Columna Invitada
La Presidenta
Por Antonio Maza Pereda
La precampaña a la presidencia para el período 2024- 2030 se ha puesto interesante por el hecho, ciertamente inédito, de tener dos precandidatas con las mayores probabilidades para ser quien presida el Poder Ejecutivo de nuestro País.
Probablemente, lo más importante es que el hecho de ser mujeres no fue el tema de las discusiones que las llevaron a esas posiciones. En un país tan machista como México, esto es realmente extraordinario. Recordemos los casos de Cecilia Soto, Josefina Vázquez Mota y Margarita Zavala, quienes estuvieron nominadas como candidatas a la Presidencia y en cuyos casos se dio esta discusión: ”¿Verdaderamente está México preparado para tener una presidencia femenina?” Y el tema fue discutido muy ampliamente. No fue el caso de estas precandidatas. En esto podemos ver un avance en la madurez política de nuestro país.
Claramente, una vez tomada la decisión de la administración actual y su oposición más relevante, han empezado las discusiones y los señalamientos. Que si la doctora Sheinbaum es un títere de Andrés Manuel, que si la ingeniera Xóchitl Gálvez lo será de Claudio X. González. Y en ambos casos se está suponiendo que ellas son incapaces de tener iniciativa propia, que ambas serán manipuladas por varones y que no podemos esperar de ellas un liderazgo fuerte. O sea que el aparente avance en la aceptación de las mujeres gobernantes es puesto en duda. Posiblemente con el propósito de captar el voto machista. O dividir el voto opositor.
Nuestro País es uno de los que, en todo el mundo, llegó más tarde a la aceptación del voto femenino. La clase política, dominada en aquella época por los sectores jacobinos, se negaba a aceptar el voto de la mujer, con el argumento de que ellas eran fácilmente manipulables por el clero y que eso les daría un gran poder a los curas. No fue hasta mediados de los cincuenta del siglo XX que, finalmente, se les concedió el voto. En la práctica, con el famoso “techo de cristal “que todavía padecemos en muchas organizaciones públicas y privadas. Es decir, un obstáculo invisible que no permite a las mujeres acceder a los máximos niveles de decisión.
Este “techo de cristal” aparentemente se ha roto, aunque se siga poniendo en duda la capacidad de las mujeres en el campo político. Y qué bueno que se haya roto: dar el voto a la mujer, pero sin permitirles el acceso a los más altos niveles de responsabilidad, no deja de tener algo de simulación.
Por lo pronto, estas acusaciones a las precandidatas de ser fácilmente manipulables, de tener una gran debilidad en cuestiones delicadas de gobierno, están siendo usadas como un arma mediática. Las experiencias en otros países, confiando el poder ejecutivo a mujeres, ha demostrado que no existe tal debilidad. Solo por mencionar dos casos relativamente recientes, Golda Meir y Margaret Thatcher, quienes gobernaron con una gran fortaleza e incluso condujeron a sus países durante guerras extranjeras, cómo fue el caso de la guerra de las Malvinas, con Margaret Thatcher, apodada “la dama de hierro”, y el de Golda Meir, qué condujo a su nación durante la “Guerra del Yom Kipur”, que estableció la situación actual de Israel en el Medio Oriente.
¿Será verdaderamente efectiva una mujer presidenta? Claramente, depende de la Sociedad, del electorado. Los votantes, tanto masculinos como femeninos, ¿tendrán la confianza en que una de ellas conduzca al país de manera igual o mejor que los varones? La pregunta no es ociosa. Y en particular habrá que ver si las mujeres tendrán la confianza para elegir a otras mujeres. Porque es claro que en esto no necesariamente se da una conciencia de clase. Se dice, y hay algo de razón, que son muchas mujeres las que contribuyen gustosamente a sostener al patriarcado.
Ojalá podamos sacudirnos estas costumbres, estos criterios que tanto daño le han hecho al país. Necesitamos incluir a todos los sectores de la Sociedad en la toma de decisiones, y con mayor razón al sector que es mayoritario y que puede aportar puntos de vista muy valiosos a nuestra vida pública.
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
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Columna Invitada
Star Wars: la mezcla entre pasado y futuro
En Star Wars, vemos cómo la saga juega continuamente con conceptos de pasado y futuro.
