Vida y Familia
Abigail se sometió a un aborto; hoy siente culpa y vergüenza
Fue mi elección pero viviré con la culpa siempre
Esta es la historia de Abigail, publicada en The U.S. Sun, quien se sometió a un aborto porque se sentía presionada para pagar la manutención de sus tres hijos, fue el peor error.
Abigail salió del auto una tarde invernal, se subió la capucha y agachó la cabeza. No porque tuviera mucho frío, sino para ocultar su rostro mientras entraba a la clínica abortiva.
“Estaba convencida de que otras personas me juzgarían por tener una terminación a pesar de estar felizmente casada y ser madre de dos niños menores de seis años. Pero simplemente no podíamos traer otro bebé al mundo”.
Abigail relató a una revista que aunque el aborto fue hace varios años, hay días en los que todavía se siente abrumada.
“La culpa y la vergüenza nunca me dejarán”.
Abigail y su esposo Jake han estado casados por 12 años y esta es su historia:
Cuando nos conocimos, sabía que quería un socio que apoyara mi carrera en recursos humanos y, lo que es más importante, anhelaba tener una familia tanto como yo.
Un año después de nuestra boda en 2009, comenzamos a intentar tener un bebé y estábamos encantados de concebir después de cuatro meses.
Luego me diagnosticaron náuseas matutinas extremas y fui hospitalizada varias veces con deshidratación severa.
Pero cuando finalmente pude sostener a mi bebé en mis brazos, toda la enfermedad valió la pena de inmediato por los sentimientos de amor.
Siempre habíamos pensado que dos hijos sería un buen número para nosotros, pero mi segundo embarazo fue incluso peor que el primero.
Luego, alrededor de los seis meses, me diagnosticaron depresión perinatal.
Pasé semanas llorando mientras trataba de sobrellevar la enfermedad junto a un exuberante niño de tres años, mientras que Jake, un ejecutivo de la industria automotriz, trabajaba regularmente fuera de casa.
Por supuesto, cuando nació nuestra niña, estábamos eufóricos.
Nuestra familia estaba completa, por lo que Jake se sometió a una vasectomía poco después y seguimos las instrucciones para usar anticonceptivos durante 12 semanas después del procedimiento.
De hecho, continuamos usándolos más allá de ese límite, excepto en una ocasión cuando tuvimos sexo sin protección seis meses después de la vasectomía.
Unas semanas después, en septiembre de 2018, me di cuenta de que no me había llegado el período.
Me hice una prueba en el baño de nuestra casa y lloré en los brazos de Jake cuando vi que era positivo.
Aparentemente, solo alrededor de dos mujeres de cada mil aún quedan embarazadas después de que su pareja se haya hecho una vasectomía y luché por creer que yo era una de ellas.
Cuando los niños estaban en la cama esa noche, Jake y yo hablamos sobre qué hacer, y con lágrimas en los ojos acordamos que simplemente no podíamos permitirnos otro hijo.
La diferencia de edad entre nuestro hijo menor y el recién nacido sería de poco más de dos años, lo que significaba que si seguíamos adelante con el embarazo, estarían en la guardería al mismo tiempo, lo que costaría mucho dinero.
En ese momento, estaba llegando al final de una licencia de maternidad extendida y estaba a punto de volver a trabajar a tiempo parcial.
La mensualidad que ya pagábamos para que nuestro hijo menor estuviera en la guardería era una exageración y una duplicación era insostenible.
También teníamos que ser realistas y reconocer el hecho de que las implicaciones financieras de un tercer hijo serían perjudiciales para la familia en su conjunto.
Tendríamos que sacrificar vacaciones, excursiones de un día y fiestas de cumpleaños.
Tal como estaban las cosas, ya habíamos tenido que renunciar a las vacaciones en el extranjero en favor de vacaciones en casa más baratas, y siempre buscábamos formas de reducir nuestras facturas de comestibles y los gastos generales de subsistencia.
La salud era una consideración adicional
Si volviera a sufrir la enfermedad y la depresión, y con la misma gravedad, o peor, mis hijos se quedarían con una momia que entraba y salía del hospital.
