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Opinión

Tal Cual | ¿Se agudizará la crisis migrante en 2019?

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El 2019 inició con malos augurios para el fenómeno migratorio en Centroamérica, México y obviamente el destino final Estados Unidos. Esta semana Donald Trump estará en la frontera con México, previsiblemente en McAllen, Texas. 

Ahí insistirá en la construcción del muro fronterizo, de metal, de cemento, de lo que sea, con tal continuar con su eje rector de su discurso contra los migrantes. Tratará de azuzar y polarizar aún más a los ciudadanos estadounidenses en contra de los mexicanos y centroamericanos. 

En Tijuana, epicentro del éxodo migrante, la situación cada vez se agrava más a pesar del discurso optimista de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, de que en la primera semana de actual gobierno se resolvió la “crisis migratoria” que se vive esa ciudad fronteriza. 

Días después sus dichos asesinaron en Tijuana a dos migrantes hondureños, menores de edad. Uno más, también menor, sobrevivió al ataque del cual fueron víctimas de delincuentes que los intentaban asaltar. Fue un asunto de delincuencia común, pero lo grave hablar anticipada y optimistamente cuando no hay protección suficiente ni para los niños migrantes. 

En este contexto de polarización y criminalización de los migrantes, al alcalde de Tijuana, Juan Manuel Gastelum, caricatura de Donald Trump, un juez federal le ordenó abstenerse de hacer declaraciones públicas que transmitan un mensaje negativo en contra de los migrantes centroamericanos que se encuentran en aquella ciudad. 

Los migrantes centroamericanos que se encuentran en el albergue “El Barretal” de Tijuana, relata en sus crónicas el periodista Atahualpa Garibay, a más de 100 días de haber iniciado este periplo migratorio saben que a pesar de estar a unos metros de la frontera con Estados Unidos, su futuro es incierto, muy difícil, sin dinero, por el recrudecimiento de la vigilancia fronteriza y el discurso de odio hacia ellos por parte de Donald Trump. 

Otras víctimas de esta crisis que apenas inicia, que no se ha solucionado en 15 minutos, son los dos menores centroamericanos que cruzaron por la frontera de México, que fueron separados de sus padres por la Patrulla Fronteriza y que murieron por una presunta negligencia médica en centros de detención en Estados Unidos. 

A respecto, una investigación de NBC News reveló que en los últimos dos años, el periodo en que Donald Trump ha sido presidente, 22 inmigrantes, de nacionalidades mexicana, centroamericanos y hasta vietnamitas  han muerto en de centros de detención del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés). De ellos, algunos eran menores de edad. Incluso unos eran residentes legales que llegaron como refugiados o estudiantes, otros eran solicitantes de asilo. 

En este contexto, se avizoran nuevas caravanas de centroamericanos hacia México que buscan el llamado “sueño americano”. Algunos dicen que están financiados por el propio gobierno de Donald Trump para con ello presionar a los demócratas en la Cámara de Representantes a que aprueben recursos para la construcción del muro. 

El nuevo gobierno mexicano encabezado por Andrés Manuel López Obrador tiene enfrente un reto mayúsculo. Debe pasar de ser el policía fronterizo en que convirtió Enrique Peña Nieto al Instituto Nacional de Migración y a las fuerzas federales a una instancia de privilegie la protección de los derechos humanos de los centroamericanos. 

O como advirtió el ex director de La Jornada, Carlos Payán, cuando en diciembre pasado, frente a López Obrador, recibió la Medalla “Belisario Domínguez” y puso que ejemplo de Turquía, que se ha convertido en el gendarme de las fronteras de Europa e impide que los inmigrantes pasen al otro lado. “No debemos permitir que México cumpla ese ruin papel con Estados Unidos”. 

Con información de el portal de migrantes www.theexodo.com 



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Columna Invitada

Oportunidades y retos en México y Estados Unidos

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La importancia de la capacitación laboral y profesional en un contexto de transformación global.

En un escenario global caracterizado por la demanda creciente de mano de obra especializada, México enfrenta un momento crucial para transformar sus retos en áreas de oportunidad.