Por: Ignacio Anaya
Hace poco se estrenó la serie de Ahsoka y, como buen fan de Star Wars, no podía perdérmela, estuviera buena o no. Sin caer en spoilers, en el tercer capítulo ocurre una persecución de naves espaciales y algo peculiar llamó mi atención: los vehículos tenían el diseño de aviones de la Segunda Guerra Mundial, pero, en lugar de volar en el cielo, se encontraban en el espacio. Eso, junto con unos láseres, fue suficiente para brindar al espectador esa dosis de ciencia ficción que espera de la saga.
En Star Wars, vemos cómo la saga juega continuamente con conceptos de pasado y futuro. Aunque la historia se sitúa en “una galaxia muy, muy lejana” y comienza con las palabras “Hace mucho tiempo…”, presenta una visión futurista con tecnologías avanzadas, sistemas políticos complejos y una amplia variedad de especies interconectadas. Desde ese momento, deja claro algo: el tiempo de la saga es mítico, no cronológico. En este sentido, Star Wars muestra un futuro que es al mismo tiempo pasado.
Es aún más interesante el hecho de que la saga comenzó en una historia con un pasado mítico, pero que luego se volvió crucial para comprender la trama posteriormente. ¿Eran necesarias las precuelas? No lo menciono en cuanto a su calidad; me considero parte de la generación que creció con ellas y, personalmente, es mi periodo favorito del universo de Star Wars. Lo que quiero destacar es cómo su existencia reconfiguró, en cierta medida, la manera de entender la saga. En las películas originales había menciones a una guerra de los clones; la Fuerza y los Jedi son un mito y la historia de Anakin Skywalker se encuentra fragmentada. Todo se revela con la aparición de las precuelas, décadas después.
¿Necesitamos saber qué pasó para tener una comprensión profunda? En la medida en que ese universo existe y es comprensible, siempre querremos estar al corriente. Ya sea conscientemente o no, los seguidores de la saga lo saben; por eso, cuando que hay una oportunidad de ver algo nuevo, lo hacemos… y luego llegan las críticas.
Ahora bien, como sucede con muchas narrativas, es difícil escapar del pasado o resistir el impulso de representarlo. Sin esa representación Star Wars no sería el producto final que conocemos. Al principio, mencioné el ejemplo de las naves en la serie de Ahsoka, pero es solo uno de muchos donde se observan elementos similares. En una entrevista con la revista Times el 29 de abril de 2002, un entrevistador preguntó a George Lucas por qué las mujeres en las películas tenían peinados peculiares, haciendo una obvia referencia a la princesa Leia. Lucas respondió: “En la película de 1977 (Una nueva esperanza), trabajé arduamente para crear algo distinto, fuera de la moda. Por eso, opté por un look revolucionario femenino al estilo Pancho Villa, que es lo que es. Los moños básicamente provienen del México de principios de siglo. Luego tuvo tanto éxito que se convirtió en algo icónico. En la nueva trilogía, se aplicó la misma lógica: intentar hacer algo atemporal.”
Además de mostrar la influencia mexicana en la saga, resulta interesante el comentario sobre el uso de estilos del pasado que se sienten atemporales. En una historia con una narrativa situada en un futuro que, al mismo tiempo, es pasado, los juegos temporales propician el anacronismo como estética de ese universo.
Esta combinación entre lo familiar (referencias históricas y culturales) y lo desconocido (tecnologías futuristas) podría interpretarse como nuestra incapacidad para anclarnos por completo en el pasado o proyectarnos plenamente hacia el futuro. Vivimos en un presente perpetuo, donde nuestras percepciones del tiempo y el espacio están en constante cambio. Star Wars, a pesar de su ambientación en “una galaxia muy, muy lejana”, capta este sentimiento al desdibujar las líneas lo que es pasado, presente y futuro.
George Lucas, consciente o inconscientemente, toca una fibra profunda al combinar lo familiar con lo extraño. Al optar por estilos “atemporales”, crea un universo en el que las categorías tradicionales de tiempo se desvanecen. La saga no es solo una obra de ciencia ficción, sino también una reflexión sobre la naturaleza del tiempo, la historia y la identidad. A través de ella, podemos analizar cómo entendemos y nos relacionamos con nuestro pasado y futuro, y de que manera esas percepciones influyen en nuestra experiencia del presente.
