Columna Invitada
Crédulos e incrédulos
Por Antonio Maza Pereda
Un serio problema político, y también social, es que muchos de nosotros ya no creemos en nadie. Bueno, esto no es del todo cierto. La mayoría de nosotros tenemos bastante bien seleccionados a quienes creemos y a quienes no creemos. Es muy raro conocer a alguien que sea absolutamente crédulo o totalmente incrédulo.
La mayoría de nosotros creemos cualquier cosa que nos diga un cierto grupo de personas, mientras que a otro grupo diferente, no le creemos absolutamente nada de lo que dice. Y tal vez haya una pequeña cantidad de prójimos a lo que les podemos creer alguna parte de lo que dicen y otra parte no. Por poner algún ejemplo muy actual: una buena parte de los votantes se creen cualquier cosa que digan los miembros de la 4T. Mientras que hay otros que no les creen absolutamente nada: si nos dicen que mañana el sol va a salir, casi seguro lo pondrán en duda. Y, por supuesto, también ocurre qué hay quienes no creen absolutamente nada a los neoliberales, a los que últimamente les han dado en decirles conservadores, mientras que hay los que les creen totalmente cualquier cosa.
Esta manera de razonar (es un decir), es la que algunos le llaman la falacia del argumento ad hominem: cuando aceptamos algún razonamiento, tomando en cuenta quién nos los dice, sin analizar a detalle la argumentación. Y, desgraciadamente, esto está ocurriendo con muchísima frecuencia.
Este fenómeno tiene muchas variantes: los que creen cualquier cosa, porque la dijo el señor presidente. O quienes creen cualquier argumento que proceda de algún comunicador famoso. Hace algunas décadas, un excelente comunicador llamado Jacobo Zabludovsky, gozaba de una gran credibilidad. Cuando había alguna discusión, el argumento de peso era: lo dijo Zabludovsky. Y ahí mismo acababa la discusión.
No faltan algunos que tienen un criterio, que ellos consideran infalible, para saber cuándo alguna argumentación es verdadera: la realidad-dicen- es aquella que coincide con sus pensamientos. Si alguien les dice algo diferente de lo que ellos piensan, ni siquiera se molestan en revisarlo: lo consideran erróneo por necesidad. Cuando lo que les dicen coincide con lo que ellos ya creen, lo consideran una verdad incontrovertible. Como decía un personaje de una caricatura que vi recientemente: “¿Cómo me pueden decir que eso es una mentira, si es lo mismo que yo estoy pensando?”.
Ahora que estamos por entrar en una de las campañas políticas más complejas en los últimos años, nos enfrentaremos con el método para lograr convencernos, a través de la repetición de frases sonoras, eslóganes y lemas bien pensados, más una gran cantidad de ataques personales. Y también de apoyos personales y soportes de influencers. Pero una gran escasez de lógica, de argumentación, de conceptos con validez demostrada.
Esta combinación de mercadotecnia política, con la mezcla de credulidad e incredulidad qué predomina, tiene por resultado que solamente se puede convencer a los que ya están convencidos. Más la actitud, de que no queremos o, peor aún, no sabemos argumentar. En nuestro sistema educativo, por desgracia, tenemos una gran deficiencia en la educación cívica, sobre todo en los aspectos de tipo político y social. Estamos lastimosamente desarmados frente a falacias de todo tipo. Y esto no se resuelve en poco más de medio año qué nos queda antes de tomar una de las decisiones más importantes que pueden tomar los votantes mexicanos.
Según lo que dice una de las escuelas más prestigiadas en aspectos empresariales, a la mayoría de los hombres y mujeres modernos, y en particular a los tomadores de decisiones, no les interesa que los formen: lo que desean es que los informen. Y puede ser que esta escuela tenga razón. Lo que nos ofrecen la mayoría de los medios, y en particular las páginas de política, es una enorme dosis de información con poco análisis, escaso criterio para validar los hechos que se nos presentan y sobre todo sus consecuencias de corto y largo plazo. Y esa combinación tiene una alta probabilidad de error.
La solución, por supuesto, sería enseñar al electorado a ubicar las diferentes falacias, aprender a distinguirlas de los razonamientos sanos y poder tomar decisiones en consecuencia. Lo cual no es fácil de llevar a cabo en las pocas semanas que nos quedan antes de las elecciones federales del 2024.
