentos’ sino para “peregrinar, evangelizar y comprometerse con la vida de cada feligrés”.
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La opción del camino pastoral que dice tomar esta porción eclesiástica sin duda refleja una audacia enorme. Más allá de si es el camino correcto o no, la decisión claramente impacta negativamente a los grupos tradicionalistas que esperan un posicionamiento categórico, vectorial y hasta político de la Iglesia católica frente a los actuales debates sociales, apelando tanto a las formas como a la disciplina decimonónica.
Pero quizá tampoco llegue convencer a quienes, inspirados por el pontificado de Francisco, esperan que la Iglesia se renueve en el interior de sus estructuras (la famosa ‘reforma de las actitudes’) para aproximarse a ámbitos culturales complejos sin deseos de autopreservación ni autorreferencialidad sino bajo la certeza de que “la salvación que hay que recibir y proclamar pasa a través de las relaciones. Se vive y se testimonia juntos”, dice el documento final del Sínodo de la Sinodalidad.
La experiencia que plantea Francisco es un acompañamiento que se abra a la sorpresa de los tiempos, que confíe en la unidad ulterior y abrace radicalmente la realidad antes que a las ideologías.
sin duda un primer paso positivo del documento es que reconoce el fenómeno de la desterritorialización de las instituciones. La vida contemporánea piensa más en conexiones y menos en fronteras.
Por ello, el cambio de época exige grandes cambios en las estructuras eclesiásticas ancladas en dimensiones de límites físicos y políticos: los obispos tienen fronteras de gobierno y servicio; igual los sacerdotes y parroquias que se administran en decanatos, vicarías y unidades pastorales. Pero el futuro de la Iglesia parece que no puede limitarse a esos marcos organizacionales y funcionales; y es positivo que se propongan nuevos modelos. Habrá que ver si las parroquias ‘personales’ en las empresas Frallier, Grupo DAR, Genera, Grupo Salinas/TV Azteca, Grupo Carso y Qualfon logren abrir un camino espiritual y trascendente en las múltiples dimensiones socioculturales, económicas, de justicia social y de bienestar de sus dueños, empleados, clientes y sus familias.
El documento, sin embargo, tiene su pecado en el inmediatismo. En lugar de mirar hacia adelante, se ancla en la idea del prócer. Un error imperdonable debido a que el propio papa Francisco ha insistido en que el “tiempo es superior al espacio”. El extenso documento eclesiástico que quiere mirar al futuro (y podría hacerlo) pone su confianza en una efímera certeza y la imagina indefinida. Repiensa las estructuras sí, pero sólo a partir de que algo no cambie. Paradójico.
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