Cultura
Muere el historiador Miguel León-Portilla
México.- El historiador e investigador emérito Miguel León-Portilla, autor de “La visión de los vencidos”, murió este martes a los 93 años de edad, informó la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“La UNAM informa del muy lamentable deceso, a los 93 años, del Dr. Miguel León-Portilla, ilustre universitario, humanista, maestro de maestros, investigador emérito y doctor honoris causa de esta casa de estudios”, señaló la institución.
¿Quién fue Miguel León-Portilla?
Además de ser investigador emérito de la UNAM, León-Portilla era también miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y de El Colegio Nacional y se le reconocía como uno de los grandes expertos en las lenguas indígenas de México.
El doctor e investigador falleció en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, a donde fue ingresado en julio pasado.
A León-Portilla se le reconoce como uno de los hombres más sabios y generosos que han existido en el México contemporáneo.
Defensor de las culturas indígenas, investigador dedicado, confirmó la UNAM en sus mensajes sobre la muerte de su investigador.
La producción académica de este investigador emérito, comprenden más de medio centenar de libros, 31 de los cuales han sido traducidos a idiomas distintos al español y más de 500 artículos de investigación.
León Portilla fue reconocido en su carrera con 30 doctorados de universidades como las de Tel Aviv, la Complutense de Madrid, de Alcalá de Henares, de Carolina, de Praga, de Guadalajara, Bolivariana de Venezuela, de La Habana y Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, entre otras.
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Filósofo e historiador, León-Portilla estaba considerado un experto en materia de pensamiento y literatura náhuatl, temas de su tesis doctoral presentada en 1956 con el tema “La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes”, bajo la orientación del padre Ángel Maria Garibay, uno de los grandes expertos en el náhuatl.
En su carrera, León-Portilla hizo grandes contribuyó a la comprensión de la obra de figuras como Fray Bernardino de Sahagun, y dejó para la posteridad una nueva forme de ver el mundo indígena con la obra “La visión de los vencidos”.
Esta obra, que se publicó en 1959, es el único testimonio difundido sobre la conquista de México, en la que presentó textos traducidos del náhuatl por Garibay para dar la visión de los propios vencidos, los indígenas de Tenochtitlán, Tlaxcala, Tlaxcala.
También fue subdirector y director del Instituto Nacional Indigenista de 1955 a 1963, director del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM de 1963 a 1975, entre otros cargos.
De sus libros destacan la propia “La visión de los vencidos”, además de “El reverso de la conquista”, “Trece poetas del mundo azteca”, “Literaturas indígenas de México”, “Bernardino de Sahagún” y “el Toltecáyotl, aspectos de la cultura náhuatl”.
EFE
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Cultura
¿Cuál es el significado de la ofrenda de Día de Muertos?
¿Qué significado tienen sus elementos?
Ciudad de México.- La ofrenda o el altar de muertos es un elemento fundamental en las tradiciones mexicanas, es la representación de la visión que tenemos los mexicanos de la muerte y cómo se plasma en forma armónica.
Aunque tiene un sentido solemne, es festiva, jocosa, religiosa, es un culto que pervive.
Los deudos -las personas que han perdido un ser querido-, tienen la creencia de que el espíritu de sus difuntos regresa del mundo de los muertos para convivir con la familia y consolarlos y reconfortarlos por la pérdida.
Esto ocurre el 1 y 2 de noviembre.
Estos son los elementos que lleva la ofrenda
El altar del Día de Muertos u ofrenda debe de constar de siete niveles o escalones que representan los pasos que debe cubrir el alma de un muerto para poder descansar, pero, generalmente se retoman tres o cuatro principales, la decisión está en la persona que lo realiza.
En el primer escalón se pone la foto del santo o virgen de la devoción, para bendecir el altar; el segundo está dedicado a las ánimas del purgatorio, mientras que el tercero se pone la sal para los niños del purgatorio.
En el cuarto nivel se coloca el pan de muerto, el cual es adornado con azúcar de colores que simula la sangre; en el quinto se pone la comida y la fruta que fueron los preferidos por el difunto; en el sexto la foto del difunto y a quien se dedica el altar, mientras que en el último se coloca una cruz o un rosario.
Los altares más tradicionales llevan un arco hecho de carrizo o palma, el cual es decorado con flores que simbolizan la puerta de entrada al mundo de los muertos; se ponen también flores, las cuales son la bienvenida para el alma, la flor blanca representa el cielo; la flor amarilla, la tierra, y la morada el luto.
La flor de cempasúchil es uno de los elementos principales.
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¿Qué significa cada elemento de la ofrenda?