Abigail dice que también le preocupaba su salud, ya que sufrió complicaciones durante sus dos primeros embarazos
A pesar de nuestras emociones, admitimos que una terminación era la opción más amable para nuestros hijos, mi cuerpo y nuestra vida familiar. Aún así, estábamos desconsolados.
Dos días después, mi médico confirmó que tenía seis semanas de embarazo y me remitió al hospital local para un aborto.
Para entonces, comencé a sentir náuseas y estaba lidiando con el trauma de saber que no continuaría con el embarazo.
Se podría argumentar que son solo células del tamaño colectivo de un chícharo en esas primeras semanas, pero era imposible no sentir un vínculo emocional y físico con el pequeño ser que crecía dentro de mí.
Pensar en todas las mujeres que darían cualquier cosa por poder concebir solo agravó el tormento.
Sentarme en el hospital antes del aborto con el conocimiento de lo que estaba a punto de hacer fue absolutamente desgarrador.
Me administraron anestesia general y, cuando me desperté, miré a Jake y le dije: “Lo siento mucho”, antes de estallar en lágrimas.
No hubo juicio por parte del personal médico, solo amabilidad.
Mi esposo me levantó en brazos y lloré todo el camino a casa, donde luego traté de concentrarme en nuestros hijos para seguir adelante.
Las únicas personas en las que confiaba eran mis hermanos y mis padres, quienes me apoyaron mucho, pero eso no disminuyó mi angustia.
Y es por eso que estoy compartiendo nuestra historia.
Todavía hay tanto estigma asociado al aborto, lo que significa que las mujeres, y los hombres, no se sienten capaces de hablar abiertamente al respecto.
Hasta que se elimine este estigma, las mujeres seguirán luchando por perdonarse a sí mismas.
Mi propia culpa por decidir poner fin a esa pequeña vida nunca me abandonará.
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Una investigación realizada por la organización benéfica Pregnant Then Screwed en la Gran Bretaña revela que casi una de cada cinco mujeres que abortó en los últimos cinco años dijo que el costo de la manutención fue un factor importante.
(Información original publicada en The U.S. Sun)
npq
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Ciudad de México.— La Comisión de Libertad Religiosa Internacional de Estados Unidos (USCIRF) publicó su informe 2024 donde identifica a los países con la mayor persecución religiosa a nivel mundial.
El informe anual de la USCIRF sirve de base para las recomendaciones al Departamento de Estado sobre cómo abogar por la libertad religiosa en el ámbito internacional.
Esta revelación subraya la urgencia de tomar medidas para garantizar la protección de la libertad religiosa en los países afectados, en un esfuerzo por promover la tolerancia y el respeto hacia todas las creencias religiosas.
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Las sugerencias resultantes suelen traducirse en sanciones por parte de Estados Unidos contra los países infractores, presionándolos así a mejorar su tolerancia religiosa.
Los países identificados por la USCIRF como violadores de la libertad religiosa incluye este año a Afganistán, Azerbaiyán, Birmania, China, Cuba, Eritrea, India, Irán, Nicaragua, Nigeria, Corea del Norte, Pakistán, Rusia, Arabia Saudita, Tayikistán, Turkmenistán y Vietnam.
La USCIRF recomienda que estas naciones sean designadas como “países de especial preocupación” o “CPC”, una etiqueta que ha sido descrita como la “herramienta más poderosa” de Estados Unidos para abogar por la libertad religiosa.
El informe resalta la importancia de abordar la persecución religiosa en todo el mundo y destaca la necesidad de acciones concretas para proteger los derechos fundamentales de libertad de religión.
ebv
Ciudad de México.— En el marco del Día del Trabajo, la Iglesia Católica en México se une a la celebración recordando la figura ejemplar de San José Obrero, patrono de los trabajadores.
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) destacó la labor humilde y fiel de San José como carpintero en Nazaret, recordando la dignidad y el valor de todo trabajo honesto.
En un comunicado, firmado por Mons. Joel Ocampo Gorostieta, Obispo de Ciudad Altamirano y responsable de la Dimensión Episcopal de Pastoral del Trabajo, se resalta la importancia de reflexionar sobre el trabajo digno y bien remunerado en estos tiempos desafiantes y coyunturales.