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Columna Invitada
Candidata
Por Antonio Maza Pereda
Antes de lo esperado, pero como era el resultado que muchos creían que ocurriría, la ingeniera Xóchitl Gálvez resultó ser la candidata del Frente Amplio por México. Se logra lo que en el pasado se llamaba un candidato de unidad de la oposición. Al parecer, más de lo mismo.
Pero hay un aspecto muy importante. Se le da continuidad a una asociación de los tres partidos de oposición más importantes del país, el PRI, el PAN y el PRD, pero con la diferencia importante de que ahora no solo se le da cabida a la ciudadanía, sino que además la triunfadora no viene de los partidos.
Se logra un pacto de civilidad entre partidos con ideologías relativamente diferentes, y al mismo tiempo se vence la desconfianza mutua entre la casta política tradicional y los ciudadanos organizados en distintas instituciones, que no necesariamente tienen una intención política. Esta inclusión de la sociedad civil de alguna manera queda reflejada por qué la candidata triunfadora, aunque ha sido propuesta para distintas posiciones por el Partido Acción Nacional, es percibida por la ciudadanía como alguien que no forma parte la típica casta política: una profesional exitosa, empresaria con el mérito de haber partido de su posición indígena y de clase social muy modesta hasta lograr una carrera universitaria, con cuyos conocimientos construye una empresa rentable. Algo totalmente diverso de lo que nos presentan los políticos tradicionales.
El Frente logra vencer una serie de dificultades, aparentemente difíciles de remontar: los intereses de los partidos, qué se juegan el registro que les permiten acceso a fondos sumamente importantes, las ambiciones personales de sus integrantes y también sus diferencias ideológicas que son aparentemente insalvables. Haber logrado esta asociación no es poca cosa. También es un logro haber creado un método de selección, claramente perfectible, qué finalmente no se pudo llevar hasta las últimas consecuencias, pero qué permite a estos partidos y a los participantes de la sociedad, llegar a una solución aceptable para todos.
Hay quienes señalan como un mal resultado el que no se haya podido concluir hasta las últimas consecuencias el procedimiento que se había propuesto para elegir el candidato. No cabe duda de que hizo falta tener mejor organización, sobre todo en las votaciones ciudadanas. Que no es cosa fácil: el Instituto Nacional Electoral nos ha acostumbrado a que las elecciones ocurran con mínimas fallas, pero hay que reconocer que esto no es nada sencillo. Les falta mucho a nuestros partidos para lograr la capacidad para tener lo que algunos le han llamado las elecciones primarias. Pero para ser una primera vez en que se intenta un acuerdo de esta magnitud, los resultados son bastante buenos. Sobre todo, pensando a que la clase política está acostumbrada al icónico ”dedazo”.
En mi opinión de “ciudadano de a pie”, “sin poder”, me parece que debería haberse tenido más cuidado en el trato a Beatriz paredes. La impresión es qué se le impuso una solución y que no se tomó en cuenta sus méritos. En la carta donde acepta el resultado que de alguna manera le impone su partido, deja ver su desagrado porque el procedimiento se llevó a cabo con criterios mercadológicos. En esto tiene razón. Ojalá se pueda encontrar un modo de recuperar y aprovechar sus capacidades para diseñar e implementar las políticas más relevantes del país.
Y sería muy importante qué esto se extienda a todos los candidatos que compitieron por este puesto, incluso aquellos que no pasaron a la ronda de los foros. No es momento de profundizar en las divisiones, sino el de contribuir a crear soluciones de largo plazo y sobre todo para solidificar el papel relevante que debe tener la sociedad civil en estos casos. Si hoy les une el tratar de descarrilar el proyecto de la 4T, habría que cuestionarse, en caso de que logren derrotarlos, si la unión qué han logrado ahora, se podría sostener si la 4T dejara de ser un factor importante.
Es importante construir unidad hacia el futuro, mejorar los métodos de elección y consulta de los candidatos, hacer institucional el papel de los grupos ciudadanos no políticos y concentrarse en soluciones con un amplio apoyo, de largo plazo y qué resuelvan los temas qué la 4T puso en la palestra. Porque si no se resuelven los problemas que hicieron que una parte importante de la ciudadanía apoyará a la 4T, a futuro seguiremos cayendo en situaciones que son las que menos les convienen a nuestro país.
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
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