Las velas con sus llamas representan la ascensión del espíritu; también significan luz, guía del camino; las cadenas de papel morado y amarillo significan la unión entre la vida y la muerte. Otro de los elementos es el papel picado, que da colorido y hace alusión a la alegría de vivir.
El cirio representa el alma sola; el incienso de copal, cuyo humo simboliza el paso de la vida a la muerte; las frutas son la ofrenda que brinda la naturaleza, generalmente son naranjas, tejocotes, plátanos y guayabas.
Como en toda ofrenda, no pueden faltar las calaveras de azúcar que son una costumbre indígena; el agua que da vida y energía para el camino; los platillos con las que se trata de agradar al difunto compartiendo los alimentos que en vida degustaba.
No puede faltar la fotografía de la persona a quien se dedica el tributo; un Cristo para que haya bendiciones; sal para que el cuerpo no se corrompa y como protección de los malos espíritus; también objetos personales del difunto como su ropa, con la finalidad de que el alma pueda recordar los momentos de su vida.
En el caso de los niños, se colocan sus juguetes preferidos.
En algunos casos se agregan bebidas alcohólicas como tequila, rompope y pulque, servidos en recipientes de barro, utilizados para mantener un enfoque tradicional.
Como toque personal, se colocan infinidad de adornos alusivos a la muerte, los cuales han surgido del arte popular mexicano como figuras representando escenas de la vida cotidiana con esqueletos como personajes realizados en alfeñique, cartonería, madera, barro o yeso.
El Día de Muertos es una festividad catalogada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
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El Altar de muertos tradicional ¿Cuáles son sus elementos?
Una representación del sincretismo indígena y colonial
Ciudad de México.- Un colorido ritual que evoca a la memoria es la ofrenda o altar de muertos que se colocan con motivo del Día de Muertos en los hogares mexicanos, las cuales representan una forma de reencontrarse con los difuntos y compartir con ellos el pan, el agua, la sal, el azúcar, las frutas .
La ofrenda a los muertos que se pone en las casas de muchas familias mexicanas, y cuyos elementos principales, como las flores, los alimentos que gustaban al difunto, las calaveritas y el pan hecho en casa, han variado con el paso de los años. Pero el altar de muertos que aun se conserva tiene elementos imprescindibles como el cempasúchil y el copal, de origen prehispánico.
El altar de muertos es un tipo de escenografía en la que participan nuestros muertos, que llegan a beber, comer, descansar y convivir como una forma de dialogar con su recuerdo y su vida.
Ofrenda
Los altares de muertos como los conocemos en la actualidad son un reflejo del sincretismo del viejo y el nuevo mundo: una mezcla cultural en la que los europeos pusieron algunas flores, ceras, velas y veladoras; y los indígenas agregaron el sahumerio con su copal, la comida y la flor de cempasúchil.
Durante los dos primeros días de noviembre, a los muertos se les recibe con elementos naturales, frugales e intangibles, además se incluyen las estelas de olores y fragancias que le nacen a las flores, al incienso y al copal.
Las fragancias del copal y el incienso se usan para limpiar el lugar de los malos espíritus y evitar peligro alguno a quienes regresan a su casa.
El agua, sal, azúcar, velas o veladoras, copal, incienso, flores, petate, izcuintle, pan, gollete y cañas son algunos elementos imprescindibles que deben llevar las ofrendas para conservar su encanto espiritual.
Cada uno de ellos tiene su propio significado, por ejemplo, el agua representa la fuente de la vida, se ofrece a las ánimas para saciar su sed después del largo recorrido y para que fortalezcan su regreso, mientras que la sal sirve para que el alma no se corrompa en su viaje de ida y vuelta para el siguiente año.
También se puede colocar un aguamanil, jabón y toalla por si el ánima necesita lavarse las manos después del largo viaje.
La luz de las velas
La luz que producen las velas representa la esperanza y la fe, una guía para que los difuntos puedan llegar a sus antiguos lugares y alumbrar el regreso a su morada.
En varias comunidades indígenas cada vela representa un difunto, es decir, el número de veladoras que tendrá el altar dependerá de las almas que quiera recibir la familia.
Si los cirios o los candeleros son morados es señal de duelo; y si se ponen cuatro en cruz, representan los cuatro puntos cardinales, de manera que el ánima pueda orientarse hasta encontrar su camino a su casa.
Las calaveritas
Las típicas calaveritas de azúcar no pueden faltar en la ofrenda; nos recuerdan, de forma colorida, a la muerte; las más pequeñas son dedicadas a la Santísima Trinidad y la grande al Padre Eterno.