Asimismo, la Iglesia recordó las palabras del Papa Francisco, quien ha enseñado que no hay peor pobreza que la que priva del trabajo y de la dignidad del mismo.
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En este sentido, el trabajo, cuando se realiza con integridad y amor, se convierte en un acto de servicio a Dios y a nuestros semejantes, contribuyendo a la construcción de un mundo más justo y fraterno.
Por ello, la Iglesia invitó a elevar plegarias por todos aquellos que buscan un empleo digno, por aquellos que enfrentan condiciones laborales precarias y por aquellos que han perdido sus medios de sustento debido a las dificultades económicas actuales.
Además, hace un llamado a que el Espíritu Santo ilumine y guíe en el camino laboral, inspirando a ser agentes de cambio y solidaridad en las comunidades y lugares de trabajo.
Asimismo, se ruega la intercesión de San José Obrero ante el trono de Dios, para que los trabajadores mexicanos puedan ser testigos vivos de su amor y misericordia en cada acción laboral que emprendan.
“Que este Día del Trabajo sea una ocasión para renovar el compromiso con la dignidad del trabajo y la construcción de un mundo más justo, fraterno y solidario:, finalizó.
ebv
Vaticano.— Durante la Audiencia General, el Papa Francisco abordó la virtud teológica de la fe, destacando su significado y su importancia en la vida cristiana.
La reflexión del Papa Francisco sobre la fe brindó inspiración y ánimo a miles de peregrinos congregados en el Aula Pablo VI del Vaticano.
El pontífice comenzó su reflexión subrayando que la fe es más que una aceptación superficial de una cultura o conjunto de valores, sino que constituye un vínculo profundo con Dios y con uno mismo.
“El Catecismo de la Iglesia Católica nos explica que la fe es el acto por el cual el ser humano se entrega libremente a Dios”, dijo el Papa Francisco.
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Explicó que la fe, junto con la caridad y la esperanza, son virtudes teologales porque sólo podemos vivirlas gracias al don de Dios. Sin ellas, podríamos tener otras virtudes morales, pero nos faltaría la visión en la oscuridad, el amor incondicional y la esperanza audaz contra toda adversidad.
El Papa subrayó que el enemigo principal de la fe es el miedo, no la inteligencia ni la razón, como a menudo se malinterpreta. Por lo tanto, enfatizó la importancia de acoger y pedir el don de la fe cada día, para que se renueve en nosotros constantemente.
Dirigiéndose a los padres cristianos, el Papa Francisco destacó la responsabilidad de pedir la fe no solo para ellos mismos, sino también para sus hijos, para que, incluso en medio de las pruebas de la vida, puedan confiar en Dios y sentir su presencia amorosa.
Finalmente, el Papa invitó a recitar una oración conjunta: “Señor, aumenta nuestra fe”. Una petición sencilla pero profunda, que resume el deseo de cada corazón cristiano de crecer en la fe y confiar cada vez más en el amor y la providencia divina.
ebv
Ciudad de México.— El Papa Francisco se reunió con el Cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo Primado de México, y el Vicario de Pastoral, Padre Álvaro Lozano Platonoff, en el marco del Encuentro Internacional de Párrocos por el Sínodo.
Durante la reunión, celebrada en un ambiente de cordialidad y camaradería, se abordaron diversos temas relacionados con las actividades llevadas a cabo en la Arquidiócesis de México.
Específicamente, se detalló al Santo Padre el curso de acción que tomará un momento crucial en las próximas semanas: la realización de la Asamblea Arquidiocesana, programada del 12 al 19 de mayo.
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El Papa Francisco participó en el encuentro con una sonrisa y un buen estado de ánimo, reflejando su interés y apoyo hacia los esfuerzos pastorales en México.
En un gesto de solidaridad y fraternidad, Aguiar Retes aprovechó la oportunidad para solicitar al Santo Padre oraciones por la salud de los obispos y sacerdotes mexicanos, resaltando la importancia del apoyo espiritual en tiempos de desafío.
Este encuentro entre el Papa Francisco y los representantes de la Arquidiócesis de México subraya la importancia del diálogo y la colaboración en el contexto de los desafíos pastorales contemporáneos.
ebv
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