No cabe duda de que a muchos nos da temor analizar las situaciones que enfrenta el país. Temor a que nos ataquen, temor a equivocarnos y a quedar mal. Y es cierto que hay algunos que ni siquiera quieren hacer el esfuerzo: existe un grave caso de flojera para analizar. Y también es cierto que, en muchos casos, algunos quisieran hacer ese esfuerzo, pero carecen de método.
En nuestro medio existen algunos, muy pocos, cursos de análisis político. La mayoría de ellos con un enfoque totalmente descriptivo: explicando las distintas fuerzas políticas, sus plataformas públicas, sus capacidades y su historial. Pero difícilmente se incluye en esos cursos herramientas de pensamiento crítico, de análisis, de síntesis y sobre todo el entendimiento a fondo de los diferentes tipos de falacias y cómo se aplican en las distintas fuerzas políticas.
Hay una gran necesidad. ¿Estaremos los ciudadanos sin partido, el votante de a pie, el no alineado, en la capacidad de dar a conocer visiones diferentes de lo político y social, de aquellas que nos están preparando los magos de la mercadotecnia política?
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
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Columna Invitada
Ingrid, aspirante insaculada
Por Alejandra Yánez
Compañera. Amiga. Maestra. Consejera. Todo esto y más es lo que Ingrid significa para mí, al igual que un montón de personas más. La conocí en su casa, en un fin de semana, cuando se llevó a cabo una capacitación para activistas que emprendíamos la defensa del derecho a vivir, si mal no recuerdo en el año 2017. Mi esposo me acompañó y me dijo: “te espero en la sala, trataré de dormir”. El amablemente fue conmigo, pero tenía flojera y un poco de frustración. ¿Quién quiere estar un fin de semana completo encerrado en una capacitación jurídica?
Lo que ocurrió fue algo inaudito. Estábamos todos los presentes, incluidos mi esposo, sentados en una mesa tomando apuntes como locos. No queríamos parpadear, no queríamos ir al baño. Queríamos absorber cada segundo de la capacitación. Ingrid es la mujer más entretenida e interesante. Sus clases son un deleite, no quieres que termine de hablar nunca. Puedo afirmar, que es una de las personas de las que más cosas he aprendido. Y no me refiero sólo a lo jurídico, también es un ser extraordinario: es noble, caritativa, inteligentísima y tiene un natural sentido de la rectitud. Ella lo da todo.
El año pasado la acompañe varias veces a marchar junto a las compañeras de CASO 992. Aunque yo no soy una madre abandonada, entiendo el dolor de aquellas personas que sufren violencia intrafamiliar. Hace muchos años, una madre y sus tres hijos decidieron mudarse del departamento donde vivían junto al padre, para vivir en paz. Cuando se consultó con un abogado, le recomendaron a la madre que no dejara el hogar (aún se fuera con los hijos) ya que podría ser acusada de “abandono de hogar” y perder el poco patrimonio familiar que tenía. Con todo el dolor, la madre y los tres hijos recogieron las pertenencias del padre y las llevaron al nuevo inmueble, para seguir alargando la violencia y la tristeza. Yo estuve ahí. Lo vi. Y es que tiene razón Ingrid, pareciera que el concepto de abandono de hogar, por la manera en que está redactado “protege” el abandono del inmueble más no a la familia.
Hay muchas cosas que corregir. Defender a las mujeres abandonadas y a sus hijos es una causa noble, que por empatía y caridad deberíamos abrazar todas las personas. Además, las propuestas de reforma benefician tanto a las mujeres como a los hombres, ya que lo que se busca es castigar el abandono, sea efectuado por hombre o mujer. No se busca satanizar la masculinidad, porque en el colectivo hay muchos hombres. Hombres que en su momento fueron hijos abandonados. Hombres que fueron abandonados también.
Ingrid es una de las personas más geniales que he conocido en mi vida. Lo que me gusta mucho de ella es que, si te dice que va a hacer una cosa, es porque es verdad. Ella no es un pájaro nalgón, es neta. Debido a su formación y gran capacidad, ha pasado por todas las etapas del procedimiento de selección del Comité de Evaluación de la Cámara de Senadores y hoy es ASPIRANTE INSACULADA. Te ruego que reces por ella, mientras esperamos que el INE le dé su registro como candidata.
Por Alejandra Yáñez
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Columna Invitada
Aranceles y más aranceles
La semana pasada estalló uno de los retos que hemos estado comentando, el más inmediato, el que tiene consecuencias de largo plazo. El tema de los aranceles que el señor Trump está colocando a las exportaciones mexicanas y canadienses. Aranceles que aún no es muy claro si serán por producto o serán generalizados y que tienen por objeto forzar a ambos gobiernos de esos países para tomar medidas en asuntos que los Estados Unidos quieren solucionar. Por otro lado, son problemas que los EE. UU. no han podido resolver por sus propias fuerzas.