El copal era ofrecido por los indígenas a sus dioses, pues el incienso fue traído por los españoles; las fragancias de ambos subliman la oración o alabanza, se usan para limpiar el lugar de los malos espíritus y evitar peligro alguno a quienes regresan a su casa.
Las flores
Por sus colores y estelas aromáticas, las flores son símbolo de la festividad, adornan y aromatizan el lugar durante la estancia del ánima.
Las más tradicionales son el alhelí y la nube, que su color significa pureza y ternura y suelen acompañan a las ánimas de los niños; así como la de cempasúchil, que en muchos lugares se acostumbra a desojarla y poner caminos de pétalos para guiar al difunto del campo santo a la ofrenda y viceversa.
Por sus colores y estelas aromáticas, las flores son símbolo de la festividad, adornan y aromatizan el lugar durante la estancia del ánima.
Entre los múltiples usos del petate se encuentra el de cama, mesa o mortaja, pero en esta celebración funciona para que las ánimas descansen o bien, de mantel para colocar los alimentos de la ofrenda.
El licor es para que recuerde los grandes acontecimientos agradables durante su vida y se decida a visitarnos, mientras que una cruz grande de ceniza sirve para que al llegar el ánima hasta el altar pueda expiar sus culpas pendientes.
El camino al Mictlán
En los altares dedicados a los niños, no debe faltar el perrito izcuintle en juguete, para que sus ánimas se sientan contentas al llegar al banquete.
De acuerdo con la creencia, el perrito izcuintle es el que los ayuda a cruzar el caudaloso río Chiconauhuapan, que es el último paso para llegar al Mictlán.
El Pan de Muerto
Elaborado de diferentes formas, el pan es uno de los elementos más preciados en el altar de muertos representa el ofrecimiento fraternal; la Iglesia lo presenta como el “Cuerpo de Cristo”.
Los golletes son panes en forma de rueda y se colocan en las ofrendas sostenidos por trozos de caña, estos simbolizan los cráneos de los enemigos vencidos y las cañas las varas donde se ensartaban.
La comida
En las ofrendas también se acostumbra colocar fotografías de quienes ya no están, la imagen de las ánimas del purgatorio, imágenes de santos, frutas, dulce de calabaza, calaveras de azúcar, licor, una cruz grande de ceniza y los platillos favoritos del difunto.
El mole con pollo, gallina o guajolote es la comida favorita que ponen en el altar muchos indígenas de todo el país, aunque también le agregan barbacoa con todo y consomé.
Esos platillos son esa estela de aromas, el banquete de la cocina en honor a los seres recordados, pues la buena comida tiene por objeto deleitar al ánima que visita a sus familiares.
También se puede incluir el chocolate de agua; la tradición prehispánica dice que los invitados tomaban esa bebida que usaba el difunto para bañarse, de manera que los visitantes se impregnaban de la esencia del difunto.
Las ánimas
Para recibir a las ánimas, el altar se adorna con papel picado, telas de seda y satín donde descansan también figuras de barro, incensario o ropa limpia.
En la mayoría de los hogares campesinos de extracción mestiza o indígena, y aún entre algunas familias urbanas, el 31 de octubre se elabora la ofrenda dedicada a los niños o “angelitos”.
Sus ánimas llegan el 1 de noviembre para nutrirse de la esencia y el olor de los alimentos que sus padres les prepararon.
A diferencia de los altares para los adultos, éstos se caracterizan por que la mayoría de sus elementos son blancos y en escala pequeña, se colocan alimentos sin picante, dulces y juguetes.
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Pan de Muerto de Mitla ¡en Toluca!
Toluca, Estado de México.- Daniela Colín de la Pastelería Bigú Cake Shop, en Toluca, Estado de México, elabora pan de muerto, buscando conservar las tradiciones y alejarse de la línea comercial que marca todo con mucha azúcar.
Con cada una de las piezas que hornea, la chef panadera trata de ser fiel a nuestras costumbres, utilizando productos de la temporada: sabores como azahar y naranja, relleno de ate de membrillo y queso, guayaba con queso y un especial de crema pastelera con mandarina y el imperdible de chocolate.
Estas variedades se pueden encontrar en su local ubicado en la colonia Francisco Murguía en la ciudad de Toluca. Uno de los decorados de chocolate en blanco y naranja está inspirado en el pan de Muerto de Mitla.
En cada una de las piezas colocan una pequeña flor de cempasúchil que es de azúcar.
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Desde hace cuatro años, Daniela Colín empieza a ofrecer este pan la primera semana de octubre y termina la primera semana de noviembre; regularmente en tienda tiene pocas piezas de cada sabor ya que recomiendan a sus clientes realizar su pedido con anticipación, todo se hornea y decora al día.