La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos ha traído consigo una serie de políticas migratorias que limitan el acceso al mercado laboral estadounidense para trabajadores extranjeros, a pesar de la necesidad de personal calificado en sectores como el transporte y los semiconductores.

Mientras tanto, en México, la presidenta Claudia Sheinbaum ha presentado el Plan México: Estrategia Nacional de Industrialización y Prosperidad Compartida, con metas ambiciosas como generar 1.5 millones de empleos y capacitar a 150 mil profesionistas y técnicos anuales en sectores estratégicos. En este contexto, la capacitación en competencias laborales y la actualización profesional se presentan como herramientas esenciales para enfrentar los retos y aprovechar las oportunidades de esta nueva era.

El Plan México: Una hoja de ruta para el desarrollo

El Plan México busca potenciar el contenido nacional y regional en sectores estratégicos, incrementar el valor agregado en las cadenas productivas y fomentar la creación de empleos bien remunerados. Para ello, se ha implementado el Decreto de Estímulos Fiscales Plan México, que promueve la inversión, la innovación tecnológica y la capacitación técnica, destacando:

  1. Deducción inmediata para inversiones en bienes nuevos de activo fijo.
  2. Deducción adicional del 25% para gastos en capacitación técnica e innovación tecnológica.
  3. Apoyo prioritario a las MIPYMES con hasta mil millones de pesos asignados a proyectos de capacitación.

Estas medidas tienen el potencial de posicionar a México como un líder en la integración regional del continente y en la atracción de inversiones extranjeras, al tiempo que refuerzan la competitividad del capital humano nacional.

El papel de las alianzas estratégicas en la capacitación

En este entorno, INCIDE como Colegio Multidisciplinario y ubicado en Sonora, se erige como un actor clave en la transformación del panorama laboral. Con nuestra plataforma, planta académica y alianzas estratégicas con instituciones y empresas, INCIDE ofrece programas de capacitación alineados con las necesidades del mercado. Estas iniciativas no solo fortalecen las competencias laborales de los profesionistas, sino que también generan conexiones valiosas para facilitar su inserción en cadenas de valor locales y globales.

Convirtiendo retos en oportunidades

La demanda de mente de obra especializada en Estados Unidos, especialmente en sectores como construcción, energía y los semiconductores, representa una oportunidad para los profesionistas mexicanos. La capacitación continua y la educación dual permiten que los trabajadores y profesionistas adquieran habilidades técnicas y blandas que les otorgan una ventaja competitiva en el mercado internacional. Además, las inversiones en infraestructura y tecnología promovidas por el Decreto de Estímulos Fiscales crean un entorno propicio para la innovación y el desarrollo.

Beneficios sociales y económicos de la capacitación

La capacitación laboral tiene un impacto directo en la mejora de la calidad de vida de las personas y en el fortalecimiento de la economía nacional. La creación y promoción de alineación de empleos bien remunerados y el acceso a programas de educación continua contribuyen a reducir la desigualdad social.

Además, el desarrollo de cadenas de valor locales impulsa la economía regional y mejora la competitividad de las PYMES.

Conclusión

El contexto actual representa un momento histórico para México y su fuerza laboral y profesional. La implementación de estrategias como el Plan México y el fortalecimiento de alianzas estratégicas son fundamentales para convertir los retos globales en oportunidades locales. En este sentido, nuestro colegio, se posiciona como un aliado indispensable en la capacitación de profesionistas y técnicos, contribuyendo así al desarrollo sostenible y a la prosperidad compartida del país.

Ahora, más que nunca, invertir en la formación de capital humano es la clave para asegurar un futuro competitivo y equitativo. Y esta vez, el aprovechamiento de esta oportunidad de progreso, no depende tanto del gobierno y sus políticas, sino de los individuos y sus ganas de acceder a un mejor estrato social y profesional.

Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en Gestión Integral de Riesgos y Seguros. Creador de Memovember, Cubo de la Resiliencia y Promotor del Bambú.
incide.guillermo@gmail.com

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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Felipe Monroy

Trump es, sobre todo, un síntoma

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Han pasado los primeros 20 días del año y ya se ha marcado la pauta del ejercicio del poder en los grandes temas que se anticipan a nivel sociocultural el resto de la década: las nuevas identidades nacionalistas, los nuevos modelos económicos, la nueva apuesta integrista frente a los conflictos y una renovada retórica propagandística que han hallado una inmensa cantidad de simpatizantes por una sola razón: asfixia.

El modelo ideológico neoliberal, global, hiper garantista e hiper regulatorio que se erigió a finales del siglo pasado y que alcanzó casi todas las actividades humanas entró en varias crisis desde el 2001. Las más relevantes sucedieron en materia de seguridad doméstica e internacional por el uso de la guerra como herramienta de mercado; en el ahondamiento de la desigualdad derivado de la protección y desarrollo de oligopolios financieros; en la disolución de la identidad personal, familiar y del bien comunitario por el patrocinio de un desenfrenado consumismo individualista y de autorrealización egoísta; y finalmente en los conflictos político-sociales causados por sistemas ‘democráticos’ hiper regulados y mecanismos de justicia elitistas que impidieron la auténtica representación de los pueblos en las decisiones de sus gobernantes.

En cada crisis, el modelo fue defendido mediante malabares políticos, económicos e ideológicos; por ejemplo: infames acuerdos y presiones diplomáticas para mantener guerras internacionales debido a amenazas inexistentes; complejos fraudes electorales ‘legalizados’ a través de exquisitas burocracias falsamente apartidistas pero alineadas a intereses ajenos al pueblo; reiterados rescates de especuladores bancarios mediante la transferencia de sus deudas a ciudadanos y la reorientación de apoyos financieros del Estado a megacorporaciones; y el patrocinio de políticas de reconfiguración ideológica que incidieron desde la educación y el lenguaje hasta los marcos legales y de libertad presionando mediante agresivas agendas de interés aquellas nuevas convenciones culturales que, en la vida natural de los pueblos, podrían tardar varias décadas.

Sin embargo, ha dicho bien Trump: se trata de una etapa “en decadencia” que ya no puede mantener el poder hegemónico que gozó hace sólo un par de décadas y que ha encontrado sus derrotas tanto en la irrupción de personajes periféricos en el poder popular (muchas democracias dieron vuelcos radicales con la elección de líderes políticos antisistema) como en el refrescante avance de los modelos mixtos político-económicos distantes del endiosamiento neoliberal. Aquel modelo, congestionado y asfixiante, ha sido justo el sustrato en el que síntomas como Trump pueden expresarse con tanta potencia y confianza por parte de sus partidarios.

Sin duda, varios de los personajes icónicos de este viraje radical, han alcanzado poder y notoriedad gracias a su particular forma de comunicar, por mantener una postura política simple y determinada (a menudo más simplista que sencilla), por sus retóricas directas y exaltadas de ‘rescate’ nacionalista o de defensa de los valores tradicionales del pueblo, y por la convergencia de los muchos ‘parias’ y ‘excluidos’ del sistema precedente.

Es precisamente por ello que causa fascinación y angustia el refrendo de que este viraje esté intensamente respaldado por una buena porción del pueblo y que revela, en el fondo, una necesidad sociocultural abandonada durante décadas. Lo que ahora quizá está en la mente de esos liderazgos es pasar de enunciar la filosofía “que se expresa en fórmulas” a aquella que se afirma a través de las acciones; bien dice la máxima: “La fórmula tiene un valor, pero sólo la acción se contrapone a la inercia”.

Quizá desde esta perspectiva se podrán comprender las decisiones de gobierno que se tomen en esta ‘Segunda etapa de Trump’ (más definitoria que la primera) respecto a temas como la violencia, los carteles, las drogas y las armas; la migración, las deportaciones, los derechos humanos y la dignidad social; la economía de perspectiva nacional y los mercados prioritarios; la redefinición de las fronteras de libertad y los nuevos espacios de confrontación discursiva en los servicios omnímodos de los titanes mediáticos; las nuevas relaciones de poder entre el ejecutivo, el legislativo y el judicial; la reconfiguración de los modelos educativos y laborales por la revolución tecnológica; y las nuevas perspectivas sobre la libertad de pensamiento, conciencia y religión aderezada por integrismos autorreferenciales.