Trump supone, en todos los casos, que tanto México como Canadá podrían estar ayudando más de lo que hacen. En este momento lo que propone es un tipo de castigo. Pero estamos en la ignorancia sobre qué es lo que se está pidiendo, en concreto a México o a Canadá. En pocas palabras, están señalando qué resultados se esperan, pero no cuáles serían las medidas para lograrlo. Por ejemplo, piden mayor control de las fronteras, sin decir de qué manera se va a medir y cuáles son las acciones que se espera que estos países lleven a cabo.
En el caso de México, en particular, los dos temas fundamentales son el fentanilo y limitar la migración ilegal. No queda claro por qué México considera que imponer aranceles sea problema para nuestra soberanía o una lesión de la dignidad de nuestro país. De hecho, cualquier país tiene en cualquier momento el derecho de imponer aranceles según le convenga a su economía. Y el asunto no se resuelve pidiendo mantener un diálogo entre iguales o el respeto a la dignidad de nuestro país.
Lo cual, por otro lado, muchas veces esa no es una defensa suficiente. Es verdaderamente raro poder recordar algún caso de una nación fuerte que haya sido detenida en sus acciones contra una nación débil solamente con apelar al respeto a la soberanía del débil y a la dignidad de los pueblos. La triste realidad es que una nación débil no tiene más posibilidad que negociar todo lo que pueda, tratar de obtener la mejor opción posible, pero que finalmente la nación fuerte obtendrá la mayor parte de lo que desea. Y eso es algo sumamente difícil de evitar.
Hemos dicho que en esto tenemos una gran incógnita. ¿Qué es lo que, de fondo, está pidiendo el gobierno de Trump? En esto no nos queda más que especular, porque no se ha hecho una declaración precisa en ninguno de los dos frentes. Supongamos, por ejemplo, que la idea del señor Trump para reducir el problema del fentanilo es pedir que México extradite a un cierto grupo de personas que ellos ya tienen ubicados y que son los que de fondo manejan ese mercado. Y que tal vez entre ellos pudieran estar personas allegadas al gobierno. Claramente, en ese caso sí valdría decir que el gobierno pide que respete nuestra soberanía y que no vamos a aceptar que nos traten de esa manera. El mero hecho de pedir que haya menos fentanilo es mucho más difícil de medir y de exigir.
Por otro lado, supongamos que se quiere mejorar la situación de las empresas de Estados Unidos de tal manera que puedan ser más competitivos en su propio mercado. Y una de las quejas que se han hecho con frecuencia es que México, debido a que tenemos salarios sustancialmente más bajos que los de Estados Unidos, tenemos una competencia que ven como desleal. Y que esa diferencia está provocando cierta cantidad de desempleo en ese país.
¿Podría, por ejemplo, el gobierno de Estados Unidos pedir que las empresas exportadoras de México paguen salarios equivalentes en su poder adquisitivo al que se les paga a los trabajadores de los Estados Unidos? En tal caso, sí podría pensarse en que se tiene un piso parejo para la competencia. No es algo sencillo, pero finalmente no es algo tan difícil de medir. Y puede haber un modo de certificar que eso está ocurriendo.
Obviamente, habría empresas mexicanas que no podrían competir en esas condiciones, pero a lo mejor habría otras que seguramente lo podrían hacer. De hecho, algunas de las compañías automotrices establecidas en México son las más productivas del mundo, precisamente porque tienen mayor automatización y menor uso de personal.
De hecho, no sabemos qué es lo que efectivamente nos están pidiendo. En eso deberíamos tener alguna idea más clara. Da la impresión de que existe un protocolo secreto, que existen peticiones que no conoce el público en general y que efectivamente podrían calificarse de lesivas para nuestra soberanía, el respeto y la dignidad de los mexicanos. Sin embargo, mientras no sepamos eso, no tenemos realmente ninguna base. La noción de que todo se va a resolver con ideas como que tenemos planes A, B, C o más, no garantiza que vamos a resolver la situación.
No se ha hablado de otros problemas de fondo. Verdaderamente, tenemos que ver cuál sería el impacto en nuestra sociedad, de dónde va a financiarse el costo de crear empleos para los cinco millones de emigrantes que piensan deportar. ¿Dónde se obtendrá el dinero para la inversión en esos puestos de trabajo? Tampoco hemos hablado de cuál sería el impacto de dichas deportaciones en las remesas que recibimos de los migrantes.