Invita a la población a darle oportunidad a los pequeños negocios y contribuir al consumo local.
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Artistas trabajan incansablemente en carros alegóricos para el Desfile de Día de Muertos
Habrá nuevos carros alegóricos
Ciudad de México.- Artistas mexicanos dan los últimos detalles a los carros alegóricos y cartonería monumental para el Gran Desfile de Día de Muertos 2024, que recorrerá Paseo de la Reforma el próximo sábado 2 de noviembre. Las Fábricas de Artes y Oficios, (Faros) y El taller El Volador abrieron sus puertas para dar un vistazo a lo que nos tienen preparado.
Son más de 15 talleres creativos los que trabajan para la creación de figuras monumentales de diversas temáticas, como personajes históricos, catrinas e íconos de la cultura popular mexicana. En total, más de cuatro mil personas harán posible el Desfile de Día de Muertos, que ya es una tradición reciente en esta ciudad.
Entre las novedades, homenaje a Rigo Tovar
Faro de Oriente se encuentra en los últimos detalles de la elaboración de tres carros alegóricos, uno de ellos empujable: “El itacate que merecemos”, en honor a Rigo Tovar; “Ayer maravilla fui”, con forma de trajinera; y uno dedicado al 50 aniversario luctuoso de la escritora Rosario Castellanos, todos a cargo del colectivo Última Hora.
Mónica Rosas, quien forma parte del colectivo, explicó que en el proceso participan 10 personas, mientras que el día del desfile se sumarán cinco personas para hacer funcionar las estructuras, que están construidas por diversos materiales, como metal, madera y papel.
“Mucha gente ve la pieza terminada, pero no sabe el trabajo que significa, en verdad ver una pieza de nosotros terminada en el desfile es una gran retribución al cansancio, al trabajo y a esa vida, porque este es nuestro homenaje a la muerte, que al final es nuestra única amiga segura”.
Ramón Espinosa, también parte de Última Hora, indicó que “El itacate que merecemos” habla sobre el ritual de las ofrendas en el que nuestros muertos vienen al mundo de los vivos, “nosotros pretendemos que se vea que ellos se lleven esos alimentos que ya se les dieron y en su regreso al inframundo se llevan su itacate”, apuntó.
El carro musical en honor a Rigo Tovar, fallecido en marzo de 2005, abarca 9 metros de largo por 3 de ancho; contará con la presencia del Son Rompe Pera, quienes interpretarán en su recorrido algunos temas del artista.
Mientras que “Ayer maravilla fui” tiene 5 metros de largo por 3 de ancho y “es un corazón que está silbando y toca una jarana, cuyo vestido está decorado con motivos mexicanos y trae un resplandor que tiene motivo en las mujeres tehuanas”, explica Espinosa.
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Iztapaxolotl abrirá el Desfile de Día de Muertos
El Taller El Volador, también en Iztapalapa, da los últimos detalles a “Iztapaxolotl”, un ajolote de siete metros de largo que está encargado de abrir el desfile. La pieza tiene movimiento gracias a un mecanismo operado por tres personas, estará acompañada por otros cuatro ajolotes, que bailan a su alrededor. En el desfile participan 15 de las 20 personas que trabajan en la elaboración de la obra completa.
Paco Henríquez, coordinador de producción de El Volador, detalló que esta obra monumental cuenta la historia del Dios del Inframundo Xólotl, que huye de los dioses que lo quieren sacrificar y para ello se convierte en un ajolote.
“Somos un barrio muy colorido, lleno de mucho color, de mucha gente buena. Hay muchos mitos sobre Iztapalapa, pero es una de las alcaldías más grandes de México, que se vio transformada por las maravillosas Utopías que transformaron muchos entornos. Es un barrio con muchos artistas y mucha gente creativa”.
El Gran Desfile de Día de Muertos contará con más de 5 mil 800 participantes en 37 contingentes, siete carros alegóricos, tres en honor a mexicanas y mexicanos destacados que cumplen aniversarios luctuosos: Rosario Castellanos, David Alfaro Siqueiros, y Lucha Reyes.
Además 16 comparsas musicales, ocho contingentes con mojigangas, así como más de mil 600 personas de los PILARES y UTOPÍAS de la ciudad.
El Gran Desfile de Día de Muertos 2024 recorrerá Paseo de la Reforma, desde la Puerta de los Leones de Chapultepec hasta el Zócalo, el próximo sábado 2 de noviembre, a partir de las 14 horas.
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