La histórica alternancia y sucesión democrática en los Estados Unidos parece garantizar que el segundo mandato de Trump sólo durará cuatro años; pero quizá su estilo y marcos doctrinales, no. Otros países han demostrado que la sucesión en el poder no implica una renuncia a los grandes principios y valores del cambio necesario; y quizá esa sensación refleja la posibilidad de que, esperar que todo ‘vuelva a lo normal’, quizá no sea suficiente.

*Director VCNoticias.com @monroyfelipe

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Columna Invitada

Seven: Un Incendio de Película

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Reflexiones sobre la Falta de Resiliencia del Gobierno de California

Ante la reciente tragedia en California, es imposible no solidarizarnos con quienes han perdido tanto en este devastador incendio. Estos eventos nos recuerdan la fragilidad de nuestras sociedades frente a los desastres que pudieron preverse y la necesidad urgente de fortalecer nuestra resiliencia. Aunque es evidente que la falta de preparación y previsión contribuyó a agravar las consecuencias, es justo reconocer el esfuerzo titánico que las autoridades están realizando al brindar ayuda oportuna.

California ha sido escenario recurrente de desastres: incendios forestales, sequías extremas y sismos. Sin embargo, más allá de la falta de recursos, el verdadero problema se encuentra en la falta de acción y previsión por parte de su gobierno y sociedad en su conjunto. A pesar de su enorme riqueza y avances tecnológicos, el estado sigue siendo un ejemplo paradigmático de lo que ocurre cuando la indolencia, la soberbia y la negligencia sistémica se imponen sobre la resiliencia y la preparación.

  1. Avaricia: El Desarrollo sin Conciencia

California, el estado con la economía más grande de los Estados Unidos, ha sido víctima de su propia avaricia. La obsesión por maximizar ganancias ha llevado a una urbanización desmesurada y una sobreexplotación de los recursos naturales. El deseo de crecimiento ha eclipsado la necesidad de garantizar infraestructuras resilientes que protejan a las comunidades de los riesgos expuestos y conocidos. Mientras se destinaban miles de millones a megaproyectos tecnológicos y de infraestructura de alto impacto, se ignoraban las advertencias sobre la vulnerabilidad de ciertas zonas del estado. En lugar de invertir en la adaptación de sus infraestructuras a las realidades cambiantes del clima, se optó por la construcción incontrolada, creando más riesgos que soluciones.

  1. Soberbia: La Arrogancia de la Invulnerabilidad

Alimentado por su riqueza, su innovación tecnológica y su estatus de líder en sostenibilidad, llevó a un sentido falso de invulnerabilidad. Las autoridades estatales creyeron que, debido a su nivel de desarrollo, nada podría quebrantar su resiliencia frente a desastres. Sin embargo, esta arrogancia institucional resultó ser su talón de Aquiles. A pesar de la abundancia de información sobre riesgos y vulnerabilidades, las autoridades no tomaron las acciones necesarias para preparar adecuadamente a la población ni ajustar los códigos de construcción (sobre todo seguir permitiendo construcciones de madera) o desarrollo urbano ante la realidad. La realidad superó a la ficción.

  1. Pereza: La Negligencia ante los Riesgos Anunciados y Recurrentes

California mostró una pereza institucional alarmante. La planificación de medidas preventivas y la implementación de políticas de mitigación fueron insuficientes, incluso cuando las señales de advertencia eran claras. Los planes de contingencia fueron desestimados, los sistemas de alerta insuficientes y, lo peor de todo, la ciudadanía no fue adecuadamente educada sobre cómo reaccionar ante los riesgos.

  1. Gula: El Consumo Desmedido de Recursos

La gula se manifiesta en el agotamiento sin medida de los recursos naturales. California ha sido un modelo de desarrollo económico, pero también un ejemplo de consumo desmedido. La sobreexplotación de sus recursos hídricos, la urbanización descontrolada en zonas vulnerables y la eliminación de barreras naturales, como bosques y humedales, han creado un caldo de cultivo perfecto para los desastres. Este modelo de desarrollo insostenible ha contribuido de manera significativa a la fragilidad del estado frente a los desastres.