Lo que necesitamos es más claridad, que tengamos mejor conocimiento de cuáles son las verdaderas exigencias de Trump para poder proponer soluciones. Los aranceles son solo el arma con la que nos amenazan para exigir ciertos resultados. La cantidad que recauden los EE. UU. mediante los aranceles, no basta para resolver el tema del fentanilo ni el de la emigración ilegal. Por otro lado, defender a México amenazando con imponer otros aranceles, no resuelve la situación. Tan es así, que el señor Trump ya dijo que, en tal caso, simplemente subirá a su vez los aranceles. Lo que no sabemos con precisión es qué Trump le está pidiendo al gobierno mexicano. Claramente, nuestro Gobierno no ha confiado en la ciudadanía para mantenernos informados. Por ello, solamente tenemos respuestas vagas. Sí, sabemos cuál es el resultado que quieren. Sabemos con qué nos están amenazando. Pero no que nos piden que hagamos.
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Columna Invitada
En Memoria de José Andrés
Con todo nuestro cariño, respeto y admiración para la familia Sandoval Romo.
Hace poco más de un año, escribí un artículo “Corazón”
(https://tinyurl.com/corazonjoseandres) en donde hablo del coraje de José Andrés, que ha sido una fuente constante de admiración. A pesar de enfrentar un enemigo tan implacable, su espíritu se mantuvo de pie. Demostrando una asombrosa capacidad para comprender la magnitud de la situación, brindando palabras de aliento y esperanza a sus padres. Dejó claro que su sabiduría y amor a Dios superan su corta edad.
Encaró pruebas que lo llevaron a explorar su interior en busca de un propósito más profundo: “La noción de un propósito superior resuena tanto en la novela como en la vida real. Esta convicción actúa como un motor de resiliencia y esperanza en medio de la adversidad. Tanto el protagonista de “Corazón” como José Andrés emprenden un viaje en búsqueda de comprensión y aceptación, con el propósito de desentrañar el significado oculto en sus desafíos, ilustra cómo el coraje y la determinación frente al cáncer dejan una profunda huella en su familia y en quienes lo rodeamos”.
Hace unos días, esta llama de luz fue llamado a ser ahora un faro de luz que seguro estoy cambiará la mente y vida de muchas personas.
Como testigo cercano de esta travesía, lo que al principio parecía inaceptable ha evolucionó con el tiempo. Las alternativas inicialmente difíciles fueron gradualmente aceptadas con amor y comprensión. Jamás hubo reclamo a Dios; por el contrario, por ello plasmo íntegras las palabras de su padre, Arturo, en la misa de su celebración vida:
“A nombre de Judith, Mariana, Luis Enrique y Arturo les agradecemos su presencia y su amor.
José Andrés nos reunió aquí hoy para despedirlo físicamente de este mundo y volver a su casa, de donde ya nos cuida e ilumina con su hermosa luz.
Partió sin sufrir, en Santa Paz y en su hogar, en el abrazo amoroso de sus hermanitos y papitos.
Celebramos su feliz vida terrenal y su felicidad divina en el cielo, donde lo recibieron con tanto amor como al nacer de su linda madre Judith, mi amada esposa, hace casi quince años.
José Andrés fue muy feliz, nos regaló su felicidad con su hermosa sonrisa, nos enseñó con su carácter y su ser: Fuerte y tierno; extrovertido prudente, que buscaba la soledad para estar solo con él; pícaro sin malicia; imponente en sus convicciones y dócil en el trato, con una madurez inexplicable a su corta edad; jovial alma vieja, con gustos totalmente de él y sin imposiciones; sincero y directo a más no poder; apoyo incondicional para sus hermanos a prueba de todos y todo, incluso ante sus padres; no juzgaba, pero no tenía ningún empacho en corregirnos; grandiosa resiliencia e incomparable valentía, donde siempre estuvo al pendiente de que no sufriéramos y estuviésemos bien a pesar de su enfermedad, una personalidad avasalladora… y muy guapo.
No hubo un sólo momento donde José Andrés no contara con los cuidados y amor de sus papás, hermanos, abuelas, primos, tíos de sangre y de la vida, amigos; tampoco del personal médico, operativo y administrativo del HIES y externos, quienes siempre le ofrecieron su atención profesional, cercana y bondadosa. A todos ellos nuestro eterno agradecimiento.