  1. Envidia: La Competencia por el Progreso a Cualquier Costo

En su afán por ser la región más avanzada y la más innovadora, se ha alimentado una envidia competitiva que ha llevado a decisiones a corto plazo que sacrifican la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos. La carrera por destacarse a nivel global ha llevado a un crecimiento urbano sin considerar la adaptabilidad de las infraestructuras a los riesgos naturales, sin preocuparse por las necesidades estructurales de las comunidades vulnerables y no por su economía, sino por sus sistemas constructivos.

  1. Ira: La Desconexión Social y la Desatención a las Comunidades Vulnerables

La ira institucional se ha manifestado en el desprecio por las comunidades vulnerables (y no necesariamente marginadas económicamente) y la falta de atención a las voces que alertaban sobre los riesgos. Durante años fueron ignoradas en términos de medidas preventivas y políticas de resiliencia. Mientras los grandes proyectos recibían atención, las comunidades expuestas a los mayores riesgos fueron desatendidas. Este desprecio por el equilibrio social y el mal manejo de los conflictos ha incrementado la desigualdad y el costo humano de los desastres.

  1. Lujuria: El Espejismo del Progreso Vacío

La lujuria por el progreso llevó a un crecimiento urbano desmesurado y a una desconexión total con las necesidades reales de las personas. En lugar de construir ciudades resilientes y sostenibles, se priorizó la expansión a toda costa, sin considerar las amenazas del entorno natural o al menos la creación de acciones que mitigaran el daño al que estaban expuestos. La obsesión por el avance rápido y el desarrollo sin límites creó un espejismo de progreso que, al final, resultó ser vacío e insostenible. Las ciudades crecieron sin pensar en los riesgos inherentes, y los habitantes, desinformados y desprotegidos, fueron los más afectados por la tragedia, esperemos los seguros dan cabal cumplimiento a las pérdidas económicas y materiales y el gobierno empiece una reconstrucción inmediata, pero no con madera.

Conclusión: La Realidad Supera la Ficción

Lo ocurrido en California es un recordatorio brutal de que, incluso en las sociedades más avanzadas, la falta de previsión y la acumulación de estos “pecados capitales” pueden conducir a una tragedia que, aunque parezca sacada de una película, es más real de lo que nos gustaría admitir. El gobierno de California y sus habitantes, ya que no todo te lo tiene que decir el gobierno, es decir, el sentido común o al menos hacer caso a tantas y tantas películas de diversos desastres que alertan a la sociedad que esos riesgos están presentes, al igual que los personajes de Seven, se encuentran atrapados en un guion preestablecido, incapaz de romper el ciclo de errores y negligencias.

En este contexto, es fundamental no solo reflexionar sobre las condiciones que llevaron a esta tragedia, sino también aprender de ellas para construir un futuro más resiliente y sostenible. Aplaudimos la solidaridad mostrada por las autoridades mexicanas y la comunidad internacional, que han respondido con prontitud y eficacia para mitigar el sufrimiento de los afectados. Estas acciones deben servir de inspiración para redoblar los esfuerzos en la planificación y prevención de riesgos, evitando que tragedias como esta se conviertan en un ciclo recurrente. La verdadera fortaleza radica en transformar el dolor en aprendizaje y el apoyo en acciones concretas hacia un cambio duradero.

Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en Gestión Integral de Riesgos y Seguros. Creador de Memovember, Cubo de la Resiliencia y Promotor del Bambú.
incide.guillermo@gmail.com

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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Observatorios ciudadanos

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En estas páginas se han propuesto, como medio de participación apartidista de la ciudadanía, crear observatorios de la acción del gobierno y de las situaciones de nuestra Sociedad.