La vida nos enfrenta a tormentas inesperadas, el cáncer que sufrió José Andrés fue la nuestra. Agradecemos a nuestro Señor Jesucristo que siempre estuvo en nuestra barca, y nos dio la fortaleza para soportarla, y enseñarnos que se puede encontrar la felicidad aún en el sufrimiento.
José Andrés, te entregamos a Dios, que siempre fue, es y será tu dueño. Él nos dio el regalo y el privilegio de protegerte aquí en la tierra, y de vivir a tu lado.
Gracias José Andrés, te amamos y sigues aquí, en nuestros corazones”.
Antes la pregunta era “¿por qué?”, ahora, con una fe inquebrantable, la pregunta que nos hacemos es “¿para qué?”, por qué todos sabemos que Dios tiene otros planes, que son como siempre, mayores a nosotros mismos y para José Andrés, han sido enormes y todos le ayudaremos a cumplirlos.
Dios te recibe y nos bendice a través de ti.
Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en Gestión Integral de Riesgos y Seguros. Creador de Memovember, Cubo de la Resiliencia y Promotor del Bambú.
incide.guillermo@gmail.com
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Columna Invitada
¿Cómo marchan por la vida en los Estados Unidos?
Por Alejandra Yáñez
En 1973, el Tribunal Supremo (o Suprema Corte) de los Estados Unidos emitió una sentencia, conocida como Roe vs. Wade, por la cual se impuso el aborto como política nacional. Los estados se vieron obligados a permitir ese procedimiento, sin necesidad de una reforma a sus leyes locales. Por esta razón, el 22 de enero de 1974 se organizó una marcha para defender el derecho a vivir de quienes no podían defenderse. El lema era: “Poner fin al aborto uniendo, educando y movilizando a las personas pro-vida en la plaza pública” Como la sentencia no fue revocada, la marcha se instituyó como un evento anual, con el objetivo de protestar pacíficamente y visibilizar la dignidad del nasciturus y su madre.
52 años después, millones de activistas, grupos religiosos de distintas denominaciones y movimientos juveniles siguen participan activamente, buscando promover una cultura de VIDA. El lema actual es no sólo hacer del aborto un acto humano ilegal, sino también un acto IMPENSABLE. La marcha siempre se ha hecho en enero, a pesar del frío, la nieve y el granizo. La convicción está por encima de las condiciones climáticas. Desde el monumento a Washington, se recorren varias calles, se camina frente al Capitolio y se termina el recorrido en las escaleras de la Suprema Corte.
La marcha por la vida en Washington ha llegado a tener más de seiscientos mil participantes por evento. Este año se anticipaba una participación de 150 mil personas, ya que muchos ciudadanos creen que con la reciente revocación de Roe vs. Wade el trabajo de la defensa de la vida se había terminado. Gran error. A pesar de que el aborto ya no es una imposición del gobierno federal, los abortos se siguen efectuando y siguen incrementando. Esto es porque el aborto no se prohibió, simplemente se regresó a los estados la facultad de prohibirlo o regularlo. Algunos estados lo han prohibido, otros lo han restringido y algunos, como Arizona, lo han legalizado completamente en todo momento de la gestación.
Por esta razón los grupos provida han modificado la estrategia: una marcha nacional y una marcha local en todos y cada uno de los estados de la unión americana. Este 2025 ya tienen organizadas 17 marchas estatales.
Es interesantísimo ver cómo trabajan en ese país. Para empezar, la marcha está organizada por una junta directiva, que se encarga de conseguir patrocinios, tramitar los permisos, posicionar la marcha en medios de comunicación e invitar a todos los grupos de buena voluntad. Hacen una cena gala para informar los avances y los retos a futuro. Muchas personas se involucran e invitan a personas de distintos ámbitos en las vocerías. Hay pastores, sacerdotes, políticos, líderes estudiantiles y activistas. Cada año cambian los rostros, pero no los objetivos. Este año fueron oradores una campeona de surf, el vicepresidente de los Estados Unidos, un reverendo luterano, un grupo musical, un diputado, varios activistas, líderes de movimientos estudiantiles y un sobreviviente de un aborto inducido, quien hoy ya es adulto.
En México, tenemos que MEJORAR la estrategia de la defensa del derecho a vivir. Se deben unificar las dos marchas, necesitamos abrir las vocerías a distintos sectores de la sociedad y definitivamente tenemos que desarrollar una cultura de donación y compromiso. Si todos tiramos a la misma portería, solo nos faltaría definir el “cómo”. No lograremos prohibir el aborto, lo que sí podemos hacer es que pocas personas lo quieran practicar. Por las mujeres y los niños, debemos trabajar mejor.
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
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