Hay ventajas al crear observatorios. No requieren de un gran número de miembros, como lo requeriría un partido. Pueden establecerse muy rápidamente y empezar con un grupo relativamente pequeño de participantes, debidamente cualificados para lo que se está haciendo, con un costo relativamente bajo, porque no se requiere tener una estructura importante como la podrían tener algunos organismos gubernamentales.

Pueden empezar en pequeño y ser fácilmente escalables; hacerlos crecer conforme se va desarrollando el tema. Y también establecerlos por área. Por poner un ejemplo: un observatorio de la situación económica, podría empezar con un observatorio de los precios del aguacate. Algo relativamente fácil de llevar a cabo con un grupo relativamente limitado de personas. Después, irlo escalando conforme se va aumentando el número de participantes, llevarlo a otras áreas donde se puede hacer la misma observación sin un costo sustancialmente mayor. Por ejemplo, el precio de los limones.

Hay que considerar que los observatorios reflejan la opinión pública. Aquí habría que hacer una distinción. Estamos hablando de auténtica opinión pública. Hoy en día se habla de que los medios, los periódicos, las cadenas de televisión, son opinión pública. La realidad es que no siempre la reflejan, Y por ello se habla que no es información pública, sino la información publicada. Que es algo muy diferente. Esta es fácilmente manipulable y, de hecho, puede responder a las ideas o a intereses de quienes publican.

Mientras que, en un observatorio ciudadano, tenemos una opinión pública que es más difícil de manipular. Aunque también hay que considerar que, si la oposición puede crear este tipo de observatorios, también el gobierno puede crear los suyos y salir con el argumento de que “tienen otros datos”.

Habría que definir el alcance de estos observatorios. Y tener una idea de que es necesario validar tanto el contenido, como su independencia. Lo que uno esperaría es que fuera el propio público el que validara lo que se está publicando. Y hay que generar también un esquema para ello.

Ya se han comentado aquí algunos temas de observación. Sin pretender ser exhaustivo, estas son otras posibilidades:

• Mortalidad y morbilidad de diferentes padecimientos. Entendiendo la morbilidad como la frecuencia con la que ocurre un padecimiento en la población, y la mortalidad por la posibilidad de morir, una vez que uno adquiere la enfermedad.
• Abasto de medicamentos, tanto al sector público como al privado. Que tan frecuentemente se encuentra escasez de determinados medicamentos, como ocurrió durante la pandemia, en la que fue muy visible una reducción importante de los medicamentos y de la atención para los niños con cáncer.
• Retrasos en las citas, para poder acceder a los servicios de salud de segundo o de tercer nivel.
• Cómo cambia la esperanza de vida. Conocer las opiniones sobre las razones por las cuales esto ocurre y medir la cantidad de enfermedades prevenibles que se están dando.
• Educación, tanto pública como privada. ¿Qué tan disponible está para el público en general, así como la calidad de la enseñanza que el alumnado recibe?
• La empleabilidad de los egresados de los distintos niveles, visto desde el ángulo de los empleadores, cuál es la necesidad de cursos remediales, para poner en condiciones de llevar a cabo un empleo en los que están siendo contratados.
• Remuneración, tanto de los docentes como de los egresados.
• Derechos humanos: ¿cuántos hechos denunciados han requerido de llevar a cabo protestas o manifestaciones para lograr ser atendidos por los funcionarios públicos que tienen la obligación de resolverlos? ¿Qué tanto las recomendaciones de derechos humanos, pueden hacerse obligatorias para el gobernante?

Lo importante es tener conciencia de asuntos que requieren de una observación del ciudadano, para poder validar la acción del gobernante. Es de esperar que los gobiernos no acepten este tipo de vigilancia, porque están buscando la gobernabilidad y, para la clase política, esta procede de que no los cuestionen. De manera que es muy difícil lograr que un gobierno pueda hacer este tipo de observación de modo imparcial. La validación de los observatorios ciudadanos, entonces, debería darse por la propia ciudadanía.

Siempre habrá discrepancias con los gobiernos cuando se establezcan observatorios. Ahí está precisamente la demostración de que son necesarios. Y nos urge tener, verdaderamente, otro tipo de información que la que el gobierno nos permite conocer